LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 87-
LOS ÁNGELES DESDE EL PENTECOSTÉS HASTA LOS ULTIMOS DÍAS-parte 9
JUAN EL REVELADOR
El Salvador habla de Gabriel en el Apocalipsis diciendo que “la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan (Apoc.1:1). Y a Juan, el ángel declaró: “Yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas…”. (Apoc.22:9)
Dios tenía una obra especial para que él [Juan] cumpliera. Satanás estaba determinado a estorbar su trabajo, y dirigió a sus agentes para intentar destruir a Juan. Pero Dios envió su ángel y lo preservó maravillosamente. Aquellos que presenciaron el gran poder de Dios manifestado en la liberación de Juan quedaron asombrados.
Muchos se convencieron de que Dios estaba con él, y que su testimonio referente a Jesús era cierto. Aquellos que intentaban destruirlo tuvieron temor de atentar nuevamente contra su vida, y a él le fue permitido seguir sufriendo por causa de Cristo.
Fue acusado falsamente por sus enemigos y pronto desterrado a una isla desierta. Pero Dios envió a su ángel para revelarle las cosas que sucederían en la tierra, así como la condición de la iglesia hasta los días finales. Le reveló qué ocurriría con la iglesia si apostataba, y cómo triunfaría finalmente si agradaba a Dios.
El ángel del cielo vino a Juan en majestad, con la gloria del cielo reflejada en su rostro. Le reveló a Juan escenas de profundo y maravilloso interés concerniente a la iglesia de Dios. Trajo ante él los peligrosos conflictos que había de afrontar. La vio pasar por terribles pruebas hasta que, purificada y emblanquecida, aparecía victoriosa; gloriosamente salvada en el reino de Dios. El rostro del ángel se tornaba más glorioso y radiante de gozo al mostrar a Juan el triunfo final de la iglesia de Dios.
Juan quedó arrobado al presenciar la liberación final de la iglesia. Mientras participaba de la gloria de esta escena, y con profundo temor y reverencia, cayó a los pies del ángel para adorarle. El ángel lo levantó inmediatamente y en suave reproche le dijo: “Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”. (Apoc.19:10)
Entonces el ángel mostró a Juan la santa ciudad con todo su esplendor y radiante gloria. Juan quedó embelesado con la gloria de la ciudad; y sin recordar el reproche recibido, se postró otra vez a los pies el ángel. Otra vez oyó el suave reproche: “Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios”. (Apoc.22:9) (SG)
Cristo, el Mensajero real, visitó a Juan en su isla desierta y le dio las más extraordinarias revelaciones de sí mismo. (ST)
El ángel poderoso que instruyó a Juan era nada menos que Cristo. Cuando coloca su pie derecho en el mar y su pie izquierdo sobre la tierra seca, muestra la parte que desempeña en las escenas finales del gran conflicto con Satanás. Esta posición denota su supremo poder y autoridad sobre la tierra. El conflicto se ha intensificado y agudizado de una época a otra, y seguirá intensificándose hasta las escenas finales, cuando la obra magistral de los poderes de las tinieblas llegará al máximo.
Satanás junto con los hombres impíos, engañará a todo el mundo y a las iglesias que no reciban el amor de la verdad. Pero el ángel poderoso exige atención. Clama en alta voz. Debe mostrar el poder y la autoridad de su voz a aquellos que se han unido con Satanás para oponerse a la verdad. (CB)
ÁNGELES EN LA EDAD MEDIA
Continúa en parte 88