MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 217-
LA PREOCUPACION Y LA ANSIEDAD. No es la voluntad de Dios que su pueblo sea abrumado por el peso de las preocupaciones. –parte 1-
LO QUE MATA ES LA PREOCUPACION, NO EL TRABAJO: No es el trabajo lo que mata, sino la preocupación, la única manera de evitar la preocupación consiste en llevarle todas nuestras tribulaciones a Cristo. No contemplemos el lado oscuro de las cosas. Cultivemos la alegría de espíritu.
NO NOS CONCENTREMOS EN LAS DIFICULTADES: Algunos temen siempre y toman preocupaciones prestadas. Todos los días disfrutan de las pruebas del amor de Dios, todos los días gozan de las bondades de su providencia, pero pasan por alto estas bendiciones presentes.
Sus mentes están siempre espaciándose en algo desagradable que temen pueda venir. Puede ser que realmente existan algunas dificultades que, aunque pequeñas, ciegan los ojos a las muchas bendiciones que demandan gratitud.
Las dificultades con que tropiezan, en vez de guiarlos a Dios, única fuente de ayuda, los alejan de El, porque les despiertan desasosiego y pesar.
LA PREOCUPACION AÑADE PESO A LA CARGA: Hagamos todo lo que podamos sin preocuparnos, confiando en Cristo. Estudiemos sus palabras:
“Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mat.21:22)
Estas palabras son la garantía de que todo lo que un Salvador Omnipotente puede concedernos, será dado a los que confían en El. Como mayordomos de la gracia del cielo debemos pedir con fe, y entonces esperar confiadamente la salvación de Dios.
No debemos adelantarnos a El, para tratar de lograr lo que deseamos mediante nuestro propio esfuerzo. Debemos pedir en su nombre, y acto seguido debemos actuar como si creyéremos en su eficiencia.
NO ES LA VOLUNTAD DE DIOS: No es la voluntad de Dios que su pueblo sea abrumado por el peso de las preocupaciones.
LA ANSIEDAD PRODUCE ENFERMEDAD: Dios conoce a cada cual por nombre y cuida de él como si no hubiera nadie más en el mundo por quien entregara a su Hijo amado. Siendo el amor de Dios tan grande y tan infalible, debe alentarse al enfermo a que confíe en Dios y tenga ánimo.
La congoja acerca de si mismos los debilita y enferma. Si los enfermos resuelven sobreponerse a la depresión y la melancolía, tendrán mejores perspectivas de sanar pues:
“el ojo de Jehová esta sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” (Sal.33:18)
AL PREOCUPARNOS NOS ALEJAMOS DE LOS BRAZOS DE JESUS: Si educamos nuestras almas para que tengan más fe, más amor, mayor paciencia, una confianza más perfecta en nuestro Padre Celestial, tendremos más paz y felicidad a medida que enfrentemos los conflictos de esta vida.
El Señor no se agrada de que nos irritemos y preocupemos, lejos de los brazos de Jesús. El es la única fuente de toda gracia, el cumplimiento de cada promesa, la realización de toda bendición…Si no fuera por Jesús, nuestro peregrinaje realmente sería solitario. El nos dice:
“No os dejaré huérfanos” (Juan 14:18)
Apreciemos estas palabras, creamos en sus promesas, repitámoslas cada día, meditemos en ellas durante la noche y seamos felices.
DESCANSEMOS EN EL AMOR DE CRISTO: Apartémonos de las encrucijadas que frecuenta la multitud y vayamos a descansar a la sombra del amor del Salvador. Allí es donde obtendremos fuerza para continuar la lucha; allí es donde aprenderemos a reducir nuestros afanes y a loar a Dios.
Aprendamos de Jesús una lección de calma confiada aquellos que están trabajados y cargados. Deben sentarse a su sombra si quieren recibir de El paz y reposo. (Elena White)
Continúa en parte 218
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