LA FUENTE DE CURACION-parte 66-
LA CURA MENTAL-parte 2-
PRINCIPIOS BIBLICOS ACERCA DE LA CURACION
Para los que quieran recuperar o conservar la salud hay una lección en las palabras de la Escritura: “NO OS EMBRIAGUEIS DE VINO, EN LO CUAL HAY DISOLUCION; MAS SED LLENOS DE ESPÍRITU” (Efesios 5:18). No es por medio de la excitación o del olvido producidos por estimulantes malsanos y contrarios a la naturaleza, ni por ceder a los apetitos y a las pasiones viles, como se obtendrá verdadera curación o alivio para el cuerpo o el alma. LA PAZ PERMANENTE, EL VERDADERO DESCANSO DEL ESPÍRITU, NO TIENE MÁS QUE UNA FUENTE.
De ella hablaba Cristo cuando decía: “VENID A MI TODOS LOS QUE ESTÁIS TRABAJADOS Y CARGADOS, QUE YO OS HARE DESCANSAR” (Mateo 11:28) “LA PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY: NO COMO EL MUNDO LA DA, YO OS LA DOY”. (Juan 14:27)
CRISTO ES EL MANANTIAL DE LA VIDA, LO QUE MUCHOS NECESITAN ES UN CONOCIMIENTO MAS CLARO DE EL; NECESITAN QUE SE LES ENSEÑE CON PACIENCIA Y BONDAD, PERO TAMBIÉN CON FERVOR, A ABRIR DE PAR EN PAR TODO SU SER A LAS INFLUENCIAS CURATIVAS DEL CIELO. CUANDO EL SOL DEL AMOR DE DIOS ILUMINA LOS OSCUROS RINCONES DEL ALMA, EL CANSANCIO Y EL DESCONTENTO PASAN Y SATISFACCIONES GRATAS VIGORIZAN LA MENTE, AL PAR QUE DAN SALUD Y ENERGÍA AL CUERPO.
Estamos en un mundo donde impera el sufrimiento. Dificultades, pruebas y tristezas nos esperan a cada paso mientras vamos hacia la patria celestial. Pero muchos agravan el peso de la vida al cargarse continuamente de antemano con aflicciones. Si encuentran adversidad o desengaño en su camino, se figuran que todo marcha hacia la ruina, que su suerte es la más dura de todas, y que se hunden en la miseria. Así se atraen la desdicha y arrojan sombras sobre cuanto los rodean. La vida se vuelve una carga para ellos.
Tendrán que hacer un esfuerzo resuelto para cambiar el curso de sus pensamientos. Pero el cambio es realizable. Su felicidad, para esta vida y para la venidera, depende de que fijen su atención en cosas alegres. Dejen ya de contemplar los cuadros lóbregos de la imaginación; consideren más bien los beneficios que Dios esparció en su senda.
Para toda prueba Dios tiene deparado algún auxilio. Cuando, en el desierto, Israel llegó a las aguas amargas de Mara, Moisés clamó al Señor, quien no proporcionó ningún remedio nuevo, sino que dirigió la atención del pueblo a lo que tenía a mano. Para que el agua se volviera pura y dulce, había que echar en la fuente un arbusto que Dios había creado. Hecho ésto, el pueblo pudo beber y refrescarse.
En toda prueba, si recurrimos a El, Cristo nos dará su ayuda. Nuestros ojos se abrirán para discernir las promesas de curación consignadas en su Palabra. El Espíritu Santo nos enseñará como aprovechar cada bendición como antídoto contra el pesar. Encontraremos alguna rama con que purificar las bebidas amargas puestas ante nuestro labios.
No hemos de consentir en que lo futuro con sus dificultosos problemas, sus perspectivas nada halagüeñas, nos debilite el corazón y haga flaquear nuestras rodillas.
“ECHEN MANO….DE MI FORTALEZA-dice el Poderoso-, Y HAGAN PAZ CONMIGO. ¡SI HAGAN PAZ CONMIGO!» (Isaías 27:5)
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