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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 74-

LOS ÁNGELES DURANTE LA PASIÓN Y MUERTE DE CRISTO-parte 5-

LA CRUCIFICCION DE CRISTO-parte 1-

El Hijo de Dios fue entregado al pueblo para ser crucificado. Cargaron sobre El la pesada cruz…pero Jesús se desvaneció por la carga.  Entonces encontraron…un hombre que, aunque no había profesado abiertamente su fe en Cristo, no obstante creía en El.  Cargaron sobre él la cruz, y él la llevó hasta su destino fatal.  Compañías de ángeles estaban formadas en el aire sobre el lugar. (SG)

¿Quiénes presenciaron esta escena? El universo celestial, Dios el Padre, Satanás y sus ángeles. (BE & ST)

Ángeles celestiales…escuchaban las mofas y burlas. Gozosamente hubieran roto filas para acercarse al Hijo de Dios en su humillación y angustia corporal, pero no se les permitió. (MR)

“A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar”, era la burla lanzada sobre Cristo durante la agonía de su muerte en la cruz.  En cualquier momento podría haberse salvado a sí mismo y descendido de la cruz.  Pero si lo hubiera hecho, el mundo hubiese quedado bajo el control del gran apóstata.  Los ángeles se admiraban de que Jesús no sellase con la muerte los labios de sus escarnecedores.  (The Youth Instructor)

Entre aquellos que se burlaban de Cristo mientras pendía de la cruz, se encontraban Satanás y sus ángeles personificados. Satanás era el que llenaba sus bocas de maldiciones viles; él inspiraba sus burlas. (MR)

Los principados y las potestades de las tinieblas estaban reunidos alrededor de la cruz.  El gran apóstata sin manifestarse abiertamente, dirigía a su hueste que, a su vez, se ligaba con seres humanos en su lucha contra Dios. (ST)

Cristo luchó con el poder de Satanás, quien declaraba que tenía a Cristo en su poder, que era superior en fuerza al Hijo de Dios, que el Padre había negado a su Hijo y que ya no gozaba del favor de Dios más que el mismo.

Cristo no cedió en el menor grado al enemigo que lo torturaba, ni aún en su más acerba angustia.  Rodeaban al Hijo de Dios legiones de ángeles malos, mientras que a  los santos ángeles se les ordenaba que no rompiesen filas ni se empeñasen en lucha contra el enemigo que le tentaba y vilipendiaba. 

A los ángeles celestiales no se les permitió ayudar al angustiado espíritu del Hijo de Dios.  Fue en aquella terrible hora de tinieblas, en que el rostro de su Padre se ocultó mientras le rodeaban legiones de malos ángeles y los pecados del mundo estaban sobre El, cuando sus labios profirieron estas palabras: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado” (Mateo 27:46).  (JT 231-232)

Las tinieblas que cubrían la tierra a la hora de la crucifixión, escondían compañías enteras de agentes celestiales, y la tierra se sacudía ante la marcha de los ejércitos del cielo.  Las rocas se partían, y por tres horas la tierra se cubrió de una oscuridad impenetrable.  La naturaleza, con su oscuro manto, quería esconder los sufrimientos del Hijo de Dios. (MR)

Continúa en parte 75

 

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 73-

LOS ÁNGELES DURANTE LA PASIÓN Y MUERTE DE CRISTO-parte 4-

ANTE PILATO

Los hombres estaban poseídos de un espíritu satánico cuando decidieron que preferían a Barrabás, un ladrón y asesino, en lugar del Hijo de Dios.  El poder demoníaco triunfó sobre la humanidad.  Legiones de ángeles malignos tomaron completo control de los hombres, y en respuesta a la pregunta de Pilato acerca de quién deseaban ellos que soltase, bramaron:

“Fuera con éste, suéltanos a Barrabás”.  Cuando Pilato nuevamente expresó su preocupación de que hacer con Jesús, el griterío aumentó, diciendo: “¡Crucifícale! ¡Crucifícale!” Al ceder el control a las agencias demoníacas, los hombres tomaron su posición del lado del gran apóstata.

Los mundos  no caídos miraban la escena con asombro, incapaces de comprender la degradación que el pecado había traído.  Legiones de malos ángeles controlaban a los príncipes y sacerdotes, y mediante ellos, daban voz a las sugerencias de Satanás para que, ofreciendo soborno y falsedad, tentaran al pueblo y lo persuadieran a rechazar al Hijo de Dios y a elegir un ladrón y asesino en su lugar.

 ¡Qué escena para que Dios y los ángeles presenciaran! El unigénito Hijo de Dios, la Majestad del cielo, el Rey de gloria, burlado, insultado, rechazado y crucificado por aquellos a quienes había venido a salvar, quienes se habían entregado al control de Satanás. (RH)

Los ángeles que estaban presenciando la escena notaron las convicciones de Pilato, y registraron su simpatía por Jesús.

Satanás y sus ángeles tentaban a Pilato y trataban de llevarlo a su propia ruina.  Le sugirieron que si él no tomaba la decisión de condenar a Jesús, otros lo harían. (SG)

Aún entonces no se le dejó actuar a Pilato ciegamente. Un mensaje de Dios le amonestó acerca del acto que estaba por cometer. En respuesta a la oración de Cristo, la esposa de Pilato había sido visitada por un ángel del cielo, y en un sueño había visto al Salvador y conversado con El. Le vio juzgado en un tribunal. 

Vio las manos estrechamente ligadas como las manos de un criminal. Vio a Herodes y sus soldados realizando su impía obra. Oyó a los sacerdotes y príncipes, llenos de envidia y malicia, acusándole furiosamente.  Oyó las palabras: “Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir”

Vio a Pilato entregar a Jesús para ser azotado, después de haber declarado: “Yo no hallo en él ningún crimen”.  Oyó la condenación pronunciada por Pilato, y le vio entregar a Cristo a sus homicidas. Vio la cruz levantada en el Calvario. Vio la tierra envuelta en tinieblas y oyó el misterioso clamor: “Consumado es”.

Mientras Pilato vacilaba en cuanto a lo que debía hacer, un mensajero se abrió paso a través de la muchedumbre y le entregó la carta de su esposa que decía: “No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él” (Mateo 27:19).

El rostro de Pilato palideció.  Le confundían sus propias emociones en conflicto.  Pero mientras postergaba la acción, los sacerdotes y príncipes inflamaban aún más los ánimos del pueblo.

Pilato anhelaba librar a Jesús. Pero vio que no podía hacerlo y conservar su puesto y sus honores. Antes que perder su poder mundanal, prefirió sacrificar una vida inocente.

Pilato cedió a las exigencias de la turba.  Antes que arriesgarse a perder su puesto entregó a Jesús para que fuese crucificado. (DTG-680-681,687)

LA CRUCIFICCION DE CRISTO

Continúa en parte 74

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 72-

LOS ÁNGELES DURANTE LA PASIÓN Y MUERTE DE CRISTO-parte 3-

LOS ÁNGELES EN GETSEMANÍ-parte 2-

Cristo se podría haber librado. Cuando pronunció las palabras “Yo soy”. Fue difícil para los ángeles soportar la escena.  Hubieran querido libertar a Jesús…Jesús sabia que los ángeles estaban presenciando su humillación…Sabia que el más débil de los ángeles podía dejar sin fuerzas a la turba, y liberarlo.  (SG)

Los discípulos habían pensado que su Maestro no se dejaría prender. Se quedaron chasqueados e indignados al ver sacar las cuerdas para atar las manos de Aquel a quien amaban. En su ira Pedro sacó impulsivamente su espada  y trató de defender a su Maestro, pero no logró sino cortar una oreja del siervo del sumo sacerdote. 

Cuando Jesús vio lo que había hecho, libró sus manos y diciendo: “Basta ya; dejad” tocó la oreja herida, y ésta quedó inmediatamente sana.  Dijo luego a Pedro: “Vuelve tu espada a su lugar ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?” (Mat.26:52-53)

Cuando estas palabras fueron dichas, el rostro de los ángeles se animó. Deseaban en ese preciso momento rodear a su Comandante y dispersar la turba enfurecida.  Pero otra vez la tristeza los embargó cuando Jesús agregó: “¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?” (Mat.26:54).  Los corazones de los discípulos también se sumieron en desesperación y amargo desengaño cuando vieron a Jesús llevado cautivo por la turba. (SG)

ANTE LA CORTE DE ANAS Y CAIFAS

Cristo iba a ser juzgado formalmente ante el Sanedrín; pero se le sometió a un juicio preliminar delante de Anás. Cuando el concilio se hubo congregado en la sala del tribunal. Caifás tomó asiento como presidente.  Al mirar Caifás al preso, le embargó la admiración por su porte noble y digno.

Todo el cielo presenció el tratamiento cruel dado a Cristo.  En las terribles escenas de su juicio, Dios mostró al universo celestial el espíritu que se manifiesta en aquellos que no están dispuestos a obedecer su ley

Fue difícil para los ángeles soportar la escena.  Hubieran querido libertar a Jesús. Allí estaba Jesús, manso y humilde, delante de la multitud enfurecida que abusaba de El. Le escupían el rostro; ese rostro del que un día intentarán en vano esconderse; rostro que da luz a la ciudad de Dios y brilla más que el sol. El mansamente levantaba su mano y se limpiaba, sin siquiera echar una mirada furiosa sobre sus ofensores.

Le cubrían con un viejo manto y, mientras cegaban sus ojos, le abofeteaban el rostro diciendo: “Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó” (Mat.26:68).  Entre los ángeles había conmoción; hubieran ido a su rescate inmediatamente, pero el ángel en comando no se los permitió.  (SG)

ANTE PILATO

Continúa en parte 73

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 71-

LOS ÁNGELES DURANTE LA PASIÓN Y MUERTE DE CRISTO-parte 2-

LOS ÁNGELES EN GETSEMANÍ-parte 1-

El universo celestial había mirado con intenso interés la entera vida de Cristo; cada paso desde el pesebre hasta esta terrible escena. ¡Y qué escena para ser  presenciada por miles de miles de ángeles, y por querubines y serafines! (ST)

Los ángeles se cernían sobre el lugar (Getsemaní) para presenciar la escena. (SG)

Vieron al Hijo de Dios, su amado Comandante, en su agonía sobrehumana, aparentemente muriendo en el campo de batalla por salvar a un mundo perdido.  Todo el cielo escuchó la oración de Cristo.

En la agonía de su alma, tres veces sus labios exclamaron: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú”. Todo el cielo estaba convulsionado.  Veían a su Señor rodeado por legiones de fuerzas satánicas, y su naturaleza humana estremecida por un pavor misterioso.  (ST)

Los ángeles, que habían estado a las órdenes de Cristo en el cielo, estaban ansiosos por confortarlo; pero esta angustia sobrepasaba su comprensión; ellos nunca habían sentido el peso de los pecados del mundo. Sólo podían mirar con asombro al Ser a quien adoraban, sujeto a una tristeza inexpresable. Aunque los discípulos fracasaron en brindar apoyo a su Señor en la hora más terrible de su conflicto, todo el cielo simpatizó con El, y esperó los resultados con intenso interés. (The Present Truth)

Tres veces el ruego por liberación había brotado de sus labios. El cielo, no pudiendo soportar más la escena, había enviado un mensajero de consolación al postrado Hijo de Dios que desmayaba y moría por causa de la culpa acumulada del mundo. (PT)

En la suprema crisis, cuando el corazón y el alma se quebraban bajo el peso del pecado, Gabriel fue  enviado a fortalecer al divino Sufriente, y animarlo a avanzar por el sendero manchado de sangre. (ST)

En esta terrible crisis, cuando todo estaba en juego, cuando la copa misteriosa temblaba en la mano del Doliente, los cielos se abrieron, una luz resplandeció en medio de la tempestuosa oscuridad de esa hora critica, y el poderoso ángel que está en la presencia de Dios ocupando el lugar del cual cayó Satanás, vino al lado de Cristo.  No vino para quitar de su mano la copa. Sino para fortalecerle a fin de que pudiese beberla, asegurado del amor de su Padre.

Los discípulos estaban dormidos, mirándolos tristemente, dijo: “Dormid ya, y descansad.  He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores”.

Aún mientras decía estas palabras, oía los pasos de la turba que le buscaba, y añadió: “Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega” (Mateo 26:36-46)

No se veían en Jesús las huellas de su reciente agonía cuando se dirigió al encuentro del traidor. “¿A quien buscáis?” Contestaron: “A Jesús nazareno”. Jesús respondió: “Yo Soy” (Juan 18:4-5).

Continúa en parte 72

 

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 70-

LOS ÁNGELES Y LOS DEMONIOS DURANTE EL MINISTERIO DE CRISTO-parte 5

ÁNGELES MALIGNOS PRESENTES ENTRE LA AUDIENCIA DE CRISTO

Mezclándose con sus oyentes, había ángeles (malos) que inducían a los hombres a hacer sugestiones, criticas, aplicaban falsamente y tergiversaban las palabras del Salvador.

Cristo era el instructor en las asambleas de estos ángeles, antes de que cayeran de su alto estado. (MS)

LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO

Cristo podría haber ordenado a la piedra que se apartase. Podría haber ordenado a los ángeles que estaban a su lado que la sacasen.  A su orden, manos invisibles habrían removido la piedra.  Pero había de ser sacada por manos humanas.  Así Cristo quería mostrar que la humanidad ha de cooperar con la divinidad. No se pide al poder divino que haga lo que el poder humano puede hacer. (DTG-492)

JESÚS ACOSADO DE CIUDAD EN CIUDAD DURANTE SU MINISTERIO

Jesús fue seguido de ciudad en ciudad durante su ministerio.  Sacerdotes y gobernantes lo acosaban, tergiversando sus labores y su misión.  A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.  Los ángeles presenciaban cada paso del conflicto y se maravillaban de las estratagemas de Satanás contra el divino Hijo de Dios.  Aquel que había seguido a Jesús en poder y gloria en el cielo, había caído tan bajo, que se dedicaba a influir en las mentes de los hombres para que siguieran los pasos de Cristo de ciudad en ciudad. (ST)

En más de una ocasión (Jesús) habría sido muerto, si los ángeles  del cielo no hubiesen intervenido preservando su vida, hasta que el caso del pueblo judío como nación fuera decidido.  (RH)

LOS ÁNGELES DURANTE LA PASIÓN Y MUERTE DE CRISTO-parte 1-

JESÚS Y SUS DISCÍPULOS EN GETSEMANÍ

En compañía de sus discípulos, el Salvador se encaminó lentamente hacia el huerto de Getsemaní.  Al acercarse al huerto, los discípulos notaron el cambio de ánimo en su Maestro.  Nunca antes le habían visto tan triste y callado. Mientras avanzaba, esta extraña tristeza se iba ahondando. Cerca de la entrada del huerto, Jesús dejó a todos sus discípulos, menos tres, rogándoles que orasen por sí mismos y por El.  Acompañado de Pedro, Santiago y Juan, entró en los lugares más retirados.

“Quedaos aquí, –dijo-  y velad conmigo”.

Fue a corta distancia, y cayó postrado. Sentía que el pecado le estaba separando de su Padre.  La sima era tan ancha, negra y profunda que su espíritu se estremecía ante ella.

Sintiendo quebrantada su unidad con el Padre, temía que su naturaleza humana no pudiese soportar el venidero conflicto con las potestades de las tinieblas,

En el desierto de la tentación, había estado en juego el destino de la raza humana.  Cristo había vencido entonces. Ahora el tentador había acudido a la última y terrible lucha, para la cual se había estado preparando durante los tres años del ministerio de Cristo.  Para él todo estaba en juego. 

Si fracasaba aquí, perdía su esperanza de dominio; los reinos del mundo llegarían a ser finalmente de Cristo; él mismo sería derribado y desechado. Pero si podía vencer a Cristo, la tierra llegaría a ser el reino de Satanás, y la familia humana estaría para siempre en su poder.  Frente a las consecuencias posibles del conflicto, embargaba el alma de Cristo el temor de quedar separada de Dios.  Satanás le decía que si se hacía garante de un mundo pecaminoso, la separación sería eterna.

Satanás presentaba al Redentor una situación en sus rasgos más duros: el pueblo que pretende estar por encima de todos los demás en ventajas temporales y espirituales te ha rechazado. Uno de tus propios discípulos te traicionará. Todos te abandonarán.

De sus labios, brota el amargo clamor: “Padre mío, si es posible, pase de mi esta copa”.  Pero aún entonces añade: “Pero no sea como yo quiero, sino como tú” (DTG-636-638)

LOS ÁNGELES EN GETSEMANÍ

Continúa en parte 71

 

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 69-

LOS ÁNGELES Y LOS DEMONIOS DURANTE EL MINISTERIO DE CRISTO-parte 4

SANAMIENTO DEL MUCHACHO ENDEMONIADO

Fue traído el muchacho y, al posarse los ojos del Salvador sobre él, el espíritu malo lo arrojó al suelo en convulsiones de agonía. Se revolcaba y echaba espuma por la boca, hendiendo el aire con clamores pavorosos.

El Príncipe de la vida y el príncipe de las potestades de las tinieblas habían vuelto a encontrarse en el campo de batalla. Invisibles, los ángeles de luz y las huestes de los malos ángeles se cernían cerca del lugar para contemplar el conflicto. Por un momento, Jesús permitió al mal espíritu que manifestase su poder, a fin de que los espectadores comprendiesen el libramiento que se iba a producir. 

Jesús se volvió hacia el enfermo y dijo: “Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él” (Mar.9:25).  Se oyó un clamor y se produjo una lucha intensísima.  El demonio, al salir, parecía estar por quitar la vida a su víctima.  Luego el mancebo quedó acostado sin movimiento y aparentemente sin vida. La multitud murmuró: “Está muerto”.  Pero Jesús le tomó de la mano y, alzándole, le presentó en perfecta sanidad mental y corporal a su padre.  El padre y el hijo alabaron el nombre de su libertador.  (DTG-395-396)

JESÚS ES ACUSADO DE ESTAR POSEIDO POR EL DEMONIO

“Yo soy el buen pastor; –declaro Jesús- el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11).  Estas palabras, dichas ante una gran congregación, produjeron una profunda impresión en los corazones de muchos de los presentes.  Los escribas y fariseos se llenaron de celos al ver que muchos lo recibían favorablemente.  Mientras El se presentaba como el “Buen Pastor”, los fariseos decían: “Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís? Otros, en cambio, distinguiendo en El al verdadero pastor decían:

“Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?» Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación.  Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón.  Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.  Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí…Yo y el Padre uno somos”.

Los judíos comprendieron el significado de sus palabras y tomaron piedras para apedrearlo. Jesús, mirándolos calmadamente, les preguntó: “Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?” (Juan 10:20-32).

Cristo, la Majestad del cielo, se mantuvo calmo y seguro como Dios frente a sus adversarios. Sabía que fuerzas invisibles, legiones de ángeles lo rodeaban, y que una sola palabra de sus labios hubiera sido suficiente para detener a la multitud si alguno osaba arrojarle una sola piedra. (ST)

Aunque Cristo daba evidencias de su divino poder, sus enseñanzas no eran aceptadas sin interrupción.  Los dirigentes buscaban ponerlo en ridículo ante el pueblo.  Intentaban estorbarlo para que sus ideas y doctrinas no pudieran ser explicadas en forma ordenada.

Pero la luz brillaba en las mentes de centenares de personas.  Entonces cuando los dirigentes veían que las palabras poderosas de Cristo maravillaban a la gente, se enfurecían y lo acusaban, diciendo: “¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio?” (Juan 8:48)

La furia de los judíos no tuvo límites, y se prepararon para apedrearle.  Pero los ángeles de Dios, invisibles a los seres humanos, lo tomaron y llevaron fuera de la asamblea. (ST).

ÁNGELES MALIGNOS PRESENTES ENTRE LA AUDIENCIA DE CRISTO

Continúa en parte 70

 

 

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 68-

LOS ÁNGELES Y LOS DEMONIOS DURANTE EL MINISTERIO DE CRISTO-parte 3

EL ENDEMONIADO EN LA SINAGOGA DE CAPERNAUN

Mientras estaba Jesús en la sinagoga, hablando del reino que había venido a establecer y de su misión de libertad a los cautivos de Satanás, fue interrumpido por un grito de terror.  Un loco se lanzó hacia delante de entre la gente, clamando: “Déjanos; ¿qué tienes  con nosotros Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios” (Lucas 4:34).

Todo quedó entonces en confusión y alarma. La atención de desvió a Cristo, y la gente ya no oyó sus palabras.  Tal era el propósito de Satanás al conducir su víctima a la sinagoga.  Pero Jesús reprendió al demonio, diciendo: “Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándolo en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno” (Lucas 4:35).

La mente de este pobre doliente había sido oscurecida por Satanás, pero en presencia del Salvador un rayo de luz había atravesado las tinieblas. Se sintió incitado a desear estar libre del dominio de Satanás; pero el demonio resistió al poder de Cristo.  Cuando el hombre trató de pedir auxilio a Jesús, el mal espíritu puso en su boca las palabras, y el endemoniado clamó con la agonía del temor.

Comprendía parcialmente que se hallaba en presencia de Uno que podía librarle; pero cuando trató de ponerse al alcance de esa mano poderosa, otra voluntad lo retuvo; las palabras de otro fueron pronunciadas por su medio.  Era terrible el conflicto entre el poder de Satanás y su propio deseo de libertad.  Pero el Salvador habló con autoridad, y libertó al cautivo. (DTG-220-221)

EL SANAMIENTO DEL SIERVO DEL CENTURION

El centurión vio, con el ojo de la fe, que los ángeles de Dios estaban alrededor de Jesús, y que éste podía comisionar a un ángel para acercarse al sufriente.  Creía que sus palabras podían penetrar la habitación del siervo y sanarlo. (RH)

LOS ENDEMONIADOS DE GADARA

Por la mañana temprano, el Salvador y sus compañeros llegaron a la orilla.  Desde algún escondedero entre las tumbas, dos locos echaron a correr hacia ellos como si quisieran despedazarlos. De sus cuerpos colgaban trozos de cadenas que habían roto al escapar de sus prisiones. Los discípulos huyeron aterrorizados; pero al rato notaron que Jesús no estaba con ellos. 

Jesús con autoridad ordenó a los espíritus inmundos que saliesen.  Sus palabras penetraron las oscurecidas mentes de los desafortunados. Cayeron a los pies del Salvador para adorarle; pero los demonios hablaron por medio  de ellos clamando: “¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” (Mateo 8:29).

En la ladera de una montaña no muy distante pacía una gran piara de cerdos.  Los demonios pidieron que se les permitiese entrar en ellos, y Jesús se lo concedió.

Mientras tanto, un cambio maravilloso se había verificado en los endemoniados.  Había amanecido en sus mentes. Sus rostros, durante tanto tiempo deformados a la imagen de Satanás, se volvieron repentinamente benignos, y con alegría alabaron a Dios por su liberación. (DTG-304-305)

SANAMIENTO DEL MUCHACHO ENDEMONIADO

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 67-

LOS ÁNGELES Y LOS DEMONIOS DURANTE EL MINISTERIO DE CRISTO-parte 2

RECHAZO EN NAZARET

Durante su niñez y juventud, Jesús había adorado entre sus hermanos en la sinagoga de Nazaret.  Desde que iniciara su ministerio, había estado ausente, pero ellos ignoraban lo que le había acontecido.  Cuando volvió a aparecer entre ellos, su interés y expectativa se avivaron en sumo grado.

Cuando un rabino estaba presente en la sinagoga, se esperaba que diese el sermón, y cualquier israelita podía hacer la lectura de los profetas.  En ese sábado, se pidió a Jesús que tomase parte en el culto.  “Se levantó a leer.  Y se le dio el libro del profeta Isaías” (Lucas 4:16-17).

Jesús estaba delante de la gente como exponente vivo de las profecías concernientes a El mismo. Explicando las palabras que había leído, habló del Mesías como del que había de aliviar a los oprimidos, libertar a los cautivos, sanar a los afligidos, devolver la vista a los ciegos y revelar al mundo la luz de la verdad.  Mientras sus corazones estaban movidos por el Espíritu Santo, respondieron con ferviente amenes y alabaron al Señor. (DTG-203-204)

Tras las  palabras de Cristo, el Espíritu obró tan poderosamente en los corazones de los que estaban presentes en la sinagoga, que respondieron en forma positiva a las palabras que procedían de sus labios.  Se produjo un cambio en esa congregación.  Cuando la divinidad de Cristo apareció a través de su humanidad, el discernimiento espiritual de los presentes fue reavivado. Pero allí estaba Satanás para despertar dudas, orgullo e incredulidad. (ST)

Cuando Jesús anunció: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”, se sintieron inducidos a pensar en sí mismos y en los asertos de quien les dirigía la palabra.

¿Quién es este Jesús?,  preguntaron. Aunque su vida había sido intachable, no querían creer que fuese el Prometido.

Al abrir la puerta a la duda, sus corazones se fueron endureciendo tanto más.  Satanás estaba decidido a que los ojos ciegos no fuesen abiertos, ni libertadas las almas de la esclavitud. Ahora despreciaban la fe que al principio les inspiraba.  No querían admitir que Aquel que había surgido de la pobreza y la humildad fuese otra cosa que un hombre común.  (DTG-204-206)

Ángeles de luz estaban en aquella asamblea, mirando con intenso interés la hora de la decisión.  También estaban allí los ángeles de Satanás para sugerir dudas y despertar el prejuicio…

La incredulidad produce malicia.  Que un hombre de baja estirpe y nacido de la pobreza se atreviera a reprobarlos, llenó los corazones de los nazarenos de odio y locura.  Se produjo una gran confusión; la gente tomó a Jesús y lo echó de la sinagoga y de su ciudad. (ST)

Todos parecían estar decididos a destruirlo.  Lo llevaron hasta el  borde de un precipicio con el fin de despeñarlo. Las maldiciones y los gritos llenaban el aire, y algunos le arrojaban polvo y piedras.  Ángeles de Dios lo tomaron de en medio de la multitud y preservaron su vida. 

Estos mensajeros celestiales habían estado presentes en la sinagoga mientras les hablaba, y lo acompañaron mientras era empujado y maltratado por los incrédulos y furiosos judíos.  Los ángeles cegaron los ojos de la multitud enloquecida y llevaron a Jesús a un lugar seguro. (SP)

EL ENDEMONIADO EN LA SINAGOGA DE CAPERNAUN

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 66-

LOS ÁNGELES EN EL BAUTISMO DE CRISTO Y DURANTE SU EXPERIENCIA EN EL DESIERTO-parte 3-

ÁNGELES DEL CIELO PRESENCIARON LAS TENTACIONES DE CRISTO

Aparentemente, Cristo estaba solo frente a Satanás en el desierto de la tentación. Pero no lo estaba, los ángeles lo rodeaban. De la misma  manera, los ángeles de Dios son enviados a servir a aquellos que están bajo los más fieros asaltos del enemigo. (MR-180-).

Todo el cielo presenció el conflicto entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas.  Los ángeles estaban listos para intervenir a favor de Cristo, si Satanás hubiese traspuesto los límites prescriptos (BE & ST).

Estas fueron tentaciones reales, no simuladas. Cristo “padeció siendo tentado” (Hebreos 2:18). El tremendo esfuerzo había dejado a Cristo como muerto. “Y he aquí vinieron ángeles y le servían” (Mateo 4:11).  El enemigo fue vencido.

Habiendo Satanás acabado sus tentaciones, se apartó de Jesús por una temporada.  Los ángeles sirvieron a Jesús de comer en el desierto, lo fortalecieron, y la bendición de su Padre reposó sobre El. (Primeros Escritos-158-)

DESPUÉS DE LAS TENTACIONES

Después que Satanás fracasó en su intento de vencer a Cristo en el desierto, combinó sus fuerzas para que se opusiesen a su ministerio y si fuese posible estorbasen su obra. Apenas se retiró del conflicto en el desierto, tuvo concilio con sus ángeles y maduró sus planes de cegar aún más la mente del pueblo judío, a fin de que no reconociese a su Redentor.  Iba a inducirlos a rechazar a Cristo y a hacerle la vida tan amarga como fuese posible, esperando desalentarlo en su misión. (DTG-175-176)

LOS ÁNGELES Y LOS DEMONIOS DURANTE EL MINISTERIO DE CRISTO

LA POSESION DEMONIACA EN LOS DÍAS DE CRISTO –parte 1-

El período del ministerio personal de Cristo entre los hombres fue el tiempo de mayor actividad para las fuerzas del reino de las tinieblas. Durante siglos, Satanás y sus malos ángeles habían procurado dominar los cuerpos y las almas de los hombres, imponiéndoles el pecado y el sufrimiento. (DTG-222)

Cuando Cristo comenzó su ministerio el engaño del pecado había llegado a su culminación. Habían sido puestos en operación todos los medios para depravar las almas de los hombres. Los agentes satánicos estaban incorporados con los hombres. 

Los cuerpos de los seres humanos, hechos para ser morada de Dios, habían llegado a ser habitación de demonios.  Los sentidos, los nervios, las pasiones, los órganos de los hombres, eran movidos por agentes sobrenaturales en la complacencia de la concupiscencia más vil.  La misma estampa de los demonios estaba grabada en los rostros de los hombres.

Satanás se regocijaba de que había logrado degradar la imagen de Dios en la humanidad.  Entonces vino Jesús a restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor.  Vino para expulsar a los demonios que habían dominado la voluntad.  Vino para levantarnos del polvo, para rehacer según el modelo divino el carácter que había sido mancillado, para hermosearlo con su propia gloria. (DTG-27-28)

En el Nuevo Testamento se establece claramente que los hombres podían ser poseídos por los demonios. Las personas así afligidas no sufrían simplemente de una enfermedad producida por causas naturales.  Cristo sabía perfectamente con quien estaba tratando y reconocía la presencia directa de los malos espíritus. (SP-432-)

Satanás y sus ángeles estaban muy ocupados durante el ministerio de Cristo, tratando de producir odio, incredulidad y desprecio. (SG-36)

RECHAZO EN NAZARET

Continúa en parte 67

 

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 65-

LOS ÁNGELES EN EL BAUTISMO DE CRISTO Y DURANTE SU EXPERIENCIA EN EL DESIERTO-parte 2-

EL BAUTISMO DE CRISTO-parte 2-

La mirada del Salvador parece penetrar el cielo mientras vuelca los anhelos de su alma en oración.  Bien sabe El como el pecado endureció los corazones de los hombres, y cuán difícil les será discernir su misión y aceptar el don de la salvación.  Intercede ante el Padre a fin de obtener poder para vencer su incredulidad, para romper las ligaduras con que Satanás los encadenó, y para vencer en su favor al destructor.  Pide el testimonio de que Dios acepta la humanidad en la persona de su Hijo. 

Nunca antes habían escuchado los ángeles semejante oración. Ellos anhelaban llevar a su amado Comandante un mensaje de seguridad y consuelo.  Pero el Padre mismo contestará la petición de su Hijo.  Salen directamente del trono los rayos de su gloria. Los cielos se abren, y sobre la cabeza del Salvador desciende una forma de paloma de la luz más pura, emblema adecuado del Manso y Humilde. De los cielos abiertos, se oyó una voz que decía: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17).   (DTG-86)

El Señor había prometido dar a Juan una señal para que pudiese saber quién era el Mesías. Ahora, al salir Jesús del agua, la señal prometida fue dada; vio los cielos abiertos, y al Espíritu de Dios, como una paloma sobrevolando sobre Cristo. Entonces, una voz del cielo dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.

En ocasión del bautismo del Salvador, Satanás se hallaba entre los testigos. Vio la gloria del Padre que descansaba sobre su Hijo.  Oyó la voz de Jehová atestiguar la divinidad de Jesús. Desde el pecado de Adán, la especie humana había estado privada de la comunión directa con Dios, el trato entre el cielo y la tierra se había realizado por medio de Cristo; pero ahora que Jesús había venido “en semejanza de carne de pecado” (Romanos 8:3), el Padre mismo habló. 

Antes se había comunicado con la humanidad por medio de Cristo; ahora se comunicaba con la humanidad de Cristo. Satanás había esperado que el aborrecimiento que Dios siente  hacia el mal produjera una eterna separación entre el cielo y la tierra. Pero ahora era evidente que la relación entre Dios y el hombre había sido restaurada. (DTG 90-91)

Satanás podía discernir detrás de la humanidad de Cristo, la gloria y la pureza de Aquel con quien había estado asociado en las cortes celestiales. La escena de lo que el mismo había sido: un querubín cubridor lleno de belleza y santidad, paso delante de él.  (Bible Echo and Signs of the Times)

LA TRIPLE TENTACION DE CRISTO EN EL DESIERTO

Satanás había declarado a sus ángeles asociados que vencería a Cristo en el aspecto del apetito. Esperaba vencerlo en su estado de debilidad (ST)

Satanás vio que debía vencer o ser vencido.  Los resultados del conflicto significaban demasiado para ser confiados a sus ángeles confederados.  Debía dirigir personalmente la guerra. (DTG-91)

Mientras estuvo en el desierto, Cristo ayunaba, pero no sentía hambre…Dedicaba su tiempo a la oración ferviente, y estaba en plena comunión con Dios; era como si estuviese en la presencia del Padre.

ÁNGELES DEL CIELO PRESENCIARON LAS TENTACIONES DE CRISTO

Continúa en parte 66

 

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