MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 27-
FACTORES EMOCIONALES. Los hijos de Dios no deben estar sujetos a los sentimientos y a las emociones. Cuando vacilamos entre la esperanza y el temor, herimos el corazón de Cristo, porque nos ha dado pruebas evidentes de su amor –parte1-
LA OBEDIENCIA A DIOS LIBERA DE LA PASION Y EL IMPULSO: Obedecer a Dios es quedar libre de la servidumbre del pecado y de las pasiones e impulsos humanos. El hombre puede ser vencedor de sí mismo, triunfar de sus propias inclinaciones, de principados y potestades, de los
“señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas” y de las “malicias espirituales de los aires” (Efe.6:12)
LAS EMOCIONES HAN DE SER CONTROLADAS POR LA VOLUNTAD: Cuando le entregamos nuestra voluntad a Cristo, El inmediatamente toma posesión de nosotros, y obra en nosotros para que hagamos sus deseos. Entonces nuestra naturaleza queda sometida a su Espíritu. Hasta nuestros pensamientos quedan sujetos al Señor.
Si no podemos dominar nuestros impulsos y emociones como deseamos, por lo menos podemos dominar la voluntad, de modo que se efectué un gran cambio en nuestra vida. Cuando entregamos nuestra voluntad a Cristo, nuestra vida queda escondida con Cristo en Dios.
Hace alianza con el poder que supera a todos los principados y potestades. Ya tenemos fuerza divina que nos mantiene asidos a su fortaleza; y se abre ante nosotros la posibilidad de una nueva vida y aún la vida de la fe.
LA EMOCIONES CONTROLADAS POR LA RAZÓN Y LA CONCIENCIA: El poder de la verdad debiera ser suficiente para sostener y consolar en toda adversidad. La religión de Cristo revela su verdadero valor al capacitar a quien la posee para triunfar sobre la aflicción.
Pone a los apetitos, las pasiones y las emociones bajo el control de la razón y la conciencia, y disciplina los pensamientos para que fluyan por canales saludables. Y entonces la lengua no quedará abandonada para deshonrar a Dios por medio de expresiones de anhelos pecaminosos.
LAS EMOCIONES SON TAN CAMBIANTES COMO LAS NUBES: Cristo ha prometido que
“si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9)
Somos probados por Dios mediante la Palabra de Dios. No hemos de esperar emociones maravillosas antes de creer que Dios no ha oído. Los sentimientos no han de ser nuestra norma, pues las emociones son tan mutables como las nubes.
Debemos tener algo sólido como fundamento de nuestra fe. La Palabra del Señor es una Palabra de infinito poder, en ella podemos confiar. El nos ha dicho que cualquier cosa que pidamos en su nombre nos la dará. No debemos depender de nuestras buenas obras.
Debemos depender del Sol de Justicia, creyendo que Cristo ha quitado nuestros pecados y nos ha imputados su justicia.
LAS EMOCIONES NO SON UNA SALVAGUARDIA SEGURA: Con frecuencia los sentimientos son engañosos, las emociones no son una salvaguardia segura; porque son variables sujetas a circunstancias externas. Muchos se dejan seducir al confiar en impresiones sensacionales.
Un espíritu egoísta vencido, una tentación a descuidar el deber resistida, una pasión subyugada y la obediencia voluntaria y alegre prestada a la voluntad de Cristo, constituyen una evidencia mucho mayor de que somos hijos de Dios que la piedad espasmódica y la religión emotiva.
LOS CRISTIANOS NO DEBIÉRAMOS ESTAR SUJETOS A LAS EMOCIONES: Los hijos de Dios no deben estar sujetos a los sentimientos y a las emociones. Cuando vacilamos entre la esperanza y el temor, herimos el corazón de Cristo, porque nos ha dado pruebas evidentes de su amor….
Quiere que hagamos la obra que nos ha confiado, entonces nuestros corazones emitirán alabanza y acción de gracias a Aquél que Dios ha enviado para quitar los pecados del mundo.
(Elena White)
Continúa en parte 28
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