EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO- parte 32-
LOS DOS LENGUAJES DE LA PROVIDENCIA
COMO ESTUDIAR LA BIBLIA-parte 3-
A medida que meditemos en la perfección del Salvador, desearemos ser enteramente transformados y renovados conforme a la imagen de su pureza. Nuestra alma tendrá hambre y sed de ser hecha como Aquél a quien adoramos. Mientras más concentremos nuestros pensamientos en Cristo, más hablaremos de El a otros y lo representaremos ante el mundo.
La Biblia no fue escrita solamente para el hombre erudito; al contrario, fue destinada a la gente común. Las grandes verdades necesarias para la salvación están presentadas con tanta claridad como la luz del mediodía; y nadie equivocará o perderá el camino, salvo los que sigan su juicio privado en vez de la voluntad divina tan claramente revelada. No debemos conformarnos con el testimonio de ningún hombre en cuanto a lo que enseñan las Santas Escrituras, sino que debemos estudiar las palabras de Dios por nosotros mismos. Si dejamos que otros piensen por nosotros, nuestra energía quedará mutilada y limitadas nuestras aptitudes. Las nobles facultades del alma pueden perder tanto por no ejercitarse en temas dignos de su concentración, que lleguen a ser incapaces de penetrar la profunda significación de la Palabra de Dios.
La inteligencia se desarrollará si se emplea en investigar la relación de los asuntos de la Biblia, comparando texto con texto y lo espiritual con lo espiritual. No hay ninguna cosa mejor para fortalecer la inteligencia que el estudio de las Santas Escrituras. Ningún libro es tan potente para elevar los pensamientos, para dar vigor a las facultades, como las grandes y ennoblecedoras verdades de la Biblia. Si se estudiara la Palabra de Dios como se debe, los hombres tendrían una grandeza de espíritu, una nobleza de carácter y una firmeza de propósito, que raramente pueden verse en estos tiempos.
Uno puede leer toda la Biblia y quedarse, sin embargo, sin ver su belleza o comprender su sentido profundo y oculto. Un pasaje estudiado hasta que su significado nos parezca claro y evidentes sus relaciones con el plan de la salvación, es de mucho más valor que la lectura de muchos capítulos sin un propósito determinado y sin obtener ninguna instrucción positiva. No podemos obtener sabiduría sin una atención verdadera y un estudio con oración. El que perseverantemente escudriña la Palabra buscando sus tesoros ocultos, encontrará verdades del mayor valor, que se ocultan de la vista del investigador descuidado. Las palabras de la inspiración, examinadas en el alma, serán como ríos de agua que manan de la fuente de la vida.
Antes de abrir sus páginas debemos pedir la iluminación del Espíritu Santo, y ésta nos será dada. Jesús nos dará luz para saber lo que es la verdad. Los ángeles del mundo de luz estarán con los que busquen con humildad de corazón la dirección divina. El Espíritu Santo exalta y glorifica al Salvador, presenta a Cristo, la pureza de su justicia y la gran salvación que tenemos por El. ¡Cuánto no estimará Dios a la raza humana, siendo que dio a su Hijo para que muriese por ella y manda su Espíritu para que sea el Maestro y continuo guía del hombre! (Elena White).
- “Del trabajo de su alma verá y
- será saciado; con su conocimiento
- justificará mi siervo justo a muchos, y
- El llevará las iniquidades de ellos” (Isaías 53:11)