MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 144-
LAS RELACIONES HUMANAS. Algunos no entienden el carácter sagrado de la obra de Dios. Tratemos de no consumirnos a nosotros mismos ni de agotar a los demás, sino que dependamos del Espíritu Santo. -parte 4-
HAY QUE COMPRENDER A LA HUMANIDAD: El que trata de transformar a la humanidad, debe comprender a la humanidad. Sólo por la simpatía, la fe y el amor, pueden ser alcanzados y elevados los hombres. En esto, Cristo se revela como el Maestro de los maestros: De todos los que alguna vez vivieran en la tierra, El solo posee una perfecta comprensión del alma humana.
Hay una ciencia en el trato con los que parecen especialmente débiles. Si vamos a enseñar a los demás, primero tenemos que aprender de Cristo nosotros mismos. Los que en realidad necesitan menos ayuda, son los que posiblemente reciban más atención. Necesitamos manifestar una sabiduría especial al tratar con los que parecen desconsiderados e indiferentes. Algunos no entienden el carácter sagrado de la obra de Dios.
Los menos hábiles, los descuidados, e incluso los indolentes requieren en especial, de cuidadosa consideración con oración. Mediante un esfuerzo perseverante en su favor podemos ayudarlos a convertirse en instrumentos útiles en la obra de Dios. Debemos cooperar con el Señor Jesús en la restauración del ineficiente y equivocado para conducirlo a la inteligencia y la pureza.
NO DISCUTAMOS ACERCA DE AGRAVIOS: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Por amor a Cristo no digamos ni pensemos nada malo. Quiera Dios ayudarnos para que no sólo leamos la Biblia sino que practiquemos sus enseñanzas.
El instrumento humano que es fiel en su tarea, que une la gentileza a su poder, la justicia a su amor, produce regocijo entre las inteligencias celestiales, y glorifica a Dios. Luchemos fervorosamente para ser buenos y hacer el bien y recibiremos la inmarcesible corona de la vida.
TRABAJEMOS A FAVOR DE LOS DEMÁS Y CON ELLOS: Cuando la luz brille en el alma, algunos que parecían estar completamente entregados al pecado, se pondrán a trabajar con éxito a favor de pecadores tales como eran ellos. Por medio de la fe en Cristo, habrá quienes alcancen altos puestos de servicio, y se les encomendarán responsabilidades en la obra de salvar almas.
Saben donde reside su propia flaqueza, y se dan cuenta de la depravación de su naturaleza. Conocen la fuerza del pecado y el poder de un hábito vicioso. Comprenden que son incapaces de vencer sin la ayuda de Cristo, y su clamor continuo es: “A ti confió mi alma desvalida”.
TRATEN A LOS DEMÁS CON GENTILEZA: Tratemos de no consumirnos a nosotros mismos ni de agotar a los demás, sino que dependamos del Espíritu Santo. Tratemos con gentileza a los seres humanos. (Elena White)