EL LLAMADO DE DIOS AL SERVICIO-parte 55-
LA RECOMPENSA DEL SERVICIO-parte 6-
FRUTOS DE LA SIEMBRA DE LA SEMILLA-parte 3-
Otros expresarán su gratitud a los que alimentaron a los hambrientos y vistieron al desnudo. “Cuando la desesperación envolvía mi alma en la incredulidad, el Señor los envió a mí –dirán-para decirme palabras de esperanza y consuelo. Me trajiste alimento para mis necesidades físicas, y me abriste la Palabra de Dios despertándome para que viese mis necesidades espirituales. Me trataste como a un hermano. Simpatizaste conmigo en mis tristezas, y alentaste mi alma herida, para que pudiese asir la mano de Cristo que se extendía para salvarme. Yo ignoraba que tenía un Padre en los cielos que se interesaba por mí, y me los enseñaron pacientemente. Me leíste las preciosas promesas de la Palabra de Dios. Inspiraste fe en que El me salvaría. Mi corazón fue enternecido, subyugado, quebrantado, mientras contemplaba el sacrificio que Cristo había hecho por mí. Tuve hambre del pan de vida y la verdad fue preciosa a mi alma. Heme aquí, salvo, eternamente salvo. Para vivir siempre en su presencia y para alabar a Aquel que dio su vida por mi”. (Obreros Evangélicos)
PACIENTE ESPERA LA RECOMPENSA
Si el tiempo de espera de la llegada de nuestro Libertador parece largo; si, agobiados por la aflicción y gastados por el trabajo, sentimos impaciencia porque nuestra comisión termine, y se nos de alta honorablemente de la guerra, recordemos – y el recuerdo impida toda murmuración – que Dios nos ha dejado en la tierra para que hagamos frente a tormentas y conflictos, para adquirir el perfecto carácter cristiano, para llegar a conocer mejor a Dios nuestro Padre y a Cristo nuestro Hermano Mayor, y a trabajar por el Maestro ganando muchas almas para Cristo, para que con corazón gozoso podamos oír las palabras:
“BIEN HECHO, SIERVO BUENO Y FIEL;….ENTRA EN EL GOZO DE TU SEÑOR”.
Se paciente, soldado cristiano. Aún un poco, y el que ha de venir vendrá. La noche de cansadora espera, vigilia y aflicción, casi ha pasado. Pronto se dará la recompensa; el eterno día amanecerá. No hay tiempo para dormir ahora; no hay tiempo que perder en inútiles lamentos. El que ahora se aventure a dormitar perderá preciosas oportunidades de hacer bien. Se nos ha concedido el bendito privilegio de recoger gavillas en la gran siega; y cada alma salvada será una estrella adicional en la corona de Jesús, nuestro Redentor. (Review and Herald)