Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘el planeta tierra’

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 19-

LA HUMILDAD DE DIOS-parte 8-

6. A FIN DE SERVIR COMO JUEZ-parte 2-

En los tribunales de hoy es común que haya un abogado defensor, un abogado acusador o fiscal, y un juez.  Pero en la Biblia, el juez es también el abogado defensor del que ha sido acusado injustamente.

Por ésto a Jesús también se lo presenta como abogado en 1 Juan 2:1: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. ¡El es el Abogado y el Juez!

Pero, ¿por qué es importante que Jesús sea hombre para poder servir como Juez? En primer lugar, para los que están en Cristo es reconfortante saber que tienen un juez que los comprende plenamente en el juicio.  Generalmente los cristianos le temen al juicio, pero no debe ser así.  Los que están en Cristo se deleitarán que El los represente. 

Sólo uno que conoce cabalmente la naturaleza humana por experiencia propia, puede juzgar con simpatía e imparcialidad.  Podemos estar seguros que Jesús abogará por sus hijos.  Habiendo sido Jesús hombre, puede colocarse en lugar del hombre en el juicio.  Así podemos escondernos detrás del Hombre del Calvario. Es reconfortante el hecho de que cuando se llame mi nombre en el juicio, Jesús se presentará en mi lugar para defenderme.

En segundo lugar, la humanidad de Jesús hará imposible que haya excusas en el juicio, para quienes no aceptaron a Cristo como Salvador y Señor. Estando en su condición de hombre, Jesús fue tentado en todo como nosotros. 

Fue tentado a tomar drogas (Mateo 27:34), fue tentado en el apetito (Mateo 4:3-4), con la atracción del poder (Filipenses 2:5-8), con la riqueza (2 Corintios 8:9), con el mundo (Mateo 4:8-10), con los sentimientos de odio y venganza (Lucas 23:34), con la soledad (Mateo 27:46), con la angustia y la ansiedad (Lucas 22:44; Mateo 26:37); con el temor de quedar separado de su Padre (Mateo 27:46). Jesús fue tentado con todo deseo inicuo, cada emoción impura, cada pensamiento corrompido y cada acción pecaminosa (Hebreos 2:17-18; 4:14-16).

Pero no cedió ni por un instante a la tentación.  Se aferró al poder del Espíritu Santo como cualquier ser humano puede hacerlo. Venció la tentación con el mismo poder que está al alcance del hombre.

La vida humana perfecta de Cristo acallará toda excusa en el juicio.  Cuando su mirada penetrante se fije en el pecador que no se arrepintió, éste tendrá que taparse la boca, pues no habrá excusa en el juicio.  Según 1 Corintios 10:13, “no os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. 

7. PARA PODER REGRESAR POR SU PUEBLO-parte 1-

La  Biblia presenta tres etapas de la salvación: en 2 Corintios 1:10 el apóstol Pablo menciona lo que Cristo ha logrado por nosotros: “El cual nos libró (pasado) y nos libra (presente), y en quien esperamos que aún nos librará…(futuro)”.

En Romanos 6:22 el apóstol nuevamente menciona las tres etapas: “Más ahora que habéis sido libertados del pecado (pasado), y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación (presente), y como fin, la vida eterna (futuro)”.

Continúa en parte 20

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 17-

LA HUMILDAD DE DIOS-parte 6-

 5. PARA DESARROLLAR UN CARÁCTER PERFECTO-parte 1-

 El apóstol Pablo en Romanos 6:23 expresa un axioma divino: “La paga del pecado es muerte”. El mismo apóstol nos asegura que “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Todos los seres humanos están condenados a muerte por sus vidas de pecado. “No hay justo, ni aún uno” (Romanos 3:10).  Nuestra única esperanza está en vivir una vida perfecta, sin mancha de pecado.  Pero no hay ser humano en la historia del mundo, fuera de Jesucristo, que pueda pretender haber hecho tal cosa.

El mensaje maravilloso es que Jesús sí vivió una vida perfecta, sin mancha de pecado.  Hebreos 7:26 nos asegura que Jesús fue “santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores”. El mismo Jesús desafío a los líderes religiosos de su día: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?”(Juan 8:46). Cada pensamiento y acción de la vida de Jesucristo estuvieron en armonía con la voluntad de su Padre.  El no merecía la muerte sino la vida y sin embargo sufrió una muerte cruenta.  Cuando acudimos a El con corazón contrito y humilde y confesamos nuestros pecados, El pone su vida perfecta a nuestra cuenta y toma sobre sí nuestra vida de pecado.  Como lo dice Gálatas 3:13: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición”. 

El inocente se hace culpable para que el culpable sea declarado inocente. Esto es lo que la Biblia llama justificación.  Es cuando Dios, por su infinita misericordia, me acredita o atribuye la vida perfecta de Cristo en lugar de mi vida de pecado.  En ese momento ya el Padre no me considera pecador sino santo. Soy “acepto en el Amado”.  La vida humana perfecta de Cristo está  en lugar de mi vida imperfecta.

Pero hay otro motivo por el cual Jesús tuvo que vivir una vida humana sin pecado.  Cristo no sólo quiere acreditarme su vida perfecta sino que quiere vivir su vida en mí.  En múltiples ocasiones la Biblia afirma que Jesús es nuestro ejemplo o modelo perfecto.  Notemos algunas:

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6).

Y el apóstol Pedro agrega: “Pues para ésto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:21).

Pablo añade: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5).

El mismo Jesús nos amonestó: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11:29), y otra vez, “mis ovejas oyen mi voz…y me siguen” (Juan 10:27).

Jesús no quiere que nos conformemos tan sólo con el perdón (la justificación).  El quiere que lleguemos a copiar su carácter en nuestras vidas, pues El es el modelo perfecto.  Pero ¿Cómo puede lograrse ésto? ¿Acaso puedo vivir como Cristo vivió? ¡Claro que sí! Veamos cómo:

Continúa en parte 18

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 16-

LA HUMILDAD DE DIOS-parte 5-

 4. PARA AYUDAR A LOS TENTADOS

Santiago 1:13 nos enseña que “Dios no puede ser tentado por el mal”. Es imposible que la mente divina pueda ser engañada por el pecado.  Si Jesús hubiera venido como Dios, habría sido imposible que experimentara la tentación. Si hubiera ganado una sola victoria sobre la tentación con su poder divino, Satanás hubiera protestado: “Tu me venciste como Dios y Dios no puede ser tentado”.  Pero a fin de poder ser tentado, tomó sobre sí la naturaleza humana. La Biblia afirma en múltiples ocasiones que Jesús fue tentado.  Hebreos 4:15 nos dice: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”.  Las tentaciones de Jesús no fueron ficticias o imaginarias.  Hebreos 2:18 dice: “Pues en cuanto el mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”.

 No afrontamos ninguna tentación que El no haya encarado.  Todo poder del enemigo se lanzó contra El y sin embargo se mantuvo firme, sin fluctuar.  Y recordemos que afrontó estas tentaciones como hombre, no como Dios, y por lo tanto puede socorrernos en todas nuestras tentaciones.

Nosotros somos como piedrecillas que son llevadas de aquí para allá por las ondas del mar.  Pero Jesús fue como una peña gigantesca que está en los arrecifes.  Todo el poder de los demonios chocó contra El, sin embargo se mantuvo firme inconmovible.

Algunos creen que el hecho de que Jesús nunca pecó lo aleja de nosotros y hace imposible que nos comprenda plenamente. Pero NO es así. Si alguien se está hundiendo en arena movediza, no necesita a otro para que esté en la arena con él para simpatizar con su situación.  Necesita más bien a una persona que se encuentre en la tierra firme y que le lance una soga para sacarlo de la trampa. Si Cristo hubiese caído en la arena movediza del pecado, sería un pecador junto con nosotros y necesitaría El mismo un redentor.

Jesús fue el gran pionero que nos ha despejado el camino.  Los pioneros siempre tienen un camino más escabroso y difícil que los que los siguen.  Cuando los primeros colonos llegaron a la costa oriental de los Estados Unidos, emprendieron la conquista del Oeste.  Los que abrieron el camino enfrentaron tremendos peligros y obstáculos.  Hicieron frente a los indios, a las fieras, a epidemias, al sol quemante del desierto, a las ráfagas heladas de la noche y a una topografía inclemente.  Pero avanzaron marcando el camino y trazando un mapa para los que los seguirían después.  Por los sacrificios de estos pioneros, el camino del Este al Oeste es mucho más fácil hoy.  Podemos cruzar el continente norteamericano sin afrontar ninguno de los peligros que enfrentaron los pioneros.

Jesús fue el gran pionero de nuestra salvación. En su condición de hombre enfrentó todo el poder de las tentaciones del diablo y ganó una victoria decisiva.  El enemigo empleó toda artimaña y estratagema a su alcance contra Jesús, pero no lo pudo derrotar.  La victoria de Cristo ha hecho mucho más fácil la nuestra.  Jesús conoce cada treta de Satanás y está dispuesto a ayudarnos.  Porque fue tentado en todo como nosotros, puede socorrernos cuando somos tentados.  Su victoria puede ser nuestra si dependemos de El.

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 15-

LA HUMILDAD DE DIOS-parte 4-

2.       PARA MORIR POR EL HOMBRE –parte 2-

Cristo, siendo Dios, no podía morir, pues su naturaleza divina es inmortal.  1 Timoteo 6:15-16 afirma que Jesús es el Rey de reyes y que tiene inmortalidad.  ¿Cómo podía Cristo morir en lugar del pecador si era inmortal por naturaleza?

La única forma de hacerlo era si tomaba sobre sí una naturaleza humana mortal. Era imposible que Cristo muriera a menos que se hiciera hombre.  Tomó la naturaleza humana a fin de sufrir la muerte en nuestro lugar.  “Cuando Cristo fue crucificado, fue su naturaleza humana la que murió. La divinidad no murió; ésto hubiera sido imposible” (Elena White).

Marcos 10:45 dice: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.  

La hermosa profecía de Isaías 53:5 afirma: “Más el herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.

El apóstol Pablo, en 2 Corintios 5:21, expresa así este gran sacrificio: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.

Si Jesús no se hubiese hecho hombre a fin de poder derramar su sangre por nosotros, aún estaríamos en nuestros pecados.  De su muerte depende nuestra vida.

El diablo sabía que la muerte de Cristo era de crucial importancia y por lo tanto procuró desviarlo constantemente del camino a la cruz.  En la tercera tentación, procuró trazarle un camino más fácil que el de la cruz, ofreciéndole todos los reinos del mundo si tan sólo lo adoraba (Mateo 4:8-10).  En otra ocasión, Pedro se prestó como instrumento de Satanás tentando a Cristo a no ir a la cruz (Mateo 16:22-23).  Hacia el final de su ministerio vinieron unos griegos a Jesús y le invitaron a predicar en su país (Juan 12:20-24).

El Salvador no ignoraba las grandes necesidades que había en Grecia, pero rehusó desviarse del camino a la cruz y dijo: “Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado”.  En el Getsemaní y en la cruz, el diablo procuró desalentar a Cristo para que abandonara al mundo en la rebelión. El destino de la raza humana pendía de un hilo. Pero Jesús escogió pagar la deuda de cada ser humano.  Pudo morir porque había tomado sobre sí la naturaleza mortal del hombre.

3.       PARA PODER SIMPATIZAR CON LOS PECADORES

Según Hebreos 5:1-2, todo sumo sacerdote debe ser tomado “de entre los hombres” para que “se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, pues que él también está rodeado de debilidad”.  A fin de poder simpatizar con la situación del hombre, Cristo debía llegar a ser hombre.

Una cosa es mirar el sufrimiento de lejos y otra es pasar por el sufrimiento uno mismo. De igual manera, antes que Cristo se encarnara, simpatizaba con la raza humana y sentía compasión de nosotros.  Podría haberse quedado en el cielo observando la miseria humana de lejos, pero a fin de comprender plenamente nuestra situación, llegó a ser carne de nuestra carne y hueso de nuestro hueso. No se conformó con mirar de lejos nuestra aflicción, sino que descendió de su trono para “andar en nuestros zapatos”. Así podemos tener la absoluta seguridad de que nos comprende.

Hebreos 2:17 asegura: “Por lo cual, debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo”. 

Sólo como hombre podía simpatizar plenamente con la situación humana. 

Continúa en parte 16  

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 14-

LA HUMILDAD DE DIOS-parte 3-

¿Por qué escogió Cristo encarnarse en un planeta donde ni el mundo (Juan 1:10) ni los suyos (Juan 1:11) quisieron recibirle? Hay siete razones por las cuales Jesús se encarnó:

 1.       PARA REVELAR COMO ES DIOS

Antes que entrara el pecado al mundo, el hombre tenía comunión directa con Dios, lo veía cara a cara; pero cuando pecó, Dios tuvo que ocultarse de él, pues su gloria es como fuego consumidor contra el pecado (Deuteronomio 4:24; Hebreos 12:29).

Ahora bien, el hombre necesita conocer a Dios para salvarse.  Juan 17:3 dice “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. El hombre tiene que conocer a Dios para salvarse. Pero, ¿Cómo podía conocerlo si él tuvo que ocultarse por causa del pecado? En el Antiguo Testamento Dios resolvió parcialmente el problema.

Según Hebreos 1:1 Dios se reveló muchas veces y en muchas maneras. Por medio de sueños y visiones.  Urim y Tumin, símbolos y figuras, Dios pintó cuadros que revelaban su carácter.  Pero ninguno de estos métodos daba una imagen plena de cómo Dios es en verdad.  Eran tan sólo sombras y retratos de Dios.  Una sombra o un retrato pueden darnos una idea general de cómo es una persona pero recién podemos saber en realidad como es cuando llegamos a conocerla personalmente.

Dios necesitaba dar una revelación personal de sí mismo para que el hombre pudiera conocerlo y salvarse. Con este fin Jesús veló su gloria divina en carne humana. Así pudo revelar en persona como es Dios, sin destruir al mismo tiempo al pecador. En estos postreros días Dios nos ha hablado por medio de su Hijo (Hebreos 1:2). El apóstol Juan nos asegura: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18).

En cierta ocasión Felipe le dijo a Jesús: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta”. Jesús le dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:8-9).  A veces creamos en nuestra mente una dicotomía entre el Padre y el Hijo. Pensamos que Jesús es misericordioso y tolerante mientras que el Padre es justo y severo.  Pero no es así.  El Padre y el Hijo tienen el mismo carácter. El Padre nos ama tanto como su Hijo, pues “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16).

 2.       PARA MORIR POR EL HOMBRE

Después que el hombre pecó, Dios le dijo: “Ciertamente morirás”. “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).  Aunque la justicia divina exigía la muerte del pecador, la misericordia de Dios quería salvarlo. Jesús ofreció saldar la deuda muriendo en lugar del pecador, pero había un problema: Cristo, siendo Dios, no podía morir, pues su naturaleza divina es inmortal.  1 Timoteo 6:15-16 afirma que Jesús es el Rey de reyes y que tiene inmortalidad.  ¿Cómo podía Cristo morir en lugar del pecador si era inmortal por naturaleza?

La única forma de hacerlo era si tomaba sobre sí una naturaleza humana mortal.

Continúa en parte 15

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 13-

LA HUMILDAD DE DIOS-parte 2-

Dios amaba al pecador. Pero ¿cuánto lo amaba?

Llego un momento en que Cristo, el Eterno, el que había creado el inmenso universo de la nada, el que hizo las innumerables estrellas y las llama a todas por su nombre; el que era rey sobre todas las galaxias del cosmos y el que sustenta el vasto universo por la palabra de su potencia; el que era amado, venerado y adorado por todas las huestes celestiales, decidió abandonar el cielo para venir a salvar al hombre.  NO hay ser humano que pueda comprender la magnitud de este sacrificio.  Las palabras suenan demasiado huecas para describir tan sublime acto.

Hace poco más de 2.000 años, en el momento acordado en el concilio de paz, el Hijo se despidió de su Padre y de las huestes angélicas. Descendió del trono y entregó su cetro.  Se quitó el manto de gloria real y la brillante corona y los puso en manos de su Padre. La despedida debió haber sido triste. Luego, mediante un acto misterioso que el hombre jamás podrá comprender, el Padre implantó al Verbo en el vientre de la Virgen María (Hebreos 10:5). El Dios eterno había sido trasplantado al planeta rebelde, al mismo cuartel de Satanás. El Rey del universo se había tornado súbdito, el Señor del espacio infinito había tomado la posición de siervo.

Jesús vino con una naturaleza humana deteriorada por 4.000 años de pecado. Aquel para quien el tiempo y el espacio no constituían el menor límite, se encarceló en ellos. No nació en un palacio sino en medio de las bestias que el mismo había creado. Estudió el Antiguo Testamento que el mismo había dado (1 Pedro 1:10-12).  Aprendió lecciones de la naturaleza que él mismo había creado con el aliento de su boca.  Llegó a ser menor que los mismos ángeles que había llamado a la existencia para cumplir sus designios (Hebreos 2:9) ¡Imagínense, el Creador haciéndose menor que sus propias criaturas! A diferencia de Lucifer, descendió y se despojó  a sí mismo. No reclamó sus derechos como Dios, sino que se humilló a sí mismo (Filip.2:6-11).  Lo vemos mezclándose con los publicanos, las rameras, los leprosos y los menesterosos.

En el aposento alto lavó los pies de sus propios discípulos, incluyendo los del traidor Judas.  En el Getsemaní sudó grandes gotas de sangre por la angustia de sentirse separado de su Padre.  Se colocó en las manos de sus propias criaturas y permitió que lo golpearan y se mofaran de él.  Le escupieron en el rostro, lo azotaron con una caña, le rasgaron la piel y los músculos con el látigo salvaje, le hincaron una corona de espinas en su frente y finalmente lo crucificaron, atravesando sus manos y sus pies con enormes clavos. Desnudo, colgaba entre el cielo y la tierra.

¡El Rey del universo sentenciado y ejecutado por sus propias criaturas!

Cristo podría haber dicho: “Tengo tantos miles de millones de mundos en medio del universo infinito ¿para qué me voy a complicar la vida yendo a ese mundo lleno de gente rebelde y malvada que no merece más que la muerte?” ¿Por qué escogió Cristo encarnarse en un planeta donde ni el mundo (Juan 1:10) ni los suyos (Juan 1:11) quisieron recibirle? Hay siete razones por las cuales Jesús se encarnó:

Continúa en parte 14

 

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 12-

LA HUMILDAD DE DIOS-parte 1-

 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,

el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,

sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo,

hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre,

se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz.

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo,

y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús

se doble toda rodilla de los que están en los cielos y en la tierra, y debajo de la tierra;

y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre” (Filip.2:5-11).

El hombre violó la Ley de Dios y cayó en pecado. Por su desobediencia merecía la muerte.  Por sí mismo no podía escaparse de su situación.  Jesús podría haber ignorado al hombre o haberlo destruido.  De hecho no lo necesitaba. Pero por su gran amor escogió descender a nuestro nivel y derramar su sangre a fin de que el hombre pudiera levantarse del abismo del pecado y tener la esperanza de ir con Cristo al cielo.

 EL DIOS MISERICORDIOSO Y JUSTO

En el tema anterior dejamos dos preguntas sin contestar: 1) Por qué no destruyó Dios al hombre inmediatamente después que pecó, y 2) como podía Dios ser justo al castigar el pecado y al mismo tiempo misericordioso al salvar al pecador. En realidad, hay una sola respuesta a estos dos interrogantes.

Cuando el hombre pecó, la justicia de Dios exigía su muerte inmediata. ¿Por qué, entonces, no murió el hombre ese mismo día? Sencillamente porque Jesús se había ofrecido a morir en lugar de los culpables.  Había creado a Adán y Eva (y por ende a todos sus descendientes también) y por lo tanto tenía derecho a ofrecer su vida en lugar de la de ellos. En el concilio de paz, el Padre y el Hijo (Zacarías 6:12-13) habían acordado que si el hombre pecaba, Dios aceptaría la muerte de su Hijo en lugar de la de los pecadores.  Por ésto la Biblia dice que Jesús es el “Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (Apocalipsis 13:8).  Así Dios podía ser “justo y justificador” de los que lo aceptan.

 LA HUMILDAD DE DIOS –parte 2-

Generalmente pensamos en Dios como alguien omnipotente, omnipresente y omnisapiente. Pero raras veces lo concebimos como manso y humilde. No obstante, ésta es una de las cualidades más grandes del carácter de Dios.  Veamos:  Cierta noche David estaba acostado, mirando la expansión, y al contemplar el cielo estrellado escribió las siguientes palabras:

“Cuando veo tus cielos, obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú  formaste. Digo: ¿qué es el hombre, para que tengas de él memoria. Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:3-4).

Cuando el hombre pecó, Dios podría haber dicho “Son solamente dos personas, se rebelaron contra nosotros y merecen morir, eliminémoslas y comencemos de nuevo”. Pero no fue así.  Dios amaba al pecador.  Pero ¿Cuánto lo amaba? 

Continúa en parte 13                   

     

 

 

 

     

 

 

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 11-

LA ESTRELLA REBELDE  -parte 4-

Hay varias cosas que podemos saber a ciencia cierta en cuanto a Lucifer:

7. Cuando Adán y Eva pecaron, desobedecieron el mandato explícito de Dios. Su pecado era inexcusable.  Dios había prometido que la consecuencia de dicho acto iba a ser la muerte.  Es más, Dios afirmó que el mismo día que comieran del árbol iban a morir (Génesis 2:17). Entonces, ¿por qué no murieron ese mismo día?  Próximamente estudiaremos esta pregunta, pero antes debemos aclarar algunos puntos importantes.

Dios estaba obligado a castigar el pecado de Adán y Eva con la muerte, pues había dicho: “El día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17). Romanos 6:23 afirma: “La paga del pecado es muerte”. La justicia y la veracidad de Dios exigían la muerte de Adán y Eva, pero su amor y misericordia querían salvarlos.  Aparentemente había una discordia irreconciliable entre la justicia y la misericordia de Dios. ¿Cómo podía Dios castigar el pecado y al mismo tiempo salvar al pecador?

Estudiaremos el maravilloso plan que Dios puso en práctica para reconciliar su amor y su justicia, pero antes debemos entender que el virus mortal del pecado no afectó tan sólo a nuestros primeros padres. La infección se extendió también a todos sus descendientes.  Según la Biblia, todos nacemos en este mundo a imagen de Adán que pecó (Génesis 5:1-3) Recibimos de él una naturaleza pecaminosa, inclinada hacia el mal, desviada hacia el pecado.  El hombre nace egoísta, enemistado contra Dios, rebelde, lleno de suficiencia propia.

Tiene una tendencia hacia el pecado que por sí mismo no puede resistir. Efesios 2:3-4 afirma que somos por naturaleza hijos de ira y en Salmo 51:5 se nos dice que somos concebidos en pecado.  Debe quedar algo claro que no somos culpables del pecado que cometió Adán, pero si heredamos sus consecuencias.  El salmista David dice que el hombre es rebelde desde el momento de su concepción (Salmo 58:3).  Con el transcurso del tiempo la naturaleza pecaminosa que recibimos de Adán nos lleva a cometer actos de pecado.  Es decir, heredamos de Adán una naturaleza pecaminosa que no puede sino pecar. Toda  la raza humana está bajo sentencia de muerte, pues en Adán todos mueren (1 Corintios 15:22).  El apóstol Pablo afirma: “No hay justo, ni aún uno…Todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:10,23).

Todos nacemos en este mundo perdidos y condenados a muerte, y lo peor es que no podemos por nosotros mismos cambiar nuestra condición ni nuestra sentencia. El profeta Jeremías pregunta: “Mudará el etíope  su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal? (Jeremías 13:23).

El pecado del hombre pareció poner en aprietos a Dios. Satanás lo desafió: “Si no castigas al hombre con la muerte, eres un mentiroso pues has dicho, ‘el alma que pecare esa morirá’.  Por otro lado, si castigas al hombre con muerte eterna por su pecado, no lo amas pues un Dios de amor no haría tal cosa” ¿Qué podía hacer Dios para disipar las tenebrosas sombras que cubrían al planeta Tierra? ¡Había un plan!

LA HUMILDAD DE DIOS

Continúa en parte 12

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 10-

LA ESTRELLA REBELDE  -parte 3-

Hay varias cosas que podemos saber a ciencia cierta en cuanto a Lucifer:

7.       En Isaías, Ezequiel y Apocalipsis se repite varias veces que Satanás fue lanzado fuera del cielo por su rebelión. ¡La estrella que quiso usurpar el lugar de Cristo fue arrojada del cielo!

Algún tiempo antes que Lucifer fuera expulsado del cielo, Cristo colocó en medio del espacio infinito a este diminuto planeta. En siete días hizo el mundo perfecto, hermoso, digno de su creador, “bueno en gran manera” (Génesis 1:31), Pero en el universo se encontraba este demonio suelto que tenía la intención de vengarse de Cristo. Lucifer, quien ahora era Satanás, estaba empeñado en estropear la obra que Cristo había hecho.  La Biblia afirma que Satanás llegó finalmente al huerto del Edén. 

Allí Jesucristo había colocado un árbol para probar la fe y obediencia de nuestros primeros padres. Este árbol se hallaba en medio del huerto así que era imposible confundirlo con los demás árboles (Génesis 3:3).  El mandamiento de Dios fue claro: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17).  No había nada de nebuloso o ambiguo en el mandato de Dios.  Eva lo comprendió claramente (Génesis 3:3). Dios dio una orden y explicó cuál sería la consecuencia de desobedecerla. ¡Qué maravilloso si Adán y Eva hubieran escogido vivir sólo de acuerdo con la palabra de Dios!

La historia de la caída se encuentra registrada en Génesis 3. No necesitamos repetir todos los detalles, pero si debemos enfatizar que Adán y Eva cayeron en pecado por las mismas razones que había caído Lucifer. Al igual que Lucifer, se llenaron de orgullo y suficiencia propia y quisieron ascender al nivel de Dios. Satanás le insinuó a la mujer: “Dios es mentiroso y no pueden confiar en él. Si pecan no van a  morir, más bien ascenderán a la altura misma de Dios.  Ustedes pueden vivir independientes de Dios.  No lo necesitan”.

Eva se negó a ocupar la posición que Dios le había dado.  Quería ascender a una esfera más elevada donde no tuviera que aceptar la soberanía divina. La Biblia afirma que Adán y Eva pecaron (Romanos 5:12), es decir, quebrantaron la Ley eterna de Jehová (Éxodo 20:3-17).  Desobedecieron los mismos mandamientos que llevaron a la caída a Lucifer. Quisieron hacerse dioses (primer mandamiento), codiciaron el poder de Dios (décimo mandamiento), quisieron robarle a Dios su posición (octavo mandamiento), aceptaron el falso testimonio de la serpiente contra Dios (noveno mandamiento) y deshonraron a su Padre celestial (quinto mandamiento).

Así logró Satanás infectar a nuestro primeros padres con el virus maligno y mortal del pecado. Inyectó en ellos el mismo espíritu que lo había llevado a su caída.

Continúa en parte 11

 

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 9-

LA ESTRELLA REBELDE  -parte 2-

Hay varias cosas que podemos saber a ciencia cierta en cuanto a Lucifer:

1.       Ezequiel 28:13 y 15 recalca dos veces que Lucifer fue creado.  Siendo que Jesucristo creó todo lo que existe en el universo (Juan 1:3; Colosenses 1:16), Lucifer tiene que haber sido creado por El.

2.       Cuando Cristo creó a Lucifer lo hizo perfecto, hermoso, radiante y lleno de sabiduría.  Se parecía en verdad a una estrella gloriosa.

3.       Lucifer estaba en la presencia misma de Dios. Ezequiel 28:14 y 16 lo llama el “querubín cubridor” ¿Qué significa este nombre tan extraño? Para comprenderlo necesitamos regresar a Éxodo 25:20-22 en donde se describe el arca del pacto o del testimonio.  Allí se manifestaba directamente la gloria de Dios en medio de su pueblo. A cada lado del arca se halla un querubín o ángel, cuyas alas se extendían por encima del arca “cubriendo con sus alas la cubierta”. ¡Qué tarea tan sagrada y solemne! En el santuario celestial estos seres eran los que más cerca estaban de Dios ¡Y sus alas cubrían el mismo trono del Altísimo! Uno de estos seres era precisamente Lucifer.

4.       La Biblia no alberga dudas en cuanto a la razón de la caída de Lucifer.  Según el relato de Isaías 14, se llenó de orgullo y suficiencia propia.  Pensó que podía gobernar mejor el universo que Dios y quiso ascender para usurpar su trono.  Se llenó de un espíritu de insubordinación e independencia.  En vez de ser siervo de Dios, quería ser señor; en lugar de súbdito quería ser rey.  No estaba conforme con la posición que Dios le había dado ¡quería ascender!

5.       Ezequiel 28:16 y 1 Juan 3:8 afirman que Satanás por su actitud de rebelión pecó contra Dios.  Según la Biblia el pecado es transgresión de la ley (1 Juan 3:4).  Algunos enseñan, inclusive cristianos, que la Ley fue dada por primera vez a Moisés en el monte Sinaí.  En este caso, Lucifer no podría haber pecado, pues si no hay Ley tampoco puede haber transgresión (Romanos 4:15).  Si examinamos con cuidado el relato, nos daremos cuenta que Lucifer desobedeció varios mandamientos de Dios (Éxodo 20:3-17). 

Quiso hacerse Dios (primer mandamiento), codició  el trono de Dios (décimo mandamiento), quiso robarle la posición a Dios (octavo mandamiento), habló falso testimonio contra Dios (noveno mandamiento), deshonró a su Padre celestial (quinto mandamiento).  Podríamos continuar la lista pero no es necesario. Dicho sea de paso, la Biblia afirma que Satanás es un asesino y mentiroso desde el principio (Juan 8:44). El pecado de Lucifer consistió pues, en rebelarse contra la Ley eterna de Dios.

6.       Hubo una guerra civil en el cielo (Apocalipsis 12:7-9).  En las guerras de esta tierra, se levanta una nación contra otra.  Pero esta guerra fue diferente pues se libró entre los mismos seres que antes habían  estado en perfecta armonía.  Fue una guerra interna.  Según Apocalipsis 12:4, Lucifer logró seducir a una tercera parte de los ángeles en su lucha y estos también desobedecieron la Ley de Dios y pecaron (2 Pedro 2:4).

7.       En Isaías, Ezequiel y Apocalipsis se repite varias veces que Satanás fue lanzado fuera del cielo por su rebelión. ¡La estrella que quiso usurpar el lugar de Cristo fue arrojada del cielo!

Continúa en parte 10

 

 

 

Read Full Post »

« Newer Posts - Older Posts »