FE Y OBRAS–parte 47-
“SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS”(Heb.11:6)-“LA FE SIN OBRAS ES MUERTA” (Sant.2:20)
ACEPTADOS EN CRISTO
UNA VERDAD DIFICIL DE ENTENDER
Al contemplar al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, hallamos paz de Cristo; porque el perdón está escrito junto a su nombre, y el acepta la Palabra de Dios:
“Vosotros estáis completos en El” (Col.2:10)
¡Cuán difícil es para la humanidad, por largo tiempo acostumbrada a acariciar dudas, entender esta gran verdad! Pero ¡qué paz trae al alma, que energía vital! Al mirarnos a nosotros mismos en busca de justicia por medio de la cual hallar aceptación ante Dios, miramos en la dirección equivocada,
“por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Rom.3:23)
Debemos mirar a Jesús; porque
“nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen…” (2 Cor.3:18)
Al comparecer delante de la quebrantada Ley de Dios, el pecador no puede purificarse a sí mismo; pero, creyendo en Cristo, es el objeto de su amor infinito y es revestido de inmaculada justicia. En favor de los que creen en Cristo, Jesús oró:
“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad…para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mi, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno” (Juan 17:17-22). “Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos” (vers, 25,26).
¿Quién puede comprender la naturaleza de esa justicia que restaura al pecador creyente, presentándolo ante Dios sin mancha ni arruga ni cosa semejante? Tenemos a Dios la palabra empeñada de que Cristo nos ha sido hecho justificación, santificación y redención. Dios nos conceda que podamos confiar en su palabra con confianza implícita, y disfrutemos su más rica bendición.
“Pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios” (Juan 16:27)