Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘el planeta tierra’

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 30-

LOS DOS MISTERIOS -parte 4-

EL MISTERIO DE LA PIEDAD-parte 2-

¡Increíble, el Rey del cielo y de la tierra lavando los pies de sus seguidores, incluyendo los de Judas, el traidor! Jesús quiso enseñarles a sus discípulos que el espíritu de exaltación es satánico y que el de humillación es divino.

Pero la humillación de Cristo fue aún mayor pues ya estando en condición de siervo “se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:8).

En el Salmo 22:1-21 hallamos una descripción vívida de la humillación de Cristo hasta la muerte.  El que había creado el universo ahora clamaba: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Salmo 22:1).

Este salmo es importante pues más de mil años antes de nacer Jesús, revela lo que El iba a pensar y decir cuando colgara sobre la cruz del Calvario.  Cristo mismo se describe como:

“gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo” (vers.6). Sus enemigos le escarnecen, estiran los labios y menean la cabeza (vers.7).  Lo rodean como leones feroces para devorarlo (vers.13), le atraviesan las manos y los pies, le quitan sus vestiduras dejándolo desnudo ante los blasfemos ojos de sus enemigos (vers.16, 18), y finalmente lo ponen en el polvo de la muerte (vers. 15).  ¡Qué humillación!

Cristo tenía el poder para borrar de la existencia a todos sus enemigos, pero escogió beber la amarga copa del sufrimiento y la humillación.  En vez de llenarse de  orgullo y de exaltarse, se vació a sí mismo y se rebajó hasta el polvo. Este es el espíritu de la piedad.

Pero surge la pregunta: ¿Valió la pena que Cristo manifestara tal espíritu? Volvamos a Filipenses 2:9-11 para hallar la respuesta. Después que Jesús se humilló hasta el polvo de la muerte fue exaltado por su Padre.  “Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”

Las palabras iniciales “por la cual” indican una conexión con los versículos anteriores.  El apóstol Pablo nos está diciendo que Jesús se humilló (vers. 6-8) y por lo tanto Dios le ensalzó (vers.9-11).  Aquí se aplica el principio divino: “El que se humilla será enaltecido” (Mateo 23:12).

EL SALMO 22

Los eruditos han logrado clasificar los salmos de acuerdo al tipo de literatura que contienen.  Por ejemplo, hay salmos de lamento individual y congregacional. En los salmos de lamento, un personaje o grupo de personas expresan agonía por estar experimentando gran sufrimiento físico o espiritual.  En los salmos de alabanza, un individuo o grupo de individuos le rinden homenaje y alabanza a Dios por su bondad y grandeza.

El Salmo 22 ha sido difícil de clasificar pues contiene dos clases de literatura.  En la primera parte del salmo (vers.1-21) un individuo está sufriendo intensa agonía física y espiritual, y se lamenta por ello; pero la segunda parte del salmo (vers.22-31) este mismo individuo se halla triunfante en medio de una gran congregación que le está tributando honra, gloria y alabanza a Dios.

La congregación se compone de la simiente de Israel y de todas las naciones de la tierra. Aún los que descendieron al polvo le tributan homenaje (vers.29).

¿Cómo hemos de relacionar las dos partes del Salmo 22?

Continúa en parte 31

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 29-

LOS DOS MISTERIOS -parte 3-

EL MISTERIO DE LA PIEDAD-parte 1-

Mientras que el misterio de iniquidad se destaca por un espíritu de orgullo y exaltación, el misterio de la piedad se distingue por la abnegación y la humildad. “Dios fue manifestado en carne”, dice el apóstol Pablo al describir el misterio de la piedad.  Ahora bien, entre los paganos era muy común pensar que los hombres de renombre en vida, se convirtieran en dioses después de la muerte.  Pero que un dios llegara a ser hombre, era para ellos una locura, un concepto absurdo (1 Corintios 1:23).

¿Por qué un dios iba a tener que rebajarse y humillarse así? En los días de Daniel, cuando los sabios de Babilonia no  pudieron decirle al rey Nabucodonosor el sueño que había tenido, se quejaron de que el rey pedía algo injusto pues sólo los dioses “cuya morada no es con la carne” (Daniel 2:11) podían decirle el sueño. En otras palabras los dioses no tenían nada que ver con los que vivían en la carne. Cuán grande el contraste entre este concepto pagano y el cristiano.  En San Juan 1:14 se afirma que aquel Verbo, que era Dios, que tenía todo el poder y la gloria, llegó a ser carne y habitó entre los hombres.

Aún los judíos rehusaron comprender la misión de Cristo porque sus corazones estaban enceguecidos por el espíritu del misterio de iniquidad.  Para ellos, el Mesías debía ser un rey poderoso, glorioso y avasallador, que iba a destruir a los romanos para luego poner a Israel en lo alto, por encima de todas las demás naciones.

Pero Jesús contradijo estas expectaciones.  Cuando vino era como raíz de tierra seca.  No había en El parecer llamativo, ni hermosura, ni atractivo para que lo desearan (ver Isaías 53:2). Por lo tanto llegó a ser piedra de tropiezo para ellos (1 Corintios 1:23).  Ni los judíos ni los romanos podían aceptar que Dios mostrara debilidad; ¡y que muriera era imposible!

Según Filipenses 2:6 aunque Jesús era Dios, no considero la igualdad a Dios como algo a que aferrarse.  Es decir, no reclamó sus derechos como Dios sino que “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Filipenses 2:7). No vemos a Cristo reclamando sus propios derechos y luchando por conservar su poder, dignidad y privilegios.  Siempre abogó por los derechos ajenos y por la gloria de su Padre. Podría haber conservado su elevada posición en el cielo, pero escogió descender para servir.

Esta actitud de siervo la vemos ejemplificada en un episodio que ocurrió hacia el final de su ministerio. Los discípulos habían discutido constantemente sobre quién de ellos iba a ser el mayor o más importante en el reino que Cristo iba a establecer (ver Marcos 9:33-34); estaban llenos de orgullo y cada uno quería tener el primer puesto u ocupar el cargo más importante. El jueves de la Semana de la Pasión, después de celebrar la fiesta de Pascua con sus discípulos en el aposento alto, Cristo buscó una palangana con agua, se ciñó con una toalla  y comenzó a lavar los pies de sus discípulos.

¡Increíble, el Rey del cielo y de la tierra lavando los pies de sus seguidores, incluyendo los de Judas, el traidor! Jesús quiso enseñarles a sus discípulos que el espíritu de exaltación es satánico y que el de humillación es divino.

Continúa en parte 30

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 28-

LOS DOS MISTERIOS -parte 2-

NABUCODONOSOR Y EL MISTERIO DE INIQUIDAD

El rey Nabucodonosor ejemplifica el mismo espíritu.  Dios le había mostrado al rey en un sueño que su reino iba a ser sucedido por otros reinos (vea Daniel 2). Siendo el monarca más poderoso de la tierra en aquella época, a Nabucodonosor no le gustó tal idea.  Estaba seguro que su reino iba a ser eterno. 

En el sueño que tuvo había visto una imagen que se componía de diferentes metales.  La cabeza de oro representaba el reino de Nabucodonosor (Babilonia).  Después vendrían el pecho y los brazos de plata (Medo-Persia), el vientre de bronce (Grecia), las piernas de hierro (Roma), los pies de hierro y barro (las divisiones del Imperio Romano), y luego el reino eterno de Cristo que nunca sería reemplazado por otro reino.

Nabucodonosor, en señal de desafío contra Dios, erigió una imagen toda de oro. Un día el rey se paseaba por el palacio y lleno de orgullo y exaltación se jactó: “¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?” (Daniel 4:30).  Esto lo dijo a pesar de que Dios le había dicho: “Tu, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, y fuerza y majestad” (Daniel 2:37).

Nabucodonosor estaba procurando suplantar a Dios, por lo cual finalmente fue castigado: “Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando se oyó una voz del cielo -que decía-: “A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti” (Daniel 4:31).  Inmediatamente el orgulloso rey fue humillado.  El gran monarca tuvo que vivir como una bestia; comía hierba, su pelo creció como el de un águila y sus uñas como las de aves. 

Finalmente, después de siete años, Dios le devolvió la razón y el rey habló las siguientes palabras: “Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia” (Daniel 4:37).  El monarca había aprendido la lección de que  “el que se enaltece será humillado”

El misterio de iniquidad es el principio que moviliza y motiva al mundo.  Según este concepto, los que tienen poder, fama y dinero son algo, mientras que los que no tienen estas cosas no valen nada. Es la idea de que mientras más arriba estés más importante eres y mientras más abajo estés menos importante eres.  Es el espíritu que pisotea al débil, que emplea todos los recursos para la glorificación propia, en vez de bendecir a los afligidos y menesterosos.

EL MISTERIO DE LA PIEDAD

Mientras que el misterio de iniquidad se destaca por un espíritu de orgullo y exaltación, el misterio de la piedad se distingue por la abnegación y la humildad. “Dios fue manifestado en carne”, dice el apóstol Pablo al describir el misterio de la piedad.  Ahora bien, entre los paganos era muy común pensar que los hombres de renombre en vida, se convirtieran en dioses después de la muerte.  Pero que un dios llegara a ser hombre, era para ellos una locura, un concepto absurdo (1 Corintios 1:23).

Continúa en parte 29

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 27-

LOS DOS MISTERIOS -parte 1-

DOS MISTERIOS

La Biblia presenta dos grandes misterios:

El primero se halla registrado en 1 Timoteo 3:16: “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria”.

El segundo misterio se halla registrado en 2 Tesalonicenses 2:4, donde el apóstol Pablo describe al hombre de pecado quien “se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”.

Según el versículo 7, éste es el misterio de iniquidad.

La historia de la salvación es el desarrollo de estos dos misterios.  Estudiemos primero el origen y el espíritu del misterio de iniquidad.

EL ORIGEN DEL MISTERIO DE INIQUIDAD

Como ya vimos, el pecado tuvo su origen en el cielo con un ángel excelso llamado Lucifer. Volvamos ahora a esa historia como se registra en Isaías 14 y Ezequiel 28 para ver como se denuncian los principios del misterio de iniquidad.  Empecemos con Isaías 14 y subrayemos alguna palabras claves.

“Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (vers. 13-14).

Este pasaje revela claramente el deseo que tenía Lucifer de ascender.  Quería poder y abrigaba un espíritu de supremacía. No estaba satisfecho con la posición que Dios le había dado.  Deseaba poner debajo de sus pies a todo el universo. Este ángel soberbio no quería rebajarse a servir; sólo buscaba exaltarse y ser servido.

Ezequiel 28 presenta el mismo panorama.  Notemos especialmente los versículos 17, 6 y 2: “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura…Pusiste tu corazón como corazón de Dios…se enalteció tu corazon”. Nuevamente vemos el deseo que tenia Lucifer de ponerse en alto. La esencia del misterio de iniquidad es el orgullo, la exaltación y el deseo de recibir homenaje y de ser servido.

Pero notemos a que conduce dicho espíritu.  Tanto en Isaías 14 como en Ezequiel 28 se muestra que este ángel que deseaba ascender, fue derribado o echado abajo. 

Isaías 14:12,15 dice: “Como caíste del cielo…cortado fuiste por tierra… más tu derribado eres hasta el Seol (sepulcro), a los lados del abismo”. 

Y Ezequiel 28: “Yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras de fuego… Yo te arrojaré por tierra…al sepulcro te harán descender, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares” (Vers. 16,17, 8). 

Aquél que se exaltó y enorgulleció en las cortes celestiales será consumido por fuego y reducido a cenizas y para siempre dejará de ser (Ezequiel 28:18-19). 

Tal es el fin de todo aquel que se enorgullece y exalta. El Señor Jesucristo lo expresó de la siguiente forma: “El que se enaltece será humillado” (Mateo 23:12).

En el transcurso de la historia, Satanás ha sembrado el mismo espíritu en el corazón de los seres humanos.

NABUCODONOSOR Y EL MISTERIO DE INIQUIDAD

Continúa en parte 28

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 26-

EL TIERNO CUIDADO DE DIOS-parte 5-

LA VERDADERA GRANDEZA DE DIOS

¿Por qué un Dios tan grande escucha las plegarias de personas tan insignificantes? Dios es omnipotente, omnipresente, omnisapiente y eterno. Puede subsistir muy bien sin nosotros.  Tiene un espacio infinito lleno de planetas, estrellas, sistemas solares y galaxias. Está sumamente ocupado administrando y sustentando el universo; ¿cómo, pues, podemos creer que El se interesa y se preocupa por nosotros?

Nuestro problema es que tenemos un concepto falso de lo que constituye la verdadera grandeza. Pensamos que mientras más elevada sea la posición de una persona,  mientras más riquezas tenga, más poder y fama posea, entonces más inaccesible y fuera de nuestro alcance estará. Pero con Dios es diferente. Mientras más encumbrado está, más se preocupa por las cosas más pequeñas de sus hijos y más cerca está de nosotros.

“Es indiscutiblemente, grande el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria”. (1 Timoteo 3:16).

“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios, o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tesalonicenses 2:3-4).

LOS DOS MISTERIOS   

 Continúa en parte 27

 

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 25-

EL TIERNO CUIDADO DE DIOS-parte 4-

EL PODER DE LA ORACIÓN-parte 3-

Veamos otros aspectos de la oración y de nuestra comunicación con Dios, que se encuentra en el cielo más distante. Aclaremos que la Biblia menciona tres cielos (2 Corintios 12:2). El primero es el atmosférico, donde vuelan las aves (Génesis 1:8).  El segundo es el estelar, donde  se encuentra el Sol, la Luna y  las estrellas (Salmo 19:1), y el tercer cielo es el lugar donde mora Dios. 

No sabemos exactamente donde se encuentra el tercer cielo, pero si sabemos que está a una distancia casi incomputable de la Tierra.  A pesar de ésto, nuestras oraciones llegan al trono de la gracia cuando apenas comenzamos a abrir la boca y la repuesta de Dios está en camino antes de terminar la oración.  En Daniel 9 tenemos una de las oraciones más hermosas de la Biblia que nos muestra la prontitud con que Dios atiende nuestras plegarias.

El templo y la ciudad de Jerusalén estaban en ruinas y el pueblo de Israel se hallaba cautivo en Babilonia.  El profeta le rogó a Dios que tuviera misericordia de su pueblo, su ciudad y su templo. Mientras el profeta Daniel aún oraba, se presentó el ángel Gabriel con la respuesta a su oración.  El ángel le dijo: “Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para ensenártela” (cap.9:23). ¡Qué asombroso!

Cuando Daniel recién había comenzado la oración ya Gabriel venía en camino con la respuesta de Dios. La velocidad de la luz queda abatida en el polvo comparada con la velocidad con que viajan las oraciones. Ciertamente en el mundo de Dios el sonido viaja más rápido que la luz. El Salmo 4:3 promete: “Jehová oirá cuando yo a él clamare”.

Muchos se arrepienten de sus pecados y oran para que Dios los perdone, pero no sienten que El los oye. Pero los sentimientos no guardan ninguna relación con el perdón. El perdón no tiene que ver tanto con la manera como nos sentimos como con las promesas de Dios.  Dios ha prometido “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Dios dice: “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).  No tenemos la seguridad del perdón porque nos sentimos perdonados sino porque Dios dice que lo estamos.

A veces somos más duros con nosotros mismos que Dios. Cuando Jacob le mintió a su padre y le robó la primogenitura a su hermano, lo sobrecogió un profundo sentimiento de culpa por lo que había hecho. Mientras huía de su casa, le pidió perdón a Dios. Al acostarse a dormir esa noche con la cabeza sobre unas piedras, Dios respondió su oración dándole un sueño de una escalera que estaba asentada en la tierra y cuya cúspide alcanzaba hasta el cielo (Génesis 28).  Sobre la escalera subían y bajaban ángeles. 

Por medio de este sueño Dios le estaba diciendo a Jacob: “Tú has pecado contra tus parientes y contra mí, pero yo he oído tu oración contrita y te he perdonado.  La comunión entre el cielo y tú aún está abierta”.  A pesar de que Dios perdonó a Jacob, éste no era capaz de perdonarse a sí mismo.  Por veinte años Jacob no se perdonó  a pesar de que Dios sí lo había perdonado.  Finalmente cuando luchó con el ángel, pudo aceptar la seguridad del perdón que Dios le había dado (Génesis 32). 

Esta historia nos enseña una gran lección.  Cuando venimos a Dios con humildad y tristeza, El nos oye y responde. Creamos que nos ha aceptado no porque lo sentimos así, ¡sino porque El lo ha dicho así!

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 24-

EL TIERNO CUIDADO DE DIOS-parte 3-

EL PODER DE LA ORACIÓN-parte 2-

Es increíble que Dios nos permita hablar con El. Sería imposible que Ud. consiguiera una audiencia  para hablar con el presidente de los Estados Unidos, pues él es prácticamente inaccesible, excepto para sus amigos personales y aquellos que están  a un nivel de importancia semejante al de él.

Pero en el caso de Dios, el gran Gobernante del universo, no hay que pedir audiencia pues tenemos acceso directo e inmediato a El, cuantas veces queramos. ¡Imagínese al gran Dios inclinando su oído omnisciente para escuchar nuestras quejas, peticiones y expresiones de gratitud!

Hay varios personajes en la Biblia que dialogaron con Dios. Tenemos a Moisés. Mientras estaba en comunión con Dios en el monte Sinaí, el pueblo de Israel adoraba un becerro de oro.  Dios le sugirió a Moisés que sería bueno destruir a Israel y escoger a otro pueblo que cumpliera mejor sus designios.

Moisés  razonó  con Dios. “¿Qué pensarán los pueblos de ti si después de sacarlos de la servidumbre en Egipto luego los destruyes en el desierto?” Moisés no le estaba diciendo nada nuevo a Dios. El Señor ya sabía lo que Moisés iba a decir y sin embargo permitió que Moisés razonara con El. ¡Imagínese, el omnipotente Dios permitiendo que una de sus criaturas le hiciera sugerencias!

Lo mismo sucedió con Abrahán cuando intercedió con Dios a favor de Sodoma y Gomorra (ver Génesis 18). El Señor permitió que Abrahán dialogara con El sobre el destino de las malvadas ciudades.

El caso de Jonás es particularmente interesante. Dios había mandado al profeta a Nínive para anunciar su pronta destrucción. “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida”, era el mensaje de Jonás. Cuando los ninivitas escucharon el mensaje, se arrepintieron de sus pecados y cambiaron su mala conducta.  Al ver Dios la reacción positiva de Nínive decidió no destruirla. Esto enojó a Jonás quien fue y se sentó fuera de la ciudad para ver si Dios en verdad la iba a perdonar.

 La conversación que sigue es increíble. Jonás se portó como un niño malcriado y Dios como un padre tierno, cariñoso y paciente.  El profeta le dijo a Dios: “¿No es ésto lo que yo decía estando aún en mi tierra?… Porque sabía yo que tu eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia” (Jonás 4:2). Luego Jonás le pidió a Dios: “Te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida” (Jonás 4:3).  Pero Dios trató de razonar con él diciéndole: “¿Haces tú bien en enojarte tanto?” Imagínese, el gran Dios del universo, tratando de razonar con un profeta amargado.

Pero hay más.  Mientras Jonás esperaba fuera de la ciudad, Dios hizo crecer una calabacera para darle sombra sobre su cabeza.  Jonás se alegró de la calabacera, pero luego Dios preparó un gusano que hirió la calabacera, y se seco, e hizo soplar un recio viento solano que azotó a Jonás.  Si antes Jonás estaba enojado, ahora estaba furioso… 

Le dijo a Dios: “Mejor sería para mí la muerte que la vida” (Jonás 4:8).Cuando Dios procuró razonar pacientemente de nuevo con su profeta y le preguntó si estaba bien que se enojara tanto, Jonás le contestó aún muy enojado: “Mucho me enojo, hasta la muerte”. ¿Cómo Dios permitió que Jonás le hablara así? ¡Qué falta de respeto! Dios podría haberlo borrado de la existencia en un instante, pero nuestro Padre celestial no es así.  El permite que le hablemos, que nos quejemos, que roguemos y aún que discutamos con El.  Nos escucha y procura razonar con nosotros.

Veamos otros aspectos de la oración y de nuestra comunicación con Dios, que se encuentra en el cielo más distante. Aclaremos que la Biblia menciona tres cielos.

Continúa en parte 25

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 23-

EL TIERNO CUIDADO DE DIOS-parte 2-

LA OVEJA PERDIDA

En cierta ocasión  los fariseos y escribas murmuraron contra Cristo por relacionarse con los pecadores. No podían entender como una persona tan importante como Cristo se mezclaba con gente tal.  En respuesta Jesús contó una historia conmovedora.

Un pastor tenía cien ovejas en su redil, pero una de ellas se extravió. Hubiera sido fácil que el pastor pensara: “Todavía me quedan noventa y nueve ovejas en el redil, ¿por qué arriesgaría mi vida para buscar a una que se ha extraviado?” Pero el pastor no pensó así.  La oveja perdida era la que más lo necesitaba. 

El sabía que las ovejas tienen un pésimo sentido de orientación y que su oveja no sabría como regresar sola al redil.  Si no la buscaba, de seguro moriría. Así fue que después de asegurarse que las noventa y nueve estaban seguras en el redil, salió a buscar a su oveja y la encontró.

El pastor no estaba molesto por haber tenido que salir tarde en la noche en su misión de rescate. No regañó  a la oveja ni la golpeó por haberse perdido. ¡NO! La puso sobre sus hombros y la llevó con gozo de vuelta al redil (Lucas 15:5).  Tan feliz estaba que mandó llamar a todos sus vecinos y amigos para celebrar la ocasión. Con orgullo les dijo a sus invitados: “Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido” (Lucas  15:6). 

Luego Jesús recalcó la lección que quería enseñar al contar esta parábola.  Hay “gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15:7).  Dios no mira a los seres humanos como a un montón. Los considera individual y personalmente.  Cuanto más lo necesitamos y buscamos, más cerca está  de nosotros ¡Que Dios tan grande y misericordioso!

Muchos tenemos la idea de que Dios es un Gobernante austero que se sienta rígidamente en su trono celestial, escudriñándonos para castigar a cualquiera que se rebele contra su voluntad. Pero no es así. Dios escucha, simpatiza, se alegra con nosotros y también se aflige por todos nuestros fracasos y tristezas.  Es un Dios con intelecto y sentimientos.  Cada ser humano tiene un valor  incalculable para El. Ni aún olvida a un solo pajarillo (Lucas 12:6).

Tan detallista es Dios que incluso tiene contados los cabellos de nuestra cabeza (Lucas 12:7). Dios no se ha ausentado de este mundo. No creó un mundo con su propio motor para luego dejarlo funcionar al azar. El interviene aún en los detalles más insignificantes de este mundo.  Si así no fuera ya este planeta habría dejado de existir.  Es por su poder que el universo todavía funciona en perfecta armonía.

“No es por efecto de un mecanismo que, una vez puesto en movimiento, prosigue su acción, como late el pulso y una respiración sigue a la otra.  En Dios vivimos, nos movemos y somos. El corazón que palpita, el pulso que late, cada nervio y músculo del organismo vivo se mantienen en orden y actividad por el poder de un Dios siempre presente”. (El ministerio de curación p.325- Elena White).

EL PODER DE LA ORACIÓN-parte 1-

Es increíble que Dios nos permita hablar con El. Sería imposible que Ud. consiguiera una audiencia  para hablar con el presidente de los Estados Unidos, pues él es prácticamente inaccesible, excepto para sus amigos personales y aquellos que están  a un nivel de importancia semejante al de él.

Pero en el caso de Dios, el gran Gobernante del universo, no hay que pedir audiencia pues tenemos acceso directo e inmediato a El, cuantas veces queramos. ¡Imagínese al gran Dios inclinando su oído omnisciente para escuchar nuestras quejas, peticiones y expresiones de gratitud! Hay varios personajes en la Biblia que dialogaron con Dios.     

Continúa en parte 24

 

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 22-

EL TIERNO CUIDADO DE DIOS-parte 1-

Aunque el tema central de la Biblia es la historia de este mundo, también se insinúa que hay otros mundos habitados en el universo.  El profeta Isaías nos asegura que Dios “extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar” (cap.40:22). Cuando Cristo ganó la victoria en la cruz, se oyó una voz en el cielo que decía: “Alegraos, cielos, y los que moráis en ellos” (Apocalipsis 12:12). Los cielos (en plural) tienen moradores. 

En 1 Corintios 4:9 el apóstol Pablo nos asegura que somos el espectáculo del universo.  Es decir, el universo entero está observando el desarrollo de la controversia entre el bien y el mal en este pequeño planeta.

El conocido evangelista Billy Graham declaró: “Entre los billones de billones de planetas en el universo, debe haber miles con vida inteligente. Pero el hecho de que Cristo muriera para salvar a nuestro mundo indica que la Tierra es el único planeta que se ha rebelado contra Dios”  (Citado por McFarland y Knauft, The Inhabited Universe, p.19).

Ya vimos  que el universo es prácticamente infinito y que el número de cuerpos celestes es incomputable. Este planeta es un mero microbio en medio de la vasta expansión. Carl Sagan, de la NASA, dijo que el satélite Voyager tomó fotos de la Tierra desde una distancia de 3.8 billones de millas. Según él, la Tierra parecía un puntito azul en medio de un océano negro.

Cuando el rey David se fijó en la gloria de Dios reflejada en los cielos, se preguntó: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo de hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:4).  Si el planeta Tierra es como un granito de arena en una playa, ¿qué es el hombre? Podríamos pensar Dios tiene tantos mundos que nunca cayeron en pecado, ¿qué  le importa éste que se rebeló contra El?

Dios podría haber ignorado a este mundo o haberlo destruido, pero no fue así.  La grandeza de Dios se manifiesta en el hecho de que se preocupa por las cosas más insignificantes del universo. El cuenta el número de las estrellas, a todas llama por sus nombres y la sustenta con su poder (ver Isaías 40:26). Cada una es importante para El.

A veces nos preguntamos ¿cómo es que un Dios tan inmenso y ocupado puede interesarse en personas como nosotros? ¿Cómo puede tomar tiempo para mí? ¿Acaso no tiene cosas más importantes que hacer?

Es cierto que Dios tiene un universo inmenso que administrar, pero este hecho no le hace ignorar las cosas más pequeñas.  Dios es detallista.  Su grandeza radica en que se preocupa por sus pequeñuelos. La tendencia humana es olvidar, ignorar y maltratar a aquellos que son inferiores y menos importantes que nosotros. Evaluamos a la gente por su color, tamaño, nacionalidad, rango social, educación y sexo, entre otras cosas. Excluimos de nuestro círculo a los que no alcanzan la norma que hemos creado en nuestra mente.

¡Pero cuán diferente es Dios! Por medio de su Hijo entra en contacto con nosotros, gente rebelde, desobediente y de poca fe. En Cristo  ha descendido para alcanzarnos, aunque nos encontremos en las profundidades más negras del pecado y la desesperación.  A pesar de su grandeza y su poder, Cristo vino y se relacionó con las rameras, los publicanos, los pobres, los enfermos y los tristes. Pudo haberse quedado en el cielo donde era amado y respetado, pero escogió venir a este mundo rebelde para rescatarlo.  Para El cada alma tiene un valor infinito.  El Salvador hubiera muerto aún por uno solo de nosotros.

LA OVEJA PERDIDA    

Continúa en parte 23

 

Read Full Post »

ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 20-

LA HUMILDAD DE DIOS-parte 9-

7. PARA PODER REGRESAR POR SU PUEBLO-parte 2-

La  Biblia presenta tres etapas de la salvación: en 2 Corintios 1:10 el apóstol Pablo menciona lo que Cristo ha logrado por nosotros: “El cual nos libró, (pasado) y nos libra, (presente) y en quien esperamos que aún nos librará… (futuro)”.

En Romanos 6:22 el apóstol nuevamente menciona las tres etapas: “Más ahora que habéis sido libertados del pecado (pasado) y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, (presente) y como fin, la vida eterna (futuro)”.

Los teólogos han descrito estas tres etapas de la salvación, con estas palabras claves: justificación, santificación y glorificación.  Cada cristiano debe pasar por estas tres etapas para salvarse y cada una de ellas depende de la perfecta humanidad de Cristo.

La justificación nos salva de la culpa del pecado y nos da el derecho al cielo. Cuando venimos a Cristo con corazón contrito y arrepentido y confesamos nuestros pecados, El nos perdona.  Antes estábamos condenados a muerte, pero ahora tenemos  la garantía de la vida eterna.  Ante la vista de Dios ya no somos culpables.

La justicia de Cristo nos es acreditada sin mérito alguno de nuestra parte (Romanos 3:24). La muerte que debemos sufrir la sufrió El en nuestro lugar.  La justicia de Cristo nos es imputada, somos declarados inocentes y se nos trata como si nunca hubiésemos pecado.  Somos “aceptos en el Amado” (Efesios 1:6) y tenemos el título o el derecho de entrar al cielo en virtud de los méritos de Cristo. Como ya hemos visto, Jesús tuvo que hacerse hombre para poder acreditarnos su vida y su muerte.

La santificación nos salva del poder del pecado. Si la justificación nos da el perdón del pecado, la santificación nos da la victoria sobre el pecado.  En la justificación Cristo llega a ser nuestro Salvador, en la santificación llega a ser nuestro Señor.  Si en la justificación la justicia de Cristo nos es imputada (atribuida), en la santificación nos es impartida (derramada en nuestro corazón).

El proceso de la santificación dura toda la vida y tiene como fin reproducir en nosotros el carácter de Cristo.  Pero como ya hemos visto, Jesús tuvo que vivir en esta tierra como hombre a fin de desarrollar un carácter humano perfecto que nos pudiera impartir por medio del poder del Espíritu Santo. Nuestra santificación depende de su humanidad.

El proceso de la santificación consume el pecado y le da idoneidad al hombre para entrar al cielo. Lo hace apto para morar con Cristo para siempre.  La Epístola a los Hebreos nos insta:

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Y Jesús afirmó: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8).

Este proceso desarraiga el pecado del corazón humano.  Cristo no sólo quiere que le pidamos perdón por nuestras faltas sino que anhela que le tributemos alabanza por victorias ganadas sobre el pecado.  Cualquiera que tiene la esperanza de la venida de Cristo “se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Juan 3:3).

La tercera etapa de la salvación es la glorificación. Este es el momento en que Cristo “transformará el cuerpo de la humillación nuestra para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya” (Filipenses 3:21). Es la ocasión gloriosa en que Cristo nos vestirá de inmortalidad e incorrupción (1 Corintios 15:53-55). Habiendo sido librados de la culpa y del poder del pecado seremos librados de la misma presencia del pecado.  Queda claro, entonces, que la salvación es un proceso que se extiende en el pasado, en el presente y en el futuro.

La glorificación será imposible a menos que hayamos sido justificados y santificados, y estas dos fases de la redención dependen de la naturaleza perfecta de Cristo. Vivió por nosotros, murió por nosotros, para que pudiéramos vivir para siempre con El.

 

 

 

 

Read Full Post »

« Newer Posts - Older Posts »