LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 81-
LOS ÁNGELES DESDE EL PENTECOSTÉS HASTA LOS ULTIMOS DÍAS-parte 3
FELIPE Y EL EUNUCO ETIOPE
Los ángeles del cielo acompañan a aquellos que buscan ser iluminados; cooperan con los que tratan de ganar almas para Cristo; ministran a quienes serán herederos de la salvación. Esto se muestra claramente en la experiencia de Felipe y el etíope. (BE & ST)
Este etíope era un hombre de buena posición y amplia influencia. Dios vio que, una vez convertido, comunicaría a otros la luz recibida, y ejercería poderoso influjo a favor del Evangelio. Los ángeles del Señor asistían a este hombre que buscaba luz, y le atraían al Salvador. Por el ministerio del Espíritu Santo, el Señor lo puso en relación con quien podía conducirlo a la luz. (Conflicto y Valor-332-)
Cuando Dios le dio a Felipe su tarea, aprendió que cada alma es preciosa a la vista de Dios, y que los ángeles dirigen a los agentes humanos para llevar la luz a aquellos que la necesitan. Los ángeles no han sido encargados de la tarea de predicar el Evangelio, pero mediante su ministerio, Dios envía luz a su pueblo, y es a través de su pueblo que la luz ha de llegar al mundo. (BE & ST)
LA CONVERSIÓN DE PABLO
Mientras Saulo viajaba hacia Damasco, llevando cartas que le autorizaban a apresar hombres y mujeres que predicasen a Jesús, para llevarlos presos a Jerusalén, había en derredor de él ángeles malos llenos de regocijo. Pero de repente una luz del cielo brilló en derredor de él, ahuyentó a los malos ángeles y le hizo caer prestamente al suelo. (PE -200-)
En el relato de la conversión de Saulo se nos dan importantes principios que deberíamos tener siempre presentes. Saulo fue puesto directamente en presencia de Cristo. Lo detuvo en su carrera y lo convenció de pecado; pero cuando Saulo preguntó: “¿Qué quieres que yo haga?”, el Salvador colocó al inquiridor judío en relación con su iglesia, para que conociera allí la voluntad de Dios concerniente a él.
Mientras Saulo continuaba sólo orando y suplicando en la casa de Judas, el Señor le apareció en visión a “un discípulo llamado Ananías”, y le dijo que Saulo de Tarso estaba orando y que necesita ayuda. “Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha-dijo el mensajero celestial-, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí él ora”…
Apenas podía creer Ananías las palabras del ángel; porque los informes de la acerba persecución de Saulo contra los santos de Jerusalén se habían esparcido extensamente…
Obediente a la indicación del ángel, Ananías buscó al hombre que hacía poco sólo respiraba amenazas contra todos los que creían en el nombre de Jesús; y poniendo sus manos sobre la cabeza del dolorido penitente, dijo:
“Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado”. (Hechos 9:1-18) (HAp. 98-99)
PABLO SALE DE DAMASCO
Continúa en parte 82
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