MENTE, CARÁCTER Y PERSONALIDAD-parte 158-
LOS PROBLEMAS EMOCIONALES -parte 2-
“Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9)
EL CULPABLE NECESITA UN ENFOQUE POSITIVO: Nadie mejora nunca mediante la acusación y la recriminación. Hablarle de su culpa al alma tentada no le inspirará la determinación de mejorar. Al equivocado y desanimado señálele a Aquél que es capaz de salvar hasta lo sumo a todos los que acuden a El. Muéstrele lo que puede llegar a ser.
Dígale que en él no hay nada que lo pueda recomendar a Dios pero que Cristo murió para que él pudiera ser aceptado por el Amado. Transmítale esperanza, mostrándole que en Cristo hay fuerza para obrar mejor. Ponga delante de él las posibilidades que el Cielo le da. Ayúdele a confiar en el poder perdonador del Señor. Jesús está esperando tomarlo de la mano, para darle poder a fin de vivir una vida noble y virtuosa.
LAS CRISIS A MENUDO INDICAN LA FUENTE DE FORTALEZA: Dios a menudo conduce a los hombres a una crisis para mostrarles cuáles son sus debilidades, y para señalarles la Fuente de la fortaleza. Si oran y velan en oración, y luchan con valentía, sus puntos débiles se convertirán en puntos fuertes.
La experiencia de Jacob contiene varias lecciones valiosas para nosotros. Dios le enseñó que con su propia fuerza nunca lograría la victoria, y que tenía que luchar con Dios para alcanzar fuerza de lo alto.
LA CULPA ES CAUSA DE MUCHAS ENFERMEDADES: El paralítico halló en Cristo curación, tanto para el alma como para el cuerpo. La curación espiritual fue seguida por la restauración física. Esta lección no debe ser pasada por alto. Hay hoy día miles que están sufriendo de enfermedad física y que, como el paralítico, están anhelando el mensaje:
“Tus pecados te son perdonados”
La carga de pecado, con su intranquilidad y deseos no satisfechos es el fundamento de enfermedades. No se puede hallar alivio hasta que venga el Médico del alma. La paz que El solo puede dar, impartirá vigor a la mente y salud al cuerpo.
LA IGNORANCIA NO ELIMINA LA CULPA: Si hubiesen sabido que estaban torturando a Aquél que había venido para salvar a la raza pecaminosa de la ruina eterna, el remordimiento y el horror se habrían apoderado de ellos. Pero su ignorancia no suprimió su culpabilidad, porque habrían tenido el privilegio de conocer y aceptar a Jesús como su Salvador.
LA GRAVEDAD DE LA CULPA NO DISMINUYE AL EXCUSAR EL PECADO: No deberíamos tratar de disminuir la gravedad de la culpa excusando el pecado. Debemos aceptar la evaluación que Dios hace del pecado, y ésta es ciertamente muy seria.
Solo el Calvario puede revelar la enormidad del pecado. Si tuviéramos que soportar nuestra propia culpa, ésta nos aplastaría. Pero quien no tuvo pecado tomó nuestro lugar; aunque no lo merecíamos, llevó nuestra iniquidad.
“Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9)
Elena White
Continúa en parte 159
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