LA FUENTE DE CURACION-parte 56-
EL VESTIDO –parte 2-
“TU LE GUARDARAS EN COMPLETA PAZ, CUYO PENSAMIENTO EN TI PERSEVERA; PORQUE EN TI SE HA CONFIADO”. (Isaías 26:3)
¡Como contrasta esto con el cansancio, la inquietud, la enfermedad y la desdicha que resultan del despotismo de la moda! ¡Cuán contrarias a los principios consignados en las Escrituras son muchas de las confecciones impuestas por la moda! No son los cambios introducidos en la indumentaria, a través del tiempo, por causa de la moda, sancionados por la Palabra de Dios, sino los cambios de la moda y los adornos costosos que malgastan el tiempo y el dinero de los ricos.
Casi tan pronto como llegan al mundo, los hijos se ven sometidos a la influencia de la moda. La ostentación en el vestir se considera de mayor importancia que el desarrollo del carácter. Tanto los padres como los hijos por causa de la moda no reciben preparación para la vida venidera.
El enemigo de todo lo bueno fue quien instigó el invento de modas veleidosas. No desea otra cosa que causar perjuicio y deshonra a Dios al labrar la ruina y la miseria de los seres humanos. Uno de los medios más eficaces para lograr ésto lo constituyen los ardides de la moda, que debilitan el cuerpo y la mente y empequeñecen el alma. Las mujeres, sacrifican demasiado a menudo con sus malos hábitos no sólo la salud, sino la vida y dejan a sus hijos una herencia de infortunio, en una constitución arruinada, hábitos pervertidos y falsas ideas acerca de la vida.
En vez de afanarse por cumplir con las exigencias de la moda, tengan las mujeres el valor de vestirse saludable y sencillamente. Ser compañeras de su marido y seguir el desarrollo de la inteligencia de sus hijos. Hagan del Salvador su compañero diario y su amigo familiar, dediquen tiempo al estudio de la Palabra de Dios. Muchos jóvenes serían guardados del peligro de la calle. La influencia del hogar llegaría a ser entonces para padres e hijos lo que Dios se propuso que fuera, es decir, una bendición para toda la vida.
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