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LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 12-

EL ORIGEN DEL MAL-parte 2-

DIOS COMUNICA EL VERDADERO LUGAR DE CRISTO

 

Antes de que la gran controversia principiase, debía presentarse claramente a todos la voluntad de Aquel cuya sabiduría y bondad eran la fuente de todo su regocijo.

El Rey del universo convocó a las huestes celestiales a comparecer ante El, a fin de que en su presencia  El pudiese manifestar cual era el verdadero lugar que ocupaba el Hijo y manifestar cuál era la relación que El tenía con todos los seres creados. Ante los habitantes del cielo reunidos, el Rey declaró que ninguno excepto Cristo, el Hijo unigénito de Dios, podía penetrar en la plenitud de sus designios y que a Este le daba encomendada la ejecución de los grandes propósitos de su voluntad. (Patriarcas y Profetas-pág.14-15).

El gran Creador convocó a las huestes celestiales para conferir honra especial a su Hijo en presencia de todos los ángeles.  Este estaba sentado en el trono con el Padre, con la multitud celestial de santos ángeles reunida a su alrededor.  Entonces el Padre hizo saber que había ordenado que Cristo, su Hijo, fuera igual a El; de modo que doquiera estuviese su Hijo, estaría El mismo también. La palabra del Hijo debería obedecerse tan prontamente como la del Padre. Este había sido investido de la autoridad de comandar las huestes angélicas. Debía obrar especialmente en unión con El en el proyecto de la creación de la tierra.

Lucifer estaba envidioso y tenia celos de Jesucristo.  No obstante, cuando todos los ángeles se inclinaron ante El para reconocer su supremacía, gran autoridad y derecho de gobernar, se inclinó con ellos, pero su corazón estaba lleno de envidia y odio. Cristo formaba parte del consejo especial de Dios para considerar sus planes, mientras Lucifer los desconocía. No comprendía, ni se le permitía conocer los propósitos de Dios.  En cambio Cristo era reconocido como Soberano del cielo, con poder y autoridad iguales a los de Dios. 

Lucifer creyó que él era el favorito del cielo entre los ángeles.  Había sido sumamente exaltado, pero aspiraba llegar a la altura de Dios mismo. Se glorificaba en su propia exaltación. Sabía que los ángeles lo honraban.  Tenía una misión especial que cumplir.  Había estado cerca del gran Creador y los persistentes rayos de la gloriosa luz que rodeaban al Dios eterno habían resplandecido especialmente sobre él. Pensó en como los ángeles habían obedecido sus órdenes con placentera celeridad. ¿No eran sus vestiduras brillantes y hermosas? ¿Por qué había que honrar a Cristo más que a él?

Los ángeles reconocieron gozosamente la supremacía de Cristo, y postrándose ante El, le rindieron su amor y adoración.  Lucifer se postró con ellos, pero en su corazón se libraba un extraño y feroz conflicto.  La verdad, la justicia y la lealtad luchaban contra los celos y la envidia.  La influencia de los santos ángeles pareció por algún tiempo arrastrarlo con ellos. Pero luego se llenó del orgullo de su propia gloria.  Volvió su deseo de supremacía, y nuevamente dio cabida a su envidia hacia Cristo.

LUCIFER COMIENZA SU CAMPAÑA CONTRA CRISTO

Continúa en parte 13

 

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DIOS EL PADRE -primera parte-

Dios el Padre Eterno, es el Creador, Origen, Sustentador y Soberano de toda la creación. Es Justo, Santo, Misericordioso y Clemente, tardo para la ira y abundante en amor y fidelidad.  Las cualidades y las facultades del Padre se manifiestan también en el Hijo y el Espíritu Santo.

 Comienza el gran día del juicio. Tronos ardientes con ruedas de fuego son colocados en sus lugares. El Anciano de Días ocupa su lugar. De majestuosa apariencia, preside sobre la corte. Delante de El hay una multitud de testigos. El juicio está preparado; los libros se abren, y comienza el examen del registro de las vidas humanas (Daniel 7:9, 10).

 El universo entero ha estado esperando este momento. Dios el Padre ejecutará su justicia contra toda maldad. Se pronuncia la sentencia: “Se dio el juicio a los santos del Altísimo; y……….recibieron el reino” (Dan.7:22). Por todo el cielo resuenan gozosas alabanzas y acciones de gracias.  El carácter de Dios es percibido en toda su gloria, y su maravilloso nombre vindicado por todo el universo.

 DIOS EL PADRE EN EL ANTIGUO TESTAMENTO:   La unidad del Antiguo y Nuevo Testamento, y de su plan común de redención, se revela por el hecho de que  el mismo Dios habla y actúa en ambos Testamentos para la salvación de su pueblo. “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quién asimismo hizo el universo”  (Hebreos1:1,2) 

 DIOS DE MISERICORDIA: La misericordia no perdona ciegamente, sino que se deja guiar por la justicia. Los que rechazan la misericordia divina, cosechan el castigo de su iniquidad. En el Sinaí, Dios expresó su deseo de ser el amigo de Israel, y de estar con su pueblo. Por eso le dijo a Moisés: “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos” (Exodo25:8). Por cuanto el santuario era la morada de Dios en la tierra, se convirtió en el punto focal de la experiencia de Israel.

 DIOS REDENTOR:   En el Éxodo, Dios guió milagrosamente a una nación de esclavos a la libertad. Este gran acto redentor constituye el telón de fondo de todo el Antiguo Testamento, y provee un ejemplo del anhelo que Dios siente de ser nuestro Redentor. Los Salmos fueron inspirados por la profundidad del envolvimiento amoroso de Dios: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste, digo: ¿Qué es el hombre para que tengas de el memoria, y el hijo del hombre para que lo visites”? (Sal.8:3,4). » Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en El confiaré, mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio» (Sal.18: 1,2).

DIOS DEL PACTO: Ansioso de establecer  relaciones perdurables, Dios estableció pactos solemnes con personajes como Noé, y  Abrahán.  Estos pactos revelan un Dios personal y amoroso que se interesa en las situaciones por las que pasa su pueblo.

DIOS PERDONADOR: …..”Como el padre se compadece de sus hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Porque El conoce nuestra condición;  se acuerda de que somos polvo” (Sal.103:11-14).

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