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Posts Tagged ‘arrepentimiento’

RECIBIREIS PODER-Persona, Presencia y  Obra del Espíritu  Santo-parte 21-

EL ESPIRITU SE MUEVE EN NUESTRO MEDIO

 “En ésto conocemos que permanecemos en El, y El en nosotros, en que nos ha dado de su Espirítu” (1Juan 4:13)

 

Aunque no podamos ver al Espíritu de Dios, sabemos que bajo su acción el hombre, que está muerto en transgresiones y pecados, es convencido y convertido. El descuidado y díscolo llega a ser serio.

El endurecido se arrepiente de sus pecados, y el que no tiene fe se hace creyente. El jugador, el borrachín y el licencioso se vuelve firme, sobrio y puro. El rebelde y obstinado llega a ser dócil y semejante a Cristo. Cuando observamos estos cambios, podemos estar seguros de que el poder transformador de Dios ha convertido a esa persona.

No vemos al Espíritu, pero sí es posible captar las evidencias de su obra que cambia el carácter del más endurecido y obstinado de los pecadores. Así como el viento mueve con su fuerza al más elevado de los árboles y los derriba, del mismo modo el Espíritu Santo puede actuar en el corazón humano, sin que ningún hombre finito pueda circunscribir la obra de Dios.

Su Espíritu se manifiesta en cada persona de maneras diferentes. Aunque algunos tiemblen ante el poder de Dios y el de su Palabra, sus convicciones llegan a ser tan profundas que, aún cuando estalle en su corazón un huracán o una agitación de sentimientos, su ser entero se postra inconmovible ante el poder convincente de la verdad.

Cuando el Señor perdona al pecador arrepentido, éste se llena del amor de Dios, de fervor y de energía. Al ser recibido, el Espíritu que da vida no puede ser reprimido.

Cristo en él es una fuente de agua que brota para vida eterna. Sus sentimientos de amor son tan hondos y ardientes como lo fue su angustia y agonía. Se asemeja a una fuente profunda que se rompe y se derrama en acción de gracia y alabanza, en agradecimiento y felicidad; hasta las arpas celestiales sintonizan con sus notas de regocijo. La historia que tiene para relatar no la cuenta de un modo, conciso, común y metódico. Es un creyente rescatado por los méritos de Cristo Jesús, y su ser entero se conmueve con la realización de la salvación de Dios.

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EL CAMINO A CRISTO -EL PRINCIPE DEL CIELO-parte 8-

UN PODER MISTERIOSO QUE CONVENCE

COMO VENIR A DIOS ARREPENTIDO -parte 2-

  • “¡Apiádate de mi, Oh Dios, conforme a tu misericordia;
  • conforme a la muchedumbre de tus piedades, borra mis transgresiones!
  • Porque yo reconozco mis transgresiones
  • y mí pecado está  siempre delante de mí…
  • ¡Purifícame con hisopo, y seré limpio;
  • lávame, y quedaré más blanco que la nieve!
  • ¡Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
  • y renueva un espíritu recto dentro de mí!
  • ¡No me eches de tu presencia,
  • y no me quites tu Santo Espíritu!  (parte del Salmo 51)

Efectuar un arrepentimiento como éste, está más allá del alcance de nuestro propio poder; se obtiene solamente de Cristo, quien ascendió a lo alto y ha dado dones a los hombres.

Precisamente éste es un punto sobre el cual muchos yerran, y por ésto dejan de recibir la ayuda que Cristo quiere darles. Piensan que no pueden ir a Cristo a menos que se arrepientan primero, y que el arrepentimiento los prepara para el perdón de sus pecados.  Es verdad que el arrepentimiento precede al perdón de los pecados, porque solamente el corazón quebrantado y contrito es el que siente la necesidad de un Salvador.  Pero ¿debe el pecador esperar hasta que se haya arrepentido, para poder ir a Jesús? ¿Ha de ser el arrepentimiento un obstáculo entre el pecador y el Salvador?

La Biblia no enseña que el pecador deba arrepentirse antes de poder aceptar la invitación de Cristo: ¡Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso!” (Mateo 11:28).

La virtud que viene de Cristo es la que guía a un arrepentimiento genuino.  San Pedro habla del asunto de una manera muy clara en su exposición a los israelitas cuando dice: “A éste, Dios le ensalzó con su diestra para ser Príncipe y Salvador, a fin de dar arrepentimiento a Israel, y  remisión de pecados” (Hechos 5:31). No podemos arrepentirnos sin que el Espíritu de Cristo despierte la conciencia, más de los que podemos ser perdonados sin Cristo.

Cristo es la fuente de todo buen impulso.  El es el único que puede implantar en el corazón enemistad contra el pecado.  Todo deseo de verdad y de pureza, toda convicción de nuestra propia pecaminosidad, es una prueba  de que su Espíritu está obrando en nuestro corazón.

Jesús dijo: “Yo si fuere levantado en alto de sobre la tierra, a todos los atraeré a mí mismo” (Juan 12:32). Cristo debe ser revelado al pecador como el Salvador que muere por los pecados del mundo; y cuando consideramos al Cordero de Dios sobre la cruz del Calvario, el misterio de la redención comienza a abrirse a nuestra mente y la bondad de Dios nos guía al arrepentimiento.  Al morir Cristo por los pecadores, manifestó un amor incomprensible; y este amor, a medida que el pecador lo contempla, enternece el corazón, impresiona la mente e inspira contricción en el alma.

Es verdad que algunas veces los hombres se avergüenzan de sus caminos pecaminosos y abandonan algunos de sus malos hábitos antes de darse cuenta de que son atraídos a Cristo. Pero cuando hacen un esfuerzo por reformarse, con un sincero deseo de hacer el bien, es el poder de Cristo el que los está atrayendo.  Una influencia de la cual no se dan cuenta, obra sobre el alma, la conciencia se vivifica y la vida externa se enmienda. Y a medida que Cristo los induce a mirar su cruz y contemplar a quien han traspasado sus pecados, el mandamiento despierta la conciencia.  La maldad de su vida, el pecado profundamente arraigado en su alma se revela.  Comienzan a entender algo de la justicia de Cristo. ¿Qué es el pecado para que exigiera tal sacrificio por la redención de su víctima? ¿Fueron necesarios todo este amor, todo este sufrimiento, toda esta humillación, para que no pereciéramos, sino que tuviéramos vida eterna?  (Elena White)

 

 

 

 

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MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 85-

 

EL TEMOR. Presentemos a Dios nuestras necesidades, gozos, tristezas, cuidados y temores.  No podemos agobiarlo ni cansarlo…Su amoroso corazón se conmueve por nuestras tristezas…-parte 3-

LOS TRATOS DE DIOS SON CLAROS: Pero al mismo tiempo no quiere que nos engañemos.  El nos dice:No temas; no hay peligro en tu camino”. El sabe que hay pruebas y peligros y nos lo ha manifestado abiertamente.  El no ofrece quitar a su pueblo de en medio de este mundo de pecado y maldad, sino que le presenta un refugio que nunca falla.  Su oración por los discípulos fue:

“No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. “En el mundo –dice- tendréis tribulación; pero tened buen ánimo; yo he vencido al mundo” (Juan 17:15; 16:33).

APARTEMOS LA VISTA DEL YO: Apartemos  nuestra vista de nosotros mismos y miremos a Jesús. Nosotros podemos reconocer que somos pecadores, y al mismo tiempo es nuestro privilegio reconocer a Cristo como nuestro Salvador.  No vino a llamar justos sino a pecadores al arrepentimiento.  Satanás le presentará a la mente humana dificultades y sugerencias para debilitar la fe y destruir el valor. 

Tiene muchísimas tentaciones que pueden acudir en tropel a la mente, una detrás de otra; pero si nosotros estudiamos detenidamente nuestras emociones y damos lugar a nuestros sentimientos, estaremos atendiendo al mal huésped de la duda, y al hacerlo nos enredaremos en perplejidades y desesperación. ¿Qué hay que hacer frente a estas terribles sugerencias? 

Expulsémoslas de nuestra mente mediante la contemplación de las incomparables profundidades del amor del Salvador.  No exaltemos nuestros sentimientos, no discutamos con ellos, no los adoremos, ya sean buenos o malos, tristes o animadores.

VENZAMOS EL TEMOR MEDIANTE LA CONFIANZA EN CRISTO: Jesús nos invita a acudir a El, y entonces levantará la carga de nuestros cansados hombros y pondrá sobre nosotros su yugo, que es fácil, y su carga, que es liviana. La senda por la cual nos sugiere caminar nunca nos habría costado un sufrimiento si siempre hubiéramos andado por ella. Cuando nos apartamos de la senda del deber, nos volvemos difíciles y agresivos. 

Los sacrificios que debemos hacer al seguir a Cristo son sólo otros tantos pasos para regresar a la senda de la luz, la paz y la felicidad.  Las dudas y los temores provienen del hecho de admitirlos; mientras más los admitimos, más difíciles de vencer se volverán. Hay seguridad en rechazar todo sostén terrenal y tomar la mano del que levantó y salvó al discípulo que se hundía en el tormentoso mar.

CRISTO, EL PORTADOR DE CARGAS: Presentemos a Dios nuestras necesidades, gozos, tristezas, cuidados y temores.  No podemos agobiarlo ni cansarlo…Su amoroso corazón se conmueve por nuestras tristezas y aún por nuestra presentación de ellas.  Ninguna cosa es demasiado grande que El no pueda soportarla; El sostiene los mundos y gobierna todos los asuntos del universo. 

Ninguna cosa que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeña que El no la note.  No hay en nuestra experiencia ningún pasaje tan oscuro que El no pueda leer, ni perplejidad tan grande que El no pueda desenredar.

Ninguna calamidad puede acaecer al más pequeño de sus hijos, ninguna ansiedad puede asaltar el alma, ningún gozo puede alegrar, ninguna oración sincera escapará de los labios, sin que el Padre Celestial esté al tanto de ello, sin que tome en ello un interés inmediato…

Las relaciones entre Dios y cada alma son tan claras y plenas como si no hubiese otra alma sobre la tierra a quien brindar su cuidado, otra alma por la cual hubiera dado a su Hijo amado.  (Elena White)

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HECHOS ASOMBROSOS –parte 37-

  • 16. Sean sensatos en los asuntos financieros.

“El amor no es posesivo.  El amor tiene buenas maneras y no persigue ventajas egoístas” (1Cor.13:4 edic.inglesa) “Dios ama al dador alegre” (2Cor.9:7).

Nota: Todas las posesiones e ingresos en el matrimonio deben ser nuestros y no tuyos y míos.  Parte de las entradas pertenecen a la esposa para comprar los comestibles y la ropa y para hacer frente a las necesidades del hogar.  Esa suma debe dársele sin discutir.  Un esposo mezquino hace a su esposa infeliz, acusándola muy a menudo de que es gastadora y derrochadora.  Mostrar confianza en la capacidad administrativa del cónyuge hace que éste o ésta sea mejor administrador/a. Discutan y pónganse de acuerdo en los asuntos de dinero.

  • 17.  Converse con su cónyuge acerca de los problemas y consúltelo con frecuencia.

“El amor…no está ansioso de impresionar ni tiene ideas exageradas de su propia importancia…No es quisquilloso” (1Cor.13:4-5, edic.inglesa). “El que tiene un poco de disciplina menosprecia su alma” (Prov. 15:32). “¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él” (Prov.26:12).

Nota: Pocas cosas fortalecerán tanto su matrimonio como conversar juntos y consultarse mutuamente acerca de las decisiones más importantes.  El cambio de trabajo, la compra de una casa, un automóvil, muebles, ropa, y todos los demás asuntos que implican dinero, deben interesar a ambos esposos.  Consultar las cosas evitará  muchos desatinos que podrían arruinar su matrimonio.  Si después de mucha consulta y ferviente oración, las opiniones todavía difieren, la esposa debe someterse  al deseo de su esposo. Las Escrituras son claras con respecto a ésto.  (véase Efe.5:22-24).

  • 18.  ¿Está usted orando para que su hogar sea un lugar donde puedan habitar los ángeles?

Su comentario:

RESPUESTAS A OTRAS PREGUNTAS. 

¿Cuál de los cónyuges debe ser el primero en confesar o pedir disculpas después de una discusión?     Respuesta: El que estaba en lo cierto.

¿Puede Ud. hacer alguna sugerencia para ayudar a una suegra entrometida?

Respuesta: ¡Si! Pedirle que actúe con prudencia, que refrene sus críticas y que comprenda que la pareja tiene derecho a su propia vida. (vea 1Tes.4:11). De hecho, esta regla se aplica a todos los parientes. Más de un matrimonio que podría haber sido un pequeño cielo en la tierra, ha sido transformado en un infierno por los parientes.  El deber de todos ellos es dejar tranquilo al hogar recién establecido.

Mi esposo es un hombre irreligioso y yo estoy tratando de ser cristiana.  Su influencia es terrible. ¿Debo divorciarme de el?

Respuesta: NO. Leer 1Cor.7:12-14 y 1Ped.3:1-2.  Dios da una respuesta específica.

¿Puede Ud. decirme en forma sencilla y directa cuál es el consejo de Dios para uno que ha pecado pero está arrepentido?

Respuesta: Hace mucho tiempo Cristo dio una respuesta clara y consoladora a una persona que había caído en la inmoralidad, pero que estaba arrepentida.  Le dijo: Véte y no peques más” (Juan 8:11).  Su consejo todavía se aplica hoy.

¿No sucede a veces que la parte “inocente” en un divorcio también es parcialmente culpable?

Respuesta: Por cierto que si. A veces “la parte inocente”, debido a su falta de amor, falta de atenciones, su espíritu de justicia propia, su carencia de bondad, su egoísmo, sus rezongos y su frialdad, pueden estimular los malos pensamientos y acciones en su cónyuge.  A veces “la parte inocente” puede ser tan culpable delante de Dios como  “la parte culpable”.  Dios considera nuestros motivos y nos juzga de acuerdo a ellos.  “Jehová no mira lo que mira el hombre; porque el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”  (1Samuel 16:7).

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16).

 

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