LA PALABRA DE DIOS -tercera parte-
EL ORIGEN DE LAS ESCRITURAS: Los escritores de la Biblia declararon que ellos no fueron los originadores de sus mensajes sino que los recibieron de Dios. Fue mediante la revelación divina que ellos pudieron “ver” las verdades que comunicaron (véase Isa.1:1; Amos 1:1; Miq.1:1; Hab.1:1; Jer.38:21) Estos escritores señalaron al Espíritu Santo como el Ser que inspiraba a los profetas a comunicar los mensajes al pueblo (Neh.9:30; Zac.7:12). David dijo:”El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua” (2 Sam.23:2). Ezequiel escribió: “Entró el Espíritu en mí”, “Vino sobre mí el Espíritu de Jehová”, “Me levantó el Espíritu” (Eze.2:2; 11:5,24) y Miqueas testificó “Más yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová” (Miq.3:8)
El Nuevo Testamento reconoció el papel del Espíritu Santo en la producción del Antiguo Testamento. Jesús dijo que David fue inspirado por el Espíritu Santo (Mar.12:36). Los escritores del Nuevo Testamento reconocieron también al Espíritu Santo como la fuente de sus propios mensajes. Pablo explicó: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe” (1 Tim.4:1). De modo que Dios en la persona del Espíritu Santo, se ha revelado a sí mismo mediante las Sagradas Escrituras, en un período de más de 1500 años. Y por cuanto Dios el Espíritu Santo inspiró a los escritores, Dios entonces es el autor.
LA INSPIRACION DE LAS ESCRITURAS: Pablo dice: “Toda Escritura es inspirada por Dios” (2Tim.3:16) La palabra griega theopneustos, traducida como “inspiración”, literalmente significa “alentada de Dios”. “Dios respira” la palabra en las mentes de los hombres. Ellos a su vez, la expresaron en las palabras que se hallan en las Escrituras. Por lo tanto, la inspiración es el proceso mediante el cuál Dios comunica sus verdades eternas.
EL PROCESO DE INSPIRACION: La revelación divina fue dada por inspiración de Dios a “santos hombres de Dios” que eran “inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). Estas revelaciones fueron incorporadas en el lenguaje humano con todas sus limitaciones e imperfecciones; sin embargo permanecieron como el testimonio de Dios. Dios inspiró a los hombres, no las palabras. La inspiración genuina no anula la individualidad ni la razón, integridad o personalidad del profeta. Los escritores de la Biblia comunicaron los divinos mandatos, pensamientos e ideas, en su propio estilo de expresión. Es porque Dios se comunica en esta forma que el vocabulario de los diversos libros de la Biblia es variado y refleja la educación y cultura de sus escritores.
La mente y voluntad divina se combina con la mente y voluntad humana. De ese modo, las declaraciones de los hombres son la Palabra de Dios. En una occasion Dios mismo habló y escribió las palabras exactas: Los Diez Mandamientos. Son composición divina, no humana (Exodo20:1-17; 31:18; Deut.10:4,5) sin embargo, aún éstas tuvieron que ser expresadas dentro de los límites del lenguaje humano. La Biblia, entonces, es la verdad divina expresada en lenguaje humano. Existe un paralelo entre Jesús encarnado y la Biblia: Jesús era Dios y hombre combinado, lo divino y lo humano hecho uno. Como se dijo de Cristo, también se puede afirmar de la Biblia que “AQUEL VERBO (Palabra) FUE HECHO CARNE, Y HABITO ENTRE NOSOTROS” (Juan: 1:14). ESTA COMBINACIÓN DIVINO – HUMANA HACE QUE LA BIBLIA SEA ÚNICA ENTRE TODA LA LITERATURA.
Deja una respuesta