LA FUENTE DE CURACION-parte 51-
EL HOGAR-parte 6-
LA INFLUENCIA DEL HOGAR
El hogar debe ser para los niños el sitio mas agradable del mundo, y la presencia de la madre en el debe ser su mayor atractivo. Los niños son por naturaleza sensibles y amantes. Es fácil contentarlos o hacerlos infelices. Por medio de suave disciplina, palabras y actos cariñosos, las madres pueden conquistar el corazón de sus hijos.
A los niños les gusta la compañía, y raras veces quieren estar solos. Anhelan simpatía y ternura. Creen que lo que les gusta agradará también a su madre, y es natural que acudan a ella con sus menudas alegrías y tristezas. La madre no debe herir sus corazones sensibles tratando con indiferencia asuntos que, tienen gran importancia para ellos. La simpatía y aprobación de la madre le son preciosas. Una mirada de aprobación, una palabra de aliento serán en sus corazones como rayos de sol que muchas veces los harán feliz el día entero.
En vez de despedir a sus hijos, para no verse molestada por el ruido que producen ni por sus menudas demandas, idee la madre entretenimientos o labores fáciles que mantengan ocupadas las activas manos e inteligencias. Identificándose con los sentimientos de sus hijos y dirigiendo sus diversiones y ocupaciones, la madre se ganará la confianza, y le será más fácil corregir los malos hábitos que tengan, o contrarrestar sus manifestaciones de egoísmo e ira.
Una palabra de advertencia o de reprobación, dicha en momento oportuno, será de gran valor. Con amor paciente y vigilante puede encaminar en la debida dirección la inteligencia de sus hijos y cultivar en ellos hermosos y atractivos rasgos de carácter.
Las madres deben educar a sus hijos de modo que no se apoyen siempre en los demás ni piensen únicamente en sí mismos. No deben inducirlos a creer que todo debe girar en derredor suyo. Algunos padres dedican mucho tiempo y atención a jugar con sus hijos; pero los niños deben aprender a jugar solos, a ejercitar su ingenio y habilidad.
De ese modo sabrán contentarse con placeres sencillos. Debe ensenárseles a soportar valientemente sus pequeños desengaños y pruebas, y hacer pasar por alto leves contratiempos y penas. Procúrese sugerirles medios de aprender a ser atentos para con los demás.
REQUIEREN ATENCION CONSTANTE
Pero no hay que descuidar a los niños. Si los hijos no encuentran en el hogar la satisfacción de su deseo de simpatía y de compañerismo, la buscarán en otra parte, donde tal vez peligren su espíritu y su carácter. Por falta de tiempo y reflexión, más de una madre niega a sus hijos tal o cual placer inocente. Hay madres que no tratan a sus hijos de un modo uniforme.
A veces les permiten hacer o tener cosas que les perjudican, y otras veces les niegan placeres inocentes que llenarían de contento los corazones infantiles. En esto no siguen el ejemplo de Cristo, quien amaba a los niños, comprendía sus sentimientos y simpatizaba con ellos en sus placeres y sus pruebas.
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