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EL LLAMADO DE DIOS AL SERVICIO -parte 9-

UN LLAMAMIENTO A LOS JÓVENES-parte 2-

UN MANDATO DIVINO

EL SEÑOR HA DESIGNADO A LOS JÓVENES PARA QUE ACUDAN EN SU AYUDA.

TIMOTEO ERA SOLO UN JOVEN CUANDO FUE ESCOGIDO

PABLO vió a Timoteo fiel, firme y sincero, y lo escogió como compañero de labor y de viaje. Las que habían enseñado a Timoteo en su infancia fueron recompensadas viendo al hijo de su cuidado unido en estrecho compañerismo con el gran apóstol.  Timoteo era sólo un joven cuando fue escogido por Dios como maestro; pero sus principios habían sido tan bien establecidos por su primera educación que era digno del puesto de ayudante de Pablo. Y aunque joven, llevó responsabilidades con mansedumbre cristiana.  (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 166).

RESERVAS PARA INTEGRAR LAS FILAS

No podemos sino mirar ansiosamente a los jóvenes de hoy como a quienes deben llevar las cargas y responsabilidades, a quienes  serán confiados los intereses vitales. Ellos deben reanudar la obra donde otros la dejan, y su conducta determinará si la moralidad, la religión y la piedad vital prevalecerán, o si la inmoralidad y la incredulidad corromperán y agostarán todo lo valioso.  (Obreros Evangélicos, pág. 70)

RAMOS DE TRABAJO

Hay muchas actividades en las cuales los jóvenes pueden hallar oportunidad de hacer esfuerzos útiles.  Hay que organizarlos y educarlos cabalmente en grupos que trabajen como visitadores evangélicos, obreros bíblicos, ministros y evangelistas misioneros médicos. (Consejos para los Maestros pág.423)

Debemos enseñar a las personas jóvenes a ayudar a la juventud; y mientras tratan de hacer esta obra adquirirán una experiencia que las calificará para trabajar en forma consagrada en una esfera más amplia.  (Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág.402)

Debe educarse a los jóvenes para que conviertan en obreros en su propio vecindario y en otros lugares. Que todos dispongan su mente y corazón para llegar a ser inteligentes con respecto a la obra para este tiempo, capacitándose para realizar aquello para lo cual se hallan mejor adaptados.  (Testimonies, tomo 9, págs. 118, 119)

SE NECESITAN JÓVENES. DIOS los llama para los campos misioneros. Además, los jóvenes pueden adaptarse más fácilmente a nuevos climas y nuevas sociedades, y pueden soportar mejor los inconvenientes y las penurias.  Con tacto y perseverancia alcanzarán a la gente en su ambiente. (Consejos para los Maestros pág.398)

Muchos jóvenes que hayan tenido la debida clase de educación han de ser preparados para el servicio, y animados a elevar el estandarte de la verdad en nuevos lugares por medio de una obra bien planeada y fiel. Actuando bajo la divina dirección, y sostenidos por las oraciones de sus colaboradores más experimentados, pueden hacer una obra buena y bendecida.  Al usar sus energías juveniles de la mejor forma, tendrán el compañerismo de los ángeles celestiales; y como obreros juntamente con Dios, tienen el privilegio de cantar y ora y creer, y trabajar con ánimo y libertad. La confianza que les dará la presencia de los agentes celestiales tanto a ellos como a sus colaboradores, los guiará a la oración, a la alabanza y a la sencillez de la verdadera fe.  (Testimonies, tomo 9, pág.119)

EL SECRETO DEL ÉXITO

Continúen jóvenes, conociendo al Señor, y sabrán que “como el alba está aparejada su salida”. Traten de progresar constantemente.  Luchen con fervor para identificarse con el Redentor. Vivan por la fe en Cristo. Hagan la obra que EL hizo.  Vivan para la salvación de las almas por las cuales EL depuso su vida.  Traten en toda forma de ayudar a aquellos con quienes se relacionen, línea sobre línea, precepto tras precepto, un poco aquí y otro poco allá.  Una estrecha relación con Aquel que se ofreció como sacrificio para salvar al mundo perdido, los hará obreros aceptables. (Testimonies, tomo 6, pág.416)

CONDICIONES QUE PREVALECEN EN EL PUEBLO DE DIOS

-Continúa en parte 10-

 

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EL LLAMADO DE DIOS AL SERVICIO -parte 8-

UN LLAMAMIENTO A LOS JÓVENES

UN MANDATO DIVINO

EL SEÑOR HA DESIGNADO A LOS JÓVENES PARA QUE ACUDAN EN SU AYUDA.

Con semejante ejército de obreros, como el que los jóvenes bien preparados, podrían proveer, ¡cuán pronto se proclamaría a todo el mundo el mensaje de un Salvador crucificado, resucitado y próximo a venir!  (La Educación, págs. 263, 264)

Tenemos un ejército de jóvenes que puede hacer mucho si es debidamente dirigido y animado, que crean la verdad, que sean bendecidos por Dios, que participen en planes bien organizados para ayudar a otros jóvenes. Preparados todos de tal manera que puedan representar debidamente la verdad, dando razón de la esperanza que hay en ellos, y honrando a Dios en cualquier ramo de labor donde estén calificados para actuar.

Los jóvenes harán algo con sus rebosantes energías.  A menos que estas energías estén encauzadas debidamente, los jóvenes las emplearán de alguna manera que perjudicará su propia espiritualidad, y resultará para daño de aquellos con quienes se asocien. 

Cuando los jóvenes dan su corazón a Dios, hay que interesarlos en la obra del Señor, e inducirlos a ver que El espera que ellos hagan algo para adelantar su causa. No es suficiente demostrar cuánto se necesita hacer, e instar a los jóvenes a hacer una parte. Hay que enseñarles a trabajar para el Maestro.  Hay que prepararlos, disciplinarlos y educarlos en los mejores métodos de ganar almas para Cristo.  Enséñeseles a tratar de ayudar de una manera tranquila y modesta a jóvenes compañeros. Expóngase en forma sistemática, los diferentes ramos del esfuerzo misionero en que ellos pueden tomar parte, y déseles instrucción y ayuda.  Así aprenderán a trabajar para Dios. (Obreros Evangélicos, págs. 222, 223)

EN LOS PRIMEROS AÑOS

MANIFIESTESE la bondad y la cortesía del ministro en su trato con los niños. Debe siempre tener presente que son hombres y mujeres en miniatura, miembros jóvenes de la familia del Señor. Pueden estar cerca del Maestro y serle muy caros, y si se los instruye y disciplina debidamente, le prestarán servicio aún en su juventud. (Joyas de los Testimonio, tomo 1, pág. 530)

No se pase por alto a los jóvenes; déjeselos participar en el trabajo y la responsabilidad.  Hágaselos sentir que tienen que contribuir a beneficiar a otros.  Aún a los niños debe ensenárseles a hacer pequeñas diligencias de amor y misericordia para los que son menos afortunados que ellos. (Joyas de los Testimonio, tomo 3, pág. 68)

Los padres debieran enseñar a sus hijos el valor y el debido uso del tiempo.  Enséñeseles que vale la pena luchar para hacer algo que honre a Dios y beneficie a la humanidad.  Aún en sus tempranos años pueden ser misioneros para Dios. (Lecciones Prácticas del Gran Maestro, pág. 315)

EL FUTURO QUE ESPERA A LOS JÓVENES

Y MAS de un muchacho de hoy día que crezca como Daniel en su hogar de Judea, estudiando la Palabra de Dios y sus obras y aprendiendo lecciones de servicio fiel, se hallará aún ante asambleas legislativas, en tribunales de justicia, o en cortes, como testigo del Rey de reyes. (La Educación, pág. 255)

TIMOTEO ERA SOLO UN JOVEN CUANDO FUE ESCOGIDO

-Continúa en parte 9-

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MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 211-

 

LA FORMACION DEL CARACTER. Los defectos de carácter pueden ser vencidos. La verdadera dificultad proviene de un corazón no santificado y de la falta de voluntad para someterse al gobierno de Dios.-parte 3-

LOS DEFECTOS PUEDEN SER VENCIDOS: No digamos que no podemos remediar nuestros defectos de carácter. Si llegamos a esta conclusión, dejaremos ciertamente de obtener la vida eterna. La imposibilidad reside en nuestra propia voluntad. Si no queremos, no podremos vencer. 

La verdadera dificultad proviene de la corrupción de un corazón no santificado y de la falta de voluntad para someterse al gobierno de Dios. Para el corazón que llega a purificarse, todo cambia.  La transformación del carácter es para el mundo el testimonio de que Cristo mora en el creyente. 

Al sujetar los pensamientos y deseos a la voluntad de Cristo, el Espíritu de Dios produce nueva vida en el hombre y el hombre interior queda renovado a la imagen de Dios.  Hombres y mujeres débiles y errantes demuestran al mundo que el poder redentor de la gracia puede desarrollar el carácter deficiente en forma simétrica, para hacerlo llevar abundantes frutos.

LOS CARACTERES DEFECTUOSOS A VECES SE HEREDAN: Entre los niños y jóvenes, hay que tratar con toda clase de caracteres, cuyas mentes son impresionables.  Muchos de los niños no tienen la debida preparación en el hogar.  A algunos se los deja hacer como quieren, a otros se los critican y desalientan. 

Se le han manifestado muy poca disposición placentera y alegre; se les han dirigido muy pocas palabras de aprobación.  Han heredado los caracteres deficientes de sus padres, y la disciplina del hogar no les ha ayudado en la debida formación del carácter.

LOS DEFECTOS SE FORTALECEN CON LOS AÑOS: Los niños aprenden lecciones que son difíciles de desaprender. Cada vez que se los somete a restricciones a las cuales no están acostumbrados, o se les pide que se dediquen a estudiar con intensidad, recurren a sus pocos juiciosos padres en procura de simpatía y complacencia. 

De este modo se fomenta un espíritu de inquietud y descontento. Pero la pérdida más grande la sufren las víctimas de esa desorientación paterna.  Los defectos de carácter que un correcto adiestramiento podría haber corregido, permanecen así y se fortalecen con los años, para perjudicar y hasta destruir.

LA COMPLACENCIA DESESTABILIZA EL CARÁCTER: En algunas familias, los deseos del niño son ley.  Se le da todo lo que desea.  Se fomenta su disgusto por lo que no le gusta. 

Se supone que esas complacencias lo hacen feliz, pero son esas mismas cosas las que lo hacen desasosegado, descontento e imposible de satisfacer. 

La complacencia ha echado a perder su gusto por el alimento sencillo y saludable, por el uso recto y útil de su tiempo; la complacencia ha hecho la obra de desquiciar el carácter.

 HAY QUE DISCIPLINAR LA MENTE Y EL CORAZÓN: Los niños a quienes se les permite que hagan lo que les da la gana, no son felices. 

El corazón no subyugado no posee en sí mismo los elementos del reposo y el contentamiento. Hay que disciplinar la mente y el corazón, y someterlos a una restricción adecuada, para que el carácter armonice con las sabias leyes que gobiernan nuestro ser. 

La inquietud y el descontento son los frutos de la complacencia y el egoísmo.  El suelo del corazón, son el de un jardín, producirá malezas y espinas, a menos que se siembren en el semillas de preciosas flores, y que éstas reciban cuidado y cultivo. 

Lo mismo que ocurre en la naturaleza visible, acontece en el alma humana.  (Elena White)

Continúa en parte 212

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