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DOCTRINA DE LA VIDA CRISTIANA

EL SÁBADO. En compañía con Dios, Adán y Eva exploraron su hogar paradisíaco. El paisaje era maravilloso, indescriptible. Mientras el sol se ponía lentamente ese primer viernes, el sexto día de la creación, y comenzaban a brillar las estrellas,vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era  bueno en gran manera” (Gen.1:31).  De este modo Dios terminó su creación de los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos” (Gen.2:1).

Pero si bien es cierto que el mundo que Dios acababa de completar era incomparablemente hermoso, el mayor don que el Creador pudiese concederle a la pareja recién creada era el privilegio de mantener una relación personal con El.  Por eso les dio el sábado, un día especial de bendición, camaradería y comunión con su Creador.

EL SÁBADO A TRAVÉS DE LA BIBLIA.  Tres actos divinos distintos establecieron el sábado.

  • 1-DIOS REPOSÓ EN EL SÁBADO.  El séptimo día, Dioscesó y reposó” (Exo.31:17); sin embargo, no descansó porque necesitara hacerlo (Isa. 40:28).  El verbo shabath significa literalmente “cesar” de trabajos o actividades (véase Gen.8:22). El reposo de Dios no fue el resultado ni del agotamiento ni de la fatiga, sino el cesar de una ocupación anterior”.  Dios reposó porque esperaba que los seres humanos descansaran; estableció un ejemplo para la raza humana (Exo.20:11). Y creó el día de reposo al descansar el sábado. La creación del día de reposo fue su toque final, que terminó su obra.
  • 2-DIOS BENDIJO EL SÁBADO.  Dios no sólo hizo el día de reposo, sino que también lo bendijo.  La bendición sobre el séptimo día implicaba que por ella era señalado como un objeto especial del favor divino y un día que sería una bendición para las criaturas de Dios.
  • 3-DIOS SANTIFICÓ EL SÁBADO.  Santificar algo significa hacerlo sagrado, o apartarlo como algo santo y con fines santos; consagrarlo. Se pueden santificar individuos, lugares (como un santuario, templo o iglesia) y el tiempoEl hecho de que Dios santificó el séptimo día significa que este día es santo, que lo apartó con el elevado propósito de enriquecer la relación divino-humana.

Dios bendijo y santificó el séptimo día sábado porque cesó este día de toda su obra. Lo bendijo y santificó para la humanidad, y no para sí mismo. Es su presencia personal lo que coloca en el sábado la bendición y la santificación de Dios.

EL SÁBADO EN EL SINAÍ. Los acontecimientos que siguieron a la salida de los israelitas de Egipto, demuestran que se habían olvidado del sábado. Los rigurosos requerimientos de la esclavitud parecen haber  hecho de la observancia del sábado algo muy difícil. Poco después que obtuvieron su libertad, Dios les recordó por medio del milagro del maná y la proclamación de los Diez Mandamientos, su obligación de observar el séptimo día sábado.

Cada día de la semana Dios les concedía a los israelitas suficiente maná como para suplir sus necesidades de ese día. No debían guardar  nada para el día siguiente, porque si lo hacían se echaría a perder (Exo.16:4,  16-19). En el sexto día, debían reunir el doble de lo corriente, con el fin de que tuviesen suficiente para suplir sus necesidades tanto de ese día como en el siguiente, el sábado. Dios dijo: Mañana es el santo sábado, el reposo de Jehová: Lo que hubiereis de cocer, cocedlo hoy, y los que hubiereis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana “(Exo.16:26). Durante los 40 años, o más de 2.000 sábados sucesivos, que los israelitas pasaron en el desierto, el milagro del maná les recordó este ritmo de seis días de trabajo y el séptimo día de descanso.  

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DOCTRINA DE LA VIDA CRISTIANA

El benéfico Creador descansó el séptimo día después de los seis días de la Creación, e instituyó el sábado para todos los hombres como un monumento de la Creación.  El cuarto mandamiento de la inmutable Ley de Dios requiere la observancia del séptimo día como día de reposo, culto y ministerio, en armonía con las enseñanzas y la práctica de Jesús, el Señor del sábado.  El sábado  es un día de deliciosa comunión con Dios y con nuestros hermanos. 

Es un símbolo de nuestra redención en Cristo, una señal de santificación, una demostración de nuestra lealtad y una anticipación de nuestro futuro eterno en el reino de Dios.  El sábado es la señal perpetua de Dios del pacto eterno entre El y su pueblo.  La gozosa  observancia de este tiempo sagrado de tarde a tarde, de puesta de sol a puesta de sol, es una celebración de la obra creadora y redentora de Dios. 

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DOCTRINA DE LA VIDA CRISTIANA

Los primeros dos  mandamientos están  íntimamente relacionados, y sin embargo tienen diferencias evidentes: El primero trata de quién es el verdadero Dios, y el segundo, de cómo debe ser adorado.  El segundo no es una repetición del primero, como algunos creen. La distinción  es tan grande como la que existe entre cualquiera de los otros. El primer mandamiento revela el verdadero objeto de culto; y el segundo, la verdadera forma de rendir dicho culto.  El primero nos dice quién es el único que debe ser adorado, y el segundo nos dice cómo debemos adorarlo, o cómo no se lo debe adorar.  El primero prohíbe los dioses falsos; el segundo prohíbe las falsas formas de adoración.

“El primer mandamiento se refiere a nuestro concepto de Dios; el segundo, a nuestras acciones externas manifestadas en la adoración.  El segundo se dirige contra el falso culto del verdadero Dios.  No se lo debe adorar por medio de ídolos, imágenes ni otras manifestaciones visibles”.

Los católicos y los luteranos consideran que los primeros dos mandamientos forman el primero, y dividen el décimo mandamiento relativo  a la codicia, haciendo de él dos mandamientos separados para mantener un total de diez. ??

En general, los protestantes usan la división adoptadas por las iglesias Griega y Reformada.  Esto también lo hicieron la mayoría de los reformadores protestantes.

La ley de Moisés también puede referirse a una división del Antiguo Testamento compuesta del Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia (Luc.24:44;  Hech.28:23).

En el libro del pacto se incluían ciertas regulaciones civiles y ceremoniales.  Los preceptos civiles NO constituían una adición a los del Decálogo, sinó que eran simplemente aplicaciones específicas de sus amplios principios.  Los preceptos ceremoniales simbolizaban el Evangelio al proveer para los pecadores los medios de obtener la gracia.  De este modo es el Decálogo lo que domina el pacto.

Algunos han interpretado que la declaración de Pablo según la cualel fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquél que cree ”significa que el fin o propósito de la ley consiste en llevarnos al punto en que podamos ver nuestra pecaminosidad y sentirnos motivados a ir a Cristo para recibir por fe su perdón y justicia.

Otros han interpretado que la referencia a Cristo como el fin de la ley significa que Cristo es el propósito o blanco de la ley (Gal.3:24) o el cumplimiento de la Ley (Mat.5:17). Sin embargo, el punto de vista según el cuál Cristo es el fin o terminación de la Ley como medio de salvación (Rom.6:14) parece encajar  mejor en el contexto de Romanos 10:4. “Pablo esta haciendo un contraste entre la forma que Dios ha prescrito para obtener justicia por fe, con los intentos humanos de obtenerla por medio de la ley.El mensaje del Evangelio es que para todo aquel que tiene fe, Cristo es el fin de la ley como camino de justicia”.

La ley ceremonial era un ayo que tenía el propósito de llevar al individuo a los pies de Cristo, pero por diferentes medios.  Los servicios del santuario, con sus ofrendas y sacrificios les señalaban a los pecadores el perdón de los pecados que proveería la sangre del Cordero de Dios, Jesucristo, que habría de  venir, ayudándoles de este modo a comprender la gracia del Evangelio.  Fue dispuesta con el fin de crear amor por la Ley de Dios, mientras que las ofrendas de sangre debían servir como dramática ilustración del amor de Dios en Cristo.

Caín y Abel estaban plenamente familiarizados con el sistema de sacrificios (Gen.4: 3-5;  Heb.11:3).  Lo más probable es que Adán y Eva obtuvieron sus primeras vestiduras (Gen.3:21) de las pieles de los animales sacrificados para hacer la expiación por sus pecados.

 

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DOCTRINA DE LA VIDA CRISTIANA

LA LEY Y EL EVANGELIO. La salvación es un don que llega a nosotros por gracia por medio de la fe, no por las obras de la Ley (Efe. 2:8). “Ninguna obra de la ley, ningún esfuerzo, por más admirable que sea, y ninguna obra buena—ya sea muchas o pocas, de sacrificio o no— pueden justificar de manera alguna al pecador” (Tito 3:5;  Rom.3:20).

LA LEY Y EL EVANGELIO ANTES DEL SINAÍ. Cuando Adán y Eva pecaron supieron que significaban la culpa, el temor y la necesidad (Gen.3:10). En respuesta a su necesidad, Dios anuló la ley que los condenaba; en cambio, les ofreció el Evangelio que los restauraría a la comunión con El y a la obediencia de su santa Ley.

El Evangelio consistía en la promesa de la redención por medio de un Salvador, la Simiente de la mujer, el cuál un día vendría para triunfar sobre el mal (Gen.3:15).  El sistema de sacrificios que Dios estableció, les enseñó una  importante verdad relativa a la expiación: El perdón podría ser obtenido únicamente por el derramamiento de sangre, por medio de la muerte del Salvador.  Al creer que el sacrificio de los animales simbolizaba la muerte expiatoria del Salvador en su lugar, obtendrían el perdón de sus pecados. La salvación sería por gracia.

Esta promesa evangélica era el centro del pacto eterno de gracia que Dios le ofreció a la humanidad (Gen.12:1-3;  15:4;  5: 17:1-9). Se hallaba relacionada con la obediencia a la Ley de Dios (Gen.18:18,19; 26:4, 5). El Hijo de Dios sería la garantía del pacto divino, el punto focal del Evangelio, el Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (Apoc.13:8).  La gracia de Dios, por lo tanto, comenzó a aplicarse tan pronto como Adán y Eva pecaron. Dijo David La misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos; sobre los que guardan su pacto y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra”(Sal.103:17, 18).

LA LEY Y EL EVANGELIO DESPUÉS DE LA CRUZSegún  han  observado numerosos cristianos, la Biblia indica que, si bien la muerte de Cristo abolió la ley ceremonial, no hizo sino confirmar la perdurable validez de la Ley moral.

LA LEY CEREMONIAL. Cuando Cristo murió, cumplió el simbolismo profético del sistema de sacrificios.   El tipo se encontró con el antitipo, y la ley ceremonial llegó a su fin. Siglos antes Daniel había predicho que la muerte del Mesías haríacesar el sacrificio y la ofrenda” (Dan.9:27). Cuando Jesús murió el velo del templo fue rasgado sobrenaturalmente de arriba abajo (Mat.27:51), indicando así el fin del significado espiritual de los servicios del templo. 

El sacrificio expiatorio del Salvador anuló el acta de los decretos,….. quitándola del medio y clavándola en la cruz “(Col. 2:14).  Desde entonces, ya no fue necesario realizar las elaboradas ceremonias, no más preocupación acerca de la leyes ceremoniales, con sus complejos requerimientos relativos a las ofrendas de bebidas y alimentos, las celebraciones de diversos festivales (La Pascua, el Pentecostés, etc.), las nuevas lunas o los sábados ceremoniales, “todo lo cual es sombra de lo que ha de venir” (Col. 2:16, 17, compárese con Heb.9:10).

Tal como había sido interpretada por los judíos, la ley ceremonial se había convertido en una barrera entre ellos y otras naciones.  Había llegado a ser un gran obstáculo para el cumplimiento de su mission  de iluminar el mundo con la gloria de Dios.  La muerte de Cristo abolió esta ley de los mandamientos expresados en ordenanzas”, derribando la pared intermedia de separación entre los judíos y gentiles, y creando así una familia de creyentes reconciliados mediante la cruz…. en un solo cuerpo”.  (Efe. 2:14-16)

    

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DOCTRINA DE LA VIDA CRISTIANA

LOS SANTOS DEFIENDEN LA LEY.  La obediencia caracteriza a los santos que esperan la segunda venida.  En el conflicto final se unen para exaltar la Ley de Dios. La Escritura los describe como los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apoc.12:17; 14:12) y esperan con paciencia el retorno de Cristo.

En preparación para la segunda venida, este grupo de creyentes proclaman el Evangelio, llamando a otros a adorar al Señor como Creador (Apoc.14:6, 7). Los que adoran a Dios en amor, le obedecerán; el apóstol Juan declaró:Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”  (1 Juan 5:3).

LOS JUICIOS DE DIOS Y LA LEY.   El juicio de Dios que consiste en las siete últimas plagas que caen sobre los desobedientes, se origina en el templo del tabernáculo del testimonio en el cielo (Apoc.15:5). En Israel se conocía bien el término el tabernáculo del testimonio; designaba el tabernáculo que Moisés había construido (Num.1:50, 53;  17:8;  18:2). Se lo llamaba así porque el tabernáculo conteníael arca del testimonio” (Exo.26:34), la cuál contenía las tablas deltestimonio” (Exo.31:18). Vemos así que los Diez Mandamientos son el  “testimonio”, el testigo ante la humanidad de la voluntad divina (Exo.34:28, 29).

Pero Apocalipsis 20:5 dice quefue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio”. La estructura que erigió Moisés era simplemente una copia del templo celestial (Exo.25:8, 40; compárese con Heb.8: 1-5); el gran original de los Diez Mandamientos está allí guardado. El Hecho que los juicios del tiempo del fin se hallan íntimamente  relacionados con la transgresión de la Ley de Dios, añade  evidencia a favor de la perpetuidad de los Diez Mandamientos.

El libro de Apocalipsis también muestra la apertura del templo celestial, lo cuál descubre ante la vista elarca de su pacto” (Apoc.11:19).  La expresión “arca del pacto” designaba el arca del Santuario terrenal, la cuál contenía las tablas conlas palabras del pacto”, los Diez Mandamientos (Exo.34:27; compárese con Núm.10:33;  Deut.9:9).  El arca del pacto que se halla en el santuario celestial es el arca original que contiene las palabras del pacto eterno-el Decálogo original.  Es claro, entonces, que el tiempo de los juicios finales que Dios envía sobre el mundo (Apoc.11:18) está  relacionado con la apertura del templo celestial, con su punto focal en el arca que contiene los Diez Mandamientos; en verdad, esta escena constituye un cuadro apropiado de la magnificación de la Ley de Dios como la norma del juicio.

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DOCTRINA DE LA VIDA CRISTIANA

PROVEE VERDADERA LIBERTAD.  Cristo dijo: todo aquél  que hace pecado, esclavo es del pecado” (Juan 8:34). Cuando transgredimos la ley de Dios, no tenemos libertad; pero la obediencia a los Diez Mandamientos nos asegura la verdadera libertad del pecado.  Significa ser libres de lo que acompaña al pecado: la continua preocupación, las heridas de la conciencia, y una carga creciente de culpabilidad y remordimiento que desgasta nuestras fuerzas vitales. “Andaré  en libertad, porque busqué tus mandamientos” (Sal.119.45).

Con el fin de que recibamos esta libertad, Jesús nos invita a llegarnos a El con nuestra carga de pecado. En su lugar nos ofrece su yugo, el cuál es fácil  (Mat.11:29, 30). Un yugo es un instrumento de servicio; al dividir la carga, hace que sea más fácil realizar diversas tareas. Cuando compartimos el yugo con Cristo, El lleva la pesada carga y hace que la obediencia sea un gozo.

DOMINA EL MAL Y TRAE BENDICIONESEl aumento en los crímenes,  la violencia, la inmoralidad y la maldad que inunda el mundo, se ha originado en el desprecio del Decálogo.  Dondequiera que se acepta esta Ley, contiene el pecado, promueve la conducta correcta y se convierte en un medio de establecer la justicia. El abandono de sus principios causa una decadencia progresiva.

En los tiempos del Antiguo Testamento, Dios bendecía a las naciones e individuos en proporción a la manera como obedecían su Ley. La justicia engrandece a la nación”, “con justicia será afirmado el trono” (Prov. 14:34;  16:12).  Los que rehúsan obedecer los mandamientos de Dios sufrirán calamidades (Sal.89: 31, 32). “La maldición de Jehová está en la casa del impío, pero bendecirá la morada de los justos” (Prov.3:33; véase Lev.26; Deut.28). El mismo principio general continúa siendo válido en nuestros días.

LA LEY ANTES DEL SINAÍ. Cuando Dios creó a Adán y Eva  a su imagen, implantó en sus mentes los principios morales de la ley, haciendo que para ellos el acto de cumplir la voluntad de su Creador fuse algo natural. Su transgresión introdujo el pecado en la familia humana (Rom.5:12).

LA LEY ANTES DEL RETORNO DE CRISTO. La Biblia revela que la Ley de Dios es el objeto de los ataques de Satanás, y que la guerra del diablo contra ella alcanzará su mayor intensidad poco antes de la segunda venida.  La profecía indica que Satanás inducirá a la vasta mayoría de los seres humanos a que desobedezcan a Dios (Apoc.12:9). Obrando a través del poder dela bestia”, dirigirá la atención del mundo hacia la bestia en vez de Dios (Apoc.13:3).

LA LEY BAJO ATAQUEDaniel 7 describe este mismo poder simbolizándolo con un pequeño cuerno, Este capítulo habla de cuatro grandes bestias, a la cuales, y desde los tiempos de Cristo, los comentadores bíblicos han identificado como los poderes mundiales de Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma. Los diez cuernos de la cuarta bestia representan las divisiones del Imperio Romano en la época de su caída (Año 476 D.C.).

La visión de Daniel enfoca el cuerno pequeño, un poder terrible y blasfemo que surgió entre los diez cuernos, significando el surgimiento de un poder asombroso después de la desintegración del Imperio Romano.  Este poder procuraría cambiar la Ley de Dios (Dan.7:25) y habría de continuar hasta el retorno de Cristo. Por sí mismo este ataque es evidencia de que la Ley continuaría teniendo significado en el plan de salvación.  La visión termina asegurándole al pueblo de Dios que este poder no logrará eliminar la Ley, porque el juicio destruirá al cuerno pequeño (Dan.7:11, 26-28).

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DOCTRINA DE LA VIDA CRISTIANA

UNA LEY DE PRINCIPIOS.  Los Diez Mandamientos constituyen un sumario de todos los principios correctos. Se aplican a la totalidad de la humanidad  de todas las épocas. “Temed a Dios, y guarda sus mandamientos; porque ésto es el todo del hombre” (Ecles.12:13).

El Decálogo consiste en dos partes, indicadas por las dos tablas de piedra sobre las cuales Dios lo escribió (Deut.4:13).  Los primeros cuatro mandamientos definen nuestro deber para con nuestro Creador y Redentor, y los últimos seis regulan los deberes para nuestros semejantes.  De esta división se derivan dos grandes principios fundamentales del amor, sobre los cuales se funda el reino de Dios: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y  con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Luc.10:27; compárese con Deut. 6:4, 6;  Lev.19:18).

UNA LEY ÚNICA. Los Diez Mandamientos poseen la distinción especial de ser las únicas palabras que Dios habló en forma audible ante una nación entera (Deut.5:22). No deseando confiar esta ley a las mentes olvidadizas de los seres humanos, Dios procedió a grabar los mandamientos con su dedo en dos tablas de piedra que debían ser preservadas dentro del arca del tabernáculo (Exo.31:18;  Deut.10:2).

Con el fin de ayudar a Israel  en la aplicación de los mandamientos, Dios les dió leyes adicionales que detallaban su relación con El y con sus semejantes. Algunas de estas leyes adicionales enfocaban los asuntos civiles de Israel (leyes civiles); otras regulaban las ceremonias de los servicios del santuario (leyes ceremoniales).

Dios comunicó  al pueblo estas leyes adicionales valiéndose de un intermediario, Moisés, quién las escribió en el libro de la ley”, y las colocó al lado del arca del pacto de Jehová “(Deut.31: 25, 26), NO dentro del arca, como había hecho con la revelación suprema de Dios, el DECÁLOGO. Estas leyes adicionales se conocían comoel libro de la ley de Moisés” o “la ley de Moisés”.

LA LEY DE DIOS ES UNA INSPIRACIÓN PARA EL ALMAHe amado tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro”. Aunque “aflicción y angustia se han apoderado de mí –afirma David-tus mandamientos fueron mi delicia” (Sal.119:97,  127,  143). Para los que aman a Diossus mandamientos no son gravosos” (1Juan 5:3).  Son los transgresores los que consideran que la ley es un yugo intolerable, por cuánto los designios de las mentes pecaminosas “no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Rom.8:7).

La obediencia a la ley como regla de nuestra vida, es vital para nuestra salvación.  Jesús dijo:Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mat.19:17).  Esta obediencia es posible únicamente por el poder que provee el Espíritu Santo al morar en nuestro interior.

Sin los Diez Mandamientos, los seres humanos no pueden ver con claridad la santidad de Dios, su propia culpabilidad, ni su necesidad de arrepentirse.

“LA LEY DE JEHOVÁ ES PERFECTA, QUE CONVIERTE EL ALMA” (Sal.19:7).

    

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LA NATURALEZA DE LA LEY. Como un reflejo del carácter de Dios, la Ley de los Diez Mandamientos es moral, espiritual y abarcante; contiene principios universales.

UN REFLEJO DEL CARÁCTER DEL DADOR DE LA LEY. En la ley de Dios, la Escritura presenta los atributos divinos. A semejanza de Dios,la ley de Jehová es perfecta y “el precepto de Jehová es puro(Sal.19:7, 8).«La ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Rom.7:12). “Todos tus mandamientos son verdad. Hace mucho que he entendido tus testimonios, que para siempre los has establecido” (Sal.119:151, 152 ). En verdad “todos tus mandamientos son justicia (Sal.119:172). 

UNA LEY MORAL. Los Diez Mandamientos revelan el patrón divino de conducta para la humanidad.  Definen nuestra relación con nuestro Creador y Redentor, y nuestro deber para con nuestros semejantes. La Escritura llama pecado a la transgresión de la Ley de Dios (1 Juan 3:4).

UNA LEY ESPIRITUAL. Sabemos que la ley es espiritual” (Rom.7:14).  Por lo tanto, únicamente los que son espirituales y tienen el fruto del Espíritu pueden obedecerla (Juan 15:4; Gal.5:22, 23). Es el Espíritu de Dios el que nos capacita para hacer su voluntad (Hech.1:8;  Sal.51: 10-12). Al permanecer en Cristo, recibimos el poder que necesitamos para llevar frutos para su gloria (Juan 15:5).

LAS LEYES HUMANAS SE REFIEREN ÚNICAMENTE A LOS ACTOS EXTERNOS. Pero de la ley divina se dice: Amplio sobremanera es tu mandamiento” (Sal.119:96); abarca nuestros pensamientos más secretos, nuestros deseos y emociones como los celos, la envidia, la concupiscencia y la ambición. En el Sermón del Monte, Jesús hizo énfasis en esta dimensión espiritual de la ley, revelando que la transgresión comienza en el corazón (Mat.5:21, 22, 27, 28;  Mar.7: 21-23).

UNA LEY POSITIVA. El Decálogo es mucho más que una corta serie de prohibiciones; contiene principios sumamente abarcantes.  No sólo se extiende a lo que NO debemos hacer, sino que también abarca lo que DEBEMOS hacer. Por ejemplo el sexto mandamiento que dice No matarás”, tiene como su aspecto positivo promoverás la vida”. La Ley es una muralla de protección para el obediente. Contemplamos en ella la bondad de Dios, quien al revelar a los hombres los principios inmutables de justicia, procura escudarlos de los males que provienen de la transgresión.

UNA LEY SENCILLA. Los Diez Mandamientos son profundos en su abarcante sencillez. Son tan breves que hasta  un niño puede aprenderlos rápidamente de memoria, y a la vez tan abarcantes que cubren cualquier pecado posible.

“No hay misterios en la Ley de Dios.  Todos pueden comprender las grandes verdades que implica. El intelecto más débil puede captar esas reglas; el más ignorante puede regular su vida y formar su carácter de acuerdo con la norma divina”.

 

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Todos los ojos estaban fijos en la montaña. La cumbre se hallaba cubierta de una espesa nube que se hacia cada vez más oscura, y se extendía hacia abajo hasta que todo el monte estuvo velado en el misterio. En la oscuridad brillaban los relámpagos, mientras que el trueno retumbaba una y otra vez. “Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía  como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera. El sonido de la bocina iba aumentando en extremo” (Exo.19: 18,19).  Tan poderosa era esa majestuosa revelación de la presencia de Dios, que todo Israel temblaba.

De pronto cesaron los truenos y el sonido de la trompeta, y el silencio se hizo pavoroso. Entonces Dios habló desde la espesa oscuridad que velaba su presencia en la cumbre de la montaña. Movido por un profundo amor hacia su pueblo, proclamó los Diez Mandamientos. Dijo Moisés:Jehová vino de Sinaí….de entre diez millares de santos, con la ley de fuego a su mano derecha, Aún amó a su pueblo; todos los consagrados a El estaban en su mano; por tanto, ellos siguieron en tus pasos, recibiendo dirección de ti”.  (Deut.3:2, 3).

Cuando Dios dio la Ley en el Sinaí, no sólo se reveló a sí mismo como la majestuosa autoridad suprema del universo. También se describió como el Redentor de su pueblo (Exo.20:2). Debido a que es el Salvador, llamó no sólo a Israel sinó a toda la humanidad (Ecle.12:13) a obedecer diez breves, abarcantes preceptos que cubren los deberes de los seres humanos para con Dios y para con sus semejantes.

Y DIJO DIOS:

  • 1-“No tendrás dioses ajenos delante de mí”.

  • 2- “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.

  • 3-“No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano”.

  • 4- “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”.

  • 5- “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”.

  • 6- “No matarás”.

  • 7- “No cometerás adulterio”.

  • 8- “No hurtarás”.

  • 9- “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”.

  • 10 “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”.  (Exodo 20: 3-17)

    

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