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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 44-

LOS ÁNGELES DESDE EL TIEMPO DE LOS JUECES HASTA EL PRIMER REINADO-parte 2-

SANSÓN

En medio de la apostasía reinante, los fieles adoradores de Dios continuaban implorándole que libertase a Israel. En el linde de la región montañosa que dominaba las llanuras filisteas, estaba la pequeña ciudad de Zora.  Allí moraba la familia de Manoa, de la tribu de Dan, una de las pocas casas que, en medio de la deslealtad que prevalecía, habían permanecido fieles a Dios. 

A la mujer estéril de Manoa se le apareció “el ángel del Señor” y le comunicó que tendría un hijo, por medio del cual Dios comenzaría a libertar a Israel. En vista de ésto, el ángel le dio instrucciones especiales con respecto a sus propios hábitos y al trato que debía dar a su hijo.

La mujer buscó a su marido, y después de describirle al ángel, le repitió su mensaje.  Entonces, temiendo que pudieran equivocarse en la obra importante que se les encomendaba, el marido oró así: “Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer” (Jueces 13:8).

Cuando el ángel volvió a aparecerles, la pregunta ansiosa de Manoa fue: “¿Cómo debe ser la manera de vivir del niño, y que debemos hacer con él?» Las instrucciones anteriores le fueron repetidas: “La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije. No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mande” (Jueces 13:13-14)  (PP -603-604)

Manoa y su esposa no sabían que el que se había comunicado con ellos era Jesucristo.  Lo vieron como mensajero del Señor, pero no podían distinguir si era ángel o profeta.  Deseando manifestar hospitalidad hacia su huésped, le invitaron a permanecer mientras preparaban un cabrito para él.   Sin embargo, al desconocer la naturaleza del visitante, no sabían si debían ofrecérselo como ofrenda de sacrificio o como alimento.

El ángel respondió: “Aunque me detengas, no comeré de tu pan; más si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová”. Convencido ahora de que su visitante era un profeta, Manoa le preguntó: “¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos?”

La respuesta fue: “¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?” Percibiendo la naturaleza divina de su huésped, Manoa, “tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y su mujer”.

El fuego subió de la roca y consumió el sacrificio; y mientras las llamas ascendían, “el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y  de su mujer, los cuales se postraron en tierra”. Ya no quedaban interrogantes en cuanto a la naturaleza de su visitante.  Sabían que habían visto al Santo de Israel, quien, velando su gloria en la columna de nube, había guiado y   ayudado a Israel en el desierto.

La sorpresa, el temor reverente, y aún el terror llenaron el corazón de Manoa, y sólo pudo exclamar: “Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto” (Jueces 13:16-22).  Pero en aquella hora, su compañera poseyó más fe que él.  Le recordó que si el Señor había aceptado su sacrificio, y les había prometido un hijo que libertaría a Israel, eso era una evidencia de su gracia y no de su ira.  (ST)

La promesa divina a Manoa se cumplió a su debido tiempo con el nacimiento de un hijo a quien llamaron Sansón. Por orden del ángel, la cabeza del niño no debía ser rapada, porque había sido consagrado a Dios desde su nacimiento para ser nazareo. (ST)

SAMUEL Y ELI

Continúa en parte 45

 

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 43-

LOS ÁNGELES DESDE EL TIEMPO DE LOS JUECES HASTA EL PRIMER REINADO-parte 1-

CRISTO COMO “ÁNGEL DEL SEÑOR”

En el tiempo antiguo, cuando Dios enviaba a sus ángeles para ministrar o comunicarse con los seres humanos, cuando éstos tomaban conciencia de haber visto ángeles y hablado con ellos, se llenaban de temor reverente y pensaban que habrían de morir.  Tenían un concepto exaltado del poder y de la majestad de Dios, que al estar en contacto directo con uno de aquellos que había estado en la divina presencia, creían que serían destruidos. (Jueces 6:22-23; 13:21-22; Josué 5:13-15).  (SG)

Después de la muerte de Josué y de los ancianos que estaban asociados con él, el pueblo comenzó gradualmente a volver a la idolatría.

El Señor no permitió que los pecados de su pueblo quedaran sin reproches.  Aún había fieles adoradores en Israel; y muchos otros, por hábito o por tradición, asistían al culto a Dios en el tabernáculo.  Una gran multitud estaba reunida en ocasión de una fiesta religiosa cuando un ángel de Dios, que había aparecido en Gilgal, se manifestó en medio de la congregación reunida en Silo.

Este ángel, el mismo que apareció a Josué antes de la toma de Jericó, no era otro personaje sino el Hijo de Dios.  Les mostró que El no había quebrantado sus promesas, sino que ellos habían violado el pacto solemne.  “Cuando el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó  su voz y lloró…y ofrecieron allí sacrificios a Jehová” (Jueces 2:4-5). Sin embargo su arrepentimiento no tuvo resultados permanentes. (ST)

GEDEON

Era Gedeón, hijo de Joás, de la tribu de Manasés.  La rama a la cual pertenecía esta familia no desempeñaba ningún cargo destacado, pero la casa de Joás se distinguía por su valor e integridad. A Gedeón llamó, pues, el Señor para libertar a su pueblo. Estaba entonces ocupado en trillar su trigo…Mientras Gedeón trabajaba en secreto y en silencio, pensaba con tristeza en las condiciones de Israel, y consideraba como se podría hacer para sacudir el yugo del opresor sobre su pueblo.

De repente “el ángel de Jehová se le apareció” y le dirigió estas palabras: “Jehová está contigo, varón esforzado”.  (Jueces 6:12) (PP-589)

El ángel había velado la divina gloria de su presencia; pero no era otro sino Cristo, el Hijo de Dios.  Cuando un profeta o un ángel comunicaban un mensaje divino sus palabras eran: “El Señor dice”. Pero el Personaje que habló con Gedeón se declara: “Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo”.  (Jueces 6:16)

Deseando mostrar un honor especial a su ilustre visitante, y habiendo éste asegurado que esperaría su regreso, Gedeón se apresuró a regresar a su tienda. De sus escasas provisiones, preparó un cabrito y panes sin levadura, y los presentó ante él.

Cuando el regalo fue presentado, el ángel dijo: “Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo” (Jueces 6:20).  Gedeón lo hizo así, y entonces el Señor le dio la señal que él deseaba.  Con el báculo que tenía en su mano, el ángel tocó la carne y los panes sin levadura.  El fuego que subió de la peña consumió la comida, porque fue aceptada más como un sacrificio que como una muestra de hospitalidad. El que la consumió era Dios y no hombre.  Después de esta muestra de su divino carácter, el ángel desapareció.

Gedeón exclamó: “Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara”.  Entonces misericordiosamente el Señor apareció por segunda vez a Gedeón y le dijo: “Paz a ti; no tengas temor, no morirás”. Estas preciosas palabras fueron dichas por el mismo compasivo Salvador que dijo a sus discípulos sobre el mar tormentoso: “¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” (Mat.14:27). Era Aquél que también apareció a los afligidos discípulos en el aposento alto y les dirigió las mismas palabras que dirigiera a Gedeón: “Paz a vosotros”. (Luc.24:36). (ST)

SANSÓN

Continúa en parte 44

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 42-

LOS ÁNGELES DESDE EL SINAÍ HASTA LA TOMA DE JERICÓ-parte 4-

JOSUÉ CONDUCE A ISRAEL A CANAÁN

Los israelitas lloraron profundamente la partida de su jefe, y dedicaron treinta días de servicios especiales a honrar su memoria.  Josué era ahora el jefe reconocido de Israel.

Se ordenó entonces que se hiciesen los preparativos para el avance.  Abandonando su campamento…el ejército descendió a la orilla del Jordán.  (PP 514-517)

Cuatro ángeles del cielo acompañaban siempre el arca de Dios en todas sus peregrinaciones, para protegerla de cualquier peligro y para cumplir toda misión que se les requeriría en relación con ella.  Jesús, el Hijo de Dios, seguido por los ángeles celestiales, iba delante del arca cuando ésta se aproximaba al Jordán; las aguas se dividieron delante de su presencia.  Cristo y los ángeles permanecieron junto al arca y los sacerdotes en el lecho del río hasta que todo Israel cruzó el Jordán. (HR-188)

El entrenado ejército del cielo había venido para pelear por el pueblo de Dios, y el Capitán de las huestes del Señor estaba allí para comandarlos. (RH)  Cuando Josué se apartó de los ejércitos de Israel para meditar y pedir a Dios que su presencia lo acompañará de una manera especial, vio a un hombre de elevada estatura, revestido de atuendos militares, con una espada desnuda en su mano. 

No era un ángel común. Era el Señor Jesucristo que había conducido a los hebreos por el desierto envuelto en la columna de fuego de noche y en la columna de nube de día.  El lugar era santo por causa de su presencia; por eso le ordenó a Josué que se descalzara. (HR-182)

Dominado por santo temor, Josué cayó sobre su rostro, adoró, y tras oír la promesa: “Mira, yo he entregado a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra”, recibió instrucciones respecto a la toma de la ciudad. (PP-522)

El Capitán de la hueste del Señor no se mostró a todo el pueblo.  Se comunicó con Josué, quien relató el encuentro a los israelitas.  Quedaba con ellos el creer o dudar las palabras de Josué; seguir el mandato dado por él en nombre del Capitán de la hueste del Señor, o rebelarse contra sus instrucciones y negar su autoridad. El pueblo no podía ver las huestes de ángeles reunidas por el Hijo de Dios. (Testimonies for the Church)

LA TOMA DE JERICÓ

El mismo Capitán de las huestes del Señor vino del cielo para conducir los ejércitos celestiales en su ataque contra la ciudad.  Ángeles de Dios tomaron las macizas murallas y las derribaron.

Cristo y los ángeles acompañaron al arca cuando ésta giraba en torno de Jericó, y finalmente derribaron sus macizos muros y entregaron la ciudad en manos de Israel. (HR-188)

Cuando Jericó cayó, ninguna mano humana tocó las murallas de la ciudad.  Los ángeles de Dios destruyeron las fortificaciones, y penetraron la fortaleza del enemigo.  No fue Israel sino el Capitán de la hueste del Señor quien tomó la ciudad.  Pero Israel debía cumplir su parte al mostrar su fe en el Capitán de su salvación. (RH)

Si un solo guerrero hubiera puesto su fuerza para intentar derribar las murallas, la gloria de Dios se hubiese disminuido ante los ojos del pueblo, y su voluntad no hubiese sido obedecida.  Pero ese trabajo fue dejado al Todopoderoso.  Si los cimientos de la muralla hubiesen alcanzado el centro de la tierra, y su altura hubiese llegado a la bóveda celeste, no hubiera sido más difícil para el Capitán de la hueste del Señor destruirla, y conducir a las legiones de ángeles en el ataque. (ST)

LOS ÁNGELES DESDE EL TIEMPO DE LOS JUECES HASTA EL PRIMER REINADO

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 41-

LOS ÁNGELES DESDE EL SINAÍ HASTA LA TOMA DE JERICÓ-parte 3-

BALAAM, UN PROFETA DESVIADO-parte 2-

Un ángel fue enviado para decir a Balaam: “Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga”. (Núm.22:20)

Balaam había recibido permiso para acompañar a los mensajeros de Moab en caso de que vinieran por la mañana a llamarle.   Pero enfadados por la tardanza de él y creyendo que otra vez se negaría a ir, salieron para su tierra sin consultar más con él.  Había sido eliminada la excusa para cumplir lo pedido por Balac.

Pero Balaam había resuelto obtener la recompensa; y tomando el animal en el cual solía montar, se puso en camino.  Temía que se le retirara aún ahora el permiso divino, y se apresuraba ansiosamente, impaciente y temeroso de perder por uno u otro motivo la recompensa codiciada. (PP-471)

La ira de Dios se encendió contra Balaam por su juego atrevido con el cielo. Entonces, “el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo” (Núm.22:22). El animal vio al divino mensajero, a quien el hombre no había visto, y se apartó del camino real y entró en el campo.  Con golpes crueles, Balaam hizo volver la bestia al camino; pero nuevamente, en un sitio angosto y cerrado por murallas de piedra, le apareció el ángel, y el animal, tratando de evitar la figura amenazadora, apretó el pie de su amo contra la muralla.

La ira de Balaam no conoció límites, y con su vara golpeó al animal aún más cruelmente que antes.  Dios abrió entonces la boca a la burra, y la “bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta” (2 Pedro 2:16). “¿Qué te he hecho, que me has azotados estas tres veces?”, dijo.

Lleno de ira al verse así estorbado en su viaje Balaam contestó a la bestia como si ésta fuese un ser racional: “Porque te has burlado de mí. ¡Ojala tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría!”…

Los ojos de Balaam fueron entonces abiertos, y vio al ángel de Dios de pie con la espada desenvainada, listo para darle muerte.  Aterrorizado, “hizo reverencia y se inclinó sobre su rostro”.  El ángel le dijo: “¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí.  El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti”…

Cuando vio al mensajero de Dios, Balaam exclamó aterrorizado. “He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; más ahora, si te parece mal, yo me volveré”.  (Núm.22:28-34)  (PP-4471-473-)

Después que el ángel ordenó a Balaam que no cumpliera el deseo de los moabitas, le permitió seguir su camino.  Balac se encontró con Balaam y le dijo que no tenía autoridad de hablar por sí mismo sino sólo aquello que Dios pusiera en su boca.  Balaam ordenó que se prepararan los sacrificios de acuerdo a los ritos religiosos.  Y Dios envió su ángel para darle las palabras que debía hablar, como lo había hecho anteriormente cuando Balaam estaba plenamente dedicado a su servicio.

“Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam…Y el tomó su parábola y dijo: De Aram me trajo Balac, rey de Moab, de los montes del oriente; ven, maldíceme a Jacob, y ven execra a Israel. ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?”…

Balac estaba airado y disgustado. Y dijo: “¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones”. Balac pensó que la impresionante apariencia del campamento de Israel…lo había prevenido de maldecirlos.  Pensó que si lo llevaba…a un lugar donde Israel no apareciera tan impresionante, lograría que los maldijese. Pero nuevamente en Zofim…Balaam ofreció sacrificio y se comunicó con el ángel de Dios, y éste le informó lo que debía decir. (SP)

JOSUÉ CONDUCE A ISRAEL A CANAÁN

Continúa en parte 42

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 40-

LOS ÁNGELES DESDE EL SINAÍ HASTA LA TOMA DE JERICÓ-parte 2-

“Y HARÁN UN SANTUARIO PARA MI”-parte 2-

Estos querubines tenían alas.  Una de ellas se extendía hacia lo alto, mientras la otra cubría su cuerpo.  Esto ocurría con cada ángel.  El arca del santuario terrenal era una réplica de la verdadera arca del cielo. Allí, al lado del arca celestial se mantienen de pie los ángeles vivientes, a cada extremo del arca, cada uno de los cuales cubre el propiciatorio con una de sus alas, elevándolas hacia lo alto mientras con la otra cubren sus cuerpos en señal de reverencia y humildad. (HR-156-157-)

Encima del propiciatorio estaba la “Shekinah”, o manifestación de la divina presencia; y desde en medio de los querubines Dios daba a conocer su voluntad.  Los mensajes divinos eran comunicados a veces al sumo sacerdote mediante una voz que salía de la nube.  Otras veces caía una luz sobre el ángel de la derecha, para indicar aprobación o aceptación, o una sombra o nube descansaba sobre el ángel de la izquierda, para revelar desaprobación o rechazo. (PP-360-361-)

Por medio de Cristo se había de cumplir el propósito simbolizado por el tabernáculo: ese glorioso edificio, cuyas paredes de oro brillante reflejaban en matices del arco iris las cortinas bordadas con figuras de querubines, la fragancia del incienso que siempre ardía y compenetraba todo, los sacerdotes vestidos con ropa de blancura inmaculada, y en el profundo misterio del recinto interior, sobre el propiciatorio, entre las formas de los ángeles inclinados en adoración, la gloria del lugar santísimo.

Dios deseaba que en todo leyese su pueblo su propósito para con el alma humana.  El mismo propósito expresó el apóstol Pablo mucho después inspirado por el Espíritu Santo: «¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Cor.3:16). (La Educación -33-34-)

Al pie del Sinaí, empezó Satanás a ejecutar sus planes para derribar la Ley de Dios y continuó así la obra que había iniciado en el cielo.  Durante los cuarenta días que Moisés pasó en el monte con Dios, Satanás se ocupó en sembrar la duda, la apostasía y la rebelión.  Mientras Dios escribía su ley, para entregarla al pueblo de su pacto, los israelitas, negando su lealtad a Jehová, pedían dioses de oro…

Todo el universo presenció las escenas del Sinaí. Otra vez los inmaculados habitantes de otros mundos volvieron a ver los resultados de la apostasía de Satanás, y la clase de gobierno que él habría establecido en el cielo, si se le hubiera dejado dominar. (PP-347-348-)

BALAAM, UN PROFETA DESVIADO-parte 1-

Mediante un ángel, Dios se apareció a Balaam en la noche y le preguntó: “¿Qué varones son éstos que están contigo? Y Balaam respondió a Dios: Balac…, ha enviado a decirme: He aquí, este pueblo que ha salido de Egipto…; ven pues, ahora, y maldícemelo… Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es” (Num.22:9-12).  El ángel agregó que los hijos de Israel eran conducidos bajo la bandera del Dios del cielo, y ninguna maldición humana podría retardar su avance.

Balaam de mala gana despidió a los mensajeros diciéndoles que regresaran con su rey, porque el Señor no le permitía ir con ellos. Entonces Balac envió a otros príncipes…”Te ruego que no dejes de venir a mí; porque sin duda te honraré mucho… Y Balaam respondió y dijo…Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande” (Num.22:16-18).

Por segunda vez Balaam fue probado…Anhelaba acceder al ruego del rey y aunque se le había comunicado la voluntad de Dios, rogó a los mensajeros que se quedaran, para consultar otra vez con Dios, como si el Infinito fuera un hombre sujeto a la persuasión. (PP-469-470-)

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 39-

LOS ÁNGELES DESDE EL SINAÍ HASTA LA TOMA DE JERICÓ-parte 1-

EL PEREGRINAJE DE ISRAEL POR EL DESIERTO

Cristo fue el Ángel señalado por Dios para ir delante de Moisés en el desierto y conducir a los israelitas en sus viajes hacia la tierra de Canaán. (RH)  Durante todo el camino, y bajo la dirección de Dios, los israelitas encontraron agua para saciar su sed; pan del cielo para satisfacer su hambre, y paz y seguridad bajo la sombra de la nube durante el día, y la columna de fuego durante la noche. Ángeles le acompañaron mientras escalaban las alturas rocosas, o avanzaban por los agrestes senderos del desierto. (ST)

Dios mostró su gran amor y cuidado por su pueblo proveyéndoles pan del cielo. “Y el hombre comió pan de ángeles”, esto es, alimento provisto por los ángeles. (SP)

ISRAEL AL PIE DEL SINAÍ

Con solemne majestad, el monte Sinaí levantó ante ellos su maciza frente.  La columna de nube se posó sobre su cumbre, y el pueblo levantó sus tiendas en la llanura.  Allí habían de morar durante casi un año. De noche la columna de fuego les aseguraba la protección divina, y al amanecer mientras dormitaban todavía, el pan del cielo caía suavemente sobre el campamento.

Poco tiempo después de acampar junto al Sinaí, se le indicó a Moisés que subiera al monte a encontrarse con Dios.  Trepó sólo el escabroso y empinado sendero, y llegó cerca de la nube que señalaba el lugar donde estaba Jehová. Israel iba a entrar ahora en una relación más estrecha y peculiar con el Altísimo.

Rodeado de un séquito de ángeles, el Señor, envuelto en espesa oscuridad, habló desde el monte y dio a conocer su Ley.  Ahora se habían de hacer los arreglos para el establecimiento completo de la nación escogida bajo la soberanía de Jehová como rey. (PP-309-312-)

“Y HARÁN UN SANTUARIO PARA MI”-parte 1-

Durante su estada en el monte, Moisés recibió instrucciones referentes a la construcción de un santuario en el cual la divina presencia se manifestaría de manera especial.  “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos”, fue el mandato de Dios. (PP-323-)

El edificio (el tabernáculo) se dividía en dos secciones mediante una bella y rica cortina, o velo, suspendida de columnas doradas; y una cortina semejante a la anterior cerraba la entrada de la primera sección. Tanto estos velos como la cubierta interior que formaba el techo, eran de los más magníficos colores, azul, púrpura y escarlata, bellamente combinados, y tenían recamados con hilos de oro y plata, querubines que representaban la hueste de los ángeles asociados con la obra del santuario celestial, y que son espíritus ministradores del pueblo de Dios en la tierra. (PP-358-359-)

Cuando estuvo terminada la construcción del tabernáculo, Moisés examinó toda la obra, la comparó con el modelo y con las indicaciones que había recibido de Dios, y verificó que cada porción concordara con el modelo; y bendijo al pueblo.  El Señor dio un modelo del arca a Moisés, con indicaciones especiales en cuanto a cómo hacerla.  Esta debía contener las tablas de la Ley, sobre las cuales Dios mismo había grabado con su propio dedo los Diez Mandamientos. Parecía un baúl, y estaba revestida de oro puro por dentro y por fuera.  Tenía un adorno semejante a una corona de oro alrededor de su parte superior.

La tapa de esta arca era el propiciatorio, hecha de oro macizo.  En cada extremo de éste había un querubín labrado en oro puro y macizo.  Sus rostros estaban dirigidos el uno frente al del otro, y contemplaban con reverencia hacia abajo en dirección al propiciatorio, para representar a todos los ángeles celestiales que contemplan con interés y reverencia la Ley depositada en el arca del Santuario Celestial.

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 38-

LOS ÁNGELES EN EL TIEMPO DEL ÉXODO-parte 4-

LAS PLAGAS DE EGIPTO-parte 3-

CRISTO, EL DIRIGENTE INVISIBLE DE ISRAEL

En Egipto se esparció la noticia de que los hijos de Israel iban hacia el mar Rojo.  Faraón reunió todas sus fuerzas y rodeado por los grandes de su reino encabezaba el ejército.

Los hebreos estaban acampados junto al mar…De pronto, divisaron a lo lejos las relucientes armaduras y el movimiento de los carros, que anunciaban la vanguardia de un gran ejército.  El terror se apoderó del corazón de los israelitas. 

Algunos clamaron al Señor pero la mayor parte de ellos se apresuraron a presentar sus quejas a Moisés.  Su serena y confortadora respuesta al pueblo fue: “No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros…Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.” (Exo.14:13-14)

Habían seguido a la maravillosa columna de nube como a la señal de Dios que les ordenaba avanzar; pero ahora se preguntaban unos a otros si esa columna no presagiaría alguna calamidad; porque ¿no los había dirigido al lado equivocado de la montaña, hacia un desfiladero insalvable? Así, de acuerdo con su errada manera de pensar, el ángel del Señor parecía como el precursor de un desastre.

Pero entonces he aquí que al acercarse las huestes egipcias creyéndolos presa fácil, la columna de nube se levantó majestuosa hacia el cielo, y pasó sobre los israelitas, y descendió entre ellos y los ejércitos egipcios. Se interpuso como muralla de tinieblas.

Los egipcios ya no pudieron localizar el campamento de los hebreos, y se vieron obligados a detenerse.  Pero a medida que la oscuridad de la noche se espesaba, la muralla de nube se convirtió en una gran luz para los hebreos, inundando todo el campamento con un resplandor semejante a la luz de día.

Entonces volvió la esperanza a los corazones de los israelitas. Moisés levantó su voz a Dios.  Y el Señor le dijo: “¿Por qué clamas a mi? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tu alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por me medio del mar, en seco…

“Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos, hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo.  Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios” (Exo.14:15-24). 

Moisés extendió su vara, y las aguas amontonadas, y bramando, se precipitaron sobre ellos y tragaron al ejército egipcio. (PP-288-292-)

El Dirigente de los israelitas era el poderoso General de los ejércitos celestiales.  Sus ángeles que hacen su voluntad, caminaban a los lados de las huestes de Israel, y nadie podía hacerles daño.  Israel estaba seguro.

Jesús era el Ángel envuelto en el pilar de nube durante el día, y el pilar de fuego durante la noche. (Review and Herald)

LOS ÁNGELES DESDE EL SINAÍ HASTA LA TOMA DE JERICÓ

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 37-

LOS ÁNGELES EN EL TIEMPO DEL ÉXODO-parte 3-

LAS PLAGAS DE EGIPTO-parte 2-

Cuando se hicieron los milagros delante del rey, Satanás estuvo presente para contrarrestar la influencia que podrían ejercer, e impedir que Faraón reconociera la soberanía de Dios y que obedeciera su mandato.  Satanás obró hasta el límite de su poder para falsificar la obra de Dios y resistir la voluntad divina. 

Lo único que obtuvo fue preparar el camino para mayores manifestaciones del poder y de la gloria del Señor, y hacer aún más evidente la existencia y soberanía del Dios verdadero y viviente, tanto ante los israelitas como ante todo el pueblo egipcio. (PP-345-346)

La tormenta (la séptima plaga) llegó a la mañana como se había predicho.  Truenos y granizo, y fuego mezclado con el granizo, destruyeron árboles y plantas, y golpearon hombres y bestias.  Hasta entonces, ninguna vida había sido tocada entre los egipcios.  Pero ahora, la muerte y la desolación mostraban la huella del ángel destructor.  Solamente la tierra de Gosén fue protegida. (ST)

El Señor por medio de Moisés instruyó a los hijos de Israel acerca de su salida de Egipto, sobre todo para preservarlos de la plaga inminente.  Cada familia, sola o reunida con otra, había de matar un cordero o cabrito “sin defecto”, y con un hisopo había de tomar la sangre y ponerla “en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer” (Exo.12:7), para que el ángel destructor que pasaría a medianoche, no entrase a aquella morada.

El Señor declaró: “Yo  pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto” (Exo.12:12-13). (PP-280)

Los hijos de Israel habían seguido las órdenes dadas por Dios; y cuando el ángel de la muerte pasó por las casas de los egipcios, ellos ya estaban listos para iniciar su viaje. (Spirit of Prophecy)

Cerca de medianoche, en cada casa egipcia sus moradores fueron despertados de su sueño por el clamor y el dolor.  Temieron que todos habrían de morir.  Recordaron el clamor y el lamento proveniente de las casas de los hebreos, resultado del decreto inhumano de un cruel rey que había mandado matar a todos los niños varones tan pronto como nacieran.

Los egipcios no podían ver al ángel vengador que entraba en cada casa con su carga de muerte, pero sabían que era el Dios de los hebreos quien provocaba el mismo sufrimiento que ellos habían producido entre los israelitas. (The Youth Instructor)

CRISTO, EL DIRIGENTE INVISIBLE DE ISRAEL

Continúa en parte 38

 

 

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 36-

LOS ÁNGELES EN EL TIEMPO DEL ÉXODO-parte 2-

LAS PLAGAS DE EGIPTO-parte 1-

Moisés y Aarón fueron los representantes de Dios para enfrentar a un rey atrevido y desafiante, y a sacerdotes impenitentes y rebeldes que se habían aliado con los ángeles malignos. Faraón y los grandes hombres de Egipto no ignoraban acerca del sabio gobierno de Dios. Una gran luz había estado brillando a través de las edades, señalando al verdadero Dios, a su justo gobierno, y a los reclamos de su ley.

José y los hijos de Israel habían traído el conocimiento de Dios a Egipto. Aún en los tiempos de la esclavitud, no todos habían sido considerados como esclavos. Algunos israelitas habían ocupado importantes cargos y habían testificado acerca de Dios.  (The Youth Instructor)

Satanás sabía muy bien que Moisés había sido elegido por Dios para quebrantar el yugo de esclavitud sobre los hijos de Israel. Consultó con sus ángeles para decidir como obrar a fin de cumplir un doble propósito: primero, intentar destruir la influencia que Dios quería ejercer mediante Moisés, falsificando e imitando las señales y prodigios producidos por Dios.  Segundo, intentar usar a los magos y adivinos para crear, con sus magias, una influencia que persistiese a través de las edades y destruyera la que Cristo pudiese tener cuando viniera al mundo y realizara sus poderosos milagros. (Testimonies For de Church)

Moisés y Aarón entraron en los señoriales salones del rey de Egipto. Allí,  ante el monarca del reino más poderoso de aquel entonces, estaban de pie los dos representantes de la raza esclavizada, con el objeto de repetir el mandato de Dios que requería que Israel fuese librado. El rey exigió un milagro, como evidencia de su divina comisión.  Aarón tomó la vara y la arrojó al suelo ante Faraón.

Ella se convirtió en serpiente. El monarca hizo llamar a sus “sabios y  hechiceros” y “echó cada uno su vara, las cuales se volvieron culebras; más la vara de Aarón devoró las varas de ellos”.  (Exo.7:11-12)

Los magos no convirtieron sus varas en verdaderas serpientes; ayudados por el gran engañador, produjeron esa apariencia mediante la magia. Estaba más allá del poder de Satanás cambiar las varas en serpientes vivas.  El príncipe del mal, aunque posee toda la sabiduría y el poder de un ángel caído, NO PUEDE CREAR O DAR VIDA, esta prerrogativa pertenece SOLO A DIOS. Pero Satanás hizo todo lo que estaba a su alcance. Produjo una falsificación.

Para la vista humana las varas se convirtieron en serpientes. Nada había en su apariencia que las distinguiese de la serpiente producida por Moisés. Aunque el Señor hizo que la serpiente verdadera se tragara a las falsas,  Faraón no lo consideró como obra del poder de Dios, sino como resultado de una magia superior a la de sus siervos.

Faraón deseaba justificar la terquedad que manifestaba al resistirse al divino mandato, y buscó algún pretexto para menospreciar los milagros que Dios había hecho por medio de Moisés. Satanás le dio exactamente lo que quería. Mediante la obra que realizó por intermedio de los magos, hizo aparecer ante los egipcios a Moisés y Aarón como simples magos y hechiceros, y dio así a entender que su demanda no merecía el respeto debido al mensaje de un ser superior.

En esta forma la falsificación satánica logró sus propósitos; envalentonó a los egipcios en su rebelión y provocó el endurecimiento del corazón de Faraón contra la convicción del Espíritu Santo.  Satanás también esperaba turbar la fe de Moisés y de Aarón en el origen divino de su misión.  (PP-267-269)

Continúa en parte 37

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 35-

LOS ÁNGELES EN EL TIEMPO DEL ÉXODO-parte 1-

EL NACIMIENTO DE MOISÉS

Con el correr del tiempo, el gran hombre a quien Egipto debía tanto (José), y la generación bendecida por su obra, descendieron al sepulcro. “Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a José… y dijo a su  pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros” (Exo.1:8-9)…Se ordenó…que dieran muerte a los niños varones hebreos en el momento de nacer. Satanás fue el instigador de este plan. Sabía que entre los israelitas había de levantarse un libertador; y al inducir al rey a destruir a los niños varones, esperaba derrotar el propósito divino.

Mientras este decreto estaba en vigencia, les nació un hijo a Amrán y Jocabed…La  madre logró ocultar al niño durante tres meses. Entonces viendo que ya no  podía esconderlo con seguridad, preparó una arquilla de juncos, la impermeabilizó con pez y betún, y colocando al niño en ella, la depositó en un carrizal a la orilla del río.

María, la hermana del niño, quedó allí cerca…vigilando ansiosamente para ver qué sería de su hermanito. Las fervorosas oraciones de la madre habían confiado su hijo al cuidado de Dios; e invisibles ángeles vigilaban la humilde cuna. Ellos dirigieron a la hija de Faraón hacia aquel sitio.  Las lágrimas del pequeño despertaron su compasión y decidió salvarlo adoptándolo como hijo suyo.  (PP 246-248)

A los ancianos de Israel les comunicaron los ángeles que la época de su liberación se acercaba, y que Moisés era el hombre que Dios emplearía para realizar esta obra.  Los ángeles también instruyeron a Moisés, diciéndole que Jehová le había elegido para poner fin a la servidumbre de su pueblo.

Moisés permaneció en la corte hasta los cuarenta años de edad.  Un día, en una de sus visitas, al ver que un egipcio golpeaba a un israelita, se arrojó sobre aquél y le dio muerte. Moisés huyó hacia Arabia.  Después de un tiempo, Moisés se casó con una de las hijas de Jetro; y allí, al servicio de su suegro como pastor de ovejas, permaneció por espacio de de cuarenta años.  (PP-251-253)

MOISÉS EN MADIAN

Mientras estaba dedicado a sus deberes. Moisés vio una zarza que ardía pero no se consumía.  Se acercó y una voz se dirigió a él desde las llamas.  Era la voz de Dios.  Moisés se estremeció y respondió “Heme aquí”. “Quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú  estás, tierra santa es…Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios”. (Exo.3:4-6)

Con su esposa y sus hijos, Moisés emprendió el viaje hacia Egipto.  Mientras se alejaba de Madián, se le apareció un ángel en forma amenazadora y Moisés recordó que cediendo a la persuasión de su esposa había dejado de cumplir el rito de la circuncisión en su hijo menor.  No había cumplido con la condición que podía dar a su hijo el derecho a recibir las bendiciones del pacto de Dios con Israel.

En su misión ante Faraón, Moisés  iba a exponerse a un gran peligro; su vida podía conservarse sólo mediante la protección de los santos ángeles.  Pero no estaría seguro mientras tuviera un deber conocido sin cumplir, pues los ángeles de Dios no podrían escudarle.

Habiendo recibido instrucciones de los ángeles, Aarón salió a recibir a su hermano, de quien había estado tanto tiempo separado.  Se encontraron en la soledades del desierto cerca de Horeb…Juntos hicieron el viaje a Egipto; y habiendo llegado a la tierra de Gosén, procedieron a reunir a los ancianos de Israel. (PP-261-262-)

LAS PLAGAS DE EGIPTO

Continúa en parte 36

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