LA VERDADERA PUERTA DE LA MISERICORDIA ESTA EN EL CIELO
He puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar” (Apoc. 3:8).
“Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo” (Apoc. 11:19).
“Luego se me mostró…. que los mandamientos de Dios (Exodo 20:3-17) habían de resplandecer en toda su importancia y cuando el pueblo de Dios había de ser probado acerca de la verdad del sábado era cuando se abriese la puerta en el lugar santísimo del santuario celestial…Esta puerta no se abrió hasta que hubo terminado la mediación de Jesús en el lugar santo del santuario en 1844” (Primeros Escritos -pág.42-).
“Pero si bien era cierto que se había cerrado la puerta de esperanza y de gracia por la cual los hombres habían encontrado durante mil ochocientos años acceso a Dios, otra puerta se les abría, y el perdón de los pecados era ofrecido a los hombres por la intercesión de Cristo en el lugar santísimo.
Una parte de su obra había terminado tan sólo para dar lugar a otra. Había aún una “puerta abierta” para entrar en el santuario celestial donde Cristo oficiaba a favor del pecador” (El Conflicto de los Siglos).
“Cada vez que seamos tentados, tenemos esta puerta abierta para contemplar. Ningún poder puede ocultar de nosotros la luz de la gloria que brilla procedente de los umbrales del cielo a lo largo de toda la escalera que debemos subir, pues el Señor nos ha dado fortaleza en su fortaleza, valor en su valor, luz en su luz.
Cuando los poderes de las tinieblas sean vencidos, cuando la luz de la gloria de Dios inunde el mundo, veremos y entenderemos más claramente de lo que lo hacemos hoy. Si sólo comprendiéramos que la gloria de Dios nos rodea, que el cielo está más cerca de la tierra de lo que suponemos, tendríamos un cielo en nuestros hogares mientras nos preparamos para el cielo de lo alto” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 972).
El Heraldo del Evangelio Eterno