DOCTRINA DE LA VIDA CRISTIANA
LOS PRINCIPIOS DE LAS NORMAS CRISTIANAS. En todas sus manifestaciones, el estilo de vida del cristiano es una respuesta a la salvación por medio de Cristo. El cristiano desea honrar a Dios, y vivir como Jesús vivió. ¿Cuáles son los principios que nos guían a la vida plena? Cuando el Espíritu Santo se hace presente en la vida de un individuo, sucede un cambio decidido, el cuál sea hace evidente para con los que rodean a dicho individuo (Juan 3:8). El Espíritu no sólo efectúa un cambio inicial en la vida; sus efectos son perdurables. El fruto de Espíritu es el amor (Gal.5:22, 23).
En todas las circunstancias, favorables o adversas, debemos procurar comprender y vivir en armonía con la voluntad y la mente de Cristo (1Cor. 2:16). Elena de White ha hecho notar cuán hermosos son los resultados de una vida que se vive en esta clase de relación con Cristo.“Toda verdadera obediencia proviene del corazón. La de Cristo procedía del corazón. Y si nosotros consentimos se identificará de tal manera con nuestros pensamientos y fines, amoldará de tal manera nuestro corazón y mente en conformidad con su voluntad, que cuando le obedezcamos estaremos tan sólo ejecutando nuestros propios impulsos. La voluntad, refinada y santificada, hallará su más alto deleite en servirle. Cuando conozcamos a Dios como es nuestro privilegio conocerle, nuestra vida será una vida de continua obediencia. Si apreciamos el carácter de Cristo y tenemos comunión con Dios, el pecado llegará a sernos odioso”.
VIVIENDO PARA ALABAR Y GLORIFICAR A DIOS. ¡Dios ha hecho tanto por nosotros! Una forma de demostrarle nuestra gratitud, es a través de nuestra alabanza.
Los salmos exaltan este aspecto de la vida espiritual: “Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré….para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, y con labios de júbilo te alabará mi boca” (Sal.63:2-5).
Todo verdadero cristiano le asigna a Dios el primer lugar en todo lo que hace; en sus pensamientos, sus palabras y sus deseos. No tiene otros dioses delante de su Redentor (1 Cor.10:31).
VIDAS DEDICADAS A LA MINISTRACIÓN. Una poderosa razón por la cuál los cristianos viven como lo hacen, es con el fin de salvar a los perdidos. Dijo Pablo: “Yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos” (1Cor. 10:33 véase Mat.20:28).
REQUERIMIENTOS Y PRINCIPIOS. El desarrollo de la conducta cristiana -la semejanza a Dios- es progresivo, pues implica una unión con Cristo que dura toda la vida. La vida santificada no es otra cosa que la entrega cotidiana de la voluntad al control de Cristo, y la conformidad constante a sus enseñanzas, las cuáles El nos va revelando en nuestro estudio de la Biblia acompañado de oración. Por cuanto maduramos a ritmos diferentes, es importante que nos abstengamos de juzgar a los más débiles (Rom.14:1; 15:1).
Los cristianos que están unidos con el Salvador tienen un solo ideal: Hacer lo mejor que puedan en honor de su Padre celestial, quien ha provisto un plan tan maravilloso para su salvación.
“SI, PUES, COMÉIS O BEBÉIS, O HACÉIS OTRA COSA, HACEDLO TODO PARA LA GLORIA DE DIOS” (1COR. 10:31).
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