MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 184-
EL PESAR. Las penas, la ansiedad, el descontento, el remordimiento, menoscaban las fuerzas vitales. El valor, la esperanza, la fe, la simpatía y el amor fomentan la salud y alargan la vida.–parte 1-
QUEBRANTAN LAS FUERZAS VITALES: Las penas, la ansiedad, el descontento, el remordimiento, el sentimiento de culpabilidad y la desconfianza menoscaban las fuerzas vitales, y llevan al decaimiento y a la muerte. El valor, la esperanza, la fe, la simpatía y el amor fomentan la salud y alargan la vida.
IMPIDE LA CIRCULACION: El pesar disminuye la circulación en los vasos sanguíneos y los nervios, y también retarda la acción del hígado. Obstaculiza el proceso de la digestión y la nutrición, y tiene la tendencia de secar la médula (sustancia interior) de todo el organismo.
NO PUEDEN REMEDIAR NI UN SOLO MAL: Si bien el pesar y la ansiedad no pueden remediar un solo mal, pueden causar mucho daño; pero la alegría y la esperanza, mientras iluminan la senda de los demás,
“son vida a los que la hallan, y medicina a toda su carne” (Prov.4:22)
SE HA HECHO PROVISIÓN PARA CADA CIRCUNSTANCIA: No debemos de consentir en que el futuro, con sus dificultosos problemas y sus perspectivas nada halagüeñas, nos debilite el corazón, y haga flaquear nuestras rodillas.
“Echen mano…de mi fortaleza –dice el Poderoso– y hagan paz conmigo. ¡Si que hagan paz conmigo! (Isa.27:5)
Los que dedican su vida a ser dirigidos por Dios y servirlo, no se verán jamás en situación para la cual El no ha provisto el remedio.
Cualquiera sea nuestra condición, si somos hacedores de su Palabra, tenemos un Guía que nos señala el camino; cualquiera sea nuestra perplejidad, tenemos un buen Consejero; cualquiera sea nuestra perplejidad, nuestro pesar, luto o soledad, tenemos un Amigo que simpatiza con nosotros.
CUANDO SE ANTICIPAN LAS DIFICULTADES, SE DUPLICA EL PESO DE LA CARGA: Estamos en un mundo donde impera el sufrimiento. Dificultades, pruebas y tristezas nos esperan a cada paso mientras vamos hacia la patria celestial. Pero muchos agravan el peso de la vida al cargarse continuamente de antemano con aflicciones.
Si encuentran adversidad o desengaño en su camino, se figuran que todo marcha hacia la ruina, que su suerte es la más dura de todas, y que se hunden seguramente en la miseria. Así atraen la desdicha y arrojan sombras sobre cuanto le rodea. La vida se vuelve una carga para ellos.
Pero no es menester que así sea. Tendrán que hacer un esfuerzo resuelto para cambiar el curso de sus pensamientos. Pero el cambio es realizable. Su felicidad, para esta vida y para la venidera, depende de que fijen su atención en cosas alegres.
Dejen ya de contemplar los cuadros lóbregos de su imaginación; consideren más bien los beneficios que Dios esparció en su senda, y más allá de éstos, los invisibles y eternos.
CUANDO SE PROYECTA UNA SOMBRA: No es bueno reunir todos los recuerdos desagradables de la vida pasada, sus iniquidades y desengaños, hablar de estos recuerdos y llorarlos hasta estar abrumados de desaliento.
Un alma desalentada está llena de tinieblas, impide que a su propio corazón llegue la luz divina, y se proyecta sombra en el camino de los otros.
HABLEMOS MAS DE LAS BENDICIONES Y MENOS DE LAS PRUEBAS: Es grande la misericordiosa bondad con que el Señor nos trata. Nunca dejará ni olvidará a los que confían en El.
Si pensáramos y habláramos menos de nuestras pruebas, y más de la misericordia y la bondad de Dios nos sobrepondríamos a una buena parte de nuestra tristeza y perplejidad. ¿Pero nos han privado las aflicciones del Amigo todopoderoso que tenemos en Jesús?
La vida eterna de nuestro Salvador nos proporciona un motivo constante de gratitud y alabanza. (Elena White)
Continúa en parte 185
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