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Posts Tagged ‘respeto propio’

MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 42-

 

PROBLEMAS DE LOS JOVENES. El adiestramiento severo producirá una clase de seres débiles en fuerza mental y moral. Y cuando tengan que actuar por su cuenta, revelarán que fueron adiestrados y no educados.   -parte 1-

LOS JOVENES SON RECEPTIVOS Y TIENEN ESPERANZA: El Señor pide que los jóvenes entren en su servicio. Los jóvenes son receptivos, fuertes, ardientes y esperanzados.  Una vez que hayan gustado la bendición del sacrificio propio, no estarán satisfechos a menos que estén aprendiendo constantemente del gran Maestro.  El Señor abrirá caminos ante los que quieran responder a su llamado.

LOS JOVENES DEBEN ELEGIR EL DESTINO DE SU VIDA: Cada joven determina la historia de su vida por los pensamientos y sentimientos acariciados en sus primeros años.  Los hábitos correctos, formados en la juventud, se convertirán en parte del carácter, y por regla general, señalarán el curso del individuo por toda la vida. Tanto pueden llegar a distinguirse por hechos dignos y nobles como por grandes crímenes y maldad.

LA ENSEÑANZA QUE PRODUCE DEBILIDAD MENTAL Y MORAL: En el caso de que no se les enseñe a los jóvenes a pensar debidamente y actuar por su cuenta, en la medida en que lo permita su capacidad e inclinación mental, a fin de que por este medio pueda desarrollarse su pensamiento, su sentido de respeto propio, y su confianza en su propia capacidad de obrar, el adiestramiento severo producirá siempre una clase de seres débiles en fuerza mental y moral.  

Y cuando se hallen en el mundo para actuar por su cuenta, revelarán el hecho de que fueron adiestrados y no educados.  Su voluntad, en vez de ser guiada, fue forzada a someterse por la dura disciplina de los padres.

DEBE EDUCARSE LA MENTE PARA QUE GOBIERNE LA VIDA: Los niños tienen una voluntad inteligente, que debe ser dirigida para que controle todas sus facultades.  Los animales necesitan ser adiestrados, porque no tienen razón de intelecto. Pero a la mente humana se le debe enseñar el dominio propio. Debe educársela para que rija al ser humano, mientras que los animales son controlados por su amo, y se les enseña a someterse a él. 

El amo es la mente, juicio y voluntad para la bestia.  Un niño puede educarse de tal manera que no tenga voluntad propia, como el animal.  Aún su individualidad puede fundirse con la de aquél que dirige su adiestramiento; para todos los fines y propósitos, su voluntad está sometida a la voluntad del maestro.

Los niños así educados serán siempre deficientes de energía moral y responsabilidad individual.  No se les ha enseñado a obrar por la razón y los buenos principios; sus voluntades han sido controladas por otros y su mente no ha sido despertada para que se expanda y fortalezca por el ejercicio. 

Sus temperamentos peculiares y capacidades mentales, no han sido  dirigidos ni disciplinados para ejercer facultades más poderosas cuando la necesiten. 

MUCHOS SON INCAPACES DE PENSAR POR SI MISMOS: En muchas familias, los niños parecen bien educados, mientras están bajo la disciplina y el adiestramiento; pero cuando el sistema que los sujetó a reglas fijas se quebranta, parecen incapaces de pensar, actuar y decidir por su cuenta. 

Estos niños han estado durante tanto tiempo bajo una regla férrea sin que se les permitiera pensar o actuar por su cuenta en lo que le correspondía, que no tienen confianza en si mismos para obrar de acuerdo con su propio juicio u opinión. Y cuando se aparten de sus padres para actuar por su cuenta, el juicio ajeno los conduce en dirección equivocada. 

No tienen estabilidad de carácter.  No se les ha hecho depender de su propio juicio a medida que era posible, y por lo tanto su mente no se ha desarrollado ni fortalecido debidamente. Han estado durante  tanto tiempo absolutamente controlados por sus padres, que fían completamente en ellos; sus padres son para ellos mente y juicio. (Elena White)

Continúa en parte 43

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MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 34-

RESPETO PROPIO. No renunciemos nunca a nuestro respeto propio mediante palabras apresuradas y no pensadas. Demos a nuestros hijos un ejemplo de  lo que deseamos que sean ellos.  -parte 2-

LOS HÁBITOS ERRONEOS DESTRUYEN EL RESPETO PROPIO: Por hábitos erróneos se pierde la facultad de valorarse, se pierde el dominio propio. No se puede razonar correctamente acerca de los asuntos que más íntimamente nos conciernen.  Es descuidado e irracional en la forma de tratar nuestra mente y cuerpo. 

No podemos obtener la felicidad; pues el descuido en el cultivo de los principios puros y sanos nos coloca bajo el dominio de los hábitos que destruyen nuestra paz. Al emplear mal las facultades físicas y mentales, el templo de nuestro cuerpo se halla en ruinas.

Pensamos en obtener un tesoro adquiriendo conocimiento y sabiduría terrenales, pero al dejar de lado La Biblia sacrificamos un tesoro que vale más que cualquier cosa.

LAS PALABRAS IMPACIENTES DAÑAN EL RESPETO PROPIO: Los que emplean un lenguaje tal experimentarán vergüenza, pérdida del respeto propio y de la confianza en sí mismos, y tendrán remordimiento y pena por haber perdido el dominio propio y hablado de ese modo. Sería mejor resistir toda provocación y soportar las cosas con mansedumbre y tolerancia cristianas.

LOS PADRES NUNCA HAN DE PERDER EL RESPETO PROPIO POR SUS PALABRAS DESCUIDADAS: No deberíamos tener palabras de enojo, dureza o mal genio.  La gracia de Cristo espera que la demandemos. Su Espíritu dominará nuestro corazón y conciencia.

No renunciemos nunca a nuestro respeto propio mediante palabras apresuradas y no pensadas. Demos a nuestros hijos un ejemplo de  lo que deseamos que sean ellos.  Haya paz, palabras amables y semblantes alegres.

CUIDADO CON LA COMPASION PROPIA: Necesitamos desconfiar de la compasión propia, Jamás debemos permitirnos sentir que no se nos aprecia debidamente ni se tienen en cuenta nuestros esfuerzos, o que nuestro trabajo es demasiado difícil.

Toda murmuración sea acallada por el recuerdo de lo que Cristo sufrió por nosotros.  Recibimos mejor trato que el que recibió nuestro Señor.

CRISTO RESTAURA EL RESPETO PROPIO: No debe ser difícil recordar que el Señor desea que nosotros depositemos nuestros problemas y perplejidades a sus pies, y que los dejemos allí.

“Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28)

CULTIVE EL RESPETO PROPIO: No es la voluntad de nuestro Padre Celestial que continuamente estemos bajo tribulación y tinieblas. Debiéramos cultivar el respeto propio, viviendo de tal modo que seamos aprobados por nuestra propia  conciencia, y delante de los hombres. 

TENEMOS EL PRIVILEGIO DE IR A JESUS Y SER LIMPIADOS. “AHORA, PUES, NINGUNA CONDENACIÓN HAY PARA LOS QUE ESTÁN EN CRISTO JESUS, LOS QUE NO ANDAN CONFORME A LA CARNE, SINO CONFORME AL ESPÍRITU” (Rom.8:1).

Mientras,  no debemos pensar en nosotros mismos más de lo debido, la Palabra de Dios no condena un debido respeto propio. Como hijos e hijas de Dios, debiéramos tener una consciente dignidad de carácter, en la cuál el orgullo y la importancia de sí mismos no tienen parte.  (Elena White)

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MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 33-

 

RESPETO PROPIO. Mediante la complacencia del pecado se destruye el respeto propio…pensamos que los otros son tan perversos como nosotros mismos. –parte1-

DESARROLLAR EL RESPETO PROPIO: Si deseamos hacer el bien a las almas, nuestro éxito con ellas estará en proporción directa de su creencia, de que nosotros creemos en ellas y las apreciamos.

El respeto que se muestra por el alma humana que lucha es el medio seguro, mediante Jesucristo, para restaurar el respeto propio que el hombre ha perdido.  Nuestras ideas sobre lo que pueden llegar a ser, son una ayuda que nosotros mismos no podemos apreciar plenamente.

RESPETO POR LA DIGNIDAD DEL HOMBRE COMO HOMBRE: Dondequiera que no haya que transigir con los principios, la consideración hacia los demás inducirá a adaptarse a costumbres aceptadas; pero la verdadera cortesía no requiere el sacrificio de los principios en aras de los convencionalismos sociales.

No sabe de castas. Enseña el respeto propio, el respeto a la dignidad del hombre en su calidad de tal, y la consideración hacia todo miembro de la confraternidad humana.

MANTENER EL RESPETO PROPIO: Puede ser que algunos de aquéllos con quienes estemos en contacto sean rudos y corteses, pero no seamos menos corteses por causa de ello.  Aquél que desee conservar su respeto propio debe tener cuidado de no herir innecesariamente el de los demás.

Esta regla debe observarse para con los más duros de entendimiento, para con los que más yerran, no sabemos lo que Dios se propone hacer con los que aparentemente prometen poco.  EL aceptó en el pasado personas que no eran las más promisorias ni atrayentes para que hiciesen una gran obra para El. 

Su Espíritu, obrando en el corazón, despierta  toda facultad y  la hace obrar vigorosamente.  El Señor vio en estas piedras toscas y sin tallar material precioso, que podía soportar la prueba de la tempestad, el calor y la presión. 

DIOS NO MIRA DESDE EL PUNTO DE VISTA  DEL HOMBRE. NO JUZGA POR LAS APARIENCIAS, SINO QUE ESCUDRIÑA EL CORAZON Y JUZGA RECTAMENTE.

LA RECTITUD GENERA RESPETO PROPIO: Los hombres de principios no necesitan la restricción de cerraduras y candados; no necesitan ser vigilados y observados. Tratarán con honestidad y honorabilidad en todo tiempo, cuando están solos y nadie los observa, como cuando están en público. 

No mancharán sus almas por ganancias o ventajas egoístas.  Desprecian un acto vil.  Aunque nadie lo llegara a saber, ellos mismos lo sabrían, y eso destruiría su respeto propio.  Los que no son rectos y fieles en las cosas pequeñas no se reformarán aunque haya leyes y restricciones y castigos en cuanto a ellas.

EL RESPETO PROPIO DEBE SER FIRMEMENTE APRECIADO: La pureza moral, el respeto propio y un fuerte poder de resistencia, deben ser firmes y apreciados.  Un acto de familiaridad, una sola indiscreción pueden poner en peligro el alma al abrir la puerta a la tentación, debilitando así el poder de resistencia.

EL RESPETO PROPIO ES LA MEDIDA DEL RESPETO POR LOS DEMÁS: Mediante la complacencia del pecado se destruye el respeto propio; y cuando éste se pierde, se disminuye el respeto por los demás; pensamos que los otros son tan perversos como nosotros mismos. (Elena White )

Continúa en parte 34

 

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