LA VERDAD ACERCA DE LOS ANGELES-RESPUESTAS FIRMEMENTE BASADAS EN LA PALABRA DE DIOS—parte 32-
LOS ÁNGELES EN LA ERA PATRIARCAL-parte 3
ABRAHÁN PROBADO
Cuando Abrahán tenía casi cien años, se le repitió la promesa de un hijo, y se le aseguró que el futuro heredero sería hijo de Sara. El nacimiento de Isaac, al traer, después de una espera de toda la vida, el cumplimiento de las más caras esperanzas de Abrahán y Sara, llenó de felicidad su campamento.
Sara vio en la inclinación turbulenta de Ismael una fuente perpetua de discordia, y le pidió a Abrahán que alejara del campamento a Ismael y a Agar. El patriarca se llenó de angustia. En su perplejidad, Abrahán pidió la dirección divina. Mediante un santo ángel el Señor le ordenó que accediera a la petición de Sara.
Y el ángel le dio la promesa consoladora de que aunque estuviese separado del hogar de su padre, Ismael no sería abandonado por Dios; su vida sería conservada, y llegaría a ser padre de una gran nación. Abrahán obedeció la palabra del ángel, aunque no sin sufrir gran pena. (PP142-143)
Dios había llamado a Abrahán para que fuese el padre de los fieles, y su vida había de servir como ejemplo de fe para las generaciones futuras. Pero su fe no había sido perfecta. Para que pudiera alcanzar la norma más alta, Dios le sometió a otra prueba, la mayor que se haya impuesto jamás a hombre alguno. En una visión nocturna se le ordenó ir a la tierra de Moriah para ofrecer allí a su hijo en holocausto en un monte que se le indicaría.
La orden fue expresada con palabras que debieron torturar angustiosamente el corazón de aquel padre: “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas… y ofrécelo allí en holocausto” (Gen.22:2). Isaac era la luz de la casa, el solaz de su vejez, y sobre todo era el heredero de la bendición prometida.
Si se había de cumplir esta promesa por medio de Isaac, ¿cómo podía ser muerto? Abrahán estuvo tentado a creer que se engañaba…Recordó a los ángeles que se le enviaron para revelarle el propósito de Dios acerca de la destrucción de Sodoma, y que le prometieron este mismo hijo Isaac. Fue al sitio donde varias veces se había encontrado con los mensajeros celestiales, esperando hallarlos allí otra vez y recibir más instrucción; pero ninguno de ellos vino en su ayuda. (PP 143-145)
En el sitio indicado construyeron el altar, y pusieron sobre él la leña. Entonces con voz temblorosa Abrahán reveló a su hijo el mensaje divino. Con terror y asombro Isaac se enteró de su destino; pero no ofreció resistencia. Participaba de la fe de Abrahán, y consideraba como un honor el ser llamado a dar su vida en holocausto a Dios.
Cuando el padre levanta el cuchillo, un ángel del Señor llama al patriarca desde el cielo: “Abrahán Abrahán…No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”. (Gen.22:11-12)
Dios dio a su Hijo para que muriera en la agonía y la vergüenza. A los ángeles que presenciaron la humillación y la angustia del Hijo de Dios, no se les permitió intervenir como en el caso de Isaac. No hubo voz que clamara ¡Basta! El Rey de la gloria dio su vida para salvar a la raza caída.
Todo el cielo presenció, maravillado, la intachable obediencia de Abrahán.
EL CASAMIENTO DE ISAAC
Continúa en parte 33
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