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Posts Tagged ‘luz del mundo’

APOCALIPSIS- SEMINARIO DE REVELACIONES-¡Estudio Bíblico Espectacular!–lección14-parte 4-

DIOS FIJA UNA FECHA PARA EL JUICIO

EL SANTUARIO Y SUS SERVICIOS

 

El santuario consistía en tres partes: El Atrio (EXO.27:9-13); el lugar Santo y el lugar Santísimo EXO.26:33).

a.    En el atrio estaba el altar de las ofrendas quemadas (EXO.27:1-8); el lavatorio (o fuente) (EXO.30:18-21); y el edificio del santuario propiamente dicho. El cerco del atrio estaba compuesto de lino blanco sostenido por 60 columnas (EXO.27:9).

b.    Dentro del lugar santo había:

1.   “La mesa de los panes de la proposición” (EXO.25:23-30). Jesús, “el pan de vida” (1 COR.11:24-25) representa nuestra dependencia de Dios para el alimento físico y espiritual.

2.   “El candelabro” (EXO.25:31-40).La “luz” también representa la Palabra de Dios SAL.119:105).

       “El aceite” representa el Espíritu Santo (APOC.4:5, 6; ZAC.4:1-6).

3.   “El Altar del incienso” (EXO.30:1-9). El incienso representa las oraciones del pueblo de Dios (APOC.5:8; 8:3, 4; SAL.141:2).

c.    En el lugar santísimo había un mueble, el Arca del Testamento (EXO.25:10-22). Era un cofre forrado de oro.  Su cubierta se llamaba el propiciatorio (EXO.25:17-22). Sobre esta cubierta estaban grabados ángeles de oro. Aquí, entre los ángeles, moraba la presencia de Dios. Dentro del Arca había Diez Mandamientos escritos sobre tablas de piedra (DEUT.10:4, 5). El arca representaba tanto la misericordia como la Ley. La Ley debe ser cumplida, pero Dios provee misericordia para su pueblo que la transgrede.

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ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 45-

COMO SOMOS SALVOS –parte 12-

¿COMO PODEMOS VENCER EL PECADO?-parte 2-

EL ALTAR DE ORO donde se ofrecía el incienso, representa los méritos de Cristo que se mezclan con las oraciones de sus hijos (Apocalipsis 8:3-4-; Salmo 141:2). La oración es el segundo medio por el cual vencemos el pecado y nos asemejamos a Cristo.  Nadie puede venir al Padre sino por medio de Cristo (Juan 14:6).

Debemos orar sin cesar (Efesios 6:18). La oración es el aliento del alma; es la llave en la mano de la fe que abre los tesoros del cielo; es conversar con Dios  como con un amigo.  En la oración debemos pedir perdón, pero también es nuestro deber alabar a Dios por victorias alcanzadas.  El oído omnisciente se deleita en escuchar aún las cosas más insignificantes que turban nuestra alma.

EL CANDELABRO tenía como fin alumbrar el santuario. Así como el sol es la luz física del mundo, Jesucristo es su luz espiritual. El Señor declaró de sí mismo: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12), pero también dijo de sus seguidores: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mateo 5:14). Jesús es como el sol que tiene luz propia y original. 

Nosotros somos como la luna que reflejamos la luz del sol.  Si estamos conectados con Cristo por medio de la oración y el estudio de su Palabra, entonces podremos reflejar su luz a un mundo que perece en las tinieblas.  Muchos cristianos se deleitan en orar y estudiar la Biblia, pero no reflejan su luz a otros.  Cuando el Señor ha entrado en nuestro corazón será un deleite hablar de El.

El capítulo 5 de Marcos describe como Jesús sanó a un endemoniado en la región de Gadara.  Este hombre habitaba en el cementerio y ni aún con cadenas y grillos lo podían sujetar.  Andaba desnudo y con el cuerpo cortado y herido por las rocas. De día y de noche daba voces en los montes y en los sepulcros.

Cuando Jesús le preguntó al espíritu inmundo su nombre, éste respondió que se llamaba legión porque eran muchos y le rogó al Señor que no lo enviara fuera de esa región (Marcos 5:10), sino a unos puercos que estaban paciendo cerca del lugar.  Cuando Jesús accedió a su petición, los demonios tomaron control de los puercos y los despeñaron al mar y se ahogaron todos.  ¿Por qué no querían los demonios salir de aquella zona? ¿Por qué pidieron entrar en los puercos?

Cuando los dueños de los  puercos se dieron cuenta de su gran pérdida económica se enojaron mucho y le pidieron a Cristo que se fuera de esa región.  Allí esta la razón por la cual los demonios pidieron entrar en los puercos. Sabían que los dueños, al sufrir su  pérdida le iban a pedir a Jesús que abandonara la región.  Pero los demonios no se salieron con la suya. 

Un corto tiempo después el que había estado endemoniado estaba sentado a los pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio.  El le rogó a Jesús que le permitiese irse con El, pero Jesús le dijo:

“Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti” (Marcos 5:19). El que había sido librado por la gracia de Cristo, ahora llegó a ser su misionero, su testigo.

DEBEMOS PASAR TIEMPO CON CRISTO

Continúa en parte 46

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ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 8-

LA ESTRELLA REBELDE  -parte 1-

En la antigua Babilonia existía una tradición muy interesante.  Según cuenta la historia, había una estrella muy brillante en el cielo que se llamaba Lucifer.  Esta estrella de la mañana se mantenía en el cielo aún después que empezaban a verse los primeros destellos del sol.  Aunque todas las demás estrellas ya habían desaparecido de la bóveda celeste ante el inminente amanecer, esta estrella rehusaba con todas sus fuerzas ocultar su gloria ante el naciente sol.  En vez de anunciar la llegada de la mañana, quería ocupar el lugar del sol que traía la mañana.

Según los babilonios, ésta era una estrella usurpadora que deseaba tomar el lugar del sol.  Luego sucedía lo inevitable: el sol se levantaba con toda su fuerza y echaba a esta estrella al abismo tenebroso.  De acuerdo a la mitología babilónica, este proceso se realizaba diariamente.  La estrella usurpadora y rebelde se levantaba sólo para caer ante la deslumbrante gloria del sol.

 Esta historia de la victoria del sol sobre la estrella rebelde y usurpadora halla sus raíces en un conflicto que en verdad se realizó entre dos estrellas.

La primera de ellas es Jesucristo, a quien se compara en la Biblia con el sol (Apocalipsis 1:16). El es la estrella brillante de la mañana (Apocalipsis 22:16), la luz del mundo (Juan 9:5).  Es el lucero de la mañana que trae la claridad del día (2 Pedro 1:19).

Pero en el universo infinito que Cristo creó había otra estrella que también era brillante, hermosa y digna de admiración.  Esta estrella de nombre Lucifer quiso ocupar el lugar del sol, es decir, de Cristo.  Leamos la historia tal como se halla registrada en las Escrituras:

“¡Como caíste del cielo,oh Lucero,hijo de la mañana!                                                                                                                                

Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.

Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto,

junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré,

a los lados del norte: sobre las alturas de las nubes subiré; y seré semejante al Altísimo» (Isaías 14:12-14).

“Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro [símbolo de Lucifer], y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado de hermosura. 

En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice, de zafiro, carbunclo, esmeralda, y oro, los primeros de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. 

Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas.

Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. 

A causa de la multitud de tus contrataciones  fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras de fuego, oh querubín protector. 

Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor;  yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti” (Ezequiel 28:12-17).

Hay varias cosas que podemos saber a ciencia cierta en cuanto a Lucifer:

Continúa en parte 9

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FE Y OBRAS–parte 33-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

EL MENSAJE A LAODICEA

“En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito de Padre), lleno de gracia y de verdad”  (Juan 1: 4, 14).

Agradecemos al Señor de todo corazón porque tenemos una preciosa luz que presentar ante la gente, y nos regocijamos porque tenemos un mensaje para este tiempo que es verdad presente. Las nuevas de que Cristo es nuestra justicia han proporcionado alivio a muchísimas almas, y Dios dice a su pueblo: “Avanza”. 

El mensaje a la Iglesia de Laodicea se aplica a nuestra condición.  Cuán claramente se describe la posición de los que creen que tienen toda la verdad, que se enorgullecen de su conocimiento de la Palabra de Dios, al paso que no se ha sentido en su vida el poder santificador de ella.  Falta en su corazón el fervor del amor de Dios, pero precisamente ese fervor del amor es lo que hace que el pueblo de Dios sea la luz del mundo.

El Testigo fiel dice de una iglesia fría, sin vida y sin Cristo: 

“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apoc.3: 15,16).  Tomemos buena nota de las siguientes palabras: “Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tu eres desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (vers. 17). 

Aquí se representa a los que se enorgullecen de sí mismos por su posesión de conocimiento y superioridad espirituales.  Pero no han respondido a las bendiciones inmerecidas que Dios les ha conferido.  Han estado llenos de rebelión, ingratitud y olvido de Dios; y todavía El los ha tratado como un padre amante y perdonador trata a un hijo ingrato y descarriado.

Han resistido a su gracia, han abusado de sus privilegios, han menospreciado sus oportunidades y se han conformado con hundirse en la satisfacción, en la lamentable ingratitud, el formalismo vacío y la insinceridad hipócrita. Con orgullo farisaico han alardeado de sí mismos hasta que se ha dicho de ellos:

“Tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido y de ninguna cosa tengo necesidad”.

¿No ha enviado acaso el Señor Jesús mensaje tras mensaje de reproche, de amonestación, de súplica a éstos que están satisfechos de sí mismos? Cristo ve lo que no ve el hombre.  Ve los pecados que, si no son borrados por el arrepentimiento, agotarán la paciencia de un Dios tolerante.  Cristo no puede aceptar los nombres de los que están satisfechos en su suficiencia propia.  No puede instar a favor de un pueblo que no siente necesidad de ayuda, que pretende conocer y poseer todo.

“Yo te aconsejo que de mi compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.  Yo reprendo y  castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.  He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”  (Apoc.3: 18-20).

Consideremos nuestra condición delante de Dios. Hagamos caso al consejo del Testigo fiel.  Ninguno de nosotros esté lleno de prejuicios como estuvieron los judíos, de modo que la luz no entre en nuestro corazón. Que no sea necesario que Cristo diga de nosotros como dijo de ellos:

“No queréis venir a mí para que tengáis vida”  (Juan 5:40).

 

 

 

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FE Y OBRAS–parte 32-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

LA CALIDAD DE NUESTRA FE

HABLAR DE LA FE, VIVIR LA FE, ACTUAR POR FE

Tenemos que educar nuestras almas en la línea de la fe.  Tenemos que hablar de la fe, vivir la fe, actuar por fe, para que podamos crecer en la fe.  Ejercitando esa fe viviente, creceremos hasta ser hombre y mujeres fuertes en Cristo Jesús.  Dios conceda que el Sol de justicia se levante sobre nosotros y brille en nuestros corazones con sus rayos más diáfanos, haciendo de todos nosotros luces en el mundo.

Podemos ser exactamente lo que Cristo dijo que sus discípulos deberían ser: “La luz  del mundo” (Mateo 5:14).  Deberíamos esparcir a otros esa luz, esperanza y fe. No debemos marchar en su servicio quejándonos, como si El fuera un capataz duro que pone sobre nosotros cargas que no se pueden  llevar.  Este no es el caso.

El quiere que estemos llenos de gozo, llenos de la bendición de Dios a fin de que conozcamos la longitud, la anchura, la altura y la profundidad del amor de Dios, que excede todo conocimiento.  Cuando se menciona su nombre, El quiere que haga vibrar nuestros corazones. Entonces podremos ofrecer acción de gracias, gloria, honor y alabanza a Aquel que se sienta en el trono del Cordero.

Deberíamos aprender a cantar ese cántico aquí; y cuando seamos transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, sabremos exactamente donde entonar el cántico de triunfo con los ángeles celestiales y con los santos redimidos.  Alabemos a Dios porque tenemos el privilegio de estar en este mundo, hermoso como es. Nos dirigimos a un lugar mejor. Esta tierra va a ser purificada, fundida y hecha sin pecado.

¿No tenemos todo lo necesario para que nuestras mentes estén dirigidas al cielo? ¿No tenemos todo lo necesario para hacernos salir de esta mundanalidad y sensualidad? Sea nuestra conversación santa.  Como Dios es santo en su esfera, seamos santos en la nuestra. Regocijémonos en el precioso Salvador, que murió para redimirnos, y reflejemos la gloria de Dios. Unámonos con el cielo en nuestras alabanzas.  (Elena White)

 

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FE Y OBRAS–parte 24-

“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)

 EL PUEBLO QUE GUARDA LOS MANDAMIENTOS-parte 2-

Además hemos hablado de la oscuridad que el diablo ha arrojado sobre nosotros, y nos hemos lamentado por nuestra situación; y al hacerlo, tan sólo hemos extendido la sombra a otras almas, de manera que eso que nos dañó a nosotros fue también un daño para ellos.  Al pronunciar nuestras palabras de incredulidad, otros han sido envueltos en tinieblas y duda.

No podemos permitirnos hacer esta obra.  De ese modo ponemos a nuestro bondadoso Padre celestial en una luz falsa.  Todo esto debe cambiar.  Debemos recoger los rayos de verdad divina y permitir que nuestra luz ilumine el oscuro sendero de otros. La luz del cielo brilla para los que siguen a Cristo, la luz del mundo.

Yo soy la luz del mundo, el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”  (Juan 8:12).

¿Qué clase de recomendación de la religión de Cristo damos al mundo si andamos quejándonos y lamentándonos, llenos de pesar? Los que guardan los mandamientos de Dios (Éxodo 20:3-17) deberían hacer manifiesto que la verdad está santificando el alma, refinando y purificando los pensamientos, y elevando el carácter y la vida. Cristo murió para que la imagen moral de Dios pudiera ser restaurada en nuestras almas y pudiese reflejarse ante quienes nos rodean.

Necesitamos beber más y más profundamente de la fuente de vida.  Que ni un alma se sienta satisfecha sin hacer una obra completa para la eternidad, y que pueda verse, a la vez por precepto y por ejemplo, que seamos representantes de Cristo. El Señor está listo para impartir bendiciones aún mayores.

El permitió que toda su benevolencia se manifestara delante de Moisés; proclamó ante él su carácter como un Dios lleno de misericordia, paciente y benigno –que perdona la iniquidad, la transgresión, y el pecado.  Moisés había de representar este carácter ante el pueblo de Israel, y nosotros hemos de hacer lo mismo.

Debemos proclamar la bondad de Dios y poner de manifiesto su verdadero carácter. Debemos reflejar su gloria. ¿No nos hemos unido a la obra del enemigo de las almas, representando erróneamente a nuestro Padre celestial?  ¿No hemos estado juzgando a nuestros hermanos, criticando sus palabras y acciones? Entonces el amor de Dios no se ha entronizado en nuestras almas.  Hagamos un cambio decidido.   (Elena White).

 

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RECIBIREIS PODER-Persona, Presencia y  Obra del Espíritu  Santo-parte 33-

ELEGIDOS PARA LA SALVACIÓN

“Según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de El” (Efesios 1:4)

 

En virtud de la gracia de Cristo y de la  obra del Espíritu Santo, por fe debemos creer que somos elegidos por Dios para la salvación.  Alabemos y glorifiquemos al Señor por tan maravillosa manifestación de su inmerecido favor.  Es el amor de Dios lo que nos lleva a Cristo para ser recibidos en su gracia y presentados a su Padre. Entonces, en virtud de la obra del Espíritu Santo se renueva la divina relación entre Dios y el pecador. El dice:

“Y me seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios.  Ejerceré mi amor perdonador a favor de ustedes, les daré mi gozo y, además, serán mi especial tesoro. Este pueblo que formé para mí mismo, públicamente me alabará” (véase Jer.30:22; 31:1-33).

Cristo está llamando a sus hijos y es de nuestro interés presente y eterno  escuchar su invitación.  Jesús dijo: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros” (Juan 15:16). Todos los que desean ser conocidos como hijos de Dios deben responder al ofrecimiento, y ponerse en una situación donde la luz celestial pueda iluminarlos. Así podrán saber lo que significa ser oidores y hacedores de las palabras de Cristo, la luz del mundo, y ser aceptos en el amado.

Dios ya hizo todo lo que podría hacer para garantizar la salvación.  En un solo don puso todos los tesoros del cielo.  El invita, y también suplica e insta.  Pero nunca fuerza a los que llama.  Espera la cooperación y aguarda el consentimiento de la voluntad con el fin de conceder al pecador las riquezas de su gracia; que están reservadas para el creyente desde la misma fundación del mundo. 

El Señor no proyectó neutralizar al poder humano, sino que éste, cooperando con Dios, pueda hacer que el hombre llegue a ser un agente más eficiente en sus manos.  Aunque débil, falible, frágil, pecador e imperfecto, el Señor le ofrece el privilegio de ser copartícipe en su obra. (The Messenger)

 

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