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MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 214-

 

 

LA INDIVIDUALIDAD. Cada ser humano, creado a la imagen de Dios, está dotado de una facultad semejante a la del Creador: la individualidad, la facultad de pensar y hacer.   -parte 1-

LA INDIVIDUALIDAD ES PODER: Cada ser humano, creado a la imagen de Dios, está dotado de una facultad semejante a la del Creador: la individualidad, la facultad de pensar y hacer. 

Los hombres en quienes se desarrolla esta facultad son los que llevan responsabilidades, los que dirigen empresas, los que influyen sobre el carácter.

CADA CUAL TIENE SU PROPIA INDIVIDUALIDAD: El Evangelio trata con individuos. Cada ser humano tiene un alma que salvar o perder. Cada cual tiene una individualidad separada y diferente de todas las demás.  Cada cual debe convencerse por sí mismo, convertirse por sí mismo.

Debe recibir la verdad, arrepentirse, creer y obedecer por sí mismo.  Debe ejercer su voluntad por sí mismo. Nadie puede hacer esta obra por intermedio de otra persona. 

Nadie puede sumergir su individualidad en la de otro. Cada cual debe entregarse a Dios por sí mismo y por el ministerio de la piedad.

UNIDAD EN LA DIVERSIDAD: Es el plan de Dios que haya unidad en la diversidad.  Nadie puede ser criterio para otro.  Las diversas actividades que se nos confían están proporcionadas a nuestras diversas capacidades.

LA MENTES DE LOS HOMBRES SON DIFERENTES: Los Evangelios son diferentes, y sin embargo el relato se combina en un armonioso conjunto.  Un escritor presenta detalles que el otro no da.  Si estos detalles son esenciales, ¿por qué no los mencionan todos los autores?

Se debe a que las mentes de los hombres difieren, y no entienden las cosas exactamente de la misma manera.  Algunas verdades atraen con mucho más fuerza las mentes de cierta clase de personas y no de otras. Por eso varias personas presentan la Verdad con más claridad que otras.

LA INDIVIDUALIDAD NO DEBE SER DESTRUIDA: El Señor no quiere que se destruya nuestra individualidad: no es su propósito que dos personas sean exactamente iguales en gustos y disposiciones. 

Todos tiene características peculiares, y éstas no deben destruirse, sino educarse, moldearse, transformarse a la similitud de Cristo.  El Señor convierte las actitudes y las capacidades naturales, en instrumentos provechosos. 

En el desarrollo de las facultades que Dios ha dado, los talentos y las habilidades crecen, si el instrumento humano reconoce el hecho de que sus facultades le han sido confiadas por Dios, para ser usadas, no con propósitos egoístas…sino para la gloria de Dios y el bien de sus semejantes.

CADA NIÑO DEBE TENER INDIVIDUALIDAD: Se puede disciplinar a un niño para que no tenga voluntad propia, como si fuera un animal, con su individualidad sumergida en la de la persona que lo está educando.  Pero, en la medida de lo posible, cada niño debería ser educado para bastarse a sí mismo. 

Al poner en funcionamiento sus diversas facultades, sabrá donde es más fuerte y en que es deficiente. El sabio instructor prestará especial atención al desarrollo de los rasgos más débiles, de manera que el niño pueda formar un carácter bien equilibrado y armonioso.

EL MATRIMONIO NO DEBE DESTRUIR LA INDIVIDUALIDAD: Ni el marido ni la mujer deben pensar en ejercer gobierno arbitrario uno sobre otro.  No intenten imponer sus deseos uno a otro.  No pueden hacer esto y conservar el amor mutuo. 

Sean bondadosos, pacientes, indulgentes, considerados y corteses.  Mediante la gracia de Dios pueden hacerse felices uno al otro, tal como lo prometieron al casarse. Tenemos una individualidad que nos es propia, y la de la esposa nunca debe sumergirse en la de su esposo o viceversa. 

Elena White

Continúa en parte 215

 

 

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MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 172-

PSICOLOGIA PRÁCTICA-parte 9-

 

INFLUENCIAS NEGATIVAS DE LA MENTE: Cristo no vino a nuestro mundo a echar en cara a la gente el hecho de que estaba equivocada. El quiere llevar la luz a un pueblo engañado, con amor.–parte1-

DEJEMOS LA COSTUMBRE DE BUSCAR FALTAS: Deberíamos extirpar de nuestros pensamientos toda queja y toda crítica.  No sigamos mirando los defectos que podamos ver.

Si podemos mantenernos al lado de Dios, debemos continuar contemplando las grandes y preciosas cosas que Dios derrama sobre nosotros. Y en esta contemplación, nuestras mentes se fijarán tanto en estas cosas que implican intereses eternos, que no tendremos deseos de encontrar los errores de los demás.

LA TENDENCIA A RECORDAR LO NEGATIVO: Debemos aprender a interpretar de la mejor manera posible la conducta dudosa de los otros. Si siempre estamos sospechando el mal, corremos el peligro de crear lo que nos induzca a sospechar. 

No podemos vivir sin que algunas veces nuestros sentimientos sean heridos y nuestro temperamento probado.  Pero como cristianos debemos ser pacientes, indulgentes, humildes y mansos  como queremos que otros sean. ¡Cuantos miles de buenos actos y obras de bondad recibimos, mientras los daños imaginarios o reales dejan una impresión que casi es imposible de borrar!

El mejor ejemplo que podemos dar a los demás consiste en ser rectos nosotros, y luego dejarnos a nosotros y a nuestra reputación con Dios, y no manifestar demasiada ansiedad por corregir toda mala impresión y presentar nuestro caso en una luz favorable.

LA IMAGEN QUE ESTUDIAMOS CAMBIA NUESTRAS VIDAS: Todo lo que nos induzca a ver la debilidad de la humanidad, según el propósito de Dios debe servir para ayudarnos a contemplarlo a El, y en ningún caso confiar en el hombre.

Nosotros estamos formados a la imagen de aquellos a quienes contemplamos. Entonces, ¡cuán importante es abrir nuestros corazones a las cosas que son verdaderas, amables y de buen nombre!

RECORDEMOS LA FRAGILIDAD HUMANA: En nuestro trato con el prójimo debemos considerar que ellos tienen las mismas pasiones que nosotros, que sienten idénticas debilidades y sufren de iguales tentaciones.  Ellos, como nosotros, tienen que luchar con la vida para mantener su integridad. 

La verdadera cortesía cristiana une y perfecciona; la justicia y la cortesía, la misericordia y el amor forman los sentimientos, dándole al carácter los toques más delicados.

NO LEVANTEMOS BARRERAS: El Señor quiere que su pueblo siga métodos diferentes del de condenar lo malo, aún cuando la condenación sea justa.  El quiere que hagamos algo más que lanzar contra nuestros adversarios acusaciones que no hacen sino alejarlos más de la verdad. 

La obra que Cristo vino a hacer en nuestro mundo no consistía en erigir vallas y echar constantemente en cara a la gente el hecho de que estaba equivocada. El que quiere llevar la luz a un pueblo engañado debe acercársele y trabajar por él con amor.

VENZAMOS LA HIPERSENSIBILIDAD: Muchas personas tienen una sensibilidad aguda y no santificada que las mantiene constantemente alerta en busca de alguna palabra, mirada o acción que puedan considerar como una falta de respeto y aprecio. Todo esto debe vencerse. 

Cada uno debe proseguir adelante en el temor de Dios, haciendo lo mejor que pueda sin ser perturbado por la alabanza ni ofendido por la censura, sirviendo a Dios fervientemente, y aprendiendo a interpretar en la forma más favorable todo lo que en los demás parezca ofensivo.

Elena White

Continúa en parte 173

 

 

 

 

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