MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 84-
EL TEMOR. Que hacer cuando tenemos miedo. Solamente la sensación de la presencia de Dios puede desvanecer el temor.-parte 2-
“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmo 34:7)
LA FE AUMENTA EN EL CONFLICTO CON LA DUDA Y EL TEMOR: El Señor con frecuencia nos pone en situaciones difíciles para estimularnos a hacer un esfuerzo mayor. En su providencia a veces ocurren dificultades especiales para probar nuestra paciencia y nuestra fe.
Dios nos da lecciones de confianza. Nos enseña donde buscar ayuda y fortaleza en momentos de necesidad. De ese modo obtenemos un conocimiento práctico de su voluntad divina, que tanto necesitamos en la experiencia de nuestra vida. La fe aumenta en poder en el conflicto ferviente con la duda y el temor.
EL TEMOR REVELA INCREDULIDAD: Así como Jesús reposaba por la fe en el cuidado del Padre, así también hemos de confiar nosotros en el cuidado de nuestro Salvador. Si los discípulos hubiesen confiado en El, habrían sido guardados en paz. Su temor en el tiempo de peligro reveló su incredulidad. En sus esfuerzos por salvarse a sí mismos, se olvidaron de Jesús; y únicamente cuando desesperando de lo que podían hacer, se volvieron a El, pudo ayudarles.
Cuán a menudo experimentamos nosotros lo que experimentaron los discípulos. Confiamos en nuestras propias fuerza hasta que perdemos nuestra esperanza y estamos a punto de perecer. Entonces nos acordamos de Jesús, y si clamamos a El para que nos salve, no clamaremos en vano. Aunque El con tristeza reprende nuestra incredulidad y confianza propia, nunca deja de darnos la ayuda que necesitamos.
En la tierra o en el mar, si tenemos al Salvador en nuestro corazón, no necesitamos temer. La fe viva en el Redentor serenará el mar de la vida, y de la manera que El reconoce como la mejor nos librará del peligro.
EL TEMOR CONTRISTA AL ESPÍRITU SANTO: La fe acepta lo que Dios dice al pie de la letra, sin pedir comprender el significado de los incidentes penosos que ocurran. Pero son muchos los que tienen poca fe. Siempre están temiendo y cargándose de dificultades. Cada día están rodeados por las pruebas del amor de Dios, cada día gozan de los beneficios de su providencia; pero pasan por alto estas bendiciones.
Todo el cielo está interesado en nuestro bienestar, y nuestro temor y murmuraciones agravian al Espíritu Santo. Debemos confiar en las promesas de Dios. Cuando aprendamos a hacer ésto, sabremos que nuestras oraciones reciben contestación. Dios obrará por nosotros
“mucho más abundantemente de lo que pedimos”, “conforme a las riquezas de su gloria”, y “por la operación de la potencia de su fortaleza”
QUE HACER CUANDO TENEMOS MIEDO: Solamente la sensación de la presencia de Dios puede desvanecer el temor que, para el niño tímido, haría de la vida una carga. “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmo 34:7). Lea la maravillosa historia de Eliseo cuando estaba en la ciudad de la montaña y había entre él y el ejército de enemigos armados un círculo poderoso de ángeles celestiales.
Lea como se le apareció el ángel de Dios a Pedro cuando estaba en la prisión, condenado a muerte; como lo liberó, pasando por entre los guardianes armados y las macizas puertas de hierro con sus cerrojos y barrotes. Lea acerca de Pablo cuando estaba en el mar, prisionero, y se dirigió a los soldados y marineros, abatidos, y hambrientos y le dijo estas palabras de valor y esperanza:
“Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida…Porque esta noche ha estado conmigo el ángel de Dios de quien soy a quien sirvo diciendo”……. (Hechos 27:22-24)
(Elena White)
Continúa en parte 85
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