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Archive for the ‘1.00- EL CAMINO A CRISTO- CONOZCAMOS AL PRINCIPE DEL CIELO-’ Category

EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO- parte 46-

LA FUENTE DEL REGOCIJO Y FELICIDAD   

LA FUENTE DEL REGOCIJO Y FELICIDAD-parte 5-

El Señor quiere que todos sus hijos e hijas sean felices, llenos de paz, obedientes, Jesús dice: “…mi paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). La felicidad que se procura por motivos egoístas, fuera de la senda del deber, es desequilibrada, espasmódica y transitoria; pasa y deja el alma vacía y triste; más  en el servicio a Dios hay gozo y satisfacción; Dios no abandona al cristiano en caminos inciertos; no lo abandona a pesares vanos y contratiempos.  Si no tenemos los placeres de esta vida, podemos aún gozarnos mirando a la vida venidera.

Pero aún aquí los cristianos pueden tener el gozo de la comunión con Cristo; pueden tener la luz de su amor, el perpetuo consuelo de su presencia.  Cada paso de la vida puede acercarnos más a Jesús, puede darnos una experiencia más profunda de su amor y acercarnos más al bendito hogar de paz. No perdamos pues nuestra confianza, sino tengamos firme seguridad, mas firme que nunca antes.¡Hasta aquí nos ha ayudado Jehová!” (1 Sam.7:12), y nos ayudará  hasta el fin.

Tengamos siempre presentes todas las tiernas misericordias que Dios nos ha mostrado: las lágrimas que ha enjugado, las penas que ha quitado, las ansiedades que ha alejado, los temores que ha disipado, las necesidades que ha suplido, las bendiciones que ha derramado, fortificándonos así a nosotros mismos, para todo lo que está delante de nosotros en el resto de nuestra peregrinación.

No podemos menos que prever nuevas perplejidades en el conflicto venidero, pero podemos mirar hacia lo pasado, tanto como hacia lo futuro, y decir: “¡Hasta aquí nos ha ayudado Jehová!” “Según tus días, serán tus fuerzas.” (Deut.33:25).  La prueba no excederá a la fuerza que se nos de para soportarla. Así que sigamos con nuestro trabajo dondequiera lo hallemos, sabiendo que para cualquier cosa que venga, El nos dará fuerza proporcionada a la prueba.

Los redimidos serán recibidos con gozo en el lugar que Jesús les está preparando. Allí su compañía no será la de los viles de la tierra, mentirosos, idólatras, impuros e incrédulos, sino la de los que hayan vencido a Satanás y que por la gracia divina hayan adquirido caracteres perfectos. 

Toda tendencia pecaminosa, toda imperfección que los aflige aquí, habrá sido quitada por la sangre de Cristo y se les concede la excelencia y brillantez de su gloria, que excede en mucho a la del sol.  Y la belleza moral, la perfección de su carácter resplandecen con excelencia mucho mayor que este resplandor exterior. Están sin  mancha delante de Dios y participan de la dignidad y de los privilegios de los ángeles.

En vista de la herencia gloriosa que puede ser suya “¿qué aprovechará  al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? (Mateo 16:26).  Puede ser pobre; con todo, posee en sí mismo una riqueza y dignidad que el mundo jamás podría haberle dado.  El alma redimida y limpiada de pecado, con todas sus nobles facultades dedicadas al servicio de Dios, es de un valor incomparable; y hay gozo en el cielo delante de Dios y de los santos ángeles por cada alma redimida, gozo que se expresa con cánticos de santo triunfo.  (Elena White)

  • “Ya que por la obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de El;
  • porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.”  (Rom.3:20)
  • “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado,
  • para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en El.” (2Cor.5:21)
  • “Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar
  •  nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1Juan 1:9)

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EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO- parte 45-

LA FUENTE DEL REGOCIJO Y FELICIDAD   

LA FUENTE DEL REGOCIJO Y FELICIDAD-parte 4-

Podemos estar perplejos en los negocios, nuestra perspectiva puede ser cada día más sombría y podemos estar amenazados de pérdidas; más no nos descorazonemos, confiemos nuestras cargas a Dios  y permanezcamos serenos y tranquilos.  Pidamos sabiduría para manejar nuestros negocios con discreción y así evitaremos pérdidas y desastres. Hagamos todo lo que esté de nuestra parte para obtener resultados favorables.  Jesús nos ha prometido su ayuda, pero no sin que hagamos lo que está de nuestra parte.  Cuando, confiando en nuestro Ayudador, hayamos hecho todo lo que podamos aceptemos con gozo los resultados.

No es la voluntad de Dios que su pueblo sea abrumado por el peso de los cuidados.  Pero al mismo tiempo no quiere que nos engañemos. El sabe que hay pruebas y peligros y nos lo ha manifestado abiertamente.  El no ofrece a su pueblo quitarlo de en medio de este mundo de pecado y maldad, pero le presenta un refugio que nunca falla.  Su oración por los discípulos fue: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”.  “En el mundo dice tendremos tribulación; pero tened buen ánimo, yo he vencido al mundo” (Juan 17:15; 16:33).

En el Sermón del Monte, Cristo dio a sus discípulos preciosas lecciones en cuanto a la confianza que debe tenerse en Dios. Estas lecciones tenían por fin consolar a los hijos de Dios durante todos los siglos y han llegado a nuestra época llenas de instrucción y consuelo. El Salvador llamó la atención de sus discípulos a como las aves del cielo entonan sus dulces cantos de alabanza sin estar abrumadas por los cuidados de la vida, a pesar de que “no siembran, ni siegan…y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? (Mateo 6:26).

El gran Dios, que alimenta a los hombres y a las bestias, extiende su mano para alimentar a todas sus criaturas.  Las aves del cielo no son tan insignificantes que no las note.  El no toma alimento y se lo da en el pico, más hace provisión para sus necesidades.  Deben juntar el grano que El ha derramado para ellas.  ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿No suplirá nuestras necesidades el Autor de nuestro ser, el Conservador de nuestra existencia, el que nos formó a su propia imagen divina, si tan sólo confiamos en El?

Cristo presentaba a sus discípulos las flores del campo, que crecen en rica profusión y brillan con la sencilla hermosura que el Padre celestial les ha dado, como una expresión de su amor hacia el hombre.  La belleza y sencillez de las flores naturales sobrepujan en excelencia, por mucho, a la gloria de Salomón.  El atavió más esplendoroso producido por la habilidad del arte no puede compararse con la gracia natural y la belleza radiante de las flores creadas por Dios.

Jesús pregunta: Y si Dios viste así a la hierva del campo que hoy es, y mañana  es echada en el horno, ¿Cuánto más a vosotros, hombres de poca fe” (Mateo 6:30). Si Dios el Artista divino, da a las flores, que perecen, sus delicados y variados colores, ¿Cuánto mayor cuidado no tendrá por los que ha creado a su propia imagen? Esta lección de Cristo es un reproche por la ansiedad, las perplejidades y dudas del corazón sin fe. (Elena White)

 

 

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EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO- parte 44-

LA FUENTE DEL REGOCIJO Y FELICIDAD   

LA FUENTE DEL REGOCIJO Y FELICIDAD-parte 3-

Hay muchos que tienen ideas muy erróneas sobre la vida y el carácter de Cristo.  Piensan que carecía de calor y alegría, que era austero, severo y triste.  Para muchos toda la vida religiosa se presenta bajo este aspecto sombrío. Se dice a menudo que Jesús lloraba, pero nunca se supo que haya sonreído. 

Nuestro Salvador fue a la verdad un varón de tristezas y dolores, porque abrió su corazón a todas las miserias de los hombres.  Pero aunque su vida era abnegada y llena de dolores y cuidados, su espíritu no quedaba abrumado por ellos.  En su rostro no se veía una expresión de amargura o dolor, sino siempre de paz y serenidad.  Su corazón era un manantial de vida.  Y dondequiera iba, llevaba descanso y paz, gozo y alegría.

Nuestro Salvador fue profunda e intensamente serio, pero nunca sombrío o huraño. La vida de los que lo imitan estará por cierto llena de propósitos  serios; tendrán un profundo sentido de su responsabilidad personal. Reprimirán la inconsiderada liviandad; entre ellos no habrá júbilo tumultuoso, ni bromas groseras; pues la religión de Jesús da paz. No extingue la luz del gozo, ni impide la jovialidad, ni oscurece el rostro alegre y sonriente.  Cristo no vino para ser servido sino para servir, y cuando su amor reine en nuestro corazón, seguiremos su ejemplo.

Si tenemos siempre presentes las acciones egoístas e injustas de otros, encontraremos que es imposible amarlos como Cristo nos ha amado; pero si nuestros pensamientos se espacían continuamente en el maravilloso amor y piedad de Cristo por nosotros, manifestaremos el mismo espíritu para con los demás.  Debemos amarnos y respetarnos mutuamente, no obstante las faltas e imperfecciones que no podemos menos que observar. Debemos cultivar la humildad y la desconfianza en nosotros mismos y una paciencia llena de ternura para con las faltas ajenas.  Esto destruye toda clase de egoísmo y nos hace de corazón grande y generoso.

El salmista dice: “Confía en Jehová y obra el bien; habita tranquilo en la tierra, y apaciéntate de la verdad” (Sal.37:3). “Confía en Jehová”. Cada día trae sus aflicciones, sus cuidados y perplejidades; y cuando los encontramos, ¡cuán pronto estamos para hablar de ellos! Tantas penas imaginarias intervienen, tantos temores se abrigan, tal peso de ansiedades se manifiesta que cualquiera podría suponer que no tenemos un Salvador poderoso y misericordioso, dispuesto a oír todas nuestras peticiones y a ser nuestro protector constante en cada hora de necesidad.

Algunos temen siempre y toman cuitas prestadas.  Todos los días están rodeados del amor de Dios, gozan de las bondades de su providencia, pero pasan por alto estas bendiciones presentes.  Sus mentes están siempre espaciándose en algo desagradable que temen que venga.  Puede ser que realmente existan algunas dificultades que, aunque pequeñas, ciegan sus ojos a las muchas bendiciones que demandan gratitud.  Las dificultades con que tropiezan, en vez de guiarlos a Dios, única fuente de todo bien, los alejan de El, porque despiertan desasosiego y pesar.

¿Por qué ser incrédulos, ingratos y desconfiados? Jesús es nuestro amigo; todo el cielo está interesado en nuestro bienestar.  No debemos permitir que las perplejidades y cuidados cotidianos gasten las fuerzas de nuestro espíritu y oscurezcan nuestro semblante.  No debemos dar entrada a los cuidados que sólo nos gastan y destruyen, más no nos ayudan a soportar las pruebas.  (Elena White).

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EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO- parte 43-

LA FUENTE DEL REGOCIJO Y FELICIDAD

LA FUENTE DEL REGOCIJO Y FELICIDAD-parte 2-

El Hijo de Dios que deja el trono de su Padre y reviste su divinidad con la humanidad para poder rescatar al hombre del poder de Satanás; su triunfo en nuestro favor, que abre el cielo a los pecadores y revela a la vista humana la morada donde la Divinidad descubre su gloria; la raza caída, levantada de lo profundo de la ruina en que Satanás la había sumergido, puesta de nuevo en relación con el Dios infinito, vestida de la justicia de Cristo y exaltada hasta su trono después de sufrir la prueba divina por la fe en nuestro Redentor: tales son las cosas que Dios quiere que contemplemos.

Cuando parece que dudamos del amor de Dios y que desconfiamos de sus promesas, lo deshonramos y contristamos su Santo Espíritu. ¿Cómo se sentiría una madre si sus hijos estuvieran quejándose constantemente de ella, como si no tuviera buenas intenciones para con ellos, cuando el esfuerzo de su vida entera hubiese sido fomentar sus intereses y proporcionarles comodidades?.  Supongamos que dudaran de su amor, quebrantarían su corazón. 

¿Cómo se sentiría un padre si así lo trataran sus hijos? ¿Y como puede mirarnos nuestro Padre celestial cuando desconfiamos de su amor, que le ha inducido a dar a su Hijo unigénito para que tengamos vida? Todo ésto está destruyendo nuestra propia alma, pues cada palabra de duda que proferimos da lugar a las tentaciones de Satanás; hace crecer en nosotros la tendencia a dudar y es un agravio de parte nuestra a los ángeles ministradores,

Cuando Satanás nos tiente, no salga de nosotros ninguna palabra de duda o tinieblas. Si elegimos abrir la puerta a sus sugestiones, se llenará nuestra mente de desconfianza y rebelión.

Si hablamos de nuestros sentimientos, cada duda que expresemos no reaccionará solamente sobre nosotros, sino que será una semilla que germinará y dará fruto en la vida de otros, y tal vez sea imposible contrarrestar la influencia de nuestras palabras.  Tal vez podamos reponernos nosotros de la hora de la tentación y el lazo de Satanás; más puede ser que otros que hayan sido dominados por nuestra influencia, no puedan escapar de la incredulidad que hayamos insinuado.  ¡Cuánto importa que hablemos solamente las cosas que den fuerza espiritual y vida!

Hablemos de nuestro Señor. Conversemos de Aquél que vive para interceder por nosotros ante el Padre.  Todos tenemos pruebas, aflicciones duras que sobrellevar y tentaciones fuertes que resistir.  Pero no las contemos, antes llevemos todo a Dios en oración.  Tengamos por regla el no proferir nunca palabras de duda o desaliento. Si hablamos palabras de santo gozo y de esperanza, podremos hacer mucho más para alumbrar el camino de otros y fortalecer sus esfuerzos.

Hay muchas almas valientes, en extremo acosadas por la tentación, casi a punto de desmayar en el conflicto que sostienen con ellas mismas y con las potencias del mal. No las desalentemos en su dura lucha. Alegrémoslas con palabras de valor, ricas en esperanza, que las impulsen por su camino.  De este modo la luz de Cristo resplandecerá en nosotros.  Por nuestra influencia inconsciente pueden los demás ser alentados y fortalecidos o desanimados o apartados de Cristo y de la verdad.  (Elena White)

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EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO- parte 42-

LA FUENTE DEL REGOCIJO Y FELICIDAD

LA FUENTE DEL REGOCIJO Y FELICIDAD-parte 1-

Los hijos de Dios están llamados a ser representantes de Cristo y a mostrar siempre la bondad y la misericordia del Señor.  Como Jesús nos reveló el verdadero carácter del Padre, así tenemos que revelar a Cristo a un mundo que no conoce su ternura y piadoso amor.  “De la manera que tú me enviaste a mí al mundo, decía Jesús, así también yo los he enviado a ellos al mundo”. “Yo en ellos, y tú en mí… para que conozca el mundo que tu me enviaste.” (Juan 17:18,23). 

En cada uno de sus hijos, Jesús envía una carta al mundo. Si somos discípulos de Cristo, El envía en nosotros una carta a la familia, al pueblo, a la calle donde vivimos. Jesús que mora en nosotros, quiere hablar a los corazones que no lo conocen.  Tal vez no leen la Biblia o no oyen la voz que les habla en sus páginas; no ven el amor de Dios en sus obras. Más si somos verdaderos representantes de Jesús, puede ser que por nosotros sean inducidos a conocer algo de su bondad y sean ganados para amarlo y servirlo.

Los cristianos son como portaluces en el camino al cielo.  Tienen que reflejar sobre el mundo la luz de Cristo que brilla sobre ellos. Su vida y su carácter deben ser tales que por ellos adquieran otros una idea justa de Cristo y de su servicio. Si representamos verdaderamente a Cristo, haremos que su servicio parezca atractivo, como es en realidad. Los cristianos que llenan su alma de amargura y tristeza, murmuraciones y quejas, están representando ante otros falsamente a Dios y la vida cristiana.  Hacen creer que Dios no se complace en que sus hijos sean felices, y en ésto dan falso testimonio contra nuestro Padre celestial.

Satanás triunfa cuando puede inducir a los hijos de Dios a la incredulidad y al desaliento.  Se regocija cuando nos ve desconfiar de Dios, dudando de su buena voluntad y de su poder para salvarnos.  Le agrada hacernos sentir que el Señor nos hará daño por sus providencias. Es la obra de Satanás representar al Señor como falto de compasión y piedad.  Tergiversa la verdad respecto a El. 

Llena la imaginación de ideas falsas tocante a Dios; y en vez de espaciarnos en la verdad con respecto a nuestro Padre celestial, muchísimas veces fijamos la mente en las falsas representaciones de Satanás y deshonramos a Dios desconfiando de El, y murmurando contra El. Satanás siempre procura presentar la vida religiosa como una vida de tinieblas.  Desea hacerla aparecer penosa y difícil; y cuando el cristiano, por su incredulidad, presenta en su vida la religión bajo este aspecto, secunda la falsedad de Satanás.

Muchos al recorrer el camino de la vida, fijan sus ojos en sus errores, fracasos y desengaños, y sus corazones se llenan de dolor y desaliento.  No es bueno reunir todos los recuerdos desagradables de la vida pasada, sus iniquidades y desengaños, hablar de estos recuerdos y llorarlos hasta estar abrumados de desaliento.  El hombre desalentado está lleno de tinieblas, echa fuera de su propio corazón la luz divina y proyecta sombra en el camino de otros. Las espinas y los abrojos sólo nos causarán dolor, y si recogemos sólo estas cosas y las presentamos a otros, ¿no estamos menospreciando la bondad de Dios, impidiendo que los demás anden en el camino de la vida? (Elena White).

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EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO- parte 41-

¿QUE DEBE HACERSE CON LA DUDA?

¿QUE DEBE HACERSE CON LA DUDA?–parte 4-

Cuando los hombres no procuran estar en armonía con Dios en obras y palabras, por instruidos que sean, están expuestos a errar  en su modo de entender las Santas Escrituras y no es seguro confiar en sus explicaciones.  Los que escudriñan las Escrituras para buscar contradicciones, no  tienen penetración espiritual. Con vista perturbada encontrarán muchas razones para dudar y no creer en cosas realmente claras y sencillas.

Pero, disfráceselo como se quiera, el amor al pecado  es casi siempre la causa real de la duda y el escepticismo.  Las enseñanzas y restricciones de la Palabra de Dios no agradan al corazón orgulloso, lleno de pecado; y los que no quieren obedecer sus mandamientos, fácilmente dudan de su autoridad.  Para llegar al conocimiento de la verdad, debemos tener un deseo sincero de conocer la verdad y buena voluntad en el corazón para obedecerla.  Todos los que estudien la Biblia con este espíritu, encontrarán en abundancia pruebas de que es la Palabra de Dios y pueden obtener un conocimiento de sus verdades que los hará sabios para la salvación.

En vez de discutir y cavilar tocante a aquéllo que no entendemos, aprovechemos la luz que ya brilla sobre nosotros y recibiremos mayor luz.  Mediante la gracia de Cristo, cumplamos todos los deberes que hayamos llegado a entender y seremos capaces de entender y cumplir aquéllos de los cuales todavía dudamos.

Hay una prueba que está al alcance de todos, del más educado y del más ignorante, la prueba de la experiencia. Dios nos invita a probar por nosotros mismos la realidad de su Palabra, la verdad de sus promesas.  El nos dice: “Gustad y ved que Jehová es bueno” (Sal.34:8). En vez de depender de las palabras de otro, tenemos que probar por nosotros mismos. Y cuando seamos atraídos a Jesús y nos regocijemos en la plenitud de su amor, nuestras dudas y tinieblas desaparecerán ante la luz de su presencia.

Pablo dice que Dios “nos ha libertado de la potestad de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor.” (Colos.1:13).  Y todo aquél que ha pasado de muerte a vida “El que recibe su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz”. (Juan 3:33). Podemos tener en nosotros mismos el testimonio de que la Biblia es verdadera y de que Cristo es el Hijo de Dios. Sabemos que no estamos siguiendo fábulas astutamente imaginadas.

Cuando el pueblo de Dios crece en la gracia, obtiene constantemente un conocimiento más claro de su Palabra.  Contempla nueva luz y belleza en sus sagradas verdades.  Esto es lo que ha sucedido en la historia de la iglesia en todas las edades y continuará sucediendo hasta el fin. “Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va aumentando en resplandor hasta que el día es perfecto”  (Prov.4:18). Por medio de la fe podemos mirar lo futuro y confiar en las promesas de Dios respecto al desarrollo de la inteligencia, a la unión de las facultades humanas con las divinas y al contacto directo de todas las potencias del alma con la Fuente de Luz. Podemos regocijarnos de que todas las cosas que nos han confundido en las providencias de Dios serán entonces aclaradas; las cosas difíciles de entender serán entonces reveladas; y donde nuestro entendimiento finito veía solamente confusión y desorden, veremos la más perfecta y hermosa armonía. 

“Porque ahora vemos oscuramente, como por medio de un espejo, más entonces, veremos cara a cara; ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui  conocido.”  (1Cor.13:12).  

(Elena White)

 

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EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO- parte 40-

¿QUE DEBE HACERSE CON LA DUDA?

¿QUE DEBE HACERSE CON LA DUDA?–parte 3-

Es verdad que muchas teorías y doctrinas que se consideran generalmente derivadas de la Biblia no tienen fundamente en ella y, a la verdad, son contrarias a todo el tenor de la inspiración. Estas cosas han sido motivo de duda y perplejidad para muchos espíritus.  No son, sin embargo imputables a la Palabra de Dios, sino a la perversión que los hombres han hecho de ella.

Si fuera posible para los seres terrenales obtener un pleno conocimiento de Dios y de sus obras, no habría para ellos, después de lograrlo, ni descubrimiento de nuevas verdades, ni crecimiento en conocimiento, ni desarrollo ulterior del espíritu o del corazón.  Dios no sería ya supremo, y el hombre, habiendo alcanzado el límite del conocimiento y progreso, dejaría de adelantar.  Demos gracias a Dios de que no sea así.  Dios es infinito; “en El están todos los tesoros de la sabiduría y la ciencia” (Col.2:3).  Y por toda la eternidad los hombres podrán estar siempre escudriñando, siempre aprendiendo sin poder agotar nunca, los tesoros de la sabiduría, la bondad y el poder.

Dios quiere que aún en esta vida las verdades de su Palabra continúen siempre revelándose a su pueblo. Y hay sólo un modo de obtener este conocimiento.  No podemos llegar a entender la Palabra de Dios sino por la iluminación del Espíritu por el cual fue dada la Palabra. Las cosas de Dios nadie las conoce, sino el Espíritu de Dios.” “porque el Espíritu escudriña todas las cosas, y aún las cosas profundas de Dios” (1Cor.2:11,10).

Dios quiere que el hombre haga uso de la facultad de razonar que le ha dado; y el estudio de la Biblia fortalece y eleva la mente como ningún otro estudio puede hacerlo.  Con todo, debemos cuidarnos de no deificar la razón, porque está sujeta a las debilidades y flaquezas de la humanidad. Si no queremos que las Sagradas Escrituras estén veladas para nuestro entendimiento, de modo que no podamos comprender ni las verdades más sencillas, debemos tener la sencillez y la fe de un niño, estar dispuestos a aprender, e implorar la ayuda del Espíritu Santo.

El conocimiento del poder y la sabiduría de Dios y la conciencia de nuestra incapacidad para comprender la grandeza, debe inspirarnos humildad, y debemos abrir su Palabra con santo temor, (reverencia) como si compareciéramos ante El. Cuando tomamos la Biblia, nuestra razón debe reconocer una autoridad superior a ella misma y el corazón y la inteligencia deben postrarse ante el gran YO SOY

Hay muchas cosas aparentemente difíciles u oscuras, que Dios hará clara y sencillas para los que así procuren entenderlas. Más sin la dirección del Espíritu Santo, estaremos continuamente expuestos a torcer las Sagradas Escrituras o a interpretarlas mal.  Hay muchas maneras de leer la Biblia que no aprovechan y que causan en algunos casos un daño positivo.

Cuando el Libro de Dios se abre sin oración y reverencia, cuando los pensamientos y afectos no están fijos en Dios, o en armonía con su voluntad, el corazón está envuelto en la duda; y entonces, con el mismo estudio de la Biblia, se fortalece el escepticismo.  El enemigo se posesiona de los pensamientos y sugiere interpretaciones incorrectas.  (Elena White)

 

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EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO- parte 39-

¿QUE DEBE HACERSE CON LA DUDA?

¿QUE DEBE HACERSE CON LA DUDA?–parte 2-

El apóstol Pedro  dice que hay en las Escrituras “cosas difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes tuercen… para su propia destrucción.” (Pedro 3:16).  Los incrédulos han presentado las dificultades de las Sagradas Escrituras como un argumento en contra de la Biblia; pero muy lejos de ello, éstas constituyen una fuerte prueba de su divina inspiración. Si no contuvieran acerca de Dios sino aquello que fácilmente pudiéramos comprender, si su grandeza y majestad pudieran ser abarcadas por inteligencias finitas, entonces la Biblia no llevaría las credenciales inequívocas de la autoridad divina.  La misma grandeza y los mismos misterios de los temas presentados, deben inspirar fe en ella como la Palabra de Dios.

 La Biblia presenta la verdad con una sencillez y una adaptación tan perfecta a las necesidades y anhelos del corazón humano, que ha asombrado y encantado a los espíritus más cultivados, al mismo tiempo que capacita al humilde e inculto para discernir el camino de la salvación. Sin embargo, estas verdades sencillamente declaradas tratan de asuntos tan elevados, de tan grande trascendencia, tan infinitamente fuera del alcance de la comprensión humana, que sólo podemos aceptarlos porque Dios nos lo ha declarado.

Así esta patente el plan de la redención delante de nosotros, de modo que cualquiera pueda ver el camino que ha de tomar a fin de arrepentirse para con Dios y tener fe en nuestro Señor Jesucristo, a fin de que sea salvo de la manera señalada por Dios.  Sin embargo, bajo estas verdades tan fácilmente entendibles, existen misterios que son el escondedero de su gloria; misterios que abruman la mente investigadora y que, sin embargo, inspiran fe y reverencia al sincero investigador de la verdad.  Cuanto más escudriña éste la Biblia tanto más profunda es su convicción de que es la Palabra del Dios vivo, y la razón humana se postra ante la majestad de la revelación divina.

Reconocer que no podemos entender plenamente las grandes verdades de la Biblia, es solamente admitir que la mente finita es insuficiente para abarcar lo infinito; que el hombre, con su limitado conocimiento humano, no puede entender los designios de la Omnisciencia.

Por cuanto no pueden sondear todos los misterios de la Palabra de Dios, los escépticos y los incrédulos la rechazan y no todos los que profesan creer en la Biblia están libres de este peligro. El apóstol dice: “Mirad, pues, hermanos, no sea que acaso haya en alguno de vosotros un corazón malo de incredulidad, en apartarse del Dios vivo” (Heb.3:12).  Es bueno estudiar detenidamente las enseñanzas de la Biblia, e investigar “las profundidades de Dios”, hasta donde se revelan en las Santas Escrituras. Porque aunque “las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios”, “las reveladas nos pertenecen a nosotros” (Deut.29:29).

Más es la obra de Satanás pervertir las facultades de investigación del entendimiento.  Cierto orgullo se mezcla en la consideración de la verdad bíblica, de modo que cuando los hombres no pueden explicar todas sus partes como quieren, se impacientan y se sienten derrotados.  Es para ellos demasiado humillante reconocer que no pueden entender las palabras inspiradas.  No están dispuestos a esperar pacientemente hasta que Dios juzgue oportuno revelarles la verdad.  Creen que su sabiduría humana sin auxilio es suficiente para hacerles entender las Santas Escrituras y, cuando no pueden hacerlo, niegan virtualmente su autoridad.  (Elena White)

 

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EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO- parte 38-

¿QUE DEBE HACERSE CON LA DUDA?

¿QUE DEBE HACERSE CON LA DUDA?–parte 1-

Muchos, especialmente los que son nuevos en la vida cristiana, se sienten a veces turbados con las sugestiones del escepticismo.  Hay muchas cosas en la Biblia que no pueden explicar y ni siquiera entender, y Satanás las emplea para hacer vacilar su fe en la Santas Escrituras como revelación de Dios.  Preguntan: ¿Cómo sabré cuál es el buen camino? Si la Biblia es en verdad la Palabra de Dios, ¿cómo puedo librarme de estas dudas y perplejidades?

Dios nunca nos exige que creamos sin darnos suficiente evidencia sobra la cual fundar nuestra fe.  Su existencia, su carácter, la veracidad de su Palabra, todas estas cosas están establecidas por abundantes testimonios que excitan nuestra razón.  Sin embargo, Dios no ha quitado nunca toda posibilidad de duda.  Nuestra fe debe reposar sobre evidencias, no sobre demostraciones. Los que quieran dudar tendrán oportunidad;  al paso que los que realmente deseen conocer la verdad  encontrarán abundante evidencia sobre la cual basar su fe.

Es imposible para el espíritu finito del hombre comprender plenamente el carácter o las obras del Infinito.  Para la inteligencia más perspicaz, para el espíritu más ilustrado, aquel santo Ser debe siempre permanecer envuelto en el misterio. “¿Puedes tu descubrir las cosas recónditas de Dios? ¿Puedes hasta lo sumo llegar a conocer al Todopoderoso? Ello es alto como el cielo, ¿Qué podrás saber?” (Job 11:7, 8).

El apóstol Pablo exclama: ¡Oh profundidad de las riquezas, así de la sabiduría como de la ciencia de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios, e ininvestigables sus caminos!” (Rom.11:33).  Más aunque “nubes y tinieblas están alrededor de El; justicia y juicio son el asiento de su trono”. (Sal.97:2). Pero donde comprendemos su modo de obrar con nosotros y los motivos que lo mueven, descubrimos su amor y misericordia sin límites unidos a su infinito poder.  Podemos entender de sus designios cuanto es bueno para nosotros saber, y más allá de esto debemos confiar todavía en la mano omnipotente y en el corazón lleno de amor.

La Palabra de Dios, como el carácter de su divino Autor, presenta misterios que nunca podrán plenamente ser comprendidos por seres finitos.  La entrada del pecado en el mundo, la encarnación de Cristo, la regeneración y otros muchos asuntos que se presentan en la Biblia, son misterios demasiado profundos para que la mente humana los explique, o para que los comprenda siquiera plenamente. Pero no tenemos razón para dudar de la Palabra de Dios porque no podamos entender los misterios de su providencia.  En el mundo natural estamos siempre rodeados de misterios que no podemos sondear.

Aún las formas más humildes de la vida presentan un problema que el más sabio de los filósofos es incapaz de explicar.  Por todas partes se presentan maravillas que superan nuestro conocimiento. ¿Debemos sorprendernos de que en el mundo espiritual haya también misterios que no podamos sondear?  La dificultad está únicamente en la debilidad y estrechez del espíritu humano. Dios nos ha dado en las Santas Escrituras pruebas suficientes de su carácter divino y no debemos dudar de su Palabra porque no podamos entender los misterios de la providencia.  (Elena White)

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EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO- parte 37-

¿PODEMOS COMUNICARNOS CON DIOS?

COMO ORAR PARA QUE LAS ORACIONES SEAN CONTESTADAS-parte 5-

Si tan solo pensáramos en El tantas veces como tenemos pruebas de su cuidado por nosotros, lo tendríamos siempre presente en nuestros pensamientos y nos deleitaríamos en hablar de El y en alabarle, Hablamos de las cosas temporales porque tenemos interés en ellas. Hablamos de nuestros amigos porque los amamos; nuestras tristezas y alegría están ligadas con ellos.  Sin embargo, tenemos razones infinitamente mayores para amar a Dios que para amar a nuestros amigos terrenales, y debería ser la cosa más natural del mundo tenerlo como el primero de todos nuestros pensamientos, hablar de su bondad y alabar su poder. 

Los ricos dones que ha derramado sobre nosotros no estaban destinados a absorber nuestros pensamientos y amor de tal manera que nada tuviéramos que dar a Dios; antes bien, debieran hacernos acordar constantemente de El y unirnos por medio de los vínculos del amor y gratitud a nuestro celestial Benefactor.  Vivimos demasiado apegados a lo terreno. Levantemos nuestros ojos hacia la puerta abierta del Santuario Celestial, donde la luz de la gloria de Dios resplandece en el rostro de Cristo, quien “también puede salvar hasta lo sumo a los que se acercan a Dios por medio de El” (Heb.7:25).

Debemos alabar más a Dios por su misericordia “Y sus maravillas para con los hijos de Adán” (Sal.107:8). Nuestros ejercicios de devoción no deben consistir enteramente en pedir y recibir.  No estemos pensando siempre en nuestras necesidades y nunca en las bendiciones que recibimos.  No oramos nunca demasiado, pero somos muy parcos en dar gracias.  Somos diariamente los recipientes de misericordias de Dios y, sin embargo ¡Cuán poca gratitud expresamos, cuán poco lo alabamos por lo que ha hecho por nosotros!

Antiguamente el Señor ordenó ésto a Israel, para cuando se congregara para su servicio: Y los comeréis allí delante de Jehová vuestro Dios; y os regocijareis vosotros y vuestras familias en toda empresa de vuestra mano, en que os habrá bendecido Jehová vuestro Dios(Deut.12:7).  Nuestro Dios es un Padre tierno y misericordioso. Debe ser un placer adorar al Señor y participar de su obra.  Dios no quiere que sus hijos, a los cuales proporciona una salvación tan grande, trabajen como si El fuera un amo duro y exigente.  El es nuestro mejor amigo, y cuando lo adoramos, quiere estar con nosotros para  bendecirnos y confortarnos, llenando nuestro corazón de alegría y amor. El quiere que los que lo adoran saquen pensamientos preciosos de su santo cuidado  y amor, para que estén siempre contentos y tengan gracia para conducirse honesta y fielmente en todas las cosas.

Debemos tener presentes todas las bendiciones que recibimos de Dios, y al darnos cuenta de su gran amor, debiéramos estar prontos a confiar todas las cosas a la mano que fue clavada en la cruz por nosotros.  El alma puede elevarse hasta el cielo en las alas de la alabanza. Dios es adorado con cánticos y música en las mansiones celestiales, y al expresarle nuestra gratitud, nos aproximamos al culto de los habitantes del cielo.  “El que ofrece sacrificio de alabanza me glorificará” (Salmo 50:23).  Presentémonos, pues, con gozo reverente delante de nuestro Creador con acciones de gracias y voz de melodía” (Isaías 51:3). 

(Elena White)

  • Por cuanto todos pecaron, y
  • están destituidos de la gloria de Dios;
  • Siendo justificados gratuitamente por
  • su gracia por la redención que es en
  • Cristo Jesús” (Rom.3:23-24)

 

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