DOCTRINA DE LOS ACONTECIMIENTOS FINALES
LA TIERRA NUEVA–En la Nueva Jerusalén, la gloria de Dios ilumina la ciudad, Dios ha usado sólo los materiales más finos en la construcción, sus edificios y calles, son de oro puro…-segunda parte-
LA NUEVA JERUSALÉN (continuación)
LA DESCRIPCIÓN FÍSICA. Juan usa términos románticos para comunicar la belleza de la Nueva Jerusalén: La ciudad es como “una novia ataviada para su esposo” (Apoc.21:2). Su descripción de los atributos físicos de la ciudad nos presenta su realidad.
SU LUZ. La gloria de Dios ilumina la ciudad, haciendo que la luz del sol y de la luna sean innecesaria (Apoc.21:23, 24). En la Nueva Jerusalén no habrá callejones oscuros, porque las paredes y las calles son traslúcidas y “allí no habrá noche” (Apoc.21:25).”No tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará” (Apoc.22:5).
SU CONSTRUCCIÓN. Dios ha usado sólo los materiales más finos en la construcción de la ciudad. Las paredes son de jaspe, “semejante a una piedra preciosísima “(Apoc.21:11, 18). Los cimientos están adornados con doce gemas distintas: jaspe, zafiro, ágata, esmeralda, ónice, cornalina, crisólito, berilo, topacio, crisopraso, jacinto, amatista (Apoc.21:19,20).
SUS EDIFICIOS Y CALLES. Son de oro (Apoc.21: 18, 21). Este oro es más fino que cualquier oro que ahora conozcamos, porque Juan lo llama “oro puro, semejante a vidrio limpio” (Apoc.21:18).
Doce puertas, cada una hecha de una sola perla, son el acceso principal de la ciudad. Tan significativa es hoy la lista de materiales que se usaron en la construcción de la ciudad como el hecho de que el ángel que mostró a Juan la ciudad, midió sus paredes. El hecho de que se las pueda medir, que posean dimensiones y altura, longitud y espesor, ayuda a que esta generación pragmática y materialista comprenda cuán real es la ciudad.
LOS ALIMENTOS Y EL AGUA. Desde el trono de Dios en el centro de la ciudad fluye el “río limpio de agua de vida” (Apoc.22:1). Y el árbol de la vida crece “a uno y otro lado del río”. Sus doce frutos contienen el elemento vital del cuál la raza humana ha carecido desde que Adán y Eva tuvieron que salir del Edén– el antídoto para la vejez, el deterioro y el simple cansancio (Apoc.22:2; Gen.3:22). Los que comen el fruto de este árbol no necesitan noche para descansar (compárese con Apoc.21:25), porque en la tierra nueva nunca sentirán cansancio.
NUESTRO HOGAR ETERNO. La Biblia hace claro que al final los salvados heredarán este mundo. (Mat.5:5; Sal.39:9, 29; 115:16). Jesús prometió preparar para sus seguidores “moradas” en la casa de su Padre (Juan 14: 1-3). La Escritura localiza el trono del Padre y las mansiones celestiales en la Nueva Jerusalén, la cuál descenderá a este planeta (Apoc.21:2, 3, 5).
CIUDAD-HOGAR. Dentro de esa vasta ciudad Jesús esta preparando “mansiones” (Juan 14:2), o como la palabra original lo indica: “moradas” hogares verdaderos.
HOGARES EN EL CAMPO. Sin embargo los redimidos no estarán confinados dentro de las paredes de la Nueva Jerusalén. Ellos heredarán la tierra. De sus hogares de la ciudad los redimidos irán al campo a diseñar y construir el hogar de sus sueños. Allí plantarán viñas, y comerán del fruto de ellas. (Isa. 65:21).
EN CASA CON DIOS Y CRISTO. LA PROMESA DE JESÚS SE CUMPLIRÁ ETERNAMENTE “PARA QUE DONDE YO ESTOY, VOSOTROS TAMBIÉN ESTÉIS (JUAN 14:3).”DIOS CON NOSOTROS”. “HE AQUÍ EL TABERNÁCULO DE DIOS CON LOS HOMBRES, Y EL MORARÁ CON ELLOS; Y ELLOS SERÁN SU PUEBLO, Y DIOS MISMO ESTARÁ CON ELLOS COMO SU DIOS” (APOC.21:3).
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