Feeds:
Entradas
Comentarios

Archive for the ‘FE Y OBRAS-“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)’ Category

FE Y OBRAS–parte 11-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

CRISTO, NUESTRA JUSTICIA

“Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

Dios requiere que confesemos nuestros pecados y humillemos nuestro corazón ante El. Pero al mismo tiempo debiéramos tenerle confianza como a un Padre tierno que no abandonará a los que ponen su confianza en El.  Muchos de nosotros caminamos por vista y no por fe. 

Creemos en las cosas que se ven, pero no apreciamos las preciosas promesas que nos dan en la Palabra de Dios.  Sin embargo, no podemos deshonrar a Dios más decididamente que mostrando que desconfiamos de lo que El dice, y poniendo en duda si el Señor nos habla de verdad o nos está engañando.

Dios no nos abandona por causa de nuestros pecados. Quizás hayamos cometido errores y contristado a su Espíritu, pero cuando nos arrepentimos y acudimos a El con corazón contrito, no nos desdeña. Hay estorbos que deben ser removidos.  Se han fomentado sentimientos equivocados y ha habido orgullo, suficiencia propia, impaciencia y murmuraciones. 

Todo ésto nos separa de Dios.  Deben confesarse los pecados; debe haber una obra más profunda de la gracia en el corazón.  Los que se sienten débiles y desanimados deben llegar a ser hombres fuertes en Dios y deben hacer una noble obra para el Maestro. Pero deben proceder con altura; no deben ser influidos por motivos egoístas.

LOS MERITOS DE CRISTO SON NUESTRA UNICA ESPERANZA

Debemos aprender en la escuela de Cristo.  Sólo su justicia puede darnos derecho a una de las bendiciones del pacto de la gracia.  Durante mucho tiempo hemos deseado y procurado obtener esas bendiciones, pero no la hemos recibido porque hemos fomentado la idea de que podríamos hacer algo para hacernos dignos de ellas. No debemos pensar que nos salvan nuestra propia gracia y nuestros méritos.  La gracia de Cristo es nuestra única esperanza de salvación. 

El Señor promete mediante su profeta: “Deje el impío su camino, y el  hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá  de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”  (Isaías 55:7). Debemos creer en la promesa en sí, y no aceptar un sentimiento como si fuera fe.  Cuando confiemos plenamente en Dios, cuando descansemos sobre los méritos de Jesús como en un Salvador que perdona los pecados, recibiremos toda la ayuda que podamos desear.

Miramos a nuestro yo como si tuviéramos poder para salvarnos a nosotros mismos, pero Jesús murió por nosotros porque somos impotentes para hacer eso.  En El están nuestra esperanza, nuestra justificación, nuestra justicia.  No debemos desalentarnos y temer que no tenemos Salvador, o que El no tiene pensamientos de misericordia hacia nosotros. 

En este mismo momento está realizando su obra en nuestro favor, invitándonos a acudir a El, en nuestra impotencia y ser salvados.  Lo deshonramos con nuestra incredulidad.  Es asombroso como tratamos a nuestro mejor Amigo, cuán poca confianza depositamos en Aquel que puede salvarnos hasta lo sumo y que nos ha dado toda evidencia de su gran amor.

¿Esperamos que nuestros méritos nos recomienden para recibir el favor de Dios, pensando que debemos ser liberados del pecado antes de que confiemos en su poder de salvar? Si ésta es la lucha que se efectúa en nuestra mente, no obtendremos fortaleza y al final nos desanimaremos.  (Elena White)

Read Full Post »

FE Y OBRAS–parte 10-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

LA NORMA DE LA VERDADERA SANTIFICACIÓN

CONDENADOS POR LA LUZ QUE RECHAZAN

El mundo entero es culpable ante de la vista de Dios por transgredir su Ley.  El hecho de que la gran mayoría continuará transgrediéndola, y permanecerá así en enemistad con Dios, no es razón para que algunos no se confiesen culpables y se vuelvan obedientes. Para un observador superficial, personas que son naturalmente amables, educadas y refinadas pueden parecer que llevan una vida perfecta. “El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 Sam.16:7).

A menos que las verdades vivificantes de la Palabra de Dios, cuando se presentan a la conciencia, sean aceptadas de manera inteligente y entonces cumplidas fielmente en la vida, ningún hombre podrá ver el reino de los cielos.  Para algunos, estas verdades son atractivas por su carácter novedoso, pero no la aceptan como la Palabra de Dios.  Los que no reciben la luz cuando les es presentada, serán condenados por ella.

Hay almas insatisfechas, con hambre y sed de salvación.  De día y noche la carga de sus corazones es: ¿Qué debo hacer para ser salvo? Escuchan anhelosamente discursos populares, con la esperanza de aprender como  pueden ser justificados delante de Dios.  Pero demasiado a menudo sólo oyen una oratoria complaciente, una declamación elocuente. 

Hay corazones tristes y chasqueados. El ministro dice a sus oyentes que no se puede guardar la Ley de Dios. “No es obligatoria para el  hombre de nuestros días –afirma-.  Deben creer en Cristo; El los salvar, solamente crean”.  Así le enseña a hacer de los sentimientos su criterio, y no les proporciona una fe inteligente.  Ese ministro puede profesar que es muy sincero, pero está procurando tranquilizar la conciencia turbada con una falsa esperanza.

VENENO ESPIRITUAL DISIMULADO

Muchos son inducidos a pensar que se hallan en el camino al cielo porque profesan creer en Cristo, mientras rechazan la Ley de Dios. Pero al final descubrirán que estaban en el camino que conduce a la perdición y no al cielo.  El veneno espiritual es disimulado por medio de la doctrina de la santificación, y suministrado a la gente. 

Millares lo tragan anhelosamente, sintiendo que si tan sólo son honestos en su creencia han de estar a salvo.  Pero la sinceridad no convertirá el error en verdad.  Un hombre puede tragar veneno pensando que es alimento, pero su sinceridad no lo salvará de los efectos de la dosis.

Dios nos ha dado su Palabra para que sea nuestra guía.  Cristo dijoEscudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mi” (Juan 5:39). EL oró por sus discípulos “Santifícalos en tu verdad; tu Palabra es verdad” (Juan 17:17).

Pablo dice: Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret”  (Hechos 26:9). Pero esta creencia no hizo que ese proceder fuera correcto.  Cuando Pablo recibió el Evangelio de Jesucristo, ese Evangelio lo convirtió en una nueva criatura.  Fue transformado; la verdad plantada en su alma le dio tal fe y coraje como seguidor de Cristo que ninguna oposición pudo moverlo, ningún sufrimiento acobardarlo.

Los hombres pueden elaborar cualquier excusa que les plazca para rechazar la Ley de Dios; pero ninguna excusa será aceptada en el día del juicio.  Los que contienden con Dios y endurecen sus almas culpables en la transgresión, muy pronto deberán enfrentar al Gran Legislador en relación con su Ley quebrantada.

El día de la venganza de Dios vendrá –el día del furor de su ira. ¿Quién soportará el día de su venida?  Los hombres han endurecido sus corazones contra el Espíritu de Dios, pero las flechas de su ira penetrarán donde los dardos de la convicción no pudieron.  Antes de mucho Dios se levantará para ocuparse del pecador.  ¿Hallará excusa el que se unió a la multitud en la senda de la desobediencia?   (Elena White)

 

 

Read Full Post »

FE Y OBRAS–parte 9-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

LA NORMA DE LA VERDADERA SANTIFICACIÓN

LA SOFISTERIA DE SATANÁS

Es sofistería de Satanás la idea de que la muerte de Cristo introdujo la gracia para ocupar el lugar de la Ley. La muerte de Jesús no modificó ni anuló ni menoscabó en menor grado la Ley de los Diez Mandamientos (Éxodo 20:3-17). 

Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18).

Esa preciosa gracia ofrecida a los hombres por medio de la sangre del Salvador, establece la Ley de Dios. Desde la caída del hombre, el gobierno moral de Dios y su gracia son inseparables.  Ambos van de la mano a través de todas las dispensaciones.  “La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron: (Salmo 85:10).

Jesús, nuestro Sustituto, aceptó cargar por el hombre con la penalidad de la Ley transgredida. Cubrió su divinidad con humanidad y de ese modo llegó a ser el Hijo del Hombre, un Salvador y Redentor. El hecho mismo de la muerte del amado Hijo de Dios a fin de redimir al hombre, muestra la inmutabilidad de la Ley divina. ¡Cuán fácilmente, desde el punto de vista del transgresor, Dios podría haber abolido su Ley, proveyendo así una vía por la cual los hombres pudieran salvarse y Cristo permanecer en el cielo! 

La doctrina que enseña libertad, mediante la gracia, para quebrantar la Ley, es un engaño fatal. Todo transgresor de la Ley de Dios es un pecador, y nadie puede ser santificado mientras vive conscientemente en pecado,

La condescendencia y la agonía del amado Hijo de Dios no fueron soportadas para concederle al hombre libertad para transgredir la Ley del Padre y no obstante sentarse con Cristo en su trono. Fueron para que mediante los meritos de Jesús, y el ejercicio del arrepentimiento y la fe, hasta el pecador más culpable pudiera recibir el perdón y obtener fortaleza para vivir una vida de obediencia. El pecador no es salvado en sus pecados, sino de sus pecados

QUE ES EL PECADO

El alma debe primeramente se convencida de pecado antes que el pecador sienta el deseo de acudir a Cristo.  “El pecado es infracción de la Ley” (1 Juan 3:4).  “Yo no conocí el pecado sino  por la Ley” (Rom.7:7). Cuando el mandamiento penetró en la conciencia de Saulo, el pecado revivió, y él murió.  Se vio condenado por la Ley de Dios. 

El pecador no puede ser convencido de su culpabilidad a menos que entienda  qué constituye el pecado.  Es imposible para el individuo experimentar la santificación bíblica mientras sostenga que si cree en Cristo da lo mismo que obedezca la Ley de Dios o que la desobedezca.

Los que profesan guardar la Ley de Dios y sin embargo en el corazón se entregan al pecado, son condenados por el Testigo Verdadero.  Pretenden ser ricos en el conocimiento de la verdad; pero no están en armonía con sus principios sagrados.  La verdad no santifica sus vidas.  La Palabra de Dios declara que quien profesa observar los mandamientos, pero cuya vida contradice su fe, es ciego, miserable, pobre y desnudo.

La Ley de Dios es el espejo que presenta una imagen completa del hombre tal cual es, y sostiene delante de él el modelo correcto.  Algunos se alejarán y se olvidarán este cuadro, mientras otros emplearán epítetos injuriosos contra la Ley, como si ésto pudiera remediar sus defectos de carácter.  Pero otros, al verse condenados por la Ley, se arrepentirán de su transgresión y, mediante la fe en los méritos de Cristo, perfeccionarán el carácter cristiano. (Elena White)

Read Full Post »

FE Y OBRAS–parte 8-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

LA NORMA DE LA VERDADERA SANTIFICACIÓN

“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes.5:23).

La santificación se obtiene únicamente en obediencia a la voluntad de Dios. Muchos que deliberadamente pisotean la Ley de Jehová pretenden tener un corazón puro y una vida santificada.  Pero los tales no tienen un conocimiento salvador de Dios o de su Ley.  Se alinean a las filas del gran rebelde. 

El está en guerra contra la Ley de Dios, que es el fundamento del gobierno divino en el cielo y en la tierra.  Estos hombres están realizando el mismo trabajo que su maestro ha hecho al tratar de invalidar la Santa Ley de Dios.  A ningún transgresor de los mandamientos (Éxodo 20:3-17), le será permitido entrar en el cielo; pues aquél que una vez fue un querubín cubridor puro y exaltado, fue arrojado fuera por rebelarse contra el gobierno de Dios.

Para muchos, la santificación es meramente justificación propia.  Y sin embargo estas personas declaran osadamente que Jesús es su Salvador y Santificador.  ¡Qué engaño! ¿Acaso el Hijo de Dios va a santificar al transgresor de la Ley del Padre, esa Ley que Cristo vino a exaltar y honrar? 

EL testifica: “Yo he guardado los mandamientos de mi Padre”. Dios no va a rebajar su Ley para ponerla al nivel de las normas imperfectas del hombre; y el hombre no puede satisfacer los requerimientos de esa Santa Ley sin experimentar arrepentimiento delante de Dios y fe en nuestro Señor Jesucristo.

“Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo (1 Juan 2:1). Pero Dios no entregó a su Hijo a una vida de sufrimiento e ignominia y a una muerte oprobiosa para exonerar al hombre de la obediencia a la ley divina.  Tan grande es el poder engañoso de Satanás que muchos han sido inducidos a considerar que el sacrificio de Cristo no tiene real valor. Cristo murió porque no había ninguna esperanza para el transgresor.

Este puede tratar de guardar la Ley de Dios en el futuro; pero la deuda en la que ha incurrido en el pasado permanece, y la ley debe condenarlo a muerte. Cristo vino a pagar esa deuda por el pecador, la cual era imposible que este pagara por sí mismo.  Así, mediante el sacrificio expiatorio de Cristo, le fue concedida al hombre pecador otra oportunidad.  (Elena White)

LA SOFISTERIA DE SATANÁS

Continúa en parte 9

Read Full Post »

FE Y OBRAS–parte 7-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

 DIOS OBRA Y EL HOMBRE OBRA-parte 2-

 “Vosotros sois labranza de Dios” (1 Cor.3:9). El corazón debe ser labrado, mejorado, arado, rastrillado y sembrado a finde producir su fruto para Dios en buenas obras. “Vosotros sois edificio de Dios”.  No podemos edificar por nosotros mismos. Hay un Poder fuera de nosotros, que tiene que edificar poniendo ladrillo sobre ladrillo y cooperando siempre con las facultades y aptitudes dadas por Dios al hombre.  El Redentor debe hallar un hogar en su edificio.  Dios obra y el hombre obra.

Es necesario que continuamente se reciban los dones de Dios, para que pueda haber una entrega de estos dones con la misma liberalidad.  Es un continuo proceso de recibir y devolver.  El Señor ha provisto que el alma reciba alimento de El,  a fin de que sea nuevamente entregado en la realización de sus propósitos. Para que haya sobreabundancia, tiene que haber una recepción de divinidad en la humanidad. “Habitaré y andaré entre ellos” (2 Cor.6:16).

El templo del alma debe ser sagrado, santo, puro e inmaculado.  Debe haber una coparticipación, en la cual todo el poder es de Dios y toda la gloria pertenece a Dios.  La responsabilidad reside en nosotros.  Debemos recibir en pensamientos y en sentimientos, para dar en expresión. La ley de la actividad humana y divina hace del receptor un obrero juntamente con Dios. Lleva al hombre a la posición donde puede, unido con la divinidad, hacer las obras de Dios. La combinación del poder divino y el agente humano será un éxito completo, porque la justicia de Cristo lo realiza todo.

PODER SOBRENATURAL PARA OBRAS SOBRENATURALES

La razón por la cual tantos dejan de ser obreros de éxito es que actúan como si Dios dependiera de ellos, y pretender sugerirle a Dios que debe hacer con ellos, en lugar de depender ellos de Dios.  Ponen a un lado el poder sobrenatural y dejan de hacer la obra sobrenatural.  Dependen todo el tiempo de sus propias facultades humanas. Necesitan elevarse, porque no tienen poder de lo alto.  Dios nos da el cuerpo, la energía mental, el tiempo y la oportunidad de trabajar. Es necesario utilizar todos esos recursos al máximo.  Combinando la humanidad y la divinidad se puede realizar una obra que durará por la eternidad. 

“Por gracia sois salvos por medio de la fe; y ésto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efe.2:8).  Aquí hay verdad que desarrollará el tema en tu mente si no la cierras a los rayos de luz.  La vida eterna es un regalo infinito.  Esto la coloca fuera de la posibilidad de que nosotros la ganemos, porque es infinita.  Necesariamente tiene que ser un regalo.  Como regalo, tiene que ser recibida por fe, y a Dios debe ofrecerse la gratitud y la alabanza.  Una fe sólida no conducirá a persona alguna al fanatismo o a actuar como el siervo indolente. 

El poder maléfico de Satanás induce a los hombres a mirarse a sí mismos en lugar de contemplar a Jesús.  La justicia de Cristo debe estar delante de nosotros si la gloria del Señor llega a ser nuestra retaguardia.  Si hacemos la voluntad de Dios podemos recibir grandes bendiciones como un don gratuito del Señor, pero no porque haya mérito alguno en nosotros; éste no tiene valor.  Hagan la obra de Cristo, y ustedes honrarán a Dios y saldrán más que vencedores por medio de Aquél que nos ama y ha dado su vida por nosotros, para que pudiéramos tener vida y salvación en Cristo Jesús.  (Elena White)

Read Full Post »

FE Y OBRAS–parte 6-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

LO QUE EL HOMBRE NO PUEDE HACER –parte2-

Oímos tantas cosas que se predican en relación con la conversión del alma que NO son ciertas.  Se enseña a los hombres a pensar que si un ser humano se arrepiente será perdonado, suponiendo que el arrepentimiento es el camino, la puerta para entrar al cielo; que el arrepentimiento tiene un cierto valor seguro para conseguirle el perdón.  ¿Puede el hombre arrepentirse por sí mismo? No más de lo que puede perdonarse a sí mismo. 

Lágrimas, suspiros, resoluciones –todo ésto no es sino el ejercicio apropiado de las facultades que Dios ha concedido al hombre, y el apartamiento del pecado en la enmienda de una vida que es de Dios. ¿Dónde hay mérito en el hombre para ganar su salvación, o para poner delante de Dios algo que sea valioso o excelente? ¿Puede una ofrenda de dinero, casas, o tierras colocarlo en la lista de los merecedores? ¡Imposible!

Es peligroso considerar que la justificación por la fe pone mérito en la fe.  Cuando aceptamos la justicia de Cristo como un regalo, somos justificados gratuitamente mediante la redención de Cristo. ¿Qué es la fe? “La certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”  (Heb.11:1).  Es el asentimiento de la mente a las palabras de Dios, que ciñe el corazón en voluntaria consagración y servicio a El, quien dio el entendimiento, enterneció el corazón, y tomó la iniciativa para atraer la mente a fin de que contemplara a Cristo en la cruz del Calvario.  La fe es rendir a Dios las facultades intelectuales, entregarle la mente y la voluntad, y hacer de Cristo la única puerta para entrar en el reino de los cielos.

Cuando los hombres comprenden que no pueden ganar la justificación por los méritos de sus propias obras, y con firme y completa confianza miran a Cristo como su única esperanza, no hay en sus vidas tanto del yo y tan poco de Jesús. Las almas y los cuerpos están corrompidos y contaminados por el pecado, el corazón está alejado de Dios; sin embargo muchos luchan con su propia fuerza finita para ganar la salvación mediante buenas obras. Piensan que Jesús  obrará parte de la salvación, pero que ellos deben hacer el resto.  Los tales necesitan ver por fe la justicia de Cristo como su única esperanza para el tiempo y la eternidad.

DIOS OBRA Y EL HOMBRE OBRA-parte 1-

Dios ha dado a los hombres facultades y capacidades.  Dios obra y coopera con los dones que ha impartido al hombre, y el hombre, siendo partícipe de la naturaleza divina y realizando la obra de Cristo, puede ser vencedor y obtener la vida eterna.  El Señor no tiene intención de hacer la obra para cuyo cumplimiento ha dado facultades al hombre.  La parte del hombre debe ser realizada.  Debe ser un colaborador de Dios, llevando el yugo de Cristo, y aprendiendo de su mansedumbre y humildad. Dios es el poder que todo lo controla.  El otorga los dones; el hombre los recibe y actúa con el poder de la gracia de Cristo como un agente viviente. (Elena White)

“Vosotros sois labranza de Dios” (1 Cor.3:9)        

Continúa en parte 7

Read Full Post »

FE Y OBRAS–parte 5-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

MERITO HUMANO

Los mortales pueden hacer discursos abogando vehementemente por el mérito de las personas, y cada hombre puede luchar por la supremacía, pero los tales simplemente no saben que todo el tiempo, en principio y en carácter, están tergiversando la verdad de Jesús.  Se hallan en la niebla de la ofuscación.  Necesitan el precioso amor de Dios, ilustrado por el oro refinado en fuego; necesitan la vestidura blanca del carácter puro de Cristo; y necesitan el colirio celestial para poder discernir con asombro la absoluta inutilidad del mérito humano para ganar el galardón de la vida eterna. 

Pueden poner a los pies de nuestro Redentor fervor en el trabajo e intenso afecto, realizaciones intelectuales elevadas y nobles, amplitud de entendimiento y la más profunda humildad; pero no hay una pizca más de gracia y talento que los que Dios dio al principio.  No debe entregarse nada menos que lo que el deber prescribe, y no puede entregarse un ápice más que lo que se ha recibido primero; y todo debe ser colocado sobre el fuego de la justicia de Cristo para purificarlo de su olor terrenal antes de que se eleve en una nube de incienso fragante al gran Jehová y sea aceptado como un suave perfume.

El Señor Jesús imparte todas las facultades, toda la gracia, toda la contrición, todo buen impulso, todo el perdón de los pecados, al presentar su justicia para que el hombre la haga suya mediante una fe viva – la cual también es el don de Dios. Si reunimos todo lo que es bueno, santo, noble y amable en el hombre, y entonces lo presentamos ante los ángeles de Dios como si desempeñáramos una parte en la salvación del alma human o como un mérito, la proposición sería rechazada como una traición.

De pie ante la presencia de su Creador mirando la insuperable gloria que envuelve su persona, contemplan al Cordero de Dios entregado desde la fundación del mundo a una vida de humillación, para ser rechazado, despreciado y crucificado por los hombres pecaminosos. ¡Quién puede medir la infinitud del sacrificio!

Por amor a nosotros Cristo se hizo pobre, para que por su pobreza pudiéramos ser ricos.  Y todas las obras que el hombre puede rendir a Dios serán mucho menos que nada.  Nuestras súplicas son aceptas únicamente porque se apoyan en la justicia de Cristo.  La idea de hacer algo para merecer la gracia del perdón es una falacia del principio al fin.  “Señor en mi mano no traigo valor alguno; simplemente a tu cruz me aferro”.

LO QUE EL HOMBRE NO PUEDE HACER –parte 1-

No le darán gloria alguna las proezas encomiables que el hombre pueda realizar.  Los hombres han caído en la costumbre de glorificar y exaltar a otros hombres, no pocos casos en los cuales la vida familiar y la obra interior de los corazones de esos mismos hombres están llenos de egoísmo. Son corruptos, contaminados, viles;  y nada que proviene de todas sus realizaciones puede elevarlos delante de Dios, porque todo lo que hacen es una abominación ante su mirada. 

No puede haber verdadera conversión sin el abandono del pecado.  Con una agudeza de percepción nunca alcanzada por la comprensión humana, los ángeles de Dios observan que estos seres con almas y manos impuras, están decidiendo su destino por la eternidad; y sin embargo, muchos tienen escasa noción de lo que constituye el pecado y del remedio. (Elena White)  

Continúa en parte 6

Read Full Post »

FE Y OBRAS –parte 4-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

SE PIERDE EL FAVOR DE DIOS-parte 2-

El hombre quebrantó la Ley de Dios, y por medio del Redentor se hicieron promesas nuevas y frescas sobre una base diferente.  Todas las bendiciones deben venir a través de un Mediador. 

Ahora cada miembro de la familia humana está enteramente en las manos de Cristo, y todo lo que poseemos en esta vida presente –ya sea dinero, casas, tierras, capacidad de razonar, fortaleza física, o facultades intelectuales-, y toda la bendiciones de la vida futura, han sido colocados en nuestra posesión como tesoros de Dios para que sean fielmente empleados en beneficio del hombre. 

Cada don tiene el sello de la cruz y lleva la imagen y el sobrescrito de Jesucristo.  Todas las cosas provienen de Dios. Desde los beneficios más insignificantes hasta la mayor bendición, todo fluye por un único Canal: la mediación sobrehumana asperjada con la sangre cuyo valor supera todo cálculo porque era la vida de Dios en su Hijo.

Ahora bien, ninguna alma puede darle a Dios algo que ya no sea de El.  Recuerden ésto: “Todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Cron.29:14).  Esto debe ser presentado delante de la gente dondequiera que vamos: que nosotros no poseemos nada, ni podemos ofrecer cosa alguna de valor, de obras, de fe, que no hayamos recibido primeramente de Dios y sobre lo cual El puede en cualquier momento poner su mano y decir: “Esto es mío –dádivas, bendiciones y dotes que yo te confíe, no para enriquecerte, sino para que la uses sabiamente en beneficio del mundo”.

TODO ES DE DIOS

La creación pertenece a Dios.  El Señor podría, abandonando al hombre, detener su aliento al instante.  Todo lo que el hombre es y todo lo que tiene pertenece a Dios.  El mundo entero es de Dios.  Las casas que el hombre posee, sus conocimientos personales, todo lo que es valioso o brillante, es dotación de Dios. Todo es obsequio suyo, que ha de serle devuelto ayudando a cultivar el corazón humano. 

Las ofrendas más espléndidas pueden ser colocadas sobre el altar de Dios, y los hombres alabarán, exaltarán y cantarán al Dador por su liberalidad. ¿En qué?  “Todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1Cron.29:14). Ninguna obra del hombre puede hacerlo acreedor del amor perdonador de Dios, pero cuando el amor de Dios penetra en el alma lo llevará a hacer las cosas que Dios siempre requirió y que él debería efectuar con placer.  Habrá hecho tan sólo lo que siempre fue su deber.

Los ángeles de Dios en el cielo, que nunca han caído, cumplen la voluntad del Señor continuamente.  Respecto de todo lo que hacen en sus afanosas diligencias de misericordia por este mundo, protegiendo, guiando y cuidando por siglos a la obra de la creación de Dios –tanto a los justos como a los injustos-, pueden en verdad decir: “Todo es tuyo.  De lo recibido de tu mano te damos”

¡Si el ojo humano pudiera vislumbrar el servicio de los ángeles! ¡Si la imaginación pudiera captar y explayarse en el servicio abundante y glorioso de los ángeles de Dios, y en los conflictos que sostienen a favor de los hombres a fin de protegerlos, guiarlos, ganarlos y liberarlos de las trampas de Satanás! ¡Cuán diferentes serían las conductas y el sentimiento religioso!  (Elena White)

 

Read Full Post »

FE Y OBRAS –parte 3-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

ENTERAMENTE POR GRACIA

La justificación es enteramente por gracia y no se consigue por ninguna obra que el hombre caído pueda realizar.  El punto ha sido presentado con claridad, que si el hombre rico tiene dinero y posesiones, y los ofrenda al Señor, se introducen ideas falsas que estropean la ofrenda por pensar que merece el favor de Dios, que el Señor está obligado a considerarlo con especial benevolencia en virtud de la donación.

El Señor le ha prestado al hombre sus propios bienes en depósitos -medios que El requiere que le sean devueltos cuando su providencia lo manifieste y la edificación de su causa lo demande. El Señor dio el intelecto.  Dio la salud y la capacidad para obtener ganancias terrenales.  Manifiesta su poder divino para desarrollar todas sus riquezas, para satisfacer necesidades de una manera económica y conservar el saldo a disposición de Dios. David dijo: “Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Cron.29:14). Así que la satisfacción del mérito no puede consistir en devolver al Señor lo que es suyo, porque siempre fue de su propiedad para ser usada según El en su providencia lo indicara.

SE PIERDE EL FAVOR DE DIOS-parte 1-

Por rebelión y apostasía el hombre perdió el favor de Dios; no sus derechos, porque él no podía tener valor excepto el que le fuera conferido por el amado Hijo de Dios.  Este punto debe ser entendido.  El hombre perdió esos privilegios que Dios en su misericordia le presentó como un don gratuito, un tesoro en depósito para ser usado en el avance de su causa y su gloria, para beneficiar a los seres que El había hecho. En el momento cuando la criatura de Dios rehusó obedecer las leyes del reino de Dios, en ese momento se volvió desleal al gobierno del Creador y se hizo enteramente indigna de todas las bendiciones con que El la había favorecido.

Esta era la situación de la raza humana después que el hombre, por su transgresión, se divorció de Dios.  Entonces ya no tenía más derecho a una bocanada de aire, a un rayo de sol o a una partícula de alimento.  Y la razón por la cual el hombre no fue aniquilado, fue porque Dios lo amó de tal manera que otorgó el don de su amado Hijo para que El sufriera la penalidad de la transgresión.

Cristo estuvo dispuesto a convertirse en el fiador y sustituto del hombre a fin de que éste, mediante su incomparable gracia, pudiera tener otra oportunidad –una segunda prueba-, teniendo la experiencia de Adán y Eva como una advertencia para que no transgredieran la Ley de Dios como ellos lo hicieron. Y en cuanto el hombre disfruta las bendiciones de Dios en la dádiva del sol y la dádiva del alimento, debería inclinarse delante del Hacedor en agradecido reconocimiento de que todas las cosas provienen de El.  Todo lo que se le devuelve a Dios es tan sólo su propiedad, que El nos ha concedido.  (Elena White)

Continúa en parte 4

Read Full Post »

FE Y OBRAS –parte 2-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

IDEAS CONFUSAS ACERCA DE LA SALVACIÓN

¿Es posible que no entendamos que lo más costoso en el mundo es el pecado? Su costo es la pureza de conciencia,  que se pierda el favor de Dios y que el alma se separe de El, y finalmente la pérdida del cielo.  El pecado de ofender al Santo Espíritu de Dios y de caminar en oposición a El ha costado a demasiados la pérdida de su alma.

¿Quién puede medir las responsabilidades de la influencia de cada agente humano a quien nuestro Redentor ha comprado mediante el sacrificio de su propia vida? ¡Qué escena se presentará cuando el juicio comience y los libros sean abiertos para testificar acerca de la salvación o la perdición de cada alma! Se requerirá la infalible decisión de Uno que ha vivido en humanidad, para hacer la adjudicación final de las recompensas de los justos leales y el castigo de los desobedientes, los desleales e inicuos. 

Al Hijo de Dios se le confía la definitiva calificación de la conducta y la responsabilidad de cada individuo.  Para los que han sido participes de los pecados de otros hombres y han actuado contra la decisión de Dios, ha de ser una escena de la más terrible solemnidad.

Muchos abrigan ideas falsas sobre la justificación por la fe. Satanás trabaja de una manera especial para confundir las mentes en este punto. Muchos no llegan a la fe por causa de ideas mezcladas y confusas acerca de la salvación, porque los ministros han trabajado de una manera errónea para alcanzar los corazones.

SOLAMENTE POR FE

Muchos no entienden el plan de salvación ni que es la verdadera conversión; en realidad necesitan experimentar la conversión. Precisamos ser iluminados en este punto. Todos los que son bautizados han de dar evidencia de que se han convertido.  No hay un punto que precisa ser considerado con más fervor, repetido con más frecuencia o establecido con más firmeza en la mente de todos, que la imposibilidad de que el hombre caído haga mérito alguno por sus propias obras, por buenas que sean. 

La salvación es solamente por fe en Cristo Jesús. “Deben nacer de nuevo, o nunca entrarán en el reino de los cielos”. Por consiguiente todos los que tienen una correcta comprensión de este tema deberían abandonar su espíritu de controversia y buscar al Señor con todo su corazón.  Entonces hallarán a Cristo y podrán dar un carácter distintivo a su experiencia religiosa.

Sea hecho claro y manifiesto que no es posible mediante mérito personal realizar cosa alguna a favor de nuestra posición delante de Dios o de la dádiva de Dios por nosotros. Si la fe y las obras pudieran comprar el don de la salvación, entonces el Creador estaría obligado ante cada persona.  En este punto la falsedad tiene una oportunidad de ser aceptada como verdad.  Si algún hombre puede merecer la salvación por algo que pueda hacer, entonces está en la misma posición del católico que cumple penitencia por sus pecados. 

La salvación, en tal caso, es en cierto modo una obligación, que puede ganarse como un sueldo.  Si el hombre no puede, por ninguna de sus buenas obras, merecer la salvación, entonces ésta debe ser enteramente por gracia, recibida por el hombre como pecador porque acepta y cree en Jesús.  Es un don absolutamente gratuito.  La justificación por la fe está más allá de controversias. Y toda esta controversia termina tan pronto como se establece el punto de que los méritos de las buenas obras del hombre caído nunca pueden procurar la vida eterna. (Elena White)

Read Full Post »

« Newer Posts - Older Posts »