LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 85-
LOS ÁNGELES DESDE EL PENTECOSTÉS HASTA LOS ULTIMOS DÍAS-parte 7
LOS ÁNGELES EN EL MINISTERIO DE PABLO-parte 2-
Aunque los hombres habían actuado cruel y vengativamente, y las autoridades habían mostrado una negligencia criminal en el cumplimiento de sus solemnes responsabilidades, Dios no se había olvidado de mostrar misericordia a sus siervos sufrientes. Un ángel fue enviado del cielo para librar a los apóstoles.
Mientras se acercaba a la prisión romana, la tierra tembló bajo sus pies; toda la ciudad fue sacudida por el terremoto y las paredes de la prisión se movían como una caña en el viento. Las pesadas puertas se abrieron raudamente, y las cadenas y grillos cayeron de las manos y los pies de cada prisionero. (SP)
Al apóstol Pablo, en sus trabajos en Éfeso, se le dieron señales especiales del favor divino. El poder de Dios acompañó sus esfuerzos, y muchos eran sanados de enfermedades físicas. “Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aún se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían”. (Hechos 19:11-12)
Estas manifestaciones del poder sobrenatural eran mayores que todas las que se habían visto alguna vez en Éfeso, y eran de tal carácter que no podían ser imitadas por la habilidad de los prestidigitadores o los encantamientos de los hechiceros.
Como estos milagros eran hechos en el nombre de Jesús de Nazaret, el pueblo tenía oportunidad de ver que el Dios del cielo era más poderoso que los magos que adoraban a la diosa Diana. Así exaltaba el Señor a su siervo, aún delante de los idólatras mismos, inmensurablemente por encima del más poderoso y favorecido de los magos.
Pero Aquel a quien están sujetos todos los espíritus del mal; quien había dado a su siervo autoridad sobre ellos, había de avergonzar y derrotar aún más a aquellos que despreciaban y profanaban su santo nombre. La hechicería había sido prohibida por la ley de Moisés, bajo pena de muerte; sin embargo, de tiempo en tiempo había sido practicada secretamente por judíos apóstatas.
En aquel tiempo de la visita de Pablo a Éfeso, había en la ciudad “algunos judíos, exorcistas ambulantes”, quienes al ver las maravillosas obras hechas por él, “intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos”. Fue hecha una prueba por “siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes”.
Al hallar a un hombre poseído por un demonio, le dijeron: “Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo…Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo, pero vosotros ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos”. (Hechos 19:13-16)
Ahora se revelaron hechos antes escondidos. Al aceptar el cristianismo, algunos de los creyentes no habían renunciado completamente a sus supersticiones. Hasta cierto punto continuaban practicando la magia. Ahora, convencidos de su error, “muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos”. (Hechos 19:18-19)
Estos tratados sobre adivinación contenían reglas y formas de comunicarse con los malos espíritus. Eran los reglamentos del culto de Satanás, instrucciones para solicitar su ayuda y obtener de él información. (HAp.232-234)
Continúa en parte 86
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