DOCTRINA DE LA VIDA CRISTIANA
LA UNIÓN. El término hebreo que se traduce como “unión” viene de una palabra que significa “pegar, asegurar, unir, aferrarse a algo”. Como sustantivo, hasta se lo puede usar para designar el acto de soldar o unir metales (Isa. 41:7). La unión íntima y la fortaleza que se obtienen de esta técnica, ilustran la naturaleza de la unión que debe existir en el matrimonio. Cualquier intento de quebrantar esta unión produce heridas en los individuos unidos de forma tan íntima. El hecho de que este vínculo humano es estrechísimo, también se enfatiza por el hecho de que el mismo verbo se usa para expresar el vínculo que debe existir entre Dios y su pueblo.
UN PACTO. En la Escritura, este compromiso por el cuál se unen los individuos en matrimonio, está descrito como un “pacto”, término que se utiliza para describir el acuerdo más solemne y obligatorio que aparezca en la Palabra de Dios (Mal.2:14; Prov. 2:16, 17). Su compromiso mutuo debe exhibir la fidelidad y perseverancia que caracterizan el pacto de Dios (Sal.89:34; Lam. 3:23).
Dios, la familia y los amigos de la pareja así como la comunidad, son testigos del pacto que éstos realizan entre sí. Ese pacto es ratificado en el cielo. “Por lo tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mat.19:6).
UNA SOLA CARNE. El acto de dejar la relación con los padres y hacer un pacto de unión, resulta en un vínculo que es un misterio. He aquí la unidad en su sentido más completo: la pareja camina unida, enfrenta unida la vida, y comparte una intimidad profunda. En el comienzo, esta unidad se refiere a la unión física del matrimonio. Pero más allá de eso, también se refiere al íntimo vínculo de la mente y las emociones que constituye el fundamento del aspecto físico de la relación.
CAMINANDO UNIDOS. Es claro que la Escritura enseña que los creyentes deben casarse únicamente con otros creyentes. La verdadera unidad demanda la comunidad de creencias y prácticas. Las diferencias en experiencia religiosa conducen a diferencias en el estilo de vida, las cuáles pueden crear profundas tensiones y rupturas en el matrimonio.
UNIDOS FRENTE A LA VIDA. Para llegar a ser una sola carne, ambos cónyuges deben ser completamente leales el uno al otro. Los que se casan proclaman su intención de compartir la responsabilidad de su cónyuge, y de enfrentar juntos cualquier cosa. El matrimonio requiere un amor activo, que nunca echa pie atrás. Comparten todo lo que poseen; no sólo sus cuerpos y sus posesiones materiales, sino también sus pensamientos y sentimientos, su gozo y sufrimiento, sus esperanzas y temores, sus éxitos y fracasos. Llegar a ser una carne, significa que dos personas llegan a ser completamente una en cuerpo, alma y espíritu, y sin embargo permanecen siendo dos individuos diferentes.
EL AMOR BÍBLICO. El amor marital es una devoción mutua incondicional, afectuosa e íntima, que promueve el crecimiento de ambos a la imagen de Dios en todos los aspectos de la persona: físico, emocional, intelectual y espiritual. Pero es el amor llamado ágape que se describe en el Nuevo Testamento—el amor abnegado, orientado enteramente hacia el prójimo — lo que comprende el fundamento del verdadero amor marital.
Jesús manifestó la forma más elevada de esta clase de amor cuando, habiendo aceptado la culpabilidad y las consecuencias de nuestros pecados, consintió en su propia muerte en la cruz. …..“Como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin” (Juan 13:1). En esto consiste el ágape –el amor incondicional – de Jesucristo.
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