DOS=UNO-El CONCEPTO DE UNIDAD-parte 25-
LOS NAIPES <TAROT> Y LA TEMPERANCIA-parte 3-
Algunas de las peores enfermedades de nuestros tiempos son causadas en gran parte por el alcohol, el tabaco y las drogas, que la mayoría de la gente usa de modo moderado. Con la idea de que un poco es bueno pero mucho es peligroso, la sociedad tiende a creer que el alcohol, el tabaco, el juego, las drogas, y las actividades sexuales ilícitas no son reprensibles si se usa de ellas <cuidadosamente>.
Pero, es triste decir que muchos, cegados en esta idea falsa que la moderación proporciona seguridad se despiertan generalmente cuando ya es demasiado tarde, para descubrir que están sufriendo de cáncer de pulmón, o enfermedades cardíacas, o cirrosis del hígado, o enfermedades mentales o venéreas.
Como muchos de los problemas de la humanidad, este también se remonta al Jardín del Edén. El hombre, dotado de dominio o autocontrol, lo perdió cuando escogió el camino de mezclar lo bueno y lo malo.
Los naipes <tarot> con su concepto básico de mezcla, y templanza, están tan lejos el uno del otro como el bien y el mal. Como dice el prestidigitador: <Toma una carta, cualquiera.> Inevitablemente vas a perder, y el otro ganará, porque es el medio del engaño. La única elección sabia es aceptar la verdadera templanza, y así rechazar el concepto de <tarot>.
La templanza significa autocontrol, pero el verdadero autocontrol no está basado en vivir o usar moderadamente de todas las cosas. Más bien, depende de volver a obtener el poder perdido por medio del cuál los hombres resisten los ataques del mal en su sutileza y engaño.
Es por ésto que San Pablo dijo que la templanza es sólo posible por medio del poder del Espíritu Santo de Dios. Pablo lo presenta como la joya final en una sarta de perlas en la vida:
“Amor, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5: 23-24).
La verdadera templanza, por tanto, NO es restricción, sino libertad, una vuelta al poder, a la integración, a la unión del hombre con Dios en pureza y bondad. Se nos asegura de este poder para resistir al mal por medio de la victoria de Jesucristo.
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para ofrecer salvación a todos los hombres ensenándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a si mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para si un pueblo de su propiedad, celoso de buenas obras,” (Tito 2:11-14)
La verdadera templanza no es un acto equilibrador. En vez de ello requiere una decisión definida de abrazar la virtud, la pureza, la sobriedad, la limpieza y toda experiencia sana de la vida en armonía con la ley divina y natural. Nuestro Hacedor desea que nosotros volvamos a la unidad y a la integridad.
“Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa como poseer su propio cuerpo en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios: que ninguno agravie ni defraude en este asunto a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto….Pues, no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. Así que, el que desecha ésto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Santo Espíritu” (1 Tes.4:3-8)
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