MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 151-
LOS HÁBITOS. Los pecados que nos asedian deben ser vencidos, y los malos sentimientos deben ser desarraigados, y un carácter santo y santas emociones deben ser engendrados en nosotros por el Espíritu de Dios.–parte3-
EL DESEO DE REFORMA PROCEDE DEL ANHELO DE HACER LO RECTO: Es verdad que algunas veces los hombres se avergüenzan de sus caminos pecaminosos y abandonan algunos de sus malos hábitos antes de darse cuenta de que son atraídos a Cristo. Pero cuando hacen un esfuerzo por reformarse, nacido de un sincero deseo de hacer el bien, es el poder de Cristo el que los está atrayendo.
Una influencia de la cual no se dan cuenta obra sobre el alma, la conciencia se vivifica y la vida externa se enmienda. Y a medida que Cristo los induce a mirar su cruz y contemplar a quien han traspasado sus pecados, el mandamiento es percibido por la conciencia. Se les revela la maldad de su vida, el pecado profundamente arraigado en su alma. Comienzan a entender algo de la justicia de Cristo.
LOS MALOS HÁBITOS DEBEN SER VENCIDOS:
“Al contemplar por medio de un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su imagen, de gloria en gloria, por su Espíritu”
Esperamos demasiado poco, y recibimos de acuerdo con nuestra fe. No debemos aferrarnos a nuestros propios métodos, planes e ideas; debemos ser transformados por la renovación de nuestra mente, para que podamos comprobar:
“cual es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
Los pecados que nos asedian deben ser vencidos, y los malos sentimientos deben ser desarraigados, y un carácter santo y santas emociones deben ser engendrados en nosotros por el Espíritu de Dios. Cuando nos oponemos a los malos hábitos, estos ofrecen la más vigorosa resistencia; pero si la lucha prosigue con energía y perseverancia, es posible vencerlos.
LA GRACIA DE CRISTO QUEBRANTA LOS MALOS HÁBITOS: Los hombres necesitan aprender que no pueden poseer en su plenitud las bendiciones de la obediencia, sino cuando reciben la gracia de Cristo. Esta es la que capacita al hombre para obedecer las leyes de Dios y para liberarse de la esclavitud de los malos hábitos. Es el único poder que puede hacerlo firme en el buen camino y ayudarlo a permanecer en él.
Por medio del poder de Cristo, los hombres y las mujeres han quebrantado las cadenas de los hábitos pecaminosos. Han renunciado al egoísmo. El profano se transforma en reverente, el borracho en sobrio, el libertino en puro. Las almas que reflejan la imagen de Satanás han llegado a transformarse a la imagen de Dios.
PENSAMIENTOS Y ACTOS CORRECTOS PUEDEN CONVERTIRSE EN HÁBITOS: La única seguridad para el alma consiste en pensar bien, pues acerca del hombre nos dice:
“Cual es su pensamiento en su alma, tal es él” (Prov.23:7)
El poder del dominio propio se acrecienta con el ejercicio. Lo que al principio parece difícil, se vuelve fácil con la práctica, hasta que los buenos pensamientos y acciones llegan a ser habituales. (Elena White)
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