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ALIMENTACION PARA EL PUEBLO DE DIOS –DIOS SIEMPRE NOS PROVEE-parte 37-

COMO BALANCEAR UN MENU-parte1-

“Es tan ciertamente un pecado violar las leyes de nuestro ser como lo es quebrantar las leyes de los 10 mandamientos. (Éxodo 20)

Hacer cualquiera de ambas cosas es quebrantar los principios de Dios.  Los que transgreden la ley de Dios en su organismo físico, tendrán la  inclinación a violar la Ley de Dios pronunciada desde el Sinaí”. (C.R.A. pág.18)

“Puesto que las leyes de la naturaleza son las leyes de Dios, sencillamente es nuestro deber dar a estas leyes un estudio cuidadoso. Debemos estudiar sus requerimientos con respecto a nuestros propios cuerpos, y conformarnos a ellos.  La ignorancia en estas cosas es pecado”.

“¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?  ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cuál esta en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?  Porque habéis sido comprados por precio; y glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1Cor.6:15, 19, 20).

Nuestros cuerpos son la propiedad adquirida por Cristo, y no estamos en libertad de hacer con ellos como nos parezca. El hombre ha hecho ésto. Ha tratado su cuerpo como si las leyes que lo rigen no tuvieran ninguna penalidad.  Debido al apetito pervertido, sus órganos y facultades se han debilitado, se han enfermado y se han inutilizado.  Y estos resultados que Satanás ha producido con sus propias tentaciones, los usa para vituperar a Dios. 

El presenta a Dios el cuerpo humano que Cristo ha comprado como su propiedad y debido a que el hombre ha pecado contra su cuerpo, y ha corrompido sus costumbres, Dios resulta deshonrado.

Cuando los hombres y las mujeres se convierten a la verdad, respetan concienzudamente las leyes de la vida que Dios ha establecido en su ser, y así tratan de evitar la debilidad física, mental y moral. La obediencia a estas leyes ha de convertirse en un deber personal.  Nosotros mismos debemos sufrir los males producidos por la violación de la Ley.  Debemos dar cuenta a Dios por nuestros hábitos y prácticas. 

Por lo tanto, la pregunta que debemos hacernos no es: “¿Qué dirá el mundo?” sino “¿Cómo trataré yo, que pretendo ser un cristiano, la habitación que Dios me ha dado? ¿Trabajaré para lograr mi más alto bien temporal y espiritual al guardar mi cuerpo como templo para la morada del Espíritu Santo, o me abandonaré a las ideas y prácticas del mundo?”. (C.R.A. pág.19)

“Es costumbre y disposición de la sociedad que se ingiera un desayuno liviano.  Pero ésta NO es la mejor manera de tratar el estómago. 

A LA HORA DEL DESAYUNO, EL ESTOMAGO SE ENCUENTRA EN MEJOR CONDICIÓN PARA RECIBIR UNA MAYOR CANTIDAD DE ALIMENTO QUE EN LA SEGUNDA O TERCERA COMIDA DEL DÍA. ES ERRONEO EL HABITO DE COMER LIVIANAMENTE PARA EL DESAYUNO Y MAS ABUNDANTEMENTE PARA EL ALMUERZO. HÁGASE DEL DESAYUNO LA COMIDA MAS SUSTANCIAL DEL DÍA”. (C.R.A. pág.205)

Continúa en parte 38

 

 

 

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MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 116-

 

 

LA FE. Debemos creer que somos elegidos de Dios, para ser salvados por el ejercicio de la fe, a través de la gracia de Cristo y la obra del Espíritu Santo; y debemos alabar y glorificar a Dios… -parte 4-

NO DEBE CONFUNDIRSE LA FE CON LOS SENTIMIENTOS: Muchos tienen ideas confusas acerca de lo que constituye la fe, y viven por debajo de sus privilegios. Confunden sentimientos y fe, y están continuamente angustiados y perplejos, porque Satanás toma toda ventaja posible de su ignorancia e inexperiencia. Debemos aceptar a Cristo como nuestro Salvador personal, o fracasaremos en nuestro intento por llegar a ser vencedores. 

No nos traerá ningún beneficio mantenernos alejados de El, creer que nuestro amigo o nuestro vecino puede tenerlo por su Salvador personal, pero que nosotros no podemos experimentar su amor perdonador. Debemos creer que somos elegidos de Dios, para ser salvados por el ejercicio de la fe, a través de la gracia de Cristo y la obra del Espíritu Santo; y debemos alabar y glorificar a Dios por esta maravillosa manifestación de un favor que no merecemos.

Es el amor de Dios el que conduce el alma a Cristo para ser benignamente recibida y presentada al Padre.  Mediante la obra del Espíritu, se renueva la relación divina entre Dios y el pecador.  El Padre dice:

“Yo seré Dios para ellos, y ellos serán para mí hijos.  Ejerceré el amor perdonador hacia ellos, y derramaré en ellos mi gozo. Ellos serán para mi un tesoro peculiar, porque este pueblo a quien yo he formado por mí mismo manifestará mi alabanza”.

LA FE Y LOS SENTIMIENTOS SON COSAS DIFERENTES: El sentimiento y la fe son tan distintos uno del otro como lo es el este del oeste.  La fe no depende de los sentimientos.  Debiéramos dedicarnos diariamente a Dios, y creer que Cristo comprende y acepta el sacrificio, sin examinarnos a nosotros mismos, para ver si tenemos ese grado de sentimientos que pensamos que debe corresponder a nuestra fe.

Cuando hagamos ésto, las nieblas y las nubes serán disipadas, y pasaremos de las sombras de las tinieblas a la clara luz de su presencia.

NO ES ASUNTO DE IMPULSO: Muchos pasan largos años en las tinieblas y la duda, debido a que no sienten como quieren. Pero el sentimiento no tiene nada que ver con la fe.  Esa fe que obra por el amor y purifica el alma no es cuestión de impulso. Sale, basada en las promesas de Dios, creyendo firmemente que lo que El ha dicho es capaz de realizarlo. 

Nuestras almas deben ser enseñadas a creer, a confiar en la Palabra de Dios.  Esa palabra declara que “el justo vivirá por la fe” (Rom.1:17). Y no por el sentimiento.

NO CONFIEMOS EN LOS SENTIMIENTOS: Desechemos todo lo que sea parecido a la desconfianza y a la falta de fe en Jesús.  Comencemos una vida de confianza sencilla e infantil, no confiando en los sentimientos, sino en la fe.  No deshonremos a Jesús dudando de sus preciosas promesas.  El quiere que creamos en El con FE inconmovible.

ACTUEMOS POSITIVAMENTE POR FE: Sigamos contemplando a Jesús, continuemos orando con fe silenciosa, prosigamos apoderándonos de su fuerza, ya sea que experimentemos algún sentimiento o no.

LA FE COMO EVIDENCIA DEL CRISTIANISMO: Hablemos con el Señor, así llegaremos a ser amigos del Altísimo.  Confiemos en El. Tengamos una fe que confiará ya sea que sintamos que estamos confiando o no.  Recordemos que el sentimiento no es una evidencia de que somos cristianos.  La fe inconmovible  en Dios pone de manifiesto que somos sus hijos.  Confiemos en Dios. Nunca nos defraudará. Dice:

“No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.  Todavía un poco, y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis; porque yo vivo, y vosotros también viviréis” (Juan 14: 18,19).

No vemos a Cristo en persona. Pero por fe lo contemplamos.  Nuestra fe se aferra de sus promesas. Así camino Enoc con Dios.  (Elena White)

Continúa en parte 117

 

 

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