Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘ley de amor’

CONFLICTO ENTRE EL BIEN Y EL MAL-parte 3-

EL ORIGEN DEL MAL Y DEL DOLOR-parte 2-

EL ORIGEN DEL MAL Y DEL DOLOR –parte 2-

Como la ley de amor era el fundamento del gobierno de Dios, la dicha de todos los seres creados dependía de su perfecta armonía con los grandes principios de justicia.  Dios quiere que todas sus criaturas le rindan un servicio de amor y un  homenaje que provenga de la apreciación inteligente de su carácter.  No le agrada la sumisión forzosa, y da a todos libertad para que le sirvan voluntariamente.

Pero hubo  un ser que prefirió pervertir esta libertad.  El pecado nació en aquél que, después de Cristo, había sido el más honrado por Dios, y el más exaltado en honor y en gloria entre los habitantes del cielo.  Antes de su caída, Lucifer era el primero de los querubines que cubrían el propiciatorio santo y sin mácula.  “Así dice Jehová el Señor: ¡tu eras el sello de perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura!  En Edén, en el huerto de Dios, estuviste, de toda piedra preciosa era tu vestidura…Tú, querubín grande, protector, Yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad” (Ezeq.28:12-15).

Lucifer habría podido seguir gozando del favor de Dios, amado y honrado por toda la hueste angélica, empleando sus nobles facultades para beneficiar a los demás y para glorificar a su hacedor.  Pero el profeta dice: “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor” (vers.17), poco a poco, Lucifer se abandonó al deseo de la propia exaltación. “Por cuanto pusiste tu corazón, como corazón de Dios”  “Tú que decías… ¡al cielo subiré; junto a las estrellas de Dios levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré…sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.”  (Ezeq.28:6; Isaías 14:13,14).

En lugar de procurar que Dios fuese objeto principal de los afectos y de la obediencia de sus criaturas, Lucifer se esforzó por granjearse el servicio y el homenaje de ellas.  Y, codiciando los honores que el Padre Infinito había concedido a su Hijo, este príncipe  de los ángeles aspiraba a un poder que sólo Cristo tenía derecho a ejercer.

El cielo entero se había regocijado en reflejar la gloria del Creador, y entonar sus alabanzas.  Y en tanto que Dios era así honrado, todo era paz y dicha.  Pero una nota discordante vino a romper las armonías celestiales.  El amor y la exaltación de sí mismo, contrarios al plan del Creador, despertaron presentimientos del mal en las mentes de aquellos entre quienes la gloria de Dios lo superaba todo. Dios mismo había establecido el orden del cielo, y Lucifer al apartarse de él, iba a deshonrar a su Creador y a atraer la ruina sobre sí mismo.  Lucifer dejó prevalecer sus celos y su rivalidad con Cristo, y se volvió aún más obstinado.  El orgullo de su propia gloria le hizo desear la supremacía.  (Elena White)

Read Full Post »

MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 160-

 

 

NECESIDADES EMOCIONALES. La Ley de Dios es una ley de amor. El amor debe ser el principio que impulse a obrar. Es el amor a uno mismo lo que destruye nuestra paz.   –parte 1-

LAS RAZONES DE LA EXISTENCIA: La Ley de Dios es una ley de amor. EL nos rodeó de hermosura para enseñarnos que no estamos en la tierra únicamente para mirar por nosotros mismos, y para trabajar, sino para hacer la vida esplendorosa, alegre y bella por el amor de Cristo.  Así como las flores, hemos de alegrar otras vidas con el misterio del amor.

EL AMOR SATISFACE LAS NECESIDADES ÍNTIMAS: El amor debe ser el principio que impulse a obrar.  El amor es el principio fundamental del gobierno de Dios en los cielos y en la tierra, y debe ser el fundamento del carácter del cristiano. Solo ésto puede habilitarlo para resistir la prueba y la tentación.

CULTIVE EL AMOR: Hay que cultivar el amor a Dios y al prójimo, porque es tan precioso como el oro.  Necesitamos representar de la mejor manera posible el carácter de la religión pura e incontaminada que, tanto por su naturaleza como por sus requerimientos, es lo contrario al egoísmo.

Un amor como el que Cristo ejemplificó es incomparable; su valor supera al del oro, la plata o las piedras preciosas.  Debemos orar por el amor que Cristo poseía, y procurarlo por encima de las debilidades humanas.

TODOS NECESITAN AMOR: La razón por la cual hay tantos hombres y mujeres de corazón duro en nuestro mundo, es que el verdadero afecto ha sido considerado debilidad, y se lo ha desalentado y reprimido. Lo mejor de la naturaleza de las personas de esta clase ha sido pervertido y empequeñecido en la infancia, y a menos que los rayos de la luz divina logren derretir su frialdad y la dureza de su corazón egoísta, la felicidad de los tales está sepultada para siempre.

Si quisiéramos tener corazones tiernos, como el que tuvo Jesús cuando estuvo sobre la tierra, y una simpatía santificada, como la que tienen los ángeles por los mortales pecadores, cultivaríamos la simpatía de los niños, que es la sencillez misma.

EL CORAZÓN: UNA FUENTE DE AMOR: (consejo a un padre)  Ni Ud. ni su esposa han tenido experiencia en hacer sacrificios a favor de la verdad, en ser ricos en buenas obras, mediante el depósito de sus tesoros en el cielo.  No han ejercido cuidado, ni simpatía, ni paciencia con sus hijos dependientes y amantes. 

Han consultado su propia conveniencia egoísta. Sus corazones no han sido una fuente capaz de alimentar surtidores vivientes de ternura y afecto.  Al bendecir a los demás con amables palabras de amor y actos de misericordia y benevolencia, recibirán una bendición ellos mismos.

EL AMOR AL YO DESTRUYE LA PAZ: Es el amor a uno mismo lo que destruye nuestra paz. Mientras viva el yo, estaremos siempre dispuestos a protegerlo contra los insultos y la mortificación; pero cuando hayamos muerto al yo y nuestra vida este escondida con Cristo en Dios, no tomaremos a pecho los desdenes y desaires.  Seremos sordos a los vituperios y ciegos al escarnio y al ultraje.

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza en la verdad.  Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.  El amor nunca deja de ser” (1 Cor.13:4-8).

Elena White

Continúa en parte 161

Read Full Post »