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Posts Tagged ‘Sal.33:18’

MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 217-

 

LA PREOCUPACION Y LA ANSIEDAD. No es la voluntad de Dios que su pueblo sea abrumado por el peso de las preocupaciones. –parte 1-

LO QUE MATA ES LA PREOCUPACION, NO EL TRABAJO: No es el trabajo lo que mata, sino la preocupación, la única manera de evitar la preocupación consiste en llevarle todas nuestras tribulaciones a Cristo.  No contemplemos el lado oscuro de las cosas. Cultivemos la alegría de espíritu.

NO NOS CONCENTREMOS EN LAS DIFICULTADES: Algunos temen siempre y toman preocupaciones prestadas. Todos los días disfrutan de las pruebas del amor de Dios, todos los días gozan de las bondades de su providencia, pero pasan por alto estas bendiciones presentes. 

Sus mentes están siempre espaciándose en algo desagradable que temen pueda venir. Puede ser que realmente existan algunas dificultades que, aunque pequeñas, ciegan los ojos a las muchas bendiciones que demandan gratitud. 

Las dificultades con que tropiezan, en vez de guiarlos a Dios, única fuente de ayuda, los alejan de El, porque les despiertan desasosiego y pesar.

LA PREOCUPACION AÑADE PESO A LA CARGA: Hagamos todo lo que podamos sin preocuparnos, confiando en Cristo.  Estudiemos sus palabras:

“Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mat.21:22)

Estas palabras son la garantía de que todo lo que un Salvador Omnipotente puede concedernos, será dado a los que confían en El. Como mayordomos de la gracia del cielo debemos pedir con fe, y entonces esperar confiadamente la salvación de Dios. 

No debemos adelantarnos a El, para tratar de lograr lo que deseamos mediante nuestro propio esfuerzo.  Debemos pedir en su nombre, y acto seguido debemos actuar como si creyéremos en su eficiencia.

NO ES LA VOLUNTAD DE DIOS: No es la voluntad de Dios que su pueblo sea abrumado por el peso de las preocupaciones.

LA ANSIEDAD PRODUCE ENFERMEDAD: Dios conoce a cada cual por nombre y cuida de él como si no hubiera nadie más en el mundo por quien entregara a su Hijo amado. Siendo el amor de Dios tan grande y tan infalible, debe alentarse al enfermo a que confíe en Dios y tenga ánimo. 

La congoja acerca de si mismos los debilita y enferma.  Si los enfermos resuelven sobreponerse a la depresión y la melancolía, tendrán mejores perspectivas  de sanar pues:

 “el ojo de Jehová esta sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Sal.33:18)

AL PREOCUPARNOS NOS ALEJAMOS DE LOS BRAZOS DE JESUS: Si educamos nuestras almas para que tengan más fe, más amor, mayor paciencia, una confianza más perfecta en nuestro Padre Celestial, tendremos más paz y felicidad a medida que enfrentemos los conflictos de esta vida. 

El Señor no se agrada de que nos irritemos y preocupemos, lejos de los brazos de Jesús. El es la única fuente de toda gracia, el cumplimiento de cada promesa, la realización de toda bendición…Si no fuera por Jesús, nuestro peregrinaje realmente sería solitario.  El nos dice:

No os dejaré huérfanos” (Juan 14:18)

Apreciemos estas palabras, creamos en sus promesas, repitámoslas cada día, meditemos en ellas durante la noche y seamos felices.

DESCANSEMOS EN EL AMOR DE CRISTO: Apartémonos de las encrucijadas que frecuenta la multitud y vayamos a descansar a la sombra del amor del Salvador.  Allí es donde obtendremos fuerza para continuar la lucha; allí es donde aprenderemos a reducir nuestros afanes y a loar a Dios. 

Aprendamos de Jesús una lección de calma confiada aquellos que están trabajados y cargados.  Deben sentarse a su sombra si quieren recibir de El paz y reposo. (Elena White)

Continúa en parte 218

 

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MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 205-

 

 

LA DEPRESION. Para tener buena sangre, debemos respirar bien. Las inspiraciones hondas y completas de aire puro, que llenan los pulmones de oxígeno, purifican la sangre. -parte 1-

MUCHAS ENFERMEDADES SON EL RESULTADOS DE LA DEPRESION MENTAL: Una mente contenta y un espíritu alegre son salud para el cuerpo y fortaleza para el alma.  No hay causa de enfermedad tan fructífera como la depresión, la lobreguez y el pesar.

CUANDO SE ELIMINA LA DEPRESION, SE ACELERA LA RECUPERACION: Siendo el amor de Dios tan grande y tan infalible, se debe alentar a los enfermos a que confíen en Dios y tengan ánimo. La congoja acerca de si mismos los debilita y enferma. 

Si los enfermos resuelven sobreponerse a la depresión y la melancolía tendrán mejores perspectivas de sanarse, pues:

“el ojo de Jehová está…sobre los que esperan misericordia” (Sal.33:18)

DEPRESION: CONSECUENCIA DE UNA FÉRREA DIGNIDAD: Algunos asumen una reserva fría, glacial, una férrea dignidad que repele a todos los que caen bajo su influencia. 

Esta actitud es contagiosa; crea una atmósfera que agosta los buenos impulsos y las buenas resoluciones; ahoga la corriente natural de la simpatía humana, la cordialidad y el amor; y bajo su influencia la gente se reprime, y sus atributos sociales y generosos desaparecen por falta de ejercicio.

No solo la salud espiritual resulta afectada; la salud física también sufre como consecuencia de esta depresión que no es natural.  La lobreguez y la frialdad de esta atmósfera antisocial se refleja en el rostro. 

Los rostros de los que son generosos y simpáticos resplandecen con el brillo de la bondad, mientras que los que no albergan pensamientos bondadosos y motivos generosos, expresan en sus rostros los sentimientos que se encuentran en sus corazones.

DEPRESION MENTAL: PRODUCTO DE HABITACIONES POCO VENTILADAS: Las consecuencias de vivir en habitaciones cerradas y mal ventiladas son éstas: el organismo se debilita y pierde la salud, la circulación de la sangre se hace más lenta en el cuerpo porque no está purificada ni  vitalizada por el limpio y vigorizante aire del cielo. 

La mente se deprime y se ensombrece, mientras que todo el organismo se enerva, y es posible que se produzcan fiebre y otras enfermedades. 

LA FALTA DE OXIGENO CAUSA DEPRESION Y LOBREGUEZ: Hay que conceder a los pulmones la mayor libertad posible.  Su capacidad se desarrolla mediante el libre funcionamiento; pero disminuye si se los tiene apretados y comprimidos.

De ahí los malos efectos de la costumbre tan común, en las ocupaciones sedentarias, de encorvarse al trabajar. En esta posición es imposible respirar profundamente.  La respiración superficial se vuelve pronto un hábito, y los pulmones  pierden la facultad de dilatarse. 

Así se recibe una cantidad insuficiente de oxigeno.  La sangre se mueve perezosamente.  Los productos tóxicos del desgaste, que deberían ser eliminados por la espiración, quedan dentro del cuerpo y corrompen la sangre.  No solo los pulmones, sino el estómago, el hígado y el cerebro quedan afectados. 

La piel se pone cetrina, la digestión se retarda, se deprime el corazón, se anubla el cerebro, los pensamientos se vuelven confusos, se entenebrece el espíritu, el organismo entero que deprimido e inactivo y particularmente expuesto a la enfermedad.

LA BUENA RESPIRACIÓN SUAVIZA LOS NERVIOS: Para tener buena sangre, debemos respirar bien.  Las inspiraciones hondas y completas de aire puro, que llenan los pulmones de oxígeno, purifican la sangre, le dan brillante coloración, y la impulsan, como corriente de vida, por todas partes del cuerpo. 

La buena respiración calma los nervios, estimula el apetito, hace más perfecta la digestión, y produce sueño sano y reparador.  (Elena White)

Continúa en parte 206

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