LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 66-
LOS ÁNGELES EN EL BAUTISMO DE CRISTO Y DURANTE SU EXPERIENCIA EN EL DESIERTO-parte 3-
ÁNGELES DEL CIELO PRESENCIARON LAS TENTACIONES DE CRISTO
Aparentemente, Cristo estaba solo frente a Satanás en el desierto de la tentación. Pero no lo estaba, los ángeles lo rodeaban. De la misma manera, los ángeles de Dios son enviados a servir a aquellos que están bajo los más fieros asaltos del enemigo. (MR-180-).
Todo el cielo presenció el conflicto entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas. Los ángeles estaban listos para intervenir a favor de Cristo, si Satanás hubiese traspuesto los límites prescriptos (BE & ST).
Estas fueron tentaciones reales, no simuladas. Cristo “padeció siendo tentado” (Hebreos 2:18). El tremendo esfuerzo había dejado a Cristo como muerto. “Y he aquí vinieron ángeles y le servían” (Mateo 4:11). El enemigo fue vencido.
Habiendo Satanás acabado sus tentaciones, se apartó de Jesús por una temporada. Los ángeles sirvieron a Jesús de comer en el desierto, lo fortalecieron, y la bendición de su Padre reposó sobre El. (Primeros Escritos-158-)
DESPUÉS DE LAS TENTACIONES
Después que Satanás fracasó en su intento de vencer a Cristo en el desierto, combinó sus fuerzas para que se opusiesen a su ministerio y si fuese posible estorbasen su obra. Apenas se retiró del conflicto en el desierto, tuvo concilio con sus ángeles y maduró sus planes de cegar aún más la mente del pueblo judío, a fin de que no reconociese a su Redentor. Iba a inducirlos a rechazar a Cristo y a hacerle la vida tan amarga como fuese posible, esperando desalentarlo en su misión. (DTG-175-176)
LOS ÁNGELES Y LOS DEMONIOS DURANTE EL MINISTERIO DE CRISTO
LA POSESION DEMONIACA EN LOS DÍAS DE CRISTO –parte 1-
El período del ministerio personal de Cristo entre los hombres fue el tiempo de mayor actividad para las fuerzas del reino de las tinieblas. Durante siglos, Satanás y sus malos ángeles habían procurado dominar los cuerpos y las almas de los hombres, imponiéndoles el pecado y el sufrimiento. (DTG-222)
Cuando Cristo comenzó su ministerio el engaño del pecado había llegado a su culminación. Habían sido puestos en operación todos los medios para depravar las almas de los hombres. Los agentes satánicos estaban incorporados con los hombres.
Los cuerpos de los seres humanos, hechos para ser morada de Dios, habían llegado a ser habitación de demonios. Los sentidos, los nervios, las pasiones, los órganos de los hombres, eran movidos por agentes sobrenaturales en la complacencia de la concupiscencia más vil. La misma estampa de los demonios estaba grabada en los rostros de los hombres.
Satanás se regocijaba de que había logrado degradar la imagen de Dios en la humanidad. Entonces vino Jesús a restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor. Vino para expulsar a los demonios que habían dominado la voluntad. Vino para levantarnos del polvo, para rehacer según el modelo divino el carácter que había sido mancillado, para hermosearlo con su propia gloria. (DTG-27-28)
En el Nuevo Testamento se establece claramente que los hombres podían ser poseídos por los demonios. Las personas así afligidas no sufrían simplemente de una enfermedad producida por causas naturales. Cristo sabía perfectamente con quien estaba tratando y reconocía la presencia directa de los malos espíritus. (SP-432-)
Satanás y sus ángeles estaban muy ocupados durante el ministerio de Cristo, tratando de producir odio, incredulidad y desprecio. (SG-36)
RECHAZO EN NAZARET
Continúa en parte 67
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