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DOCTRINA DE LA IGLESIA VERDADERA

LA CELEBRACIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR

El nombre más común que se le da al servicio de la Comunión es la Cena del Señor” (1Cor. 11:20). Otros nombres son la mesa del Señor “(1Cor.10:21), “el partimiento del pan” (véase Hech.20:7;  2:42), y “la eucaristía”, un aspecto de bendición y agradecimiento del servicio (Mat.26:26, 27;  1 Cor.10:16; 11:24).

La Cena del Señor debe ser una ocasión de gozo, y no de tristeza. Reemplaza el festival de la Pascua de la época del antiguo pacto.  La Pascua se cumplió cuando Cristo, el Cordero pascual, entregó su vida.  Por ésto, las raíces de gran parte del simbolismo en la Cena del Señor, surgen del servicio de la Pascua.

Tal como el festival de la Pascua conmemoraba la liberación de la esclavitud en Egipto, la Cena del Señor conmemora la liberación del Egipto espiritual, la esclavitud del pecado.

El pan de la Pascua que comió Jesús era sin levadura, y el fruto de la vid, sin fermentar.  La levadura, que produce fermentación, era considerada un símbolo de pecado (1Cor. 5:7,8), y por lo tanto no servía para representar al Corderosin mancha ni contaminación” (1 Ped.1:19).  Únicamente el pan sin levadura, podía simbolizar el cuerpo inmaculado de Cristo.  Del mismo modo, tan sólo el fruto intacto de la vid— “el vino sin fermentar”— simboliza apropiadamente la inmaculada perfección de la sangre purificadora del Salvador.

EL ACTO DE COMER Y BEBER. “Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:53,54). El acto de comer la carne de Cristo y beber su sangre, es lenguaje simbólico que representa la asimilación de la Palabra de Dios, a través de la cuál los creyentes mantienen la comunión con el cielo y reciben la vida espiritual.  Cristo declaró: “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).  “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat.4:4).

DEPENDEMOS TANTO DE CRISTO PARA LA VIDA ESPIRITUAL COMO DEPENDEMOS DEL ALIMENTO Y LA BEBIDA PARA SOSTENER LA VIDA FÍSICA. 

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DOCTRINA DE LA IGLESIA VERDADERA

La Cena del Señor es una participación en los emblemas del cuerpo y la sangre de Jesús como expresión de fe en El, nuestro Señor y Salvador.  En esta experiencia de comunión Cristo está presente para encontrarse con su pueblo y fortalecerlo.  Al participar en ella, proclamamos gozosamente la muerte del Señor hasta que venga.  La preparación para la Cena incluye un examen de conciencia, arrepentimiento y confesión. El Maestro ordenó el rito de humildad (lavamiento de pies) para manifestar una renovada purificación, expresar disposición a servirnos mutuamente y con humildad cristiana, y unir nuestros corazones en amor. Todos los creyentes cristianos pueden participar del servicio de comunión.

Con pies polvorientos, llegaron al aposento alto para celebrar la Pascua.  Alguien había provisto un jarrón de agua, una palangana y una toalla para el acostumbrado lavamiento de pies, pero nadie quería realizar esa tarea degradante.

Sabedor de su muerte inminente, Jesús dijo con tristeza: ” ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios” (Luc.22:15, 16). Los celos que los discípulos albergaban unos contra otros, llenaban de tristeza el corazón de Jesús.  Se daba cuenta de que todavía contendían  en cuanto a quién debía ser considerado el mayor en su reino (Luc.22:24;  Mat.18:1;  20:21).

Lo que le impedía a los discípulos humillarse a s í mismos, sustituir al siervo y lavar los pies de los demás,  era sus maniobras en busca de posición, su orgullo y estimación propia.  ¿Aprenderían alguna vez que en el reino de Dios la verdadera grandeza se revela por la humildad y el servicio de amor?

Cuando cenaban” (Juan 13: 2, 4), Jesús se levantó calladamente, tomó la toalla del siervo, echó el agua en la palangana, se arrodilló, y comenzó a lavar los pies de los discípulos”. ¡El Maestro como siervo! Comprendiendo el reproche implícito, los discípulos se llenaron de vergüenza.  Cuando hubo completado su trabajo y vuelto a su lugar,  el Señor dijo: “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.  Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.  De cierto, de cierto  os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis” (Juan 13:14-17).

A continuación, Jesús instituyó en lugar de la Pascua el servicio que había de recordar su gran sacrificio: La Cena del Señor. Mientras comían, “tomó  Jesús el pan,  lo bendijo, y lo partió,  y dio a sus discípulos” y dijo: “Tomad, comed, esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí” Luego tomó la copa de la bendición “y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque ésto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados”.Haced ésto todas las veces que la bebiereis en memoria de mi. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que El venga” (véase Mat.26:26-28; 1Cor.11:24-26); 10:16).

Las ordenanzas del lavamiento de los pies y la Cena del Señor constituyen el servicio de la Comunión. Así, Cristo instituyó ambas ordenanzas con el fin de ayudarnos a entrar en comunión con El.   

         

    

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