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RECIBIREIS PODER-Persona, Presencia y  Obra del Espíritu  Santo-parte 39-

VICTORIA PASO A PASO

“Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea al aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. (1 Corintios 9:26, 27)

 

Dios conduce a su pueblo paso a paso.  La vida cristiana es una marcha y una batalla.  En esta guerra no hay tregua. El esfuerzo debe ser constante y perseverante.  Mediante la lucha persistente es como se obtiene la victoria sobre las tentaciones de Satanás.  La integridad cristiana se logra buscándola con avidez y con irresistible energía, y se la mantiene en virtud de una definida resolución de propósitos. 

El cristianismo tiene un tema que debe ser enseñado, una ciencia mucho más profunda, amplia y alta que todas las disciplinas humanas y más elevada que el cielo.  Dadas nuestras inclinaciones, si deseamos servir a Dios, primero la mente debe ser educada, adiestrada y disciplinada. Hay tendencias al mal que tenemos que superar.

Algunas han sido heredadas y otras cultivadas.  Con frecuencia, hay que descartar la capacitación y la educación de toda una vida si uno desea aprender en la escuela de Cristo.  El corazón debe ser educado para que este firme en Dios.  Hay que cultivar hábitos de pensamiento que capaciten para resistir la tentación.  Tenemos que aprender a mirar hacia arriba.  Los principios de la Palabra de Dios –tan elevados como los cielos, y que abarcan la eternidad-, deben entenderse e incorporarse a nuestra vida.  Cada hecho, cada palabra y cada pensamiento tiene que estar en armonía con ellos.

Los preciosos dones del Espíritu Santo no se desarrollan en un momento.  El valor, la fortaleza, la mansedumbre, la fe y la confianza inconmovible en el poder de Dios para salvar, se adquieren por la experiencia de los años. En virtud a una vida de esfuerzos santos y de una firme adhesión a los principios rectos, es como los hijos de Dios sellarán su destino.

No tenemos tiempo que perder.  No sabemos cuán pronto finalizará el tiempo de gracia.  La eternidad se extiende delante de nosotros.  El telón está a punto de levantarse.  Cristo pronto volverá.  Los ángeles de Dios están tratando de sustraernos de nosotros mismos y las cosas terrenales.  No permitamos que trabajen en vano.  (Testimonios, t.8 pp.313, 314)

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MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 218-

 

LA PREOCUPACION Y LA ANSIEDAD. Hay seguridad cuando se confía en Dios continuamente; no existirá un temor constante de males futuros. Tenemos un Padre Celestial que se preocupa por sus hijos. -parte 2-

LA RESPONSABILIDAD DE DIOS Y LA NUESTRA: Cuando nosotros mismos nos encargamos de manejar las cosas que nos conciernen, confiando en nuestra propia sabiduría para salir airosos, asumimos una carga que El no nos ha dado, y tratamos de llevarla sin su ayuda. 

Nos imponemos la responsabilidad que pertenece a Dios y así nos colocamos en su lugar.  Con razón podemos entonces sentir ansiedad y esperar peligros y pérdida, que seguramente nos sobrevendrán. 

Cuando creamos realmente que Dios nos ama y quiere ayudarnos, dejaremos de acongojarnos por el futuro. Confiaremos en Dios así como un niño confía en su padre. 

Entonces desaparecerán todos nuestros tormentos y dificultades; porque nuestra voluntad quedará absorbida por la voluntad de Dios.

CUIDADO Y ANSIEDAD PEDIDOS EN PRESTAMO: Hay seguridad cuando se confía en Dios continuamente; no existirá un temor constante de males futuros.  Estos cuidados y ansiedades prestados desaparecerán.  Tenemos un Padre Celestial que se preocupa por sus hijos, y quiere que su gracia sea suficiente en todo momento de necesidad, y así lo hace.

DEJEMOS EL FUTURO EN LAS MANOS DE DIOS: Aunque se suplan sus necesidades presentes, muchos se niegan a confiar en Dios para el futuro, y viven en constante ansiedad por el temor de que los alcance la pobreza, y de que sus hijos tengan que sufrir a causa de ellos.

Algunos están siempre en espera del mal, o agrandan de tal manera las dificultades reales, que sus ojos se incapacitan para ver las muchas bendiciones que demandan su gratitud. 

Los obstáculos que encuentran, en vez de guiarlos a buscar la ayuda de Dios, única fuente de fortaleza, los separan de El, porque despiertan inquietud y quejas…

Jesús es nuestro amigo; todo el cielo está interesado en nuestro bienestar; y nuestra ansiedad y temor apesadumbran al Santo Espíritu de Dios.  No debemos abandonarnos a la ansiedad que nos irrita y desgasta, y que en nada ayuda a soportar las pruebas.

UNA ANSIEDAD INDEBIDA: Dios no condena la prudencia y la previsión en el uso de las cosas de esta vida, pero la preocupación febril y la ansiedad indebida, no están de acuerdo con su voluntad.

LA ANSIEDAD DEBILITA LA ENERGIA FISICA: Las pruebas y penurias sufridas por Pablo habían socavado sus fuerzas físicas.

CRISTIANOS CON CORAZONES ANSIOSOS: Muchos de los que profesan seguir a Cristo se sienten angustiados, porque  temen confiarse a Dios. 

No se han entregado por completo a El, y retroceden ante las consecuencias que semejante entrega podría implicar.  Pero a menos que se entreguen a Dios no podrán hallar paz.

MINUTO A MINUTO: No se entristezcan ni se preocupen; no vale la pena hacerlo. Recuerden las palabras de Cristo:

“Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Mar.14:38)

Cristo es el Salvador personal de todos. Crean que su poder salvador se ejerce a favor de todos minuto a minuto, hora tras hora.  Está al lado de nosotros en todo momento de necesitad.

NO CRUCEMOS LOS PUENTES ANTES DE TIEMPO: Ahora queremos actuar como individuos redimidos por la sangre de Cristo; debemos regocijarnos en esa sangre y en el perdón de los pecados. 

Esto es lo que tenemos que hacer y quiera Dios ayudarnos a apartar nuestras mentes de las escenas lúgubres y pensar en las cosas que nos van a dar luz.

“Por nada estéis afanosos” (Fil.4:6)

¿Qué significa ésto? Que no crucemos el puente antes de haber llegado a él. No nos fabriquemos un tiempo de angustia antes de que éste llegue. Tenemos que pensar en el día de hoy, y si hacemos bien las tareas de hoy, estaremos listos para los deberes de mañana. 

Elena White

Continúa en parte 219

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