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VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 83-

LOS ÁNGELES DESDE EL PENTECOSTÉS HASTA LOS ULTIMOS DÍAS-parte 5

PEDRO LIBRADO DE LA PRISON

El día de la ejecución de Pedro había sido finalmente decidido; pero aún así, las oraciones de los creyentes ascendían a los cielos.  Y mientras ellos ocupaban todas sus energías y sentimientos en fervientes apelaciones, los ángeles de Dios vigilaban al aprisionado apóstol. Pedro había sido colocado entre dos soldados, aprisionado con dos cadenas, cada una de las cuales estaba sujeta a la cintura de uno de sus guardias. 

Era imposible que se moviera sin que ellos se diesen cuenta.  Las puertas de la prisión estaban firmemente aseguradas, y otros guardias las custodiaban.  Humanamente hablando, las posibilidades de escape o rescate, eran nulas. (Redemption Series)

Pedro se hallaba en la cárcel, esperando ser llevado a la muerte al día siguiente; estaba durmiendo de noche “entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto.  Y  las cadenas se le cayeron de las manos”.

Pedro, despertando repentinamente, se asombró por el resplandor que inundaba su celda y por la hermosura celestial del mensajero divino.  No comprendía la escena, pero sabía que estaba libre, y en su aturdimiento y gozo habría salido de la cárcel sin protegerse contra el frío aire nocturno.  El ángel de Dios, notando todas las circunstancias y preocupándose solícito por la necesidad del apóstol dijo: “Cíñete, y átate las sandalias”.

Pedro obedeció mecánicamente; pero estaba tan extasiado con la revelación de la gloria del cielo, que no se acordó de tomar su manto. Entonces el ángel le ordenó: “Envuélvete en tu manto y sígueme.  Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma… (Hechos 12:6-10) – (2JT 345-346)

Ni una palabra es pronunciada. El ángel se desliza adelante, rodeado de un deslumbrante esplendor, y Pedro, aturdido, y creyendo aún que está soñando, sigue a su libertador.  Así pasan por una calle, y luego, cumplida la misión del ángel, éste desaparece súbitamente.

La luz celestial se desvanece, y Pedro se encuentra en las profundas tinieblas; pero a medida que sus ojos se acostumbran a ellas, éstas parecen disminuir gradualmente, y descubre que se halla sólo en la calle silenciosa, recibiendo el fresco aire nocturno. Se da cuenta que está libre, en una parta conocida de la ciudad; reconoce el lugar que a menudo ha frecuentado, y por el que esperaba pasar por última  vez a la mañana siguiente.

El apóstol se dirigió en seguida a la casa donde estaban reunidos sus hermanos, y donde en ese mismo momento estaban orando fervientemente por él.  “Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba en la puerta.  Y ellos le dijeron: Estás loca.  Pero ella aseguraba que así era.  Entonces ellos decían: ¡Es un ángel!”.  (Hechos 12:13-15) – (HAp.119-120)

EL APEDREAMIENTO DE ESTEBAN

Continúa en parte 84

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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 77-

LOS ÁNGELES DESDE LA RESURRECCIÓN HASTA LA ASCENCION DE CRISTO-parte 2-

INMEDIATAMENTE DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO

Los guardias romanos dejaron el sepulcro admirados de los que habían visto y oído, y se apresuraron a ir a la ciudad para informar a todos los que encontraban en su camino las maravillosas escenas que habían presenciado.  Mientras tanto, un mensajero había sido enviado a los sacerdotes y gobernantes con la noticia: “Cristo, al que vosotros crucificasteis, ha sido levantado de los muertos”.

Un siervo fue enviado inmediatamente con un mensaje ordenando a los guardias romanos a presentarse en el palacio del sumo sacerdote. Allí fueron celosamente interrogados, y ellos dieron un completo testimonio de lo que habían presenciado en el sepulcro: Que un poderoso mensajero había venido del cielo; su rostro era brillante como un relámpago y sus vestimentas blancas como nieve. 

Que la tierra se había sacudido y ellos habían perdido sus fuerzas; el ángel había tomado la inmensa piedra que guardaba el sepulcro y la había removido como si hubiera sido un guijarro.  Que un Ser con gran gloria había salido del sepulcro, y un coro de voces había llenado los cielos y la tierra con canciones de victoria y júbilo. Que una vez que el brillo y la música se habían esfumado, ellos habían recuperado sus fuerzas, y al mirar hacia el sepulcro, habían visto la tumba vacía y no habían encontrado el cuerpo de Jesús por ninguna parte. (Redemption Series)

Los guardias romanos se apresuraron a ir a los príncipes y sacerdotes con la maravillosa historia de lo que habían visto. Cuando estos criminales escucharon el extraordinario informe, sus rostros palidecieron y se llenaron de horror por lo que habían hecho.  Creer lo que oían significaba su propia condenación.

Se retiraron para consultar que hacer. Concluyeron que si el informe de la resurrección de Jesús se conocía, que si el pueblo llegaba a saber de la gloria sorprendente que había dejado a los guardias como muertos, se levantarían contra ellos y los matarían. Decidieron sobornar a los soldados para mantener el asunto secreto. 

Les ofrecieron una gran suma de dinero para que dijesen que mientras dormían durante la noche, sus discípulos habían venido y habían hurtado su cuerpo.  Cuando los guardias preguntaron qué acontecería con ellos por decir que se habían dormido en el puesto del deber, los príncipes y sacerdotes les dijeron que persuadirían al gobernador para que los salvase. (SG)

LAS MUJERES VIENEN AL SEPULCRO

La mujeres que habían estado al lado de la cruz de Cristo esperaron velando que transcurriesen las horas del sábado. El primer día de la semana, muy temprano, se dirigieron a la tumba llevando consigo especias preciosas para ungir el cuerpo del Salvador.

Ignorando lo que estaba sucediendo, se acercaron al huerto diciendo: “¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?” (Mar.16:3). Sabían que no podrían mover la piedra, pero seguían adelante. Vieron que la gran piedra había sido apartada.  El sepulcro estaba vacío.

María Magdalena fue la primera en llegar al lugar, y al ver que la piedra había sido sacada, se fue presurosa para contarlo a los discípulos. Mientras tanto, llegaron las otras mujeres. Un joven vestido de ropas resplandecientes estaba sentado al lado de la tumba.  Era el ángel que había apartado la piedra. 

Las mujeres inmediatamente se postraron hasta el suelo, la presencia del mensajero celestial era más de lo que podían soportar. “No temáis vosotras-les dijo-; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.  No está aquí, pues ha resucitado, como dijo.  Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos” (Mateo 28:5-7).  

Otro ángel les dijo: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día” (Luc.24:5-7)

¡Ha resucitado, ha resucitado! Las mujeres repiten las palabras vez tras vez (DTG-732-733)

CRISTO ASCIENDE A SU PADRE

Continúa en parte 78

 

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