MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 148-
LAS RELACIONES SOCIALES. Debemos emplear toda la fuerza espiritual para la ejecución de planes sabios. El poder social, santificado por la gracia de Cristo, debe ser aprovechado para ganar almas para el Salvador. -parte 4-
EL CULTIVO APROPIADO DE LAS RELACIONES SOCIALES PRODUCE FELICIDAD: A los que vivían lejos del tabernáculo la asistencia a las fiestas anuales les requería más de un mes de cada año. Este ejemplo de devoción a Dios debe recalcar la importancia de los servicios religiosos y la necesidad de subordinar nuestros intereses egoístas y mundanos a los que son espirituales y eternos.
Sufrimos una pérdida si hacemos caso omiso del privilegio de reunirnos para fortalecernos y alentarnos unos a otros en el servicio de Dios. Las verdades de su Palabra pierden entonces para nuestra mente su vigor e importancia. Nuestro corazón deja de sentirse iluminado e inspirado por la influencia santificadora, y decae nuestra espiritualidad. Somos todos hijos de un solo Padre y dependemos unos de otros para ser felices.
Somos objeto de los requerimientos de Dios y la humanidad. Al cultivar debidamente los elementos sociales de nuestra naturaleza simpatizamos con nuestros hermanos y los esfuerzos que hacemos por beneficiar a nuestros semejantes, nos proporcionan felicidad.
LAS RELACIONES MUTUAS DEBEN SER REGIDAS POR EL AMOR DIVINO: Es importante la necesidad que tiene cada hombre de hacer lo mejor que pueda como cristiano, de prepararse para alcanzar el grado de crecimiento, expansión de la mente y nobleza del carácter que cada uno pueda tener. En todo lo que hagamos, debemos sostener una relación cristiana unos con otros.
Debemos emplear toda la fuerza espiritual para la ejecución de planes sabios en una acción fervorosa. Los dones de Dios han de ser usados para la salvación de las almas. Nuestras relaciones mutuas no han de ser gobernadas por normas humanas; sino por el amor divino, el amor expresado en el don de Dios a nuestro mundo.
LAS RELACIONES SOCIALES AYUDAN A GANAR ALMAS: Especialmente aquellos que han gustado el amor de Cristo debieran desarrollar sus facultades sociales; pues de esta manera pueden ganar almas para el Salvador. Cristo no debiera ser ocultado en sus corazones, encerrado como tesoro codiciado, sagrado y dulce, que sólo ha de ser gozado por ellos; ni tampoco debieran ellos manifestar el amor de Cristo sólo hacia aquellos que les son más simpáticos.
Se debe enseñar la manera de demostrar, como Cristo, un amable interés y una disposición sociable para con los que se hallan en la mayor necesidad, aún cuando los tales no sean sus amistades preferidas. En todo momento y en todas partes, manifestó Jesús amante interés en la familia humana y esparció en derredor suyo la luz de una piedad alegre. Debe enseñarse a seguir sus pisadas.
Se ha de enseñar a manifestar interés cristiano, simpatía y amor por sus semejantes y empeñarse en atraerlos a Jesús; Cristo debiera ser en sus corazones como un manantial de agua que brote para vida eterna, que refresque a todos aquellos con quienes tratan.
Todos debemos llegar a ser testigos de Jesús. El poder social, santificado por la gracia de Cristo, debe ser aprovechado para ganar almas para el Salvador.
Vea el mundo que no estamos egoístamente absortos en nuestros propios intereses, sino que deseamos que otros participen de nuestras bendiciones y privilegios. Dejemos ver que nuestra religión no nos hace faltos de simpatía ni exigentes. Sirvamos como Cristo sirvió, para beneficio de los hombres, todos los que profesamos haberle hallado.
Elena White
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