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Posts Tagged ‘nueva vida’

DOCTRINA DE LOS ACONTECIMIENTOS FINALES

LA TIERRA NUEVA. Vida intelectual en la Tierra Nueva, restauración mental, oportunidades sin límites.-cuarta parte-

VIDA INTELECTUAL EN LA TIERRA NUEVA

RESTAURACIÓN MENTAL.  “Las hojas del árbol [de vida] eran para sanidad de la naciones”  (Apoc.22:2).  La sanidad a que Apocalipsis se refiere implica más que “curar”; significa “restauración”, por cuanto ninguno allí se enfermará (Isa. 33: 24, 20).  Al comer del árbol de la vida, los redimidos alcanzarán la estatura física y mental de que carecieron durante siglos de pecado; serán restaurados a la imagen de Dios.

OPORTUNIDADES SIN LÍMITES.   La eternidad ofrece horizontes intelectuales ilimitados.  En la Tierra Nueva “intelectos inmortales contemplarán con eterno deleite las maravillas del poder creador, los misterios del amor redentor.  Allí no habrá enemigo cruel y engañador para tentar a que se olvide a Dios.  Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada.  La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías.  Las mayores empresas podrán llevarse a cabo, satisfacer las aspiraciones más sublimes, realizar las más encumbradas ambiciones; y sin embargo surgirán nuevas alturas que superar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades del espíritu, del alma y del cuerpo”.

ACTIVIDADES ESPIRITUALES EN LA TIERRA NUEVA.   A través de la eternidad los redimidos alcanzarán mayor conocimiento de Jesús,  de su vida y obra, más comunión con El, más tiempo para testificar ante los mundos no caídos acerca de su inigualable amor, un carácter que refleje el suyo más estrechamente.  Semana tras semana los salvados se reunirán para la adoración en el sábado: “Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová” (Isa. 66:23).

NO HABRÁ MÁS.

TODO EL MAL SERÁ ERRADICADO.  Algunas de las promesas más alentadoras acerca de la Tierra Nueva nos recuerdan las cosas que allí no habrá.  “Ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”  (Apoc.21:4).

Todos estos males desaparecerán para siempre porque Dios erradicará toda forma de pecado, la causa del mal. La Escritura menciona el árbol de la vida como parte de la Tierra Nueva, pero ni una sola vez incluye el árbol del conocimiento del bien y del mal o ninguna otra fuente de tentación.  En esa tierra buena el cristiano nunca tendrá que luchar con el mundo, la carne  o el mal. 

“Desaparece todo rastro de la maldición….Sólo queda un recuerdo; nuestro Redentor llevará siempre las señales de su crucifixión.  En su cabeza herida, en su costado, en sus manos y en sus pies se ven las únicas huellas de la obra cruel efectuada por el pecado.  El profeta, al contemplar a Cristo en su gloria dice: Su resplandor es como el fuego, y salen de su mano rayos de luz; y allí mismo está el escondedero de su poder” (Hab.3:4)… A través de las edades eternas, las llagas del Calvario proclamarán su alabanza y declararán su poder”.

NO SE RECORDARA EL PASADO.  Isaías dice que en la Tierra Nueva “de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento” (Isa. 65:17; véase vers. 16). Las dificultades de la vida antigua son las que los redimidos olvidarán, pero  no las cosas buenas que Dios  ha hecho, la gracia abundante por la cuál El los salvó; de lo contrario, toda la lucha contra el pecado sería en vano.  La propia experiencia que los santos han obtenido acerca de los efectos de la gracia salvadora de Cristo es la esencia de su testimonio a través de toda la eternidad. La atmósfera del cielo purifica el dolor de esos terribles recuerdos.  Se nos ha prometido que las memorias de los redimidos no producirán remordimiento, chasco, dolor ni enojo.

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PREPARACION PARA LA LLUVIA TARDIA-Poderoso Instrumento de Divulgación para el Pueblo de Dios que se está preparando para la Venida de Jesús-parte 22-

CITAS ADICIONALES PARA LA MEDITACIÓN-parte 1-

Primeros Escritos-66/7: Si queremos disfrutar de lo que “Dios ha preparado para los que le aman y estamos dispuestos a sufrir por amor de El, debemos morir para poder vivir. Preparémonos, debemos realizar mayores preparativos que los que hemos realizado, sacrificarlo todo para Dios.  Pongámoslo todo sobre su altar: el yo, todo, como sacrificio vivo.  El entrar en la gloria lo exigirá todo. El cielo nos habrá costado bastante poco aún cuando lo obtengamos por medio de sufrimiento.  Debemos negarnos a nosotros mismos todo el camino, morir diariamente, dejar que sólo se vea a Jesús, recordar de continuo su gloria”.

“Dijo el ángel: ‘Negaos a vosotros mismos, debéis avanzar con rapidez’”.

That I May Know Him-273/291-: “Pedid al Señor que se os revele  lo que sois…El yo debe morir”. “Nuestra felicidad eterna depende del sometimiento  de nuestra humanidad, con todas sus capacidades y facultades a la obediencia a Dios y al control de su Divinidad…”  “Jesús se hizo hombre a fin de poder interceder entre Dios y el hombre…para restaurar en el hombre la imagen que éste perdió en el Edén a causa de las alucinantes tentaciones de Satanás…” “Por medio de Jesucristo todo hombre puede vencer”.

Mensajes Selectos: “El Señor desea que cada uno de nosotros sea muy ferviente”.

Joyas de los Testimonios: “Un celo intenso debe posesionarse ahora de nosotros”. “El corazón carnal debe ser crucificado, porque tiende hacia la corrupción moral, y el fin de ella es la muerte.  Orad para que las poderosas energías del Espíritu Santo, con todo su poder vivificador, recuperador y transformador, caigan como un choque eléctrico sobre el alma paralizada haciendo pulsar cada nervio con nueva vida, restaurando todo el hombre, de su condición muerta, terrenal y sensual a una sanidad espiritual.  Así llegaréis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo escapado a la corrupción que reina en el mundo por la concupiscencia, y en vuestras almas se reflejará la imagen de Aquel por cuyas heridas somos sanados”.

Counsels on Health-138-: “A fin de ser purificados y de mantenerse en este estado los hijos de Dios deben tener el Espíritu Santo en sus corazones y en sus hogares. Cuando humillemos nuestro corazón delante de Dios y limpiemos el templo de nuestra alma de toda contaminación, Dios oirá nuestras oraciones a favor de los enfermos”.

Profetas y Reyes-175-: “Para el corazón que llega a purificarse, todo cambia.  La transformación del carácter es para el mundo el testimonio de que Cristo mora en el creyente.  Al sujetar los pensamientos y deseos a la voluntad de Cristo, el Espíritu de Dios produce nueva vida  en el hombre, y el hombre interior queda renovado a la imagen de Dios”.

Testimonies: “Todo lo que hicieron los apóstoles, debe hacerlo hoy cada hijo de Dios”.

-Continúa en parte 23-

 

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ESPERANZA PARA EL PLANETA TIERRA – EL FUTURO BRILLANTE DE UNA RAZA CAIDA –parte 41-

COMO SOMOS SALVOS –parte 8-

EL NUEVO NACIMIENTO

Pero en el momento del bautismo no sólo recibimos el perdón.  No sólo queda muerta y sepultada nuestra vida antigua con Cristo, sino que resucitamos a una nueva vida por el poder del Espíritu Santo. 

En Romanos 6 el apóstol Pablo no sólo dice que morimos en Cristo en el momento del bautismo sino que resucitamos con El a una nueva vida: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva…Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él…Consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:4, 8, 11).

Así como el gusano se sepulta en la crisálida para luego nacer como una nueva criatura, el pecador sepulta sus pecados con Cristo en el bautismo para nacer de nuevo. El apóstol Pablo nos dice en Gálatas 3:27 que llegamos a estar en Cristo cuando nos bautizamos y que El que “está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 corintios 5:17).  Si hemos resucitado a una nueva vida con Cristo, no vamos a vivir como antes.  Estando libres del pecado no vamos a querer arrastrarnos por el suelo como gusanos.

En el día de Pentecostés, el apóstol Pedro no sólo afirmó que recibimos la remisión o perdón de nuestros pecados en el bautismo, sino que también recibimos el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38).  Jesús le dijo a Nicodemo que debía nacer del agua y del Espíritu para poder entrar al reino de Dios (Juan 3:3, 5), y cuando Jesús se bautizó no sólo fue sepultado en el agua; también descendió sobre El el Espíritu Santo (Marcos 1:9-11).

¡Qué hermosa ceremonia nos dio el Señor para que participásemos de la muerte y resurrección de Cristo! Cuando somos sepultados en las aguas, expiramos, dejamos de respirar por un momento.  Cuando somos levantados, inspiramos  o respiramos de nuevo. En el bautismo pues, Dios nos considera muertos con Cristo y resucitados con El. Habiendo muerto al pecado y resucitado a una nueva vida, disfrutamos de libertad pues el pecado ya nos se enseñorea de nosotros (Romanos 6:14-18).  Estamos bajo la gracia.

UNA VIDA DE SANTIDAD –parte 1-

El siguiente paso en el proceso de la salvación es la santificación. Cuando experimentamos el nuevo nacimiento, Cristo entra en nuestras vidas y nos cambia el corazón de piedra por uno de carne (Ezequiel 36:26).

En el monte Sinaí, Dios escribió los Diez Mandamientos con letra de fuego sobra tablas de piedra con su propio dedo (Éxodo 31:18).  Pocos saben que el dedo de Dios es el Espíritu Santo (Compare Mateo 12:28 con Lucas 11:20).  Así es que el Espíritu Santo escribió los Diez Mandamientos.

Ese mismo Espíritu que escribió la Ley en el corazón de Jesucristo cuando vino al mundo (Salmo 40:6-8; Hebreos 10:5-9), la escribe en nuestro corazón cuando nacemos de nuevo (Jeremías 31:31-34).  Como resultado, ya no vivimos nosotros sino Cristo en nosotros y nuestras vidas cambian radicalmente (Gálatas 2:20).

Muchos tienen un concepto erróneo de la salvación. Aceptan a Cristo como Salvador pero no como Señor. Quieren perdón, pero no pureza.  Desean los privilegios de la salvación sin los deberes de la vida cristiana.  Quieren la gracia, pero no quieren la Ley.  La Biblia enseña que cuando nacemos de nuevo en Cristo, vamos a crecer en El.

Continúa en parte 42

 

 

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