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 AMPARO Y FORTALEZA-parte 15-

¿QUE ESPERANZA HAY PARA  NUESTROS SERES QUERIDOS QUE HAN MUERTO?-parte 1-

 

“SI UN HOMBRE MURIERE, ¿VOLVERÁ A VIVIR?“, preguntó hace mucho tiempo el patriarca Job (Job 14:14 leer 14:12). Quizás usted también se haya hecho esta pregunta. ¿Cómo se sentiría si supiese que va a poder reunirse de nuevo, aquí mismo en la Tierra y bajo condiciones inmejorables, con sus seres queridos que han muerto?

Pues bien, la Biblia promete lo siguiente: Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! Porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos” (Isaías 26:19).  “Los justos heredarán la tierra. Y vivirán para siempre sobre ella” (Salmo 37:29).

Para poder confiar plenamente en tales promesas necesitamos la respuesta a alguna preguntas básicas como:  ¿Por qué muere la gente? ¿Dónde están los muertos? Y ¿Cómo podemos estar seguros de que volverán a vivir?

LA MUERTE Y LO QUE SUCEDE AL MORIR

La Biblia aclara que originalmente la intención de Dios no era que los humanos muriesen. El creó a la primera pareja humana.  Adán y Eva, los colocó en un paraíso terrestre llamado Edén y les mandó que tuviesen hijos y que extendiesen su hogar paradisíaco por toda la Tierra.  (Génesis 1:28; 2:15-17)

Adán y Eva no apreciaron la bondad de Dios, y por lo tanto, desobedecieron y tuvieron que sufrir el castigo prescrito, dijo Dios a Adán: “…hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19).

Antes de ser creado, Adán no existía; era polvo.  Y debido a su desobediencia, o pecado, Adán fue condenado a volver al polvo, a un estado de inexistencia. Por consiguiente, la muerte es la ausencia de la vida.  La Biblia hace el siguiente contraste:

Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). También indica que la muerte es un estado de inconsciencia  total, pues dice:

“Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.  También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” (Eclesiastés 9:5, 6).

Además explica: “No confiéis en los príncipes. Ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.  Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos. Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en Jehová su Dios”. Salmo 146: 3-5).

Sin embargo, en vista de que sólo fueron Adán y Eva los que desobedecieron aquel mandato en Edén, ¿Por qué tenemos que morir todos nosotros? Es porque todos hemos nacido después de la desobediencia de Adán, y por lo tanto, todos hemos heredado de él  el  pecado y la muerte.  La Biblia lo explica así: 

“Por tanto, como el pecado entró en el mundo  por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12). “¿Quién hará limpio a lo inmundo? (Job 14:4).

Pero alguien pudiera preguntar: ¿No tienen los seres humanos un alma inmortal que sigue viviendo después de la muerte?  Muchos han enseñado esta doctrina, y hasta dicen que la muerte es una puerta que conduce a otra vida.  Pero esta idea no viene de la Biblia. Más bien, la Palabra de Dios enseña que usted es un alma, que su alma es realmente usted, con todas sus facultades físicas y mentales  (Génesis 2:7; Jeremías 2: 34; Proverbios 2:10). La misma Biblia también dice: …el  alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). No hay ningún pasaje bíblico que enseñe que el hombre tenga un alma inmortal que siga viviendo después de la muerte del cuerpo.

COMO PUEDEN VOLVER A VIVIR LOS SERES HUMANOS

Continúa en parte 2

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 33-

LOS ÁNGELES EN LA ERA PATRIARCAL-parte 4-

EL CASAMIENTO DE ISAAC

Para Abrahán, elegir esposa para su hijo era asunto de suma importancia y anhelaba que se casara con quien no lo apartase de Dios.  Isaac, confiando en la sabiduría y el cariño de su padre, se conformaba con dejarle a él la solución del asunto creyendo que Dios le guiaría en la elección. Los pensamientos del patriarca se dirigieron hacia los parientes de su padre que estaban en Mesopotamia.

Abrahán confió este importante asunto a su servidor más anciano de su casa, hombre piadoso y experimentado, de sano juicio, que le había dado fiel y largo servicio. “Jehová, Dios de los cielos,-le dijo- que me tomó de la casa de mi padre…enviará  su ángel delante de ti”.  (Gen.24:7)

El mensajero se puso en camino sin demora…Al llegar a Harán, “la ciudad de Nacor”, se detuvo fuera de las murallas, cerca del pozo donde al atardecer iban las mujeres de la ciudad a sacar agua…Acordándose de las palabras de Abrahán referentes a que Dios enviaría su ángel con él, rogó a Dios con fervor para pedirle que le dirigiera en forma positiva. En la familia de su amo estaba acostumbrado a ver de continuo manifestaciones de amabilidad y hospitalidad, y rogó ahora que un acto de cortesía le señalase la doncella que Dios había elegido.

Apenas hubo formulado su oración, le fue otorgada la respuesta. Entre las mujeres que se habían reunido cerca del pozo, había una cuyos modales corteses llamaron su atención.  En el momento en que ella dejaba el pozo, el forastero fue a su encuentro y le pidió un poco de agua del cántaro que llevaba al hombro.  

Le fue concedido amablemente lo que pedía, y se le ofreció sacar agua también para los camellos, un servicio que hasta las hijas de los príncipes solían prestar para atender a los ganados de sus padres.  Esa era la señal deseada.

Abrahán vivía en Beerseba, e Isaac después de apacentar el ganado en los campos vecinos, había  vuelto a la tienda de su padre, para esperar la llegada del mensajero de Harán.  “Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde…Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho. Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer”. (Gen.24:63-67)

JACOB Y ESAÚ-parte 1-

Jacob y Esaú, los hijos gemelos de Isaac, presentan un contraste sorprendente tanto en su vida como en su carácter. Esta desigualdad fue predicha por el ángel de Dios antes de que naciesen.  Cuando él contestó la oración de Rebeca, le anunció que tendría dos hijos y le reveló su historia futura, diciéndole que cada uno sería jefe de una nación poderosa, pero que uno de ellos sería más grande que el otro, y que el menor tendría preeminencia.

Isaac…indicó claramente que Esaú, por ser el mayor, tenía derecho a la primogenitura.  Pero Esaú no amaba la devoción, ni tenía inclinación hacia la vida religiosa…Rebeca recordaba las palabras del ángel y, con percepción más clara que la de su esposo, comprendía el carácter de sus hijos. 

Estaba convencida de que Jacob estaba destinado a heredar la promesa divina.  Repitió a Isaac las palabras del ángel; pero los afectos del padre se concentraban en su hijo mayor, y se mantuvo firme en su propósito. (PP-175-176)

Jacob había oído a su madre referirse a la indicación divina de que él recibiría la primogenitura, y desde entonces tuvo un deseo indecible de alcanzar los privilegios que esta confería. No era la riqueza del padre lo que ansiaba; el objeto de sus anhelos era la primogenitura espiritual.

Cuando Esaú, al volver un día de la caza, cansado y desfallecido, le pidió a Jacob la comida que estaba preparando, este último…aprovechó la oportunidad y ofreció saciar el hambre de su hermano a cambio de la primogenitura.”He aquí yo me voy a morir; –exclamó el temerario y desenfrenado cazador- ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?” (Gen.25:32). Y por un plato de lentejas se deshizo de su primogenitura…

Continúa en parte 34

 

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 32-

LOS ÁNGELES EN LA ERA PATRIARCAL-parte 3

ABRAHÁN PROBADO

Cuando Abrahán tenía casi cien años, se le repitió la promesa de un hijo, y se le aseguró que el futuro heredero sería hijo de Sara.  El nacimiento de Isaac, al traer, después de una espera de toda la vida, el cumplimiento de las más caras esperanzas de Abrahán y Sara, llenó de felicidad su campamento.

Sara vio en la inclinación turbulenta de Ismael una fuente perpetua de discordia, y le pidió a Abrahán que alejara del campamento a Ismael y a Agar.  El patriarca se llenó de angustia.  En su perplejidad, Abrahán pidió la dirección divina.  Mediante un santo ángel el Señor le ordenó que accediera a la petición de Sara.

Y el ángel le dio la promesa consoladora de que aunque estuviese separado del hogar de su padre, Ismael no sería abandonado por Dios; su vida sería conservada, y llegaría a ser padre de una gran nación. Abrahán obedeció la palabra del ángel, aunque no sin sufrir gran pena. (PP142-143)

Dios había llamado a Abrahán para que fuese el padre de los fieles, y su vida había de servir como ejemplo de fe para las generaciones futuras.  Pero su fe no había sido perfecta.  Para que pudiera alcanzar la norma más alta, Dios le sometió a otra prueba, la mayor que se haya impuesto jamás a hombre alguno.  En una visión nocturna se le ordenó ir a la tierra de Moriah para ofrecer allí a su hijo en holocausto en un monte que se le indicaría.

La orden fue expresada con palabras que debieron torturar angustiosamente el corazón de aquel padre: “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas… y ofrécelo allí en holocausto” (Gen.22:2).  Isaac era la luz de la casa, el solaz de su vejez, y sobre todo era el heredero de la bendición prometida.

Si se había de cumplir esta promesa por medio de Isaac, ¿cómo podía ser muerto? Abrahán estuvo tentado a creer que se engañaba…Recordó a los ángeles que se le enviaron para revelarle el propósito de Dios acerca de la destrucción de Sodoma, y que le prometieron este mismo hijo Isaac. Fue al sitio donde varias veces se había encontrado con los mensajeros celestiales, esperando hallarlos allí otra vez y recibir más instrucción; pero ninguno de ellos vino en su ayuda. (PP 143-145)

En el sitio indicado construyeron el altar, y pusieron sobre él la leña.  Entonces con voz temblorosa Abrahán reveló a su hijo el mensaje divino. Con terror y asombro Isaac se enteró de su destino; pero no ofreció resistencia.  Participaba de la fe de Abrahán, y consideraba como un honor el ser llamado a dar su vida en holocausto a Dios.

Cuando el padre levanta el cuchillo, un ángel del Señor llama al patriarca desde el cielo: “Abrahán Abrahán…No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”.  (Gen.22:11-12)

Dios dio a su Hijo para que muriera en la agonía y la vergüenza.  A los ángeles que presenciaron la humillación y la angustia del Hijo de Dios, no se les permitió intervenir como en el caso de Isaac.  No hubo voz que clamara ¡Basta! El Rey de la gloria dio su vida para salvar a la raza caída.

Todo el cielo presenció, maravillado, la intachable obediencia de Abrahán.

EL CASAMIENTO DE ISAAC

Continúa en parte 33

 

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 30-

LOS ÁNGELES EN LA ERA PATRIARCAL-parte 1-

ABRAHÁN

Dios confirió un gran honor a Abrahán. Los ángeles del cielo anduvieron y hablaron con él como con un amigo. (PP-132-)

El Señor comunicó su voluntad a Abrahán mediante los ángeles.  Cristo mismo apareció ante él y le informó detalladamente acerca de los requerimientos de la ley moral, y acerca de la gran salvación que habría de lograrse mediante su propio sacrificio. (RH)

Después del nacimiento del Ismael, el Señor se manifestó nuevamente a Abrahán y le dijo: “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo” (Gen.17:7).  De nuevo el Señor repitió por medio de su ángel la promesa de dar un hijo a Sara, y que ella sería madre de muchas naciones. (HR-80-)

Cuando los juicios de Dios estaban por caer sobre Sodoma, este hecho no le fue ocultado y él se convirtió en intercesor de los pecadores para con Dios. Su entrevista con los ángeles presenta también un hermoso ejemplo de hospitalidad.

En el caluroso mediodía estival, el patriarca estaba sentado a la puerta de su tienda, contemplando el tranquilo panorama, cuando vio a lo lejos a tres viajeros que se aproximaban.  Antes de llegar a su tienda, los forasteros se detuvieron, como para consultarse respecto al camino que debían seguir.  Sin esperar que le solicitasen favor alguno, Abrahán se levantó rápidamente, y cuando ellos parecían volverse hacia otra dirección, el se apresuró a acercarse a ellos, y con la mayor cortesía les pidió que le honrasen deteniéndose en su casa para descansar. 

Con sus propias manos les trajo agua para que se lavasen los pies y se quitasen el polvo del camino.  El mismo escogió los alimentos para los visitantes y mientras descansaban bajo la sombra refrescante, se sirvió la mesa, y él se mantuvo respetuosamente al lado de ellos, mientras participaban de su hospitalidad.

Abrahán no había  visto en sus huéspedes más que tres viajeros cansados.  No imaginó que entre ellos había Uno a quien podría adorar sin cometer pecado.  En ese momento le fue revelado el verdadero carácter de los mensajeros celestiales.  Aunque iban en camino como mensajeros de ira, a Abrahán, el hombre de fe, le hablaron primeramente de bendiciones.

Abrahán había honrado a Dios, y el Señor le honró haciéndole partícipe de sus consejos, y revelándole sus propósitos.  Dios conocía bien la medida de la culpabilidad de Sodoma; pero se expresó a la manera de los hombres, para que la justicia de su trato fuese comprendida.  Antes de descargar sus juicios sobre los transgresores, iría El mismo a examinar su conducta; sin no habían traspasado los límites de la misericordia divina, les concedería todavía más tiempo para que se arrepintieran.  (PP-132-134-)

LA DESTRUCCIÓN DE SODOMA Y GOMORRA

Continúa en parte 31

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